POEMA DE LOS SESENTA

Soslayarse

Despertar el alma, en luz ambigua, a plena tarde.

Estiramiento muscular, respiración rítmica.
Fuera atascos y sarcasmos, llegan versos lentos como suspiros.
Alegría de encontrarnos en las distendidas conversaciones
                                               [del estío.
Al son —y a la sombra—, un horizonte se detiene en la
                                               [longitud de mi mirada.
Crestas estallantes, golpea el mar y acaricia.
Sol desbordando de piel la propia luz. La orilla es otra, no
                                                [su contraria.
Invisibles pedruscos convocan
Esta oceánica latitud secular, rodeando un devenir
Donde el instante es ese minúsculo grano estrafalario en
                                                [desaparición
En el que descienden almas carnívoras, despedazadas en el
[incienso de las horas.
Desgarradas uñas aferrándose a la tierra. Sin propiedad, un
                                                [mero dominio.
Estiércol en tu frente fresca. Sobre las cuencas de tu ceguera.
¿Qué es tu maldad, sino la ignorancia atravesando como
                                                [pétrea mortaja
tu piel de serpiente abandonada?
Cuerpo amoratado dictando las leyes que no comprenderá...
Sin manos, ¿quién podrá guardar lo que ha robado?
Avanzo
Entre los cuerpos y los pedazos, ante el terror convertido
                                               [en costumbre,
Ante el estruendo de gentes altivas, envueltas en pérfidos
                                               [pasados.
América sostiene y soporta en su mansedumbre selvática,
en las oquedades de las planicies más altas, los escombros
                                               [y los desperdicios
de sus conquistadores
Una ciudad, un hombre, una mujer
Un hombre, más hombres
Una mujer, muchas mujeres
No amar al árbol ni a la flor
No desear la respiración tibia de un animal leal...
A veces un hombre, una mujer en plenitud son carcasa,
[basura.
Sopla Poniente y entre los estorninos cada cual puede
                                                 [con su propia voz.
Aullido gutural final de un gemido que se va.
Cenizas, desamor, son también la carne del poema
Ahora miro a los otros, recuento los míos
Y percibir alguna diferencia entre fieras y poemas hace
                                                  [bien a mi corazón

Trabajo cuando descanso y también cuando se acumula mi
dinero.

No hay nadie, sólo el poema y sus fantasmas...
Y la vida, con sus costos y sus pagos.
He hecho la cuenta,
Al fin cuadra.
Y aquel horizonte se abre, sobre todo la dicha: capital.
Entro en cavidades donde el reloj es una triste paráfrasis
                                                  [vital

Tiempo moderado y caliente, como los rayos del sol en el
                                                  [viento
La bruma entró por Bolonia, las alondras se aquietaron
Sopla Levante, arena y sal.
Hoy, calma chicha.

Fue maravilloso vivir con Dolores
Machimbre y tierra, desayunábamos
Pan futuro.

MARÍA CHÉVEZ

Menassa con el poeta Martín Micharvegas (Poni).

 

El brazo fuerte de la Ley.

Sergio Larriera y Amelia díez, conversando del alma
¿conspiración?

PARA UN POETA SIN EDAD

A tus sesenta años

Yo era por entonces la niña
que devoró tus libros.

Me empapé de un amor por lo escrito
que se quedó en la piel como un presagio.

Quise una patria como la de tu poeta,
una bandera con todos los colores.

Para mí no hubo exilio, y eso te lo debo.
Dolor se hizo palabras, y todo fue en tu voz,
vencimos a la muerte, y el relámpago negro,
se hizo en tus versos luz. Nos sacó del fango
gris de la tristeza.

Tantas veces quise ser la mujer que construyó
tu poesía, vestirme como ella de desencuentros,
poner en mis labios su carmín.

Tantas veces quise dar el salto mortal
y continuar, distinta y sin heridas,
tu camino de versos.

Esa era la poesía que deseé para mí,
la que cuenta la historia
de los hombres futuros,
la que vibra, la que lucha,
la que me impide acomodarme,
me hace huir del tedio,
me transforma en mariposa con alas a destiempo,
la que surge de tu batuta loca,
de tu rezo cargado de esperanza,
la que acompaña mis noches
de insomnio programado, de trabajo
hasta la extenuación,
de sexo cayendo por las laderas del silencio.

Poesía instrumento preciso,
dama insaciable y abierta a los delirios,
caballero de fuego, verdad de fuego.

Y tu poeta, hacedor del milagro,
tu mano está habitada por la larva del poema,
y yo comí en tu mano,
y me invade una lágrima
dulce como el azúcar en invierno,
para decirte emocionada, gracias.

ALEJANDRA MENASSA

 


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LAS CIFRAS DEL TIEMPO

A Miguel Oscar Menassa
en su 60 cumpleaños

Disfrazada de pirueta sideral
fabrico grietas al silencio
y caigo, a traición premeditada,
en el reverso azul de la vida.

La bestia gime en mi garganta,
exige entrega inmediata del valor,
plena sumisión a las consignas.

A solas frente al papel, el condenado
arrastra sus ojos hacia la cumbre
y su mirada permite mis pasos.

Sobre el rítmico amanecer de los días
forjaste paisajes de lógica virtual,
súbitas hendiduras mar adentro
donde volar fue sueño y destino.

¿Qué nítida ecuación forjó tu canto?

Y el condenado se desliza entre sombras,
dibuja recuerdos a pie de página,
gritos amañados en la noche
sobre el tapiz sonoro de la vida.

Úlceras de amor en la memoria,
calcinado viento en las raíces,
enfrentando riberas de dolor
en los límites del miedo.

Busco entre palabras y materia
territorios de fe compacta,
arrebatos de nostalgia enfurecida
y delirio escrito de tu voz.

Cayendo en cataratas de luz,
sísmica matriz del universo,
el tiempo extiende sus alas
a golpes de férreo porvenir.

El condenado asegura sus cadenas.

Ciego aprendiz de visionario,
cuelga su piel de las estrellas
y vuela, palabra y luz,
sobre las cifras del tiempo.

CARMEN SALAMANCA GALLEGO

 

Hebe Anovelli y María Chévez recordando el porvenir.

Los embajadores de Israel.

  ESCRIBIR PARA TI

Escribir para ti unas palabras
unos recuerdos, un deseo de vida,
palabras sueltas, palabras
mágicas, palabras que tocan
nuestra vida, nos acompañan
hacia la luz, vivir más
y mejor, vivir para otro
vivir para la luz, vivir
sin más, padre querido
la historia, tu historia
nuestra historia es una
historia comunal, es una familia
ampliada por las palabras,
por el amor, salvajes somos
una burla del universo donde
todo es futuro,
todo es amor. Te quiero.

ANTONIO MENASSA

A LOS 60 AÑOS DE MENASSA

Propiedad de lo propio
gacela de huella imposible
recorre caminos hechos de palabra
marcas de una conversación.

Y los años hechos páginas
sosteniendo el futuro
abierto y abismal.

Sueño con la realidad
maquinada por esa escritura
y el sueño no alcanza
semejante dimensión.
Ninguna máscara podrá
cubrir ese vacío inagotable.

Poesía y Psicoanálisis
rasgo insonoro que atravesó la palabra
ruido que no se apagará en siglos
rostro insobornable de la feroz belleza.

Menassa, nombre, hecho letra a letra
resto que causa infinitas operaciones
recónditos aullidos nacidos de la tierra
calculando un paso más entre otros pasos.

¿No es ciega la claridad
cuando termina con las sombras?
Poeta de la noche humana, de la noche dicha,
poeta prisionero de la palabra,
del color, de la letra impresa.

No cabrían los versos de ningún poema
para hablar del que desea lo que hace,
para reseñar las palabras-puerta
que acostumbra a producir.

Para el inventor de todas las palabras
que aprendió cuando le tocó hablar.
Dejarse tocar por la palabra, el amor.

60 años para seguir naciendo
amante de los comienzos
danza entre éditos e inéditos
como una letra buscando letra.

Inarticulable muerte hecha verso
a eso toca jugar esta noche humana
ese año que se hizo año
entre cien... dichos y escritos.

Allí, aquí, te espero
y mientras tanto escribo
hoy, mi felicitación
para aquél que cumple 60 años.

AMELIA DÍEZ CUESTA

Los embajadores de Israel.

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