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                    | Oliverio Girondo Argentina, 1891  |  RATA - SIRENA - FÁUSTICA¿Te molesta que roa tu techo,tu silencio?
 Pero dime-si puedes-
 ¿qué haces,
 allí,
 sentado,
 entre seres ficticios
 que en vez de carne y hueso
 tienen letras,
 acentos,
 consonantes,
 vocales?
 ¿Te halaga,te divierte
 que te miren,
 se acerquen,
 y den vueltas y vueltas
 antes de permitirles
 echarse,
 como un perro,
 en tus páginas yertas?
 Podrá tu pasatiempo ser harto inofensivo;pero alguien que posee los dientes más prolijos,
 más agrios que los míos,
 al elegir la víscera que ha de roerte un día
 -si es que ya no se aloja en una de tus venas-,
 torna estéril y absurdo
 ese fútil designio de escamotear la vida.
 Allí están las ventanasque te dan un pretexto
 para abrir bien los brazos.
 Asómate al marítimobullicio de las calles.
 ¿No oyes una sirena que llama desde el puerto?   
 | LOS AMANTES¿Quién los ve andar por la ciudadsi todos están ciegos?
 Ellos se toman de la mano: algo habla
 entre sus dedos, lenguas dulces
 lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
 y arriba está la noche llena de ojos.
 Son los amantes, su isla flota a la derivahacia muertes de césped, hacia puertos
 que se abren entre sábanas.
 Todo se desordena a través de ellos,
 todo encuentra su cifra escamoteada;
 pero ellos ni siquiera saben
 que mientras ruedan en su amarga arena
 hay una pausa en la obra de la nada,
 el tigre es un jardín que juega.
 Amanece en los carros de basura,empiezan a salir los ciegos,
 el ministerio abre sus puertas.
 Los amantes rendidos se miran y se tocan
 una vez más antes de oler el día.
 Ya están vestidos, ya se van por la calle.Y es sólo entonces
 cuando están muertos, cuando están vestidos,
 que la ciudad los recupera hipócrita
 y les impone los deberes cotidianos.
  El sueño de Tarzán de Miguel Oscar Menassa.
 Óleo sobre lienzo de 100x81 cm.
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