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Atardecer en la catedral
Hilda Hilst
Tan sólo están los hombres y las palabras (XI)
León Felipe
La insignia
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León Felipe

España, 1884

La tragedia es mía,
mía,
que no me la robe nadie.
Fuera,
Fuera todos.
Todos.
Yo aquí sola.
Sola
bajo las estrellas y los Dioses.
¿Quiénes sois vosotros?
¿Cuál es vuestro nombre?
¿De qué vientre venís?
Fuera... Fuera... ¡Raposos!
Aquí,
yo sola. Sola,
con la Justicia ahorcada.
Sola,
con el cadáver de la Justicia entre mis manos.
Aquí
yo sola, sola
con la conciencia humana,
quieta,
parada,
asesinada para siempre
en esta hora de la Historia
y en esta tierra de España,
por todos los raposos del mundo.
Por todos,
por todos.
¡Raposos!
¡Raposos!
¡Raposos!
El mundo no es más que una madriguera de raposos y la Justicia una flor que ya no prende en ninguna latitud.

Españoles,
españoles revolucionarios.
¡Vamos a la muerte!
Que lo oigan los espías.
¿Qué importa ya que lo oigan los espías?
Que lo oigan ellos, los bastardos.
¿Qué importa ya que lo oigan los bastardos?
A estas alturas de la Historia
ya no se oye nada.
Se va hacia la muerte
y abajo queda el mundo irrespirable de los raposos y de los que pactan con los raposos.
¡Vamos a la muerte!
¡Que se despierte Valencia
y que se ponga la mortaja!...

EPÍLOGO

Escuchad todavía...
Refrescad antes mis labios y mi frente... tengo sed...
Y quiero hablar con palabras de amor y de esperanza.

Oíd ahora:
la Justicia vale más que un imperio, aunque este imperio abarque toda la curva del Sol.
Y cuando la Justicia está herida de muerte y nos llama en agonía desesperada, no podemos decir:
"yo aún no estoy preparado".
Esto está escrito en mi Biblia,
en mi Historia,
en mi Historia infantil y grotesca,
y mientras los hombres no lo aprendan el mundo no se salva.

Yo soy el grito primero, cárdeno y bermejo, de las grandes auroras de Occidente.
Ayer, sobre mi sangre mañanera, el mundo burgués edificó en América todas sus factorías y mercados,
sobre mis muertos de hoy, el mundo de mañana levantará la Primera Casa del Hombre.
Y yo volveré,
volveré porque aun hay lanzas y hiel sobre la Tierra.
Volveré,
volveré con mi pecho y con la Aurora otra vez.

 

Esta edición consta de cincuenta ejemplares en papel Corsican y 3.000 ejemplares en papel Chemalin. Colaboraron en su edición los camaradas trabajadores de los Talleres Gráficos de la Nación, en donde se terminó de imprimir el 25 de enero de 1938, al cuidado de Ernesto Madero y Geoffroy Rivas. Los fondos que se obtengan de su venta, se destinarán íntegramente a la edición de las obras del gran antifascista cubano Pablo de la Torriente-Brau. Comisario Político en la Brigada de "El Campesino", caído en Majadahonda, el 19 de diciembre de 1936, en defensa de la democracia española. Ediciones Insignia. México, 1938.

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA