SUMARIO
Miguel Oscar Menassa
Poema Cero
Dame tu pan
Alejo de mí
Todo ruído me recuerda el pasado
¿Dónde estará el amor?
Recuerdo la última vez
Rechacemos la guerra
Sueño y el amo...
Verdad hiriente
¿Sabías que volvía?
Vicente Huidobro
Ecuatorial (I)
Ecuatorial (II)
Raúl González Tuñón
La luna con gatillo
Poema en la muerte de una librería de lance y un librero
Donde todo termina
Muerte del héroe
Rafael Alberti
El cuerpo deshabitado
Socios de Honor
La Bella de Día y Jesús
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VICENTE HUIDOBRO

Chile, 1893

ECUATORIAL

A Pablo Picasso

Era el tiempo en que se abrieron mis párpados sin alas
Y empecé a cantar sobre las lejanías desatadas

Saliendo de sus nidos
Atruenan el aire las banderas

LOS HOMBRES
ENTRE LA YERBA
BUSCABAN LAS FRONTERAS

Sobre el campo banal
el mundo muere
De las cabezas prematuras
brotan alas ardientes
Y en la trinchera ecuatorial
trizada a trechos
Bajo la sombra de aeroplanos vivos
Los soldados cantaban en las tardes duras

Las ciudades de Europa
se apagan una a una

Caminando al destierro
El último rey portaba al cuello
Una cadena de lámparas extintas
Las estrellas
que caían
Eran luciérnagas del musgo
Y los afiches ahorcados
pendían a lo largo de los muros
Una sombra rodó sobre la falda de los montes
Donde el viejo organista hace cantar las selvas

El viento mece los horizontes
Colgados de las jarcias y las velas

Sobre el arco iris
un pájaro cantaba

Abridme la montaña

Por todas partes en el suelo
He visto alas de golondrinas
Y el Cristo que alzó el vuelo
Dejó olvidada la corona de espinas

Sentados sobre el paralelo
Miremos nuestro tiempo
SIGLO ENCADENADO EN UN ÁNGULO DEL MUNDO

En los espejos corrientes
Pasan las barcas bajo los puentes
y los ángeles-correo
reposan en el humo de los dread-noughts
Entre la hierba
silba la locomotora en celo
Que atravesó el invierno

Las dos cuerdas de su rastro
Tras ella quedan cantando
Como una cigarra indócil

Su ojo desnudo
Cigarro del horizonte
Danza entre los árboles
Ella es el Diógenes con la pipa encendida
Buscando entre los meses y los días

Sobre el sendero equinoccial
Empecé a caminar

Cada estrella
es un obús que estalla

Las plumas de mi garganta
Se entibiaron al sol
que perdió un ala
El divino aeroplano
Traía un ramo de olivo entre las manos

Sin embargo
Los ocasos heridos se desangran
Y en el puerto los días que se alejan
Llevaban una cruz en el sitio del ancla

Cantando nos sentamos en las playas

Los más bravos capitanes El capitán Cook
En un iceberg iban a los polos Caza auroras boreales
Para dejar su pipa en labios En el Polo Sur
Esquimales

Otros clavan frescas lanzas en el Congo

El corazón del África soleado
Se abre como los higos picoteados

Y los negros
de divina raza
Esclavos en Europa
Limpiaban de su rostro
la nieve que los mancha

Hombre de alas cortas
han recorrido todo
Y un noble explorador de la Noruega
Como botín de guerra
Trajo a Europa
entre raros animales
Y árboles exóticos
Los cuatro puntos cardinales

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Yo he embarcado también
Dejando mi arrecife vine a veros

Las gaviotas volaban en torno a mi sombrero

Y heme aquí
de pie
en otras bahías

Bajo el boscaje afónico
Pasan lentamente
las ciudades cautivas
Cosidas una a una por hilos telefónicos

Y las palabras y los gestos
Vuelan en torno del telégrafo

Quemándose las alas
cual dioses inexpertos

Los aeroplanos fatigados
Iban a posarse sobre los pararrayos

Biplanos encintas
pariendo al vuelo entre la niebla

Son los pájaros amados
Que en nuestras jaulas han cantado

Es el pájaro que duerme entre las ramas
Sin subir la cabeza bajo el ala

En las noches
los aviones volaban junto al faro
El faro que agoniza al fondo de los años

Alguien amargado
Las pupilas vacías
Lanzando al mar sus tristes días
Toma el barco

Partir
Y de allá lejos
Mirar las ventanas encendidas
Y las sombras que cruzan los espejos
Como una bandada
de golondrinas jóvenes
Los emigrantes cantaban sobre las olas invertidas

MAR

MAR DE HUMAREDAS VERDES

Yo querría ese mar para mi sed de antaño

Lleno de flotantes cabelleras

Sobre esas olas fuéronse mis ansias verdaderas

Bajo las aguas gaseosas
Un serafín náufrago
Teje coronas de algas

La luna nueva
con las jarcias rotas
Ancló en Marsella esta mañana

Y los más viejos marineros
En el fondo del humo de sus pipas
Habían encontrado perlas vivas

El capitán del submarino
Olvidó en el fondo su destino

Al volver a la tierra
vio que otro llevaba su estrella

Desterrados fiebrosos del planeta viejo
Muerto al azar el vuelo
Por los cañones antiaéreos

Un emigrante ciego
traía cuatro leones amaestrados

(sigue...)

125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA