SUMARIO
Federico García Lorca
El emplazado
Canción de la muerte pequeña
VI Introducción a la muerte
Hay almas que tienen..
Prendimiento de Antoñito El Camborio
Muerte de Antoñito El Camborio
Oda a Walt Whitman
Calles y sueños
Reyerta
Gacela VI. De la raiz amarga
Gacela VIII. De la muerte oscura
Encina
Jacques Prévert
Canción en la sangre
Charles Baudelaire
El muerto alegre
Charles Bukowski
Sí, sí, sí
Socios de Honor
M. O. Menassa candidato al Premio Nobel de Literatura 2010
Jubilación
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FEDERICO
GARCÍA LORCA

España, 1898


Deseo de contar de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo, 35x27 cm.

CANCIÓN DE LA MUERTE PEQUEÑA

Prado mortal de lunas
y sangre bajo tierra.
Prado de sangre vieja.

Luz de ayer y mañana.
Cielo mortal de hierba.
Luz y noche de arena.

Me encontré con la Muerte.
Prado mortal de tierra.
Una muerte pequeña.

El perro en el tejado.
Sola mi mano izquierda
atravesaba montes sin fin
de flores secas.

Catedral de ceniza.
Luz y noche de arena.
Una muerte pequeña.

Una muerte y yo un hombre.
Un hombre solo, y ella
una muerte pequeña.

Prado mortal de lunas.
La nieve gime y tiembla
por detrás de la puerta.

Un hombre, ¿y qué? Lo dicho.
Un hombre solo y ella.
Prado, amor, luz y arena.

 

VI
INTRODUCCIÓN A LA MUERTE

Poemas de la soledad en Vermont

Para Rafael Sánchez Ventura

Muerte

A Isidoro de Blas

¡Qué esfuerzo,
qué esfuerzo del caballo
por ser perro!,
¡qué esfuerzo del perro por ser golondrina!,
¡qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!,
¡qué esfuerzo de la abeja por ser caballo!
Y el caballo,
¡qué flecha aguda exprime de la rosa!,
¡qué rosa gris levanta de su belfo!;
y la rosa,
¡qué rebaño de luces y alaridos
ata en el vivo azúcar de su tronco!;
y el azúcar,
¡qué puñalitos sueña en su vigilia!,
y los puñales diminutos,
¡qué luna sin establos, qué desnudos,
piel eterna y rubor, andan buscando!
Y yo por los aleros,
¡qué serafín de llamas busco y soy!;
pero el arco de yeso,
¡qué grande, qué invisible, qué diminuto!
sin esfuerzo.

“Hoy haremos el amor como los altos hornos
que doblan el acero sin dejar de brillar”
De “Al sur de Europa”

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EL EMPLAZADO

Para Emilio Aladrén

ROMANCE DEL EMPLAZADO

¡Mi soledad sin descanso!
Ojos chicos de mi cuerpo
y grandes de mi caballo,
no se cierran por la noche
ni miran al otro lado
donde se aleja tranquilo
un sueño de trece barcos.
Sino que limpios y duros
escuderos desvalados,
mis ojos miran un norte
de metales y peñascos
donde mi cuerpo sin venas
consulta naipes helados.

*

Los densos bueyes del agua
embisten a los muchachos
que se bañan en las lunas
de sus cuernos ondulados.
Y los martillos cantaban
sobre los yunques sonámbulos,
el insomnio del jinete
y el insomnio del caballo.

*

El veinticinco de junio
le dijeron a el Amargo:
Ya puedes cortar, si gustas,
las adelfas de tu patio.
Pinta una cruz en la puerta
y pon tu nombre debajo,
porque cicutas y ortigas
nacerán en tu costado,
y agujas de cal mojada
te morderán los zapatos.
Será de noche, en lo oscuro,
por los montes imantados
donde los bueyes del agua
beben los juncos soñando.
Pide luces y campanas.
Aprende a cruzar las manos,
y gusta los aires fríos
de metales y peñascos.
Porque dentro de dos meses
yacerás amortajado.

*

Espadón de nebulosa
mueve en el aire Santiago.
Grave silencio, de espalda,
manaba el cielo combado.

*

El veinticinco de junio
abrió sus ojos Amargo,
y el veinticinco de agosto
se tendió para cerrarlos.
Hombres bajaban la calle
para ver al emplazado,
que fijaba sobre el muro
su soledad con descanso.
Y la sábana impecable,
de duro acento romano,
daba equilibrio a la muerte
con las rectas de sus paños.

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Buenos Aires

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Lucía Serrano (Tigre)
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125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA