SUMARIO
Editorial
Lope de Vega
Los ratones
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Rafael Alberti
Homenaje popular a Lope de Vega (1935)
Canciones del Paraná (I)
Canciones del Paraná (II)
Romance de la defensa de Madrid
Goya
Picasso
Eluard
Retorno de Salvatore Quasimodo
El desvelo (fragmento) (I)
El desvelo (fragmento) (II)
Giuseppe Ungaretti
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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4

Yo mataba los murciélagos
en torres frente a la mar.
Hoy, en balcones lejanos
de la mar y frente a un río,
pasan, negros, por mi frente
y no los quiero matar.

Murciélagos de los días
torreados, frente al mar:
yo os mataba, pero ahora
que está cayendo la tarde
tan lejos de aquella mar,
aunque paséis por mi frente
-¡seguid!-, no os puedo matar.

5

Perdido está el andaluz
del otro lado del río.

-Río, tú que lo conoces:
¿quién es y por qué se vino?

Vería los olivares
cerca tal vez de otro río.

-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace siempre junto al río?

Vería el odio, la guerra,
cerca tal vez de otro río.

-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace solo junto al río?

Veo su rancho de adobe
del otro lado del río.

No veo los olivares
del otro lado del río.

Sólo caballos, caballos,
caballos, solos, perdidos.

¡Soledad de un andaluz
del otro lado del río!

¿Qué hará solo ese andaluz
del otro lado del río?

9

(Antonio Machado)

Con cuánta melancolía
pienso en ti. Tú hubieras visto
lo que yo miro esta tarde.
Cosas naturales, cosas
tan buenas, puras y santas,
que sólo pueden mirarse
con lágrimas en los ojos.
Un río que no se mueve,
pero que nos da la mano,
susurrando nuestro nombre.
Un caballo que levanta,
al vernos pasar, la frente,
queriéndonos decir algo.
Un perro fiel que nos prueba
su amor y su mansedumbre,
durmiéndose a nuestras plantas.
Un árbol que nos ofrece
su sombra como al amigo
que nos entrega su casa.
Y una pradera encendida
que llega hasta el horizonte,
tendiendo pastos tranquilos
en el cielo...

10

Estaban en tierra caídos,
mejor, volcados,
pisoteados.

Yo, que por allí pasaba,
vi que eran soldados.

Comprendí que de los míos.
Soldados.

Mi mismo traje vestían.
Sus ojos rotos me miraron.

Esto lo recuerdo ahora,
lejos, en otros campos.

13

Canto, río, con tus aguas:

De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no lloran.

Yo nunca seré de piedra.
Lloraré cuando haga falta.
Lloraré cuando haga falta.
Lloraré cuando haga falta.

Canto, río, con tus aguas:

De piedra, los que no gritan.
De piedra, los que no ríen.
De piedra, los que no cantan.

Yo nunca seré de piedra.
Gritaré cuando haga falta.
Reiré cuando haga falta.
Cantaré cuando haga falta.

Canto, río, con tus aguas:

Espada, como tú, río.
Como tú, también, espada.
También, como tú, yo, espada.

Espada, como tú, río,
blandiendo al son de tus aguas:

De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no gritan.
De piedra, los que no ríen.
De piedra, los que no cantan.

14

Creemos el hombre nuevo,
cantando.

El hombre nuevo de España,
cantando.

El hombre nuevo del mundo,
cantando.

Canto esta noche de estrellas
en que estoy solo, desterrado.

Pero en la tierra no hay nadie
que esté solo si está cantando.

Al árbol lo acompañan las hojas,
y si está seco ya no es árbol.

Al pájaro, el viento, las nubes,
y si está mudo ya no es pájaro.

Al mar lo acompañan las olas
y su canto alegre los barcos.

Al fuego, la llama, las chispas
y hasta las sombras cuando es alto.

Nada hay solitario en la tierra.
Creemos el hombre nuevo cantando.

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA