LAS 2001 NOCHES ÍNDICE NÚMERO 8 |
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EDITORIAL | HOMBRO DEL MUNDO | SOCIOS DE HONOR | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
SONETOS MEDICINALES | PARA VIVIR AQUÍ | VICENTE ALEIXANDRE | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
NOTAS DE DIRECCIÓN | EL MÚSICO EN LA MÁQUINA | LAS AGUILAS | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
DAMASCO ALONSO | CUERPO A CUERPO | SÓLO MORIR DE DÍA | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
RAICES DEL ODIO | LA VOZ TOMADA | MAR DE PARAISO | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
MUJER CON ALCUZA | DURO MUNDO | HUMANA VOZ | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
ALMA FUERTE | LIBRE LIBRES | AFORISMOS | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
EVANGELICAS | OCTUBRE 4 | FREIDRICH NIETZSCHE | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
ANTICIPO
DEL LIBRO LAS 2001 NOCHES |
LA MUCHACHA DE LAS ISLAS CANARIAS | FRESCORES | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
RODOLFO ALONSO | SOBREVIVIENTES | JUAN-JACOBO BAJARLIA | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
PSCIANÁLISIS SILVESTRE | LA JOVEN ASESINA | POESÍA Y PSICOANÁLISIS | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
EL AMOR VICTORIOSO | ORILLAS | MIGUEL OSCAR MENASSA | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
EL OFICIO DE VIVIR | SIMUN | PARA OLGA EN SU 50 CUMPLEAÑOS | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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¡AVANTI!
Con el hambre genial con que las plantas
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
¡Todos los incurables tienen cura
¡PIU AVANTI!
Ten el tesón del clavo enmohecido,
Procede como Dios que nunca llora,
¡MOLTO PIU AVANTI!
Los que van por el mundo delirantes,
¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA! |
Mira
cómo la nieve se deslíe ¡Trema
como el Infierno; pero ríe! ¡MOLTISSIMO
PIU AVANTI ANCORA! No
habrían de yacer noches enteras Cual
Napoleones pensativos, graves,
¡Seas el que tú seas, ya lo sabes: ALMAFUERTE
27 de julio de 1997, Málaga A veces me asombro a mí mismo, con las cosas que hago o sería capaz de hacer para que funcione la máquina, que no puedo definir muy bien, ni su funcionamiento ni sus atributos y que, por otro lado, si produce algo yo, todavía, no me he enterado bien qué. Sin embargo, debo reconocer un deleite cuando la veo, la escucho o la imagino funcionando. Me siento como incluido en un movimiento superior a mis fuerzas, a mis propios pensamientos, por eso nunca le pregunto hacia dónde vamos, quién viaja con nosotros. Acepto mansamente su mapa de ruta y sus amores. Dispuesto a compartirla con todo quien la ame, ella se comporta conmigo dulcemente y cuando no hacemos el amor, sonreímos mirando la luna al unísono de cantos de pájaros extranjeros, para hablar de países exóticos y calientes, donde el agua de mar es una pesadilla de dolor, aullidos horribles y espectrales marcan constantemente el ruido del amor. No te detengas en el borde de las horas como ese horrible personaje francés. Cae en mis brazos, cae en la ausencia de tiempo de mis latidos de amor y desesperación por encontrar, quién sabe, la huella misma, de cada poema, grabada en piel marina, ajena luz para tus ojos nocturnos, cada poema como una huella de algún cuento infantil en la mirada de la humanidad. Para cada mujer habrá en mis versos, el poema que la contenga toda, y para cada mujer, distinta será la flor y otro el poema.
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Después aún, rodaremos escenas inútiles, un corsario, vestido de payaso, muriendo de viejo y triste en el hospital de la Princesa. Haremos un documental para demostrar que las armas de fuego y su perfeccionamiento se deben a una regla ética, que diría, más o menos, así: Inventamos las armas de fuego para evitar por todos los medios que un millón de pequeñas hormiguitas negras se coman en quince minutos a un enorme elefante blanco. Dime dónde estoy, dime dónde estoy y haremos el amor sin conocernos. Ciego, a las bondades de la naturaleza, prefiero estar, cuando la niebla del deseo nos atraviesa. Y es un sentir oculto lo que se hace vana presencia iluminada. Un beso siempre muere en el beso, un verdadero gran amor, muere la misma noche que se produce. Un polvo verdadero no se recuerda nunca. Por eso es que te amo, extranjera, blanca extranjera mía y tan lejana. Te amo por ese mundo que se abre al perderte. Amo las alas que me diste para volar lejos de ti, oh, enamorada. Noches de locura donde el recuerdo de tu piel son todos los recuerdos. Y cómo te extendías sobre mi vida sin que ni yo me diera cuenta, tu piel aguda sombra esclarecedora de enceguecidas luces, tu piel amante de los misterios sin solución, amante loca, empecinada, ciega. Tu piel era el regazo materno para los grandes poetas milenarios. Cuando había canto, cuando la música sonaba al unísono con la música, cuando toda violencia era un violín sangrando, era tu piel la que cantaba. En cada giro sobre ti misma, sobre la humanidad, en cada vuelta de hoja, en cada nuevo encuentro eras otra y otra más aún, pero no danzabas, te mostrabas todo el tiempo como desapareciendo, como no queriendo estar del todo en ningún sitio, no amar ninguna realidad, ningún tiempo. Fue entonces cuando te besé los labios con ternura, los labios, las estrellas, las cien cuentas no hechas, el salario del miedo que nunca cobraremos en metálico, las estaciones públicas, los trenes arrebatados de calor en pleno verano, las espigas de trigo, cómo se movían lentamente esas espigas doradas de trigo al compás del movimiento de tus labios. Te pedí que me besaras los ojos y moviste tus nalgas caprichosamente. Enseguida me dije: es el influjo del sol sobre las bestias, ahora nos buscaremos como fieras para hacer del amor las cosas de las fieras. Y te morderé el pescuezo como si fueras un animal caliente y te moverás excitada y loca, tratando de que yo crea que te quieres salvar, que mejor dejarlo para el próximo verano, y ahí, es cuando se caen las flores de la mesa, los asnos dejan de llevar la pesada carga, para cocear al viento sus antiguos pesares, todo tiembla en nosotros como si nuestros cuerpos fuesen la esencia del temblor, y aún nos queda todavía una jornada de locos y volveremos a caer junto con la caída del, sol y cada tarde se encenderá la mañana siguiente. Haber vivido a plena mar estos amores hacen del tiempo sales curativas. No fue que tuve que perder mi juventud para ganar el tiempo. Como no había más remedio que perder mi juventud, amé la noche intensamente, bordé cada palabra a cientos de palabras, dije eso y lo otro, permanentemente, y nunca tuve prisa por llegar. Y así pasé gran parte de mi vida y cuando me metía en el mar lo hacía con respecto y nunca me acercaba a los volcanes y me daban tristeza los animales en cautiverio y las mujeres en cautiverio y los hombres en cautiverio y los niños en cautiverio y cuando me enteraba que alguien no había tenido su pedazo de pan, enseguida abandonaba todo lo que estaba haciendo y me ponía a pensar si tenía o no tenía solución el hambre ajena. Amada, amada, dónde estás, sé que te estás yendo a hurtadillas, sin llamar mi atención, como si nunca hubieras estado. Como la pequeña llama interior que nos permite el mundo, que a veces se nos apaga, sin que sea posible detectar ningún viento, ni siquiera una pequeña brisa. Llama de amor me digo se apaga con amor. MIGUEL OSCAR MENASSA |
¡Oh profundas raíces, |
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Ay chozas de la tierra,
¿Adónde va esa mujer, Acercaos: no nos ve. Va despacio, arrastrando los pies, Sí, estamos equivocados. Oh sí, la conozco.
Pero el horrible tren ha ido parando
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Ella Pero
las lúgubres estaciones se alejaban,
...No ha sabido cómo. Ella, |
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-En la memoria de los tontos, siempre se está mal; pero cuando los tontos nos rinden culto, se está peor. -El vulgo quiere gestos, "paradas", ademanes trágicos; porque el vulgo tiene alma de esteta, aunque rudimentaria, y las s actitudes de cuadro histórico y de estatua simbólica lo cautivan; las actitudes ésas buscan eso. -Como las posturas demasiado elocuentes y siempre al pelo nunca son espontáneas -puesto que requieren ensayo previo-, el vulgo sabe tanto de los hombres que aclama o vitupera, como la concurrencia del teatro infantil respecto de los cómicos que la hacen reir. -No solamente bajo los golpes, de la adversidad se quiebran caracteres; se quiebran más ruidosamente bajo los dedazos imbecilizadores de una voluntad pública demasiado adhesiva. -Muy contados son los famosos que se mantienen extraños a la presión centrípeta de la curiosidad que despertaron. -Todo admirador es un amo, o pretende serIo amás te pon- gas al alcance de su adhesión. -De cien admiradores que se acerquen, los ochenta -Perdóneme Juan Pueblo-, son claques voluntarias que vienen a cobrar sus palmadas. Si pagas, se mofarán de ti; si no pagas, te pondrán como no te pondrían dueñas: tú elegirás. -Hay gente que no se admira de nada y ejerce el oficio de cortejar a los admirables. También hay holgazanes que gustan de visitar al carpintero en su banco y al albañil en su andamio. -Como en la casa de las solteronas millonarias, entre los habituales de los famosos no se encuentra un tonto ni para remedio. -La idea de la celebridad va unida, en casi todos los cerebros, a las ideas de riqueza, de magnanimidad, de manos abiertas. -Para resultar el hijo de todos después de la conquista de las alturas, sería muy razonable quedarse en el valle y ser la Minerva de los que suben: a veces el escalón vale más y puede más que quien lo pisa. -Muchos de los que te frecuentan vienen a silbar al pavo real: no esponjes tus plumas por más que te silben. -No todos los famosos son gloriosos, como no todos los que penden de una cruz honran la cruz, ni todo lo que vive da notas. -En la admiración femenina hay algo de entregamiento; el entusiasmo que despiertan los oradores sagrados pone en peligro sus votos. -A veces la fama no es más que un fenómeno de farolerismo circundante: no a veces, muchas veces. -Rechazarás al fetichismo de los que besan la orla de tu manto como quien besara tu carne viva: trátalos como a perros, porque son perros. -Las lenguas de los que te ungen con ellas son más venenosas que las lenguas de los que con ellas te difaman. Las primeras te deprimen a tus propios ojos, las segundas a los ojos de los demás; pero las unas realizan la depresión de tu espíritu y las otras la de tu reputación; darás al calumniador el desmentido de los hechos y al adulador un puntapié. -El amor de las multitudes es una túnica que puede incendiarse al primer movimiento indiscreto del que la lleva: tú la vestirás como una casulla de ritual; ninguna vez como prenda de abrigo. -También es un traje cortado sin consultar las dimensiones del que ha de
usarlo: está hecho a la medida del que lo cortó, que suele ser un
adefesio.
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-La gente debe saber que su admiración no te hace falta. -Que de tanto esforzarla por dominar el estruendo de los aplausos o las injurias, tu conciencia no pierda la voz. -Los hombres superiores no ensayan posturas: obligan a las medianías que les siguen de cerca o de lejos, a bailar al son que ellos tocan. -Los verdaderos exponentes de un ideal--que son los internamente organizados y externamente equilibrados para la realización del ideal ése-, labraron su reputación definitiva y salvaron el ideal, poniendo a los desencantados y los desertores I entre los muertos y los idos. ( -El que cuenta los que se van, se hace esclavo de los que se quedan y da la razón a los que se van. -Cuando la ausencia de alguien produce un vacío en tu ser y una desviación en tus ideas, es porque tú no eres tú, sino el que se fue, y porque no pensabas con tus sesos, sino con los del ausente. No me vengas, entonces, con la música de tus excelencias. -Si eres de los que enferman en el silencio del olvido, de los que arrinconan la malquerencia general, de los que desconcierta y encoleriza la calumnia, de los que mata la ingratitud, nada se habrá perdido con tu defunción. -El que quiera sobrenadar en el tiempo, a pesar de los siglos, ha de sobrenadar en la vida, a pesar de todo y de todos: la posteridad tiene presente la fisonomía de los vencedores y de los vencidos: pero a los que se quedaron a la vera del redondel apenas los imagina. -A fuerza de producir desencantos, se puede llegar a ser encantador. -La humanidad es harina viviente que quiere ser amasada: hazla pan. -Los realmente grandes lo son por comparación con el nivel humano, como las montañas con el nivel del mar; pero no por confrontación recíproca como las aves de corral.
-Aquel que procede por emulación --que es un eufemismo -Los cerebros expresivos no estimulan a los otros cerebros: los asombran y hasta los aplastan. -Muy pocos dicen: "Quiero ser como Dante"; todos exclaman: "iQuién fuera como Dante, como Shakespeare, como Sarmiento!. -No se quiere sinceramente, valerosamente, sino aquello que de alguna manera se podría obtener; por esa razón fundamental "querer es poder". -La envidia es planta de clima benigno: no prospera ni en las cumbres, ni en los polos, ni en los arenales tórridos. Es dolencia de escolares, de marquesas, de chulas, de soldados, de frailes: se desarrolla en las escuelas, en los conventos, en los salo- nes, en los mercados, en los cuarteles, en las capillas literarias, en las redacciones de diario. Se enferman del mal de la envidia, en el trajín de la lucha, las almas mediocres -las que no son ni sal ni azúcar-, con motivo de los triunfos de otras almas también mediocres, también insípidas. -Para el envidioso, el mérito ajeno es lo de menos: le sobre- salta y enardece la buena suerte de sus congéneres. -La envidia es una protesta casi siempre justa, hasta cierto punto justa; porque hay injusticia y hay crueldad en llamar a diez mil para elogiar a uno solo. -Como caben en el juez los delitos y hasta los crímenes que son objeto de su sentencia, caben en el envidioso las cosas envidiadas: ninguno tan necio que envidie a las estrellas. -Cuando la mujer dice que quisiera ser hombre, quisiera ser hombre para ser mujer más cómodamente. -Los méritos que suele desenvolver la emulación duran lo que la presencia del mérito ajeno que los estimuló: se van con su originador casi tan rápidamente como las imágenes de un espejo; se deshacen al otro día como los rizos hechos a fuego en las crines de una india; son rosas de trapo impregnadas de esencia de rosas verdaderas. |
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ANTICIPO
DEL LIBRO En
las 2001 Noches también está lo que te interesa: NOCHE 695 Psicoanálisis
y Poesía NOCHE 787 La envidia, además de psicoanalizarse, debería sancionarse, al menos en ciertos niveles de formación. NOCHE 792 Dejar que el tirano muera tirano, también es, una pequeña libertad. NOCHE 1.165 Esta
pelea infinita, esta nostalgia, este hombre por ser, siniestro soldado de la
vida no va más. NOCHE 1.368 Siempre lejanos cielos abarcan toda posible mirada .Nada hay en mis ojos para darte luz, amada. Toda mi mirada es mirada perdida. NOCHE
1.628 NOCHE 1.741 "Cuatro cosas quiero decirte" me dijo entre tormentos y después, cuando yo me dispuse a escuchar sus cuatro verdades, me dijo desconsolada: Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. NOCHE 1.781 Si te
mato y me matas NOCHE 1.922 Un
hijo muerto asesinado, si no produce la energía de la venganza, produce la
energía de la vida.
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todos
somos áfrica
asia todos
somos compañera mujer contigo
nace todo
cae el
cielo tu eternidad el
fuego no
bajaremos la
amada sueña mi
cuerpo yo
hablo del amor de tu amor de mi amor en la
calle dentro de la palabra Yo
compartía un país delicado y terrible; amaba todo |
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Las
tormentas abrían las puertas de mi casa. De una oscura pasión o algún esfuerzo, de un puro golpe de amor, de cierta manera de hablar y sorprenderse no podrás evadirte sin dejar una huella, algo que te descubra. Cuando se quiebre la lengua del amor, nos quedará todavía esta palabra ronca. Cuando no pueda decir, volverá todavía a mi garganta el eco de tu cuerpo. "Chau,
Amargur a." 1 2 3 y me
atrevo a decir 4 el sabor de mis años acogidos sin destreza 5 6 y no
conozco piedras 7 8 9 |
10 11 12 13 14 15 mano
para jugar a cómo vamos yo
los invito en
asamblea previenen esta cena sueles
morir de amor de noche al ver la noche de
juventud de rabia de bisiesto vestido
desarraigas la capital del eco has
aprendido a ganar el día sin paciencia hoy
manejas tu apéndice ilusorio LA
MUCHACHA DE LAS la
que yo amo distribuye el tiempo
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en la
cumbre la muerte en el fondo el amor hoy
sus islas habitan mi garganta la
que yo amo persiste en el invierno la
que yo amo está cerca de mí Crece el invierno. Ya
fue reconquistada, en lucha oscura, la ciudadela Su soledad me invade. Ni aún con toda tu belleza se puede detener el mundo. Criaturas
inventadas por el mundo, locas de amor Suya es la conquista, la huella indeleble de la ternura perdida, la libertad que aún no aprendieron a empuñar. Esta noche respira. Es vida sin usar, silencio abierto; amores que creíamos abandonar. Mi
soledad que cede. Vuelvo a caer en tus redes.
En el viento bajo del orgullo, en la marea del odio, A rodar sin perdón hacia tu belleza fácilmente aceptable. Vuelvo a caer en la dura nostalgia. En tus pantanos ágiles.
En el olor inmortal que te oscurece y te entrega al Cernías en medio de tu frente las verdades forjadas por los otros, las grandes palabras devoradoras del riesgo y el temblor. Tu presencia obligó al mundo a tomar nuestra medida, al viento a planear dulcemente sobre tu asombro. |
Hasta estallar, hasta que de toda nuestra firme juventud No hay consuelo para aquel que de improviso es apostado frente a su propia espalda. No hay agua para sus maravillas ni tensión para su orgullo. No hay tierras para él. Dónde devolveré el resplandor con que marcaste mi aparición sobre la tierra, dónde abandonaré esta llave temible y luminosa cuyo único poder consiste en conservarse siempre tuya a lo largo del tiempo. Tú mantenías la mirada firme en una sola dirección. No sólo los claros años, los árboles, el aire; también la fresca seguridad de tu piel, las mareas invencibles de tu risa. He jugado. He perdido la flor de la aventura cuando creía cabalgar a su encuentro.
Escucha, en la alta noche, los aullidos del solitario. El Esta es la vida que admirabas. Esta es la torre, el mar, la furia del paisaje; los abrazos violentos y obstinados, las dulces consecuencias. Esta es la gran herida que va sorbiendo al mundo. Duerme tranquila.
Esa sombra que en las noches te cubre y te acaricia es tu
Nace mucha bondad en estas aguas. Estos ríos cavan la verdad silenciosa. Necesitamos su virtud, su falta de costumbre, su vida de aventuras. No se les puede dar la espalda. Canta, aliento irreparable.
tu mano pule las curvas ávidas del mundo, gasta el
aire,
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El
mundo encierra la verdad de la vida, Las
plumas de metal, Las
águilas serenas El
sol que cuaja en las pupilas, Las
violentas alas Águilas
como abismos, Se
aproxima el momento en que la dicha consista Águilas
de metal sonorísimo, El mundo glorifica sus alas. Bosque
inmenso, selva o león o nube; Tu
corazón gemelo del mío, Tu
corazón gemelo como un pájaro en tierra, como dos labios solos que ayer se sonreían... Una mágica
luna del color del basalto Agua
o luna es lo mismo: lo impalpable a las manos, Quiero
morir de día, cuando la luna blanca, Quiero
morir de día, cuando aman los leones, Quiero
morir al límite de los bosques tendidos,
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Reme
aquel frente a ti, mar; todavía... Eras
tú, cuando niño, Lejos
el rumor pedregoso de los caminos oscuros El
lejano crujir de los aceros, el eco al fondo de Y mis
oídos confundían el contacto heridor del La
presencia de peces por las orillas, su plata Las barcas que a lo lejos Por mis labios de niño cantó la tierra; el mar La luz, tenuemente mordida por mis dientes Tiernamente en mi boca, la luz del mundo me Toda la asunción de la vida embriagó mis sentidos. Por eso hoy, mar, |
Duele la cicatriz de la luz, Duelen las plumas del gallo, Duele el alma amarilla o una avellana lenta, Duele la avispa fraudulenta Duele
la habitación como la caja del pecho, Duele
el día, la noche, Tristeza.
Duele el candor, la ciencia, Duele
el dolor. Te amo.
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- La malignidad es rara. - Casi todas las personas están demasiado ocupadas consigo mismas como para ser malignas. -Aprender la soledad. -Oh, esos pobres pícaros que están en las grandes ciudades de la política mundial, hombres jóvenes, dotados, torturados por la ambición, que consideran su deber decir su palabra acerca de todos los sucesos- ¡Y siempre sucede algo! iQué si levantan así polvo. Y ruido creen ser el carro de la historia! iQué porque siempre están a la escucha, prestando atención al instante en que poder lanzar su palabra, pierden toda actividad auténtica! Aunque estén muy ansiosos de grandes obras: ¡nunca llega a ellos el profundo silencio del embarazo! Cual si fueran paja, el acontecimiento del día se los lleva por delante, mientras ellos piensan ser los que dan caza al acontecimiento -¡los pobres pícaros!- Si queremos hacer de héroe en el escenario no deberíamos pensar en hacer de coro, más aún, no deberíamos ni siquiera saber cómo se hace de coro. -Quien llora quiere que se llore con él; así ejerce dominio y se alegra. -Sollozos distintos -Algunos maridos han sollozado porque les raptaron sus mujeres; los más porque nadie ha querido raptárselas. -Regla suprema: es preciso no «dejarse ir» ni siquiera delante de sí mismo. -Cada época tiene su propia especie divina de ingenuidad, cuya invención le será envidiada por otras épocas -y cuánta ingenuidad, cuánta ingenuidad respetable, infantil, ilimitadamente torpe, hay en esa creencia que el docto tiene de su superioridad, en la buena conciencia de su tolerancia, en la candorosa y simplista seguridad con que su instinto trata al hombre religioso como un tipo inferior y menos valioso, más allá del cual, lejos del cual, por encima del cual ha crecido él,- él, el pequeño y presuntuoso enano y hombre de la plebe, él, el diligente y ágil obrero intelectual y manual de las «ideas», de las «ideas modernas»! -No nos estimamos ya bastante cuando nos comunicamos. Nuestras vivencias auténticas no son en modo alguno charlatanas. No podrían comunicarse si quisieran. Es que les falta la palabra. También ocurre que hemos dejado ya muy atrás las cosas para expresar las cuales tenemos palabras. Hay en todo hablar una pizca de desprecio. El lenguaje, parece, ha sido inventado sólo para decir lo ordinario, mediano, comunicable. Con el lenguaje se vulgariza ya el que habla. -De una moral para sordomudos y otros filósofos. -Las cosas buenas son sobremanera costosas: y siempre rige la ley de quien las tiene es distinto de quien las adquire. Todo lo bueno es herencia: lo que no es heredado es imperfecto, es un comienzo... -Hay
que apartar de nosotros el mal gusto de querer coincidir con muchos. «Bueno»
deja de ser bueno cuando nuestro vecino toma esa palabra en su boca. j y cómo
podría existir un «bien común» ! La expresión se contradice a sí
misma: lo que puede ser común tiene siempre poco valor.
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JACQUELINE
CODROLIEU La imagen de Jacqueline Codrolieu consta de tres líneas que Théophile Gautier olvidó un día de 1845 en casa de Jules d'Herbois. Constituían el comienzo de un retrato que de algu- na manera salvó el recuerdo de una de las más excitantes bellezas del parnasianismo. He aquí el texto consignado en el capítulo IX de la Histoire du corps (1885) de Charlotte Gobet: " Sus ojos, azules, más intensos que la estrella del amanecer. Su rostro, el de Afrodita. Su vientre, el que vislumbró Salomón en el Cantar de los Cantares. El pubis, una alfrombra para el deseo ". Jacqueline Codrolieu tenía 17 años y vivía a poco trecho del Palais Royal, donde era agasajada por los mejores poetas de la época. En su casa pernoctaron muchas veces Gerard de Nerval y Pieret d' Anglemont. Allí mismo, por causas que se ignoran, posiblemente por celos, se suicidó de un tiro al paladar, Roland d'Herbois, el hermano menor de Jules. Charlotte Gobet la describe corno una belleza sin escrúpulos que "jugaba" al voyeurismo. como diríamos ahora, con, el célebre Albert Brissot. No usaba calzones. La consideraba una prenda innoble, inventada por el hombre para proteger su "inconsulto derecho de apropiación". Protegida por el fuego en invierno, siempre estaba desnuda. Solía templarse con una copita de pemod. Sólo se vestía cuando la visitaba Albert Brissot, porque después comenzaba la escena de voyeurismo que detalla la Gobet. Era un verdadero strip-tease, pero en el más absoluto silencio. Brissot se colocaba detrás de un cortinado. Jacqueline se sentaba en un sofá, a poco trecho de un lavabo. Se quitaba el chal que arrojaba a un costado, y hacía lo mismo con la chaqueta del traje sastre de color negro que hacía resaltar la refulgente blancura de su rostro. Después se desabotonaba lentamente la blusa de donde emergían los senos fascinantes que ella misma se acariciaba rodeando con el índice los pezones y la aureola. Parecía una escultora modelando el busto de una diosa. Brissot, temblando, lleno de ardor, observaba la escena por la abertura del cortinado, convertida en ese instante en la ventna infernal del paraíso. Jacqueline continuaba el rito. Se levantaba y se despojaba de la falda. Luego se ponía de espaldas hacia Brissot, y se sacaba la enagua. Las nalgas de Jacqueline, sin los calzones, como era su costumbre, resplandecían, ante la mirada espectante de Brissot. Ella deslizaba la palma de su mano por las curvas, se palmeaba los muslos para enardecerlos y se tocaba finamente la hendidura. A veces se demoraba en esa profundidad como dudando de su soberbia existencia. Después
se acercaba al espejo del lavabo aprisionando sus senos con las manos. Se
miraba un instante, y en seguida se tendía en el sofá para despojarse
lentamente de las medias mientras mostraba, fervorosa, su sexo. Libre ya de las medias, Jacqueline alzaba sus piernas como si repitiera el rito kármico de Aruspa Devi, y se daba vuelta sobre el sofá, arqueando rítmicamente su incólume espalda y sus iluminadas nalgas. Después volvía a su posición. Levantaba otra vez las piernas, palpaba delicadamente su sexo y echaba en él un polvo perfumado que invadía de furor todo el ambiente. Albert Brissot se derrumbaba. Luego se rehacía la corbata y dejaba cinco esterlinas de oro sobre una silla detrás del cortinado. |
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POESÍA Y
