LAS 2001 NOCHES Nº 78

LOS PADRES NO MUEREN, SI FUERON CAPACES DE HABLAR ANTES DE MORIR LOS GEMELOS CASI UN REQUIEM
MIGUEL OSCAR MENASSA SALVATORE QUASIMODO RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
MI PADRE HA MUERTO AL PADRE POEMA PARA UN NIÑO QUE HABLA CON LAS COSAS
AQUÍ ESTOY SIN LA LÍMPIDA MIRADA RAINER MARIA RILKE JORGE MANRIQUE
ÉL ERA MI PADRE RETRATO JUVENIL DE MI PADRE A LA MUERTE DEL MAESTRE DE SANTIAGO DON RODRIGO MANRIQUE, SU PADRE
EL PEDAZO DE TIERRA PABLO NERUDA JOSE HERNÁNDEZ
TU CUERPO EL PADRE LA VUELTA DE MARTÍN XXXII (FRAGMENTO)
VICENTE ALEIXANDRE JORGE LUIS BORGES SOCIOS DE HONOR
PADRE MÍO A MI PADRE AFORISMOS SOBRE LA JUVENTUD
JOSE PEDRONI JOSE AGUSTÍN GOYTISOLO KHALIL GIBRAN
PALABRAS A MI PADRE A SU DIGNA HERRAMIENTA PALABRAS PARA JULIA ENRIQUE JARDIEL PONCELA
CESARE PAVESE JOHANN WOLFGANG VON GOETHE VIVIMOS EN MADRID
 ¡Y VEMOS CADA COSA!
PATERNIDAD EL REY DE LOS ALISOS TALLERES DE POESÍA MADRID
CÉSAR VALLEJO BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO GRUPO CERO BUENOS AIRES
LOS PASOS LEJANOS VIEJO CAFÉ TORTONI FERIA DEL LIBRO DE BUENOS AIRES
CHARLES BUKOWSKI MARIO BENEDETTI MADRID
EXPOSICIÓN DE LOS TALLERES DE PINTURA GRUPO CERO

LOS PADRES NO MUEREN,
SI FUERON CAPACES DE HABLAR
ANTES DE MORIR

1 de enero de 1980, Buenos Aires

Querido hijo Oscar:

                        Esta es la última carta que te escribo, al terminarla, iré a recoger unas rosas al jardín y tendré un infarto. La muerte de la última hermana que me quedaba en la Argentina y el sentimiento de que mis tres hijos están grandes y encaminados y que, sobre todo, vos, que ya me diste la alegría de haberme dado cinco nietos y en estos momentos que te escribo, estarás seguramente por tener tu sexto hijo. Te felicito. Usted sí podrá vivir y morir rodeado de muchas personas y lo veo, a usted hijo, instantes antes de mi propia muerte, guiando con su bastón de fantasía, a
todo eso que le pertenece y a la vez lo encadena, hacia un destino de luz.

                        Le agradezco hijo que, a pesar de todos mis consejos, usted haya hecho con su vida lo que le vino en gana. Muero con la alegría y la tranquilidad, de que usted ya no me podrá hacer responsable de lo que ocurra en su vida. Y, por otra parte, le ruego no abandone por venir a verme morir, ni su trabajo, ni su familia y recuerde aquello que tantas veces me dijo, y que yo recién entiendo ahora, que los padres no mueren, si fueron capaces de hablar antes de morir.

                        Un fuerte abrazo, que no ha de ser el último, porque usted hijo, al recordar mis palabras, encontrará otros padres,
otras palabras.

Raif Menassa

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina, 1940


MI PADRE HA MUERTO

A pleno silencio es cuando escribo
los versos más hermosos.

Hoy hubiese querido abrazar a mi padre
y no fue posible.
Mis hijos tironeaban de mí
para que no cayera
en el abismo de sus brazos.

Hicimos ejercicios de fuerza y los vencí.
Ellos fueron alegres por mi juventud
y porqué no decirlo
antes de los juegos
el mayor dudaba de mis fuerzas.

No fue fácil vencerlo
hubo un instante
donde lo que reinaba
era el equilibrio.
Después
su brazo fue cediendo
lentamente y comenzamos a reír
a festejar
con amplias risas cristalinas
haber comprendido
que la conversación que manteníamos
aún no había concluido.

Después de los juegos
yo también estaba contento
y mientras me bañaba
tuve fantasías
de viajar con mis hijos al mar.

 

Dejaba que el agua cayera sobre mí
hasta confundirme con ella.
Mi cálida espuma tocaba
levemente los pies de los pequeños
y grandes oleadas de inmensidad
jugaban con los grandes
alegremente pero con firmeza
el juego de la vida:

Vencer y con la misma pasión
ser vencido.

Ha nacido el padre de mis hijos
y en ese remolino
semejante a la propia locura
donde mañana no habrá nada de hoy
en esa alegría
mi padre ha muerto.

AQUÍ ESTOY
SIN LA LÍMPIDA MIRADA

Aquí estoy sin la límpida mirada
de otros tiempos.
Cegado por lento y apacible vivir.
Atenazado por el eterno sonido de la carne.
Vuelvo para decir he comprendido:
Mi padre ha muerto.
Palabras como resinas
pegadas a mis nervios.
Óleos sonoros
gritos pintados de celeste Nilo
pequeñas arrugas en mi rostro
en mi vientre
pequeñas
delicadas frases.

ÉL ERA MI PADRE

Él era mi padre
y caminaba siempre unos pasos
delante de todas las mujeres.
Yo era su hijo
y lo reconocía siempre
por su soledad.
Después cuando crecí
y podía correr para alcanzarlo
él tuvo un amigo.
Me miraba largamente a los ojos
y yo nunca podía sostener su mirada.
Aún hubo un después
él me contaba historias
y mientras me contaba
perdía la mirada.
Era un país lejano
el que había en sus ojos
y yo no estaba.
Con tiempo
con palabras
me acostumbré al vacío.

125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA


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EL PEDAZO DE TIERRA

El pedazo de tierra
en el fondo de la casa
en mi barrio
donde él
trataba de creer
que vivía en el mar.

Viejos ciruelos
brotaban de la tierra
cual gigantescas olas de sal.

Una mesa recordaba
los antiguos templos de piedra.

Su rostro entre los árboles,
frutos maduros
y capullos de porvenir
desprendía los perfumes
propios de la tarde.

Su voz
mediterránea
era lenta y pesada
entre las inseguras
estrellas marinas
negro coral
universal
palabra de la noche.

TU CUERPO

Tu cuerpo
se me aparecía
por las noches
como una montaña
y yo trepaba por tu cuerpo
como un animal salvaje
en su terreno.

Me caía y relinchaba
como un potrillo joven
y me esforzaba en llegar
a tu risa de aguas claras
para bañar mi cuerpo
en esa algarabía.

Una vez
una de tus pesadas manos
cayó sobre mí
para desviar mi mirada
del hondo precipicio

y yo seguí creciendo.

Después del golpe
recuerdo de tu voz:
la muerte cuando ocurre
ocurre a solas.

 

VICENTE ALEIXANDRE
España, 1898


PADRE MÍO

A mi hermana

Lejos estás, padre mío, allá en tu reino de las sombras.
Mira a tu hijo, oscuro en esta tiniebla huérfana,
lejos de la benévola luz de tus ojos continuos.
Allí nací, crecí; de aquella luz pura
tomé vida, y aquel fulgor sereno
se embebió en esta forma, que todavía despide,
como un eco apagado, tu luz resplandeciente.

Bajo la frente poderosa, mundo entero de vida,
mente completa que un humano alcanzara,
sentí la sombra que protegió mi infancia. Leve, leve,
resbaló así la niñez como alígero pie sobre una hierba noble,
y si besé a los pájaros, si pude posar mis labios
sobre tantas alas fugaces que una aurora empujara,
fue por ti, por tus benévolos ojos que presidieron mi nacimiento
y fueron como brazos que por encima de mi testa cernían
la luz, la luz tranquila, no heridora a mis ojos de niño.

Alto, padre, como una montaña que pudiera inclinarse,
que pudiera vencerse sobre mi propia frente descuidada
y besarme tan luminosamente, tan silenciosa y puramente
como la luz que pasa por las crestas radiantes
donde reina el azul de los cielos purísimos.

Por tu pecho bajaba una cascada luminosa de bondad, que tocaba
luego mi rostro y bañaba mi cuerpo aún infantil, que emergía
de tu fuerza tranquila como desnudo, reciente,
nacido cada día de ti, porque tú fuiste padre
diario, y cada día yo nací de tu pecho, exhalado
de tu amor, como acaso mensaje de tu seno purísimo.

Porque yo nací entero cada día, entero y tierno siempre,
y débil y gozoso cada día hollé naciendo
la hierba misma intacta: pisé leve, estrené brisas,
henchí también mi seno, y miré el mundo
y lo vi bueno. Bueno tú, padre mío, mundo mío, tú solo.

Hasta la orilla del mar condujiste mi mano.
Benévolo y potente tú como un bosque en la orilla,
yo sentí mis espaldas guardadas contra el viento estrellado.
Pude sumergir mi cuerpo reciente cada aurora en la espuma,
y besar a la mar candorosa en el día,
siempre olvidada, siempre, de su noche de lutos.

Padre, tú me besaste con labios de azul sereno.
Limpios de nubes veía yo tus ojos,
aunque a veces un velo de tristeza eclipsaba a mi frente
esa luz que sin duda de los cielos tomabas.
Oh padre altísimo, oh tierno padre gigantesco
que así, en los brazos, desvalido, me hubiste.

Huérfano de ti, menudo como entonces, caído sobre una hierba
                                                       [triste,
heme hoy aquí, padre, sobre el mundo en tu ausencia,
mientras pienso en tu forma sagrada, habitadora acaso de una
                                                      [sombra amorosa,
por la que nunca, nunca tu corazón me olvida.

Oh padre mío, seguro estoy que en la tiniebla fuerte
tú vives y me amas. Que un vigor poderoso,
un latir, aún revienta en la tierra.
Y que unas ondas de pronto, desde un fondo, sacuden
a la tierra y la ondulan, y a mis pies se estremece.
Pero yo soy de carne todavía. Y mi vida
es de carne, padre, padre mío. Y aquí estoy,
solo, sobre la tierra quieta, menudo como entonces, sin verte
derribado sobre los inmensos brazos que horriblemente te imitan.
 

Cierre de la muestra:
“RELÁMPAGOS”
75 óleos de Miguel Oscar Menassa,
que nos ofrecerá un recital de poesía
1 DE MARZO DE 2005 A LAS 20 HORAS
ENTRADA LIBRE
CASA DE GRUPO CERO
c/Duque de Osuna, 4 - Tel.: 91 758 19 40
PATROCINA:
Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud


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JOSÉ PEDRONI
Argentina, 1899


PALABRAS A MI PADRE
Y A SU DIGNA HERRAMIENTA

Padre: aquí me tienes, triste,
pensando todavía
en lo raro que fuiste.

Por haberte servido
sin hablar,
atado a tu silbido
hasta que fui a estudiar,
yo tenía derecho
a tu cuchara de albañil
-la más honrada entre diez mil-;
pero no me la diste:
como la cruz en tu pecho,
orgullo de tu vejez,
ella fue puesta a tus pies
cuando te fuiste.
Y aquí me tienes, triste.

Cuchara,
recuerdo de tu casamiento,
fría como mi cara
cuando corría al viento.
Cuchara,
espejo de honor
de tu bigote polvoriento;
tu instrumento,
tu pájaro cantor.

Cuchara, tu talento,
tu gloria,
tu dolor,
Cuchara, palmatoria;
cuchara, tu cuchillo;
cuchara, batintín;
de mi mala memoria;
lengua contra el ladrillo
escupido de cal;
azote de rocín
si trabajaba mal.

Cuchara, tu denuedo;
cuchara, mi callar;
tu credo,
tu alegría;
mi miedo,
mi cantar...
¡Cuchara mía

LAS 2001 NOCHES
ES UNA REVISTA Y TAMBIÉN
UN CICLO POÉTICO–MUSICAL

BAR CELTA

de Buenos Aires (Sarmiento y Rodríguez Peña)
Coordinadora: Lucía Serrano
ÚLTIMO MARTES DE CADA MES
A LAS 21,30 H
Informes:
Enciso 1363 - Tigre — Tel.: 4749 6127
luciaserrano@las2001noches.com

CESARE PAVESE
Italia, 1908


PATERNIDAD

Fantasía de la mujer que baila, y del viejo
que es su padre y la llevó en la sangre
y la hizo una noche, gozando en el lecho, todo desnudo.
Ella se apura para llegar con tiempo a desvestirse,
y otros viejos esperan. Todos
le devoran, cuando salta a bailar, la fuerza
de las piernas con los ojos, pero los viejos tiemblan.
Casi desnuda está la joven. Y los jóvenes miran
con sonrisas, y hay quien quisiera estar desnudo.

Se parecen a su padre los viejos entusiastas
y son todos, bamboleantes, una sobra de cuerpo
que ha gozado otros cuerpos. También los jóvenes un día
serán padres, y la mujer es para todos una sola.
Hay un silencio. Una alegría profunda
tiene la oscuridad frente a la joven viva.
Todos los cuerpos no son más que un cuerpo, uno solo
que se mueve clavando las miradas de todos.

Esta sangre, que recorre los miembros rectos
de la joven, es la sangre que se hiela en los viejos;
y su padre que fuma en silencio, calentándose,
no salta, pero ha hecho la hija que baila.
Hay un olor y un ímpetu en el cuerpo de ella
que es el mismo en el viejo, y en los viejos.
En silencio fuma el padre y la espera que vuelva, vestida.
Esperan todos, jóvenes y viejos, y la miran;
y cada uno, al beber solo, se acordará de ella.
 

CÉSAR VALLEJO
Perú, 1892
 


LOS PASOS LEJANOS

Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...
si hay algo en él de amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.

Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.


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CHARLES BUKOWSKI
Alemania, 1920


LOS GEMELOS

A veces insinuaba que yo era un cabrón y yo le decía que
                                                                            [escuchase
a Brahms y yo le decía que aprendiese a pintar y a beber y que
                                                                                  [no se dejase
dominar por las mujeres y los dólares
pero me gritaba: por amor de Dios, piensa en tu madre,
piensa en tu país,
¡nos vas a matar a todos!...
recorro la casa de mi padre (por la que aún debe 8.000 dólares
tras 20 años de trabajar en el mismo sitio) y observo sus zapatos
                                                                                            [gastados
cómo deformaron sus pies el cuero como si hubiese estado
                                                                              [furioso plantando rosas,
y lo estaba, y observo su cigarrillo consumido, su último
                                                                              [cigarrillo,
y la última cama en la que durmió aquella noche, y siento que
                                                                  [debería volver a estirar las sábanas
pero no puedo, pues un padre siempre es el amo, incluso aunque
                                                                                         [se haya ido;
supongo que estas cosas han pasado una y otra vez, pero no
                                                                                   [puedo evitar pensar
morir en el suelo de una cocina a las siete en punto de la mañana
mientras los demás hacen el desayuno
no es tan terrible
a menos que te pase a ti / ...
entro, me pruebo un traje azul claro
mucho mejor que cualquiera de los que he usado jamás
y agito los brazos como un espantapájaros al viento
pero no sirve de nada;
no puedo mantenerle vivo
por mucho que nos odiáramos uno al otro,
éramos exactamente iguales, podríamos haber sido gemelos
el viejo y yo: eso
decían. Tenía sus bulbos protegidos
preparados para plantarlos
mientras yo estaba con una puta de la calle Tres.
Muy bien, concédenos este momento: de pie frente a un espejo
con el traje de mi padre muerto
esperando morir
también.
 

SI USTED QUIERE MANTENER

LAS BUENAS OPINIONES

QUE TIENE SOBRE SÍ MISMO,

NO CONSULTE A SU FAMILIA,

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A UN ESPECIALISTA

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91 758 19 40

SALVATORE QUASIMODO I
Italia, 1901


AL PADRE

Donde sobre las aguas violeta
estaba Messina, entre cables rotos
y ruinas tú marchas entre vías
y cambios con tu gorro de gallo
isleño. El terremoto hierve
desde hace tres días, diciembre de huracanes
y mar envenenado. Nuestras noches caen
en los vagones de carga y nosotros, rebaño infantil,
contamos sueños polvorientos con los muertos
aplastados por hierros, mientras mordemos almendras
y guirnaldas de manzanas secas. La ciencia
del dolor puso verdad y aceros
en los juegos de las bajas llanuras de malaria
amarilla y terciaria hinchada de barro.

Tu paciencia
triste, delicada, nos robó el miedo,
fue lección de días unidos a la muerte
traicionada, al desprecio de los ladrones
apresados entre las ruinas y ajusticiados en la tiniebla
por la fusilería de los desembarcos, cuenta
de números bajos que resultaba exacta,
concéntrica, un balance de vida futura.

Tu gorro de sol bajaba y subía
en el poco espacio que siempre te han dado.

También a mí me midieron cada cosa
y he llevado tu nombre
un poco más allá del odio y de la envidia.
Ese rojo sobre tu cabeza era una mitra,
una corona con alas de águila.
Y ahora, en el águila de tus noventa años,
he querido hablar contigo, con tus señales
de partida coloreadas por la linterna
nocturnal y aquí desde una rueda
imperfecta del mundo,
sobre un cúmulo de muros cerrados,
lejos de los jazmines de Arabia
donde todavía estás, para decirte
lo que en un tiempo no pude -difícil afinidad
del pensamiento- para decirte, y no nos escuchan sólo
cigarras en los cruces, agaves lentiscos,
como el campesino dice a su señor:
“Besamos las manos”. Esto nada más.
Oscuramente fuerte es la vida.
 

RAINER MARIA RILKE
Checoslovaquia, 1875


RETRATO JUVENIL DE MI PADRE

En los ojos sueño. La frente como en contacto
con algo lejano. Bordeando la boca enorme
cantidad de juventud, seducción exenta de sonrisas,
y delante de los almares rebosantes de adornos
del esbelto, noble uniforme,
la cazoleta de la espada y ambas manos,
que esperan tranquilas, de nada codiciosas.
Y ahora ya casi invisibles: como si
se disiparan asiendo la lejanía.
Y todo lo restante consigo mismo oculto
y apagado como si no lo comprendiéramos,
profundamente velado por su propia profundidad.

¡Tú, daguerrotipo, qué, rápido te desvaneces
entre mis manos más lentamente desvanecidas!


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PABLO NERUDA
Chile, 1904


EL PADRE

El padre brusco vuelve
de sus trenes:
reconocimos
en la noche
el pito
de la locomotora
perforando la lluvia
con un aullido errante,
un lamento nocturno,
y luego
la puerta que temblaba:
el viento en una ráfaga
entraba con mi padre
y entre las dos pisadas y presiones
la casa
se sacudía,
las puertas asustadas
se golpeaban con seco
disparo de pistolas,
las escalas gemían
y una alta voz
recriminaba, hostil,
mientras la tempestuosa
sombra, la lluvia como catarata
despeñada en los techos
ahogaba poco a poco
el mundo
y no se oía nada más que el viento
peleando con la lluvia.

Sin embargo, era diurno.
Capitán de su tren, del alba fría,
y apenas despuntaba
el vago sol, allí estaba su barba,
sus banderas
verdes y rojas, listos los faroles,
el carbón de la máquina en su infierno,
la Estación con los trenes en la bruma
y su deber hacia la geografía.

El ferroviario es marinero en tierra
y en los pequeños puertos sin marina
-pueblos del bosque- el tren corre que corre
desenfrenando la naturaleza,
cumpliendo su navegación terrestre.
Cuando descansa el largo tren
se juntan los amigos,
entran, se abren las puertas de mi infancia,
la mesa se sacude,
al golpe de una mano ferroviaria
chocan los gruesos vasos del hermano
y destella
el fulgor
de los ojos del vino.

Mi pobre padre duro
allí estaba, en el eje de la vida,
la viril amistad, la copa llena.
Su vida fue una rápida milicia
y entre su madrugar y sus caminos,
entre llegar para salir corriendo,
un día con más lluvia que otros días
el conductor José del Carmen Reyes
subió al tren de la muerte y hasta ahora no ha vuelto.

JORGE LUIS BORGES
Argentina, 1899


A MI PADRE

Tú quisiste morir enteramente,
la carne y la gran alma. Tú quisiste
entrar en la otra sombra sin la triste
plegaria del medroso y del doliente.
Te hemos visto morir con el tranquilo
ánimo de tu padre ante las balas.
La guerra no te dio su ímpetu de alas,
la torpe parca fue cortando el hilo.
Te hemos visto morir sonriente y ciego.
Nada esperabas ver del otro lado,
pero tu sombra acaso ha divisado
los arquetipos últimos que el griego
soñó y que me explicabas. Nadie sabe
de qué mañana el mármol es la llave.
 

 

JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
España, 1828


PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras


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pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

 

JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
Alemania, 1749


EL REY DE LOS ALISOS

¿Quién cabalga tan tarde por la noche y el viento?
Es el padre que va con su hijo pequeño;
Bien protegido el chico reposa en su brazo,
Con firmeza lo tiene y al calor resguardado.

“Hijo, ¿por qué con tanto miedo ocultas tu rostro?”
“¿Padre, acaso no ves al rey de los alisos,
El rey de los alisos con gran manto y corona?”
“Hijo, sólo es la niebla que pasando nos roza.”

“¡Oh tú, niño querido, ven, ven pronto conmigo!
Los más hermosos juegos jugaré yo contigo,
En la ribera hay muchas abigarradas flores
Y mi madre posee muchos vestidos de oro.”

“¿Oh, padre, padre mío, no oyes lo que me ofrece
Hablándome muy quedo el rey de los alisos?”
“Permanece tranquilo, ten calma, hijo mío,
Sólo murmura el viento entre las hojas secas.”

“¿Delicado mancebo, quieres venir conmigo?
Impacientes mis hijas estarán esperándote;
Mis hijas que conducen el nocturno cortejo
Por ti danzarán y te mecerán cantando.”

“¿Padre mío, no ves allá en ese paraje
De sombras a las hijas del rey de los alisos?”
“Oh hijo, hijo mío, yo en verdad sólo veo
Unos sauces tan viejos que te parecen grises.”

“Te amo, me ha cautivado tu hermosa apariencia
y si obediente no eres, emplearé la fuerza.”
“¡Oh padre, padre mío, me está atrapando ahora,
El rey de los alisos me está haciendo daño!”

El padre se estremece y cabalga ligero,
En los brazos protege al muchacho que gime,
Al llegar a la casa con fatiga y con pena
En sus brazos el niño se encontraba ya muerto.

BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO
Argentina, 1886


VIEJO CAFÉ TORTONI

A pesar de la lluvia yo he salido
a tomar un café. Estoy sentado
bajo el toldo tirante y empapado
de este viejo Tortoni conocido.

¡Cuántas veces, oh padre! habrás venido
de tus graves negocios fatigado,
a fumar un habano perfumado
y a jugar el tresillo consabido.

Melancólico, pobre, descubierto,
tu hijo te repite, padre muerto.
Suena la lluvia, núblanse los ojos,

sube del subterráneo alguna gente,
pregona diarios una voz doliente,
ruedan los grandes autobuses rojos.
 

MARIO BENEDETTI
Uruguay, 1920


CASI UN REQUIEM

Mientras mi padre se asfixia en la pieza 101
mientras mi padre se asfixia como un pobre pájaro
                                                             [definifivamente vencido
y usa su último hilo de voz para un quejido humilde que parte
                                                                                [el alma
fuera de este recinto suceden cosas
el presidente Nixon sale indemne de un examen
                                                                   [médico de rutina
el presidente el mismo que también parte el alma pero con napalm
jóvenes camboyanos de educación pentagonal
decapitan cadáveres norvietnamitas y se fotografían
sonrientes con una cabeza en cada mano
el venerable heath vende sus armas a los arcángeles de sudáfrica
y aquí en Montevideo eficaces torturadores compran tiernos
                                                                                  [regalos
para dejar en esta noche de reyes a sus bien alimentados pichones
todo eso mientras mi padre que fue un hombre decente y generoso
se asfixia y muere en la pieza 101.
 


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RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina, 1905


POEMA PARA UN NIÑO
QUE HABLA CON LAS COSAS

En su lenguaje de pequeños gritos,
de claras risas sueltas, porque sí,
como el trino.
De silencios vehementes.
De interjecciones adorables.
Viajando y preguntando con los ojos.
Radiante como el bebé que posara hace años,
¡muchos años!... para el afiche del Jabón Cadum,
que yo vi en las esquinas de un París inefable,
Adolfo Enrique habla con las cosas,
conversa con las flores de la tela estampada,
con sus juguetes diminutos,
con las navizas de un vecino huerto,
con el durazno en flor pintado
por el viejito Chi pai Shi,
con el duende del techo,
con la dama dormida del sillón
-en la copia del cuadro de Picassocon
un hilo de luz, con una sombra
en la pared, y acaso,
con otro niño igual, pero invisible,
que se llama Futuro,
y hacia él va cantando.

Llega hasta él cantando
entre veletas y panaderías.
Llega hasta él cantando
entre ferrocarriles, entre buques.
Llega hasta él cantando
entre tabernas, entre multitudes.
Llega hasta él cantando
entre gaviotas, entre florerías.
Llega hasta él cantando
entre poleas, entre chimeneas.
Llega hasta él cantando
entre retornos, entre despedidas.
Llega hasta él cantando
entre palomas y guitarras.
Llega hasta él cantando
entre gentes que saben por qué viven y mueren.
Llega hasta él cantando
entre gentes que saben por qué ríen y bailan.
¡Llega hasta él cantando!

El verano plural que estalla en el prodigio
de la Argentina, vio nacer su nombre.
Adolfo, por Adolfo Rodríguez, un romántico,
un soñador, un hombre.
Enrique por Enrique, mi hermano, una bandera,
una pasión, un hombre.
 

El vivo sol de enero vibraba en la vereda.
Y la ilustre León de las ásperas gredas
y el río caudal de la caudal Asturias
y el aire enamorado de morriña y donaire
de las gallegas tierras, corrieron por los finos canales
de su sangre.
Y hacia la noche lo besó la luna.

Toma este mundo, Adolfo Enrique, es tuyo.
Te lo presento (“¡Gracias!”). Cuando yo sólo sea
una querida voz que se ha callado,
un plinto vegetal de enredadera,
un nombre en una lápida, quizás obliterado,
un yuyo del sendero,
has de seguir la marcha hacia el Octavo Día.
Cantando, si tu voz quiere ser canto.
Combatiendo, si sigue la pelea.
Y después, ya maduro, el mundo nuevo
que ayudaste a forjar, verás alzándose
por sobre las montañas del hierro y el cemento
y las fábricas libres y las mieses soñadas
y los puentes calientes y los ríos fantásticos.
Cuando vayas al fondo del destino
y un corazón, crecido con pan, esté esperando.

Toma este mundo, es tuyo. Te lo entrego.
El oficio de hombre es bello y duro.
La calle es ancha y larga.
Su frontera, el recuerdo y el olvido.
Sus horizontes, algo que vendrá.
No es puro idilio, no, pero es real y mágico.
Digno de ser vivido y defendido
y superado y transformado
y andado por caminos de amor hacia la aurora,
de los días risueños y en las tristes jornadas.
Y amado, amado, amado.
Toma este mundo. Te lo doy por nada.
Y pasarán las horas y las horas
y crecerán tus años. ¡Ay, que ninguna pena
destiña la amapola
celeste de tus venas!
Y un mundo más hermoso, más para ti, más alto,
para ti, pequeñito,
porteño estilizado y compadrito,
pero como si fueras
rebrote de torito,
rebrote de torito de Guisando,
pues tu dulzura devendrá tu fuerza.
Gala de Buenos Aires, flor del día,
gajo triunfal de bien plantada madre:
Esta mujer que tiene algo de árbol
(la terca voluntad de hacer de ti,
el capitán de la imaginería,
la madera más noble, el viento más alegre,
perfumado en el sol y la armonía).

Toma este mundo, cuídalo.
Es una cosa seria y es una simple cosa.
Conquístalo, contémplalo, ámalo para siempre,
musical niño mío,
predilecto del pan y de la rosa.
Te lo regalo, es tuyo.
Y te regalo un barco
y te regalo un barco dentro de una botella.
Una bota de vino
que vino del Mesón del Segoviano.
Un farol marinante.
Las golondrinas y las mariposas.
Una sirena anclada en el estante.
La bandalisa de los circos pobres.
La luna en el espejo.
Un mapa, un numeroso y palpitante mapa,
un mapa con las rutas
que siguiera Juancito Caminador, tu viejo.
La Esperanza.
Y una caja de música que traje de la estrella.
Toma este mundo, tómalo. ¡La vida es vasta y bella!
Mira siempre allá lejos, hijo mío... Allá lejos.


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JORGE MANRIQUE
España, 1440

A LA MUERTE DEL MAESTRE
DE SANTIAGO DON RODRIGO
MANRIQUE, SU PADRE



Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando:
cuán presto se va el placer,
cómo después de acordado
da dolor,
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Y pues vemos lo presente
cómo en un punto es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
porque todo ha de pasar
por tal manera.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar,
que es el morir:
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos:
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
Este mundo es el camino
para el otro que es morada
sin pensar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.

JOSÉ HERNÁNDEZ
Argentina, 1834


LA VUELTA DE MARTÍN FIERRO
CANTO XXXII (FRAGMENTO)

Un padre que da consejos
más que un padre es un amigo;
ansí, como tal les digo
que vivan con precaución:
naides sabe en qué rincón
se oculta el que es su enemigo.

Yo nunca tuve otra escuela
que una vida desgraciada;
no estrañen si en la jugada
alguna vez me equivoco,

pues debe saber muy poco
aquel que no aprendió nada.

Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabios de todas menas,
mas digo, sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas.

No aprovechen los trabajos
si no han de enseñarnos nada;
el hombre, de una mirada
todo ha verlo al momento:
el primer conocimiento
es conocer cuán enfada.

Su esperanza no la cifren
nunca en corazón alguno;
en el mayor infortunio
pongan su confianza en Dios;
de los hombres, sólo en uno,
con gran precaución en dos.

Las faltas no tienen límites
como tienen los terrenos,
se encuentran en los más buenos,
y es justo que les prevenga:
aquel que defectos tenga
disimule los ajenos.

Al que es amigo, jamás
lo dejen en la estacada;
pero no le pidan nada
ni lo aguarden todo de él:
siempre el amigo más fiel
es una conducta honrada.

Ni el miedo ni la codicia
es bueno que a uno lo asalten,
ansi, no se sobresalten
por los bienes que perezcan;
al rico nunca le ofrezcan
y al pobre jamás le falten.

Bien lo pasa hasta entre pampas
el que respeta la gente;
el hombre ha de ser prudente
para librarse de enojos;
cauteloso entre los flojos,
moderado entre valientes.

El trabajar es la ley,
porque es preciso alquirir;
no se espongan a sufrir
una triste situación:
sangra mucho el corazón
del que tiene que pedir.
Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan;
pues la miseria en su afán
de perseguir de mil modos,
llama a la puerta de todos
y entra en la del haragán.
...............................................
Y les doy estos consejos
Que me ha costado alquirirlos,
porque deseo dirigirlos,
pero no alcanza mi cencia
Hasta darles la prudencia
Que precisa pa seguirlos.

Estas cosