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La amistad es el amor desprovisto de sus alas
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“ANTOLOGÍA POÉTICA”
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Soy un hombre moderno
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Lord Byron

Reino Unido, 1788

LA AMISTAD ES EL AMOR
DESPROVISTO DE SUS ALAS

No tiene que penar mi pecho ansioso
porque mi juventud haya partido;
quedan días de placer que aún pueden ser míos,
quedan el cariño y el amor que siguen vivos.
Al recordar los años juveniles,
una memoria firme, una verdad duradera,
consuelo celestial traen con ellas:
oídme, brisas, y llevadlo al sitio
donde mi corazón latió con su ilusión primera…
“La amistad es el amor desprovisto de sus alas”.
¡En pocos años aunque muy controvertidos,
qué momentos he vivido!
Ora medio oscurecidos por nubes de lágrimas,
ora brillantes con rayos divinos;
cualesquiera que sean mi futuro y mi destino,
mi alma, extasiada en el pasado,
a una sola idea se aferra con cariño:
¡amistad! Este pensamiento es sólo tuyo;
aquel pensamiento que vale toda la felicidad del mundo:
“la amistad es el amor desprovisto de sus alas”.
Allá donde los tejos ondulan levemente
sus ramas en la brisa casi quieta,
yace una tumba desapercibida,
que nos cuenta una historia conocida;
a su alrededor vagan escolares inconscientes
hasta que suena la campana sombría
allá en la mansión donde el estudio aguarda;
mas aquí es donde, siempre que mis pasos se dirigen,
mis lágrimas silenciosas son prueba fehaciente
de que “la amistad es el amor desprovisto de sus alas”.
¡Oh, amor! Ante tu altar resplandeciente
ofrecí mis votos tempranos;
a ti entregué mi corazón, mis sueños, mis esperanzas,
pero ahora están marchitos, que tus alas son como el viento,
y tu paso no deja otras huellas que los aguijones de los celos.
¡Fuera, fuera! poder ilusorio,
no quiero que atormentes mi hora que se acerca;
a menos, ciertamente, que sea sin tus alas.
¡Lugar de mi juventud! Tu capitel lejano
me recuerda todas las escenas de alegría;
mi pecho arde con el fuego de mi pasado…
Y recupero en mi interior mi alma de muchacho.
Tu pequeña olmeda, tu verde colina,
cada sendero tuyo, me encanta todavía;
cada flor lanza al aire fragancias distintas;
otra vez, como entonces, en conversación animada,
todos los amigos queridos parecen decir:
“la amistad es el amor desprovisto de sus alas”.
¡Mi Lycus! ¿Por qué razón lloras así?

Contén este torrente de lágrimas,
que el afecto puede quedarse adormecido,
pero siempre recupera la vigilia.
Piensa, piensa amigo mío, cuando nos volvamos a encontrar,
¡qué dulce será nuestro abrazo tan largamente deseado!
De nuestro encuentro emana mi esperanza de un éxtasis total;
y mientras los corazones aún jóvenes se inflaman amorosos,
la ausencia, amigo mío, sólo puede contestar:
“la amistad es el amor desprovisto de sus alas”.
En uno y sólo uno fui engañado,
¿y acaso lamenté mi error?
No… Aliviado de lazos opresores,
dejé al miserable en su desprecio.
Volví mis ojos a quienes conoció mi infancia,
de sentimientos cálidos y de corazones sinceros,
hermanados y afinados con las cuerdas de mi corazón;
y si aquellas cuerdas vitales se rompieran,
sólo para ellos y para nadie más despertaría en mi pecho
¡la amistad, el poder desprovisto de sus alas!
¡Vosotros, mis escogidos! Vuestras son mi vida, mi alma,
mis recuerdos y mi esperanza,
vuestro valor asegura mi amor duradero,
un amor sin cadenas ni barreras;
deja que la adulación sirva a los reyes,
salida del terror y el fino engaño,
de dulces palabras y aspecto suave y bello;
ofuscados por la alegría y rodeados de cepos traicioneros
nosotros, nosotros, amigos míos, nunca podremos olvidar
que “la amistad es el amor desprovisto de sus alas”.
Sueños y quimeras inspiran al bardo,
que redobla su canción épica;
sean la verdad y la amistad mi recompensa…
No se hicieron para mí premios y medallas;
si la fama laureada convive con la mentira,
yo, la hechicera que de volar no se cansa,
que canta mi corazón, no canta mi fantasía,
joven y sencilla, no es mi función el engaño,
quiero que mi canción sea ruda, pero quiero que sea sincera,
que “la amistad es el amor desprovisto de sus alas”.

Diciembre de 1806


Remolinos de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 60x60 cm.

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