PSICOANÁLISIS Miguel Oscar Menassa En este libro, el número 23 de su serie, Miguel Oscar Menassa, hace alarde como un verdadero diestro de la palabra, de intentar una relación que, a decir verdad, en muchos pasajes de la obra consigue, entre la poesía, como función poética, instrumento de conocimiento y el psicoanálisis, como interpretación, como producción en acto del inconsciente. Si bien en la recopilación no se encuentra toda la escritura del campo, Poesía y Psicoanálisis que, como tal, el autor inaugura, los escritos y las fechas no son azarosas. En 1971 donde da comienzo el libro que nos ocupa, también da comienzo un movimiento interior a la Sociedad Psicoanalítica Internacional que, en Buenos Aires, repercute de tal grado que se produce una escisión de la estructura monolítica que hasta ese momento representaba la Asociación Psicoanalítica Argentina, dando lugar a nuevas tendencias, nuevas alianzas y la promoción de un Grupo, radicalmente diferente que, bajo la denominación de Grupo Cero, se hace cargo de procesar dentro de una epistemología materialista, nuevas formas de transmisión del psicoanálisis que si bien no abandonan la palabra hablada, el acto psicoanalítico es, esencialmente, un acto de escritura que, en todos los casos, tiene que ver con la poseía. Tiempo, donde sabemos, lo imposible se muestra sin dejar de ser imposible. El autor en la recopilación ha cuidado muy bien los detalles a tal punto que podríamos decir que los escritos del libro conforman una historia, si no toda, por lo menos 20 años de la historia de un movimiento científico y cultural, en la pluma de su fundador con el agregado que aquel fundador es el mismo escritor que en el año 1991, es capaz de inaugurar con su escritura el Tercer Congreso de Poesía y Psicoanálisis, realizado en Madrid, fecha ésta en la que el autor decide poner el primer punto a la historia que nos cuenta. Por primera vez en su vida como escritor, 23 libros, más infinitos poemas y escritos esparcidos por revistas de todo el mundo en diferentes idiomas, Menassa incluye estratégicamente dispuestas a lo largo de todo el libro más de 100 fotografías de él mismo y su entorno, en algunos casos, cercano y, en otros, social. Desde su madre y su padre hasta el encuentro en el Centro Cultural Conde Duque con el Alcalde de Madrid, Profesor Tierno Galván, desde el día de la finalización de sus estudios secundarios a los 18 años, hasta los festejos de sus bodas de plata a los 54 años. Y ya para introducirnos en la lectura del libro citamos del autor: «Pretendo que la cosa de la carne sea una página en blanco, ahí, esperando que yo mismo deje sobre ella mis marcas personales, lo que me distingue, Poesía y Psicoanálisis; partículas de ser que, en su articulación, con el tiempo, nos darán un nombre propio. A veces pienso que la lengua castellana se detuvo en mí para ser interpretada, otras que el psicoanálisis enamorado de la lengua castellana, se detuvo en mí, para ser otra cosa y en el empecinamiento de las transformaciones llamo a la cosa personal, Poesía y Psicoanálisis, porque la carne me pertenece».
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Cuando
tenías 20 años, te conocí entre Y era
tierno besarte, porque al abrir la boca, Fuimos,
lo reconozco, jóvenes, ágiles, fuertes. Aquel
atardecer que con el tiempo hicimos imborrable, Fuimos
sorprendidos por nuestra impotencia. O
aquella noche entre macarras y putas aburridas, Y
cuando, un poco locos, se nos daba Alquilábamos
grandes salones, como el de hoy Éramos
tan hermosos juntos, que nos tomábamos del brazo Éramos
ágiles, Éramos
fuertes, Éramos
jóvenes, tan jóvenes, Después vino la guerra. como
en todos los grandes amores como el nuestro, Pero
nada, nos agarramos fuertes a los pequeños ángeles, Había
luz, agua potable, seguridad social, impuestos. Al
principio nos costaba creer que la civilización De
cualquier manera siempre vivimos asustados, |