SUMARIO
Editorial
Miguel Oscar Menassa
Cumplir 60 años. Prisionero. Al Grupo Cero
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Bertolt Brecht
A los hombres futuros
Pedro Salinas
Amor mundo en peligro
Jorge Luis Borges
Ajedrez
César Vallejo
Los nueve mostruos
Enrique Molina
Información
Miguel Oscar Menassa
La guerra
Edgar Bayley
Es infinita esta riqueza abandonada
Jacques Prevert
Todo se iba...
Bárbara
Miguel Hernández
Para la libertad
Agenda Grupo Cero

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ES INFINITA
ESTA RIQUEZA ABANDONADA

Esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas
remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es el mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos
de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío

no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada.

 

Edgar Bayley
Las 2001 Noches Nº 5 y 131

 

TODO SE IBA...

Había mujeres débiles,
y además mujeres fáciles
y mujeres fatales
que lloraban gritaban sollozaban
delante de hombres de paja
que ardían.
Niños extraviados corrían por calles en ruinas
muy pálidos al saber que nunca más volverían
a encontrarse.
Y jefes de familia
que ya no distinguían el suelo del techo
revoloteaban de un piso al otro
en una lluvia de felpudos de lámparas de cucharillas
y de plumones.
Todo se iba.
La ciudad se desmoronaba
bullía
se desmenuzaba
y giraba sobre sí misma
sin que pareciera moverse.
Unos cerdos negros cegados
en la súbita oscuridad
de una pocilga moderna en desuso
galopaban.
La ciudad se iba
sudando sangre y agua
envases de gas reventados.
Los que sólo soñaron en heridas y golpes
se despertaban
decapitados
habiendo perdido peines y cepillos
y otras cositas mundanas.
Una boda muy negra muerta de pie
desde el padrino hasta los novios
conservaban un equilibrio de ceniza petrificada
frente a un fotógrafo
torrado aterrado.
Ruinas recientes totalmente nuevas
homenaje de guerra
juegos de rompecabezas
ganancias y pérdidas
leña y carbón.
En lo que quedaba de una casa de obreros
una tortilla abandonada
colgaba como ropa vieja
sobre un ventanal roto
y en las migajas de un viejo lecho calcinado mezcladas
con el serrín gris de un armario volatilizado
la carne humana se incorporaba al asado de carne
comestible.

En las bambalinas del progreso
hombres íntegros proseguían integralmente la
desintegración
progresiva de la materia viva
desamparada.

Jacques Prévert
Las 2001 Noches Nº 135

 

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