SUMARIO
Editorial
César Vallejo
¡Cuídate España!
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Ezra Pound

Retrato de una mujer

Y así, en Nínive
Aldo Pellegrini
La fiesta de las arañas
La mujer transparente
Sobre la contradicción
Germán Pardo García
Habitación para hombre solo
Juan Gelman
Reuniones
César Vallejo
Ello es el lugar donde me pongo
Los anillos fatigados
Magda del Portal
Digo
El viajero de todos los males
Mar de alegría
Ángela Figuera Aymerich
Dadme un espeso corazón de barro...
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
Yo pecador (I)
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Germán Pardo García

Colombia, 1902

HABITACIÓN PARA HOMBRE SOLO

No puede ser un mar. La habitación para hombre solo
no puede ser un mar.
Sin embargo, detrás del cartelillo sucio que pregona
con letras ya lavadas por la lluvia: habitación para hombre solo;
y de las cortinillas pobres
colocadas con aparente felicidad
sobre cristales llenos de polvo
que el hombre solitario nombra la arena de mis playas,
existen pequeñas cosas, oceánicos atributos
que envidiaría el mar.

Por ejemplo: hay un faro, es decir, una luz, un candil intermitente.

Le sirve al hombre solo
para proyectar su cuerpo con vigor hacia su mar, es decir, a la sombra.
Y mesillas de cedro que de pronto se vuelven naves
y se van cuando la habitación para hombre solo
se abre en silencio
lentamente,
como esclusa
de asordinado mecanismo.

Escúchanse entonces súplicas:
¡Adiós!
¡Volved!
¡Llevadme con vosotros!
(De este nocturno puerto enclavado en la sombra,
¡cuántos seres y cosas para siempre se han ido!)
Quedan muchos otros objetos que también partirán algún día como barcas.

Por ejemplo: una silla vieja.
El hombre solitario dice
que es su sitio de comando en su mar, es decir, en la penumbra.
Y un lecho cuyas sábanas serán un día velas.
Un lecho casi siempre solo o con un hombre allí abandonado,
como se ven los náufragos sobre el planchón podrido.
Y muchas otras cosas que pudieran ser marítimas
y ahora están allí por los rincones húmedos,
esperando el instante en que el capitán, es decir, el huésped
de la habitación para hombre solo,
lance un profundo grito de horror y de fuerza: ¡Partamos!
Y se embarque en la sombra para siempre. ¿Hacia dónde? ¡Al misterio!

 

Juan Gelman

Argentina, 1930

REUNIONES

la mujer sentada en la plaza no tiene techo
tiene un chico de cinco años que se pone a gritar en la plaza
grita bajo el cielo abierto en la plaza
hace 20 días que el chico de pronto se pone a gritar bajo el cielo

esos gritos cuelgan del aire un rato y caen sin
que nadie los vea guarde o moje para apagar/el frío
los arruga y crujen como padecimientos como hojas
como secos en la plaza mientras

algunos preparan una reunión para defender a la poesía
citan poetas por teléfono algo
cruje ahora o padece apenas cubierto
por el otoño o la mano

de la mujer contra la boca del chico o
la boca del chico gritando contra el cielo o mano la
reunión de la boca y la mano
para defender a la poesía/de

la boca a la mano ¿cómo es el viaje? el
grito ¿echa raíces quieto por fin? la
mano ¿vuelve a ser tierra para abrigar
los gritos desolados del pobrecito en el día? ¿y qué

germinará de boca a mano? ¿planta? ¿monstruo? ¿belleza
que andará por el mundo después? el dolor
¿dará belleza después? tanto dolor acá
¿dará belleza algún día? esta

reunión bajo los astros que callan o brillan
¿calla brilla en la tarde como astro reunido?
¿callará brillará como astro después?
¿tiembla cielo de la boca a la mano

como techo para astros germinaciones
padecimientos que caen del chico la mujer? oh astros
¿crujen como hojas en la plaza?
¿para defender a la poesía?

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA