SUMARIO
Editorial
Miguel Oscar Menassa
Arte poética
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Luis Cernuda
Atardecer en la catedral
Hilda Hilst
Tan sólo están los hombres y las palabras (XI)
León Felipe
La insignia
Agenda Grupo Cero

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León Felipe

España, 1884

LA INSIGNIA

[alocución poemática]

Este poema se inició a raíz de la caída de Málaga y adquirió esta expresión después de la caída de Bilbao. Así como va aquí es la última variante, la más estructurada, la que prefiere y suscribe el autor. Y anula todas las demás anteriores que ha publicado la prensa. No se dice esto por razones ni intereses editoriales. Aquí no hay Copyright. Se han impreso quinientos ejemplares para tirarlos al aire de Valencia y que los multiplique el viento.

Valencia, 1937.
León Felipe

El aire de Valencia ha traído hasta nosotros La Insignia de León Felipe. El viento del Anáhuac, sonoro de entusiasmos, quiere multiplicarla.
España -surco donde germinan hoy, regados con la sangre del pueblo, los más claros anhelos de redención- tiene en León Felipe un representante genuino e inconfundible: no puede ser substituido. Si quisiéramos simbolizar en un solo hombre cuanto de Quijote hay en las arterias españolas, no podríamos encontrar a nadie con mejor esencia que este poeta. Así es él, León Felipe, peleador infatigable con ademán de niño, poeta grande -voz de profecía- que sabe arrancar a la tierra el grito de la nueva vida.
León Felipe es, desde su raíz primera, un español. Está lleno (lo hemos dicho muchas veces) de esa LOCURA DIVINA que se apodera del Poeta cuando sus fibras más íntimas son sacudidas por el drama de la guerra.
El día 7 de noviembre de 1936, los ejércitos mercenarios del fascismo internacional se avalanzaban sobre Madrid. León Felipe se aprestó al combate, blandiendo sus armas: el viejo lápiz con que más tarde escribió desesperado por el Paseo de la Castellana, al encuentro de su hora. Ahí, erguido junto a la Cibeles, solo, "bajo los cielos implacables", el poeta elevó su imprecación. Entonces fue el milagro: los invasores NO PASARON. Y León Felipe se convirtió en el símbolo de su pueblo.
España, en el transcurso de esta guerra se transforma integralmente: nacen en ella, valores antes insospechados. La Insignia -esta alocución poemática, como ha querido llamarla su autor- representa uno de los documentos más vivos de la poesía que hoy florece en los campos iberos.
León Felipe: el viento del Anáhuac, sonoro de entusiasmos, quiere multiplicar tu Insignia y convertirla en estrella luminosa, en guía de todos los que ansiamos edificar LA PRIMERA CASA DEL HOMBRE.

México, 1938.
Ediciones Insignia

LA INSIGNIA

Alocución poemática

¿HABÉIS hablado ya todos?
¿Habéis hablado ya todos los españoles?
Ha hablado el gran responsable revolucionario,
y los pequeños responsables;
ha hablado el alto comisario,
y los comisarios subalternos;
han hablado los partidos políticos,
han hablado los gremios,
los Comités,
y los Sindicatos,
han hablado los obreros y los campesinos;
han hablado los menestrales:
ha hablado el peluquero,
el mozo de café
y el limpiabotas.
Y han hablado los eternos demagogos también.
Han hablado todos.
Creo que han hablado todos.
¿Falta alguno?
¿Hay algún español que no haya pronunciado su palabra?...
¿Nadie responde?... (Silencio). Entonces falto yo sólo.
Porque el poeta no ha hablado todavía.
¿Quién ha dicho que ya no hay poetas en el mundo?
¿Quién ha dicho que ya no hay profetas?

Un día, los reyes y los pueblos,
para olvidar su destino fatal y dramático
y para poder suplantar el sacrificio con el cinismo y con la pirueta,
substituyeron al profeta por el bufón.
Pero el profeta no es más que la voz vernácula de un pueblo,
la voz legítima de su Historia,
el grito de la tierra primera que se levanta en el barullo del mercado, sobre el vocerío
de los traficantes.
Nada de orgullos
Ni jerarquías divinas ni genealogías eclesiásticas.
La voz de los profetas -recordadla-
Es la que tiene más sabor de barro.
De barro,
del barro que ha hecho al árbol -al naranjo y al pino-
del barro que ha formado
nuestro cuerpo también.
Yo no soy más que una voz -la tuya, la de todos-
la más genuina,
la más general,
la más aborigen ahora,
la más antigua de esta tierra.
La voz de España que hoy se articula en mi garganta, como pudo articularse en otra
cualquiera.
Mi voz no es más que la onda de la tierra,
de nuestra tierra,
que me coge a mí hoy como una antena propicia.
Escuchad,
escuchad, españoles revolucionarios,
escuchad de rodillas.
No os arrodilléis ante nadie.
Os arrodilláis ante vosotros mismos,

(sigue...)

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA