SUMARIO
Editorial
Jorge Luis Borges
El amenazado
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Germán Pardo García
Insistencia de lluvia
Victoria
Elegía del tacto
Altos nocturnos
Meena Keshwar Kaman
Nunca volveré
Eugenio Montale
Mediterráneo
Miguel de Unamuno
En horas de insomnio
Rodolfo Alonso
Pobre país
Friedrich Hölderlin
Diótima
Aimed Cesaire
Se anuncian balazos
Gioconda Belli
Castillos de arena
Lord Byron
La amistad es el amor desprovisto de sus alas
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
Soy un hombre moderno
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Germán Pardo García

Colombia, 1902

INSISTENCIA DE LLUVIA

Lluvia sobre la tierra. Lluvia con insistencia
de inextinguible llanto.
Al Norte, al Sur, al Este del espíritu, al hidrópico Oeste,
la vida toma la semejanza de un cementerio acuático.
El huracán emboca despedazadas cornamusas
y lanza un grito largo.
A través de la lluvia insistente
se ven pájaros
absortos como númenes de un infierno de hielo.
La lluvia llueve sobre sí misma,
cual una inmensa angustia sobre un gran desamparo.
Vertiginosos arcángeles
vuelan sobre el estrago
del mundo con un ruido de gigantescas mariposas.
La noche inunda al día con la noche y el día
se desborda en la noche diluvial sollozando.

La lluvia fluye densa, tenaz e innumerable.
Llueve al Sur. Llueve al Este del espíritu y al hidrópico
Norte.
Diluvio. Diluvio. Diluvio compacto,
hasta que al fin la tierra
cae humillada ante el huracán,
mientras los árboles sin raíces huyen desesperadamente
detrás de los montes que huyen,
y las palmeras se desanudan los cabellos envilecidos
como vírgenes que enloquecieron de dolor.

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VICTORIA

Inútil es que los relieves y los cuerpos armónicos batallen:
los sigue su sombra.
Lisiada y saturándose de cal de las paredes
va su sombra.
Quiere imitar el paso simétrico del hombre y cae.
Le falsifica al árbol su arquitectura esbelta y sufre.
Detrás de las formas se arrastra claudicante como las
serpientes.
Conoce la esclavitud y la discordia.
Es la gran humillada, la que vive
de los seres, odiándoles su esencia.
Mas el día en que aguas delatoras
y oscuras dimensiones aparecen,
viste sus pompas mustias, sus mejores y asordinadas sedas,
y con un grito de victoria
hunde los cuerpos en moradas de hosco ciprés inextinguible.
Ella, la que no fue como los árboles;
la que imitó los pasos del hombre por el mundo.


A orillas del Guadalquivir de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 100x100 cm.


La fuente invisible de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 60x60 cm.

ELEGÍA DEL TACTO

Es el instante en que la sumergida flor del tacto,
con térmicos y largos promontorios,
la flor única,
de pétalos móviles
distribuidos en los dedos,
se inclina suavemente para soñar.
Y sueña.
El tacto
sueña
y con profundidad de terciopelos
a nivel de latentes superficies.

Toca las perlas que no hallamos en las bajas mares
del ser líquido.
Sepárase del cuerpo y así la flor del tacto
sostiénese en atmósferas astrales,
y danza
como la luz,
el tacto
danza
en un difuso mundo de sedas y de espinas.

La piel tiene ese ambiguo color de la hierba madura
en la sombra.
Las voces del día
duermen,
coronadas de musgos silenciarios.
Tenue respiración impulsa al pecho,
como rosada y tibia nave por mar híbrido.
Los párpados se abren y cierran lentamente
cual valvas de hipnóticas conchas,
y el tacto,
la flor única
y espectral, incolora, alimentada
por honda sangre aérea,
crece.
Y su nocturna hostia multiplica
sobre el tallo de la absoluta calma.

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ALTOS NOCTURNOS

Hay algo en las penumbras, algo sin voz que intenta
salir de sus abismos sin corazón y hablar.
No es el hombre. En el cuerpo del hombre hay un sonido.
Su voz se escucha siempre desde el silencio hablar.
No es el viento. En los rostros del viento hay un sonido.
Su voz se escucha siempre desde el silencio hablar.
Es algo que no tiene como el hombre sonido.
Algo terrible intenta desde la sombra hablar.
Algo que está más solo que el hombre y no ha podido
desde sus soledades sin corazón hablar.
Se siente el sordo empuje de irresistible fuerza.
De algo que no ha podido desde la sombra hablar.

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