José Portogalo
Italia, 1904 |
ELOGIO DEL ESFUERZO
Ah, gota de sudor, perla, diamante o flor;
corazón del esfuerzo fecundo de los hombres;
semilla que florece sobre las frentes rudas
tal un trazo de estrella transparente en la noche.
Sobre las dos orillas de las cejas se engarza
como una aurora en medio de un bullicio de pájaros;
es ella la simbólica lonja de tierra fértil
donde germina el fruto de la espiga y del árbol.
Ah, gota de sudor:
eres llena de gracia por tu forma de lágrima
y de corazón.
Cuando trizas arrugas con tus otras hermanas
toda la vida es una palpitación de estrellas
hecha lumbre en las frentes que abren surcos al alba.
Frentes que son como ostras con tesoros de perlas.
Walt Whitman
Estados Unidos, 1819 |
“UNA ARAÑA PACIENTE
Y SILENCIOSA”
Una araña paciente y silenciosa,
vi en el pequeño promontorio en que
sola se hallaba,
vi cómo para explorar el vasto
espacio vacío circundante,
lanzaba, uno tras otro, filamentos,
filamentos, filamentos de sí misma.
Y tú, alma mía, allí donde te encuentras,
circundada, apartada,
en inmensurables océanos de espacio,
meditando, aventurándote, arrojándote,
buscando sin cesar las esferas
para conectarlas,
hasta que se tienda el puente que precisas,
hasta que el ancla dúctil quede asida,
hasta que la telaraña que tú emites
prenda en algún sitio, oh alma mía. |
Juan Gelman
Argentina , 1930 |
FÁBRICAS DE AMOR
Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuantas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

A golpe de lluvia de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 100x81 cm.
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