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                    | Oliverio Girondo Argentina, 1891  |  LO QUE ESPERAMOSTardará, tardará. Ya sé que todavíalos émbolos,
 la usura,
 el sudor,
 las bobinas
 seguirán produciendo,
 al por mayor,
 en serie,
 iniquidad,
 ayuno,
 rencor,
 desesperanza;
 para que las lombrices con huecos portasenos,
 las vacas de embajada,
 los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
 se sacien de adulterios,
 de hastío,
 de diamantes,
 de caviar,
 de remedios.
 Ya sé que todavía pasarán muchos añospara que estos crustáceos
 del asfalto
 y la mugre
 se limpien la cabeza,
 se alejen de la envidia,
 no idolatren la saña,
 no adoren la impostura,
 y abandonen su costra
 de opresión,
 de ceguera,
 de mezquindad.
 de bosta.
 Pero, quizás, un día,antes de que la tierra se canse de atraernos
 y brindarnos su seno,
 el cerebro les sirva para sentirse humanos,
 ser hombres,
 ser mujeres,
 -no cajas de caudales,
 ni perchas desoladas-,
 someter a las ruedas,
 impedir que nos maten,
 comprobar que la vida se arranca y despedaza
 los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
 y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
 se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.
 Y entonces…¡Ah! ese día
 abriremos los brazos
 sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
 ni recelar de todo,
 hasta de nuestra sombra;
 y seremos capaces de acercarnos al pasto,
 a la noche,
 a los ríos,
 sin rubor,
 mansamente,
 con las pupilas claras,
 con las manos tranquilas;
 y usaremos palabras sustanciosas,
 auténticas;
 no como esos vocablos erizados de inquina
 que babean las hienas al instarnos al odio,
 ni aquellos que se asfixian
 en estrofas de almíbar
 y fustigada clara de huevo corrompido;
 sino palabras simples,
 de arroyo,
 de raíces,
 que en vez de separarnos
 nos acerquen un poco;
 o mejor todavía
 guardaremos silencio
 para tomar el pulso a todo lo que existe
 y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
 mientras alguien nos diga,
 con una voz de roble,
 lo que desde hace siglos
 esperamos en vano.
   | PARA LLORAREs para llorar que buscamos nuestros ojosPara sostener nuestras lágrimas allá arriba
 En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas
 Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el díaY sobre nuestra memoria de carne
 Es para llorar que apreciamos nuestros huesos y a la muerte
 sentada junto a la novia
 Escondemos nuestra voz de todas las noches
 Porque acarreamos la desgracia
 Escondemos nuestras miradas bajo las alas de las piedras
 Respiramos más suavemente que el cielo en el molino
 Tenemos miedo
 Nuestro cuerpo cruje en el silencioComo el esqueleto en el aniversario de su muerte
 Es para llorar que buscamos palabras en el corazón
 En el fondo del viento que hincha nuestro pecho
 En el milagro del viento lleno de nuestras palabras
 La muerte está atornillada a la vidaLos astros se alejan en el infinito y los barcos en el mar
 Las voces se alejan en el aire vuelto hacia la nada
 Los rostros se alejan entre los pinos de la memoria
 Y cuando el vacío está vacío bajo el aspecto irreparable
 El viento abre los ojos de los ciegos
 Es para llorar para llorar
 Nadie comprende nuestros signos y gestos de largas raícesNadie comprende la paloma encerrada en nuestras palabras
 Paloma de nube y de noche
 De nube en nube y de noche en noche
 Esperamos en la puerta el regreso de un suspiro
 Miramos ese hueco en el aire en que se mueven los que aú
 no han nacido
 Ese hueco en que quedaron las miradas de los ciegosestatuarios
 Es para poder llorar es para poder llorar
 Porque las lagrimas deben llover sobre las mejillas de la
 tarde
 Es para llorar que la vida es tan cortaEs para llorar que la vida es tan larga
 El alma salta de nuestro cuerpoBebemos en la fuente que hace ver los ojos ausentes
 La noche llega con sus corderos y sus selvas intraducibles
 La noche llega a paso de montaña
 Sobre el piano donde el árbol brota
 Con sus mercancías y sus signos amargos
 Con sus misterios que quisiera enterrar en el cielo
 La ciudad cae en el saco de la noche
 Desvestida de gloria y de prodigios
 El mar abre y cierra su puerta
 Es para llorar para llorar
 Porque nuestras lágrimas no deben separarse
 del buen camino
 Es para llorar que buscamos la cuna de la luzY la cabellera ardiente de la dicha
 Es la noche de la nadadora que sabe transformarse en
 fantasma
 Es para llorar que abandonamos los campos de las simientes
 En donde el árbol viejo canta bajo la tempestad como la
 estatua del mañana
 Es para llorar que abrimos la mente a los climas deimpaciencia
 Y que no apagamos el fuego del cerebro
 Es para llorar que la muerte es tan rápidaEs para llorar que la muerte es tan lenta
  Llama de vida de Miguel Oscar Menassa.
 Óleo sobre lienzo de 50x73 cm.
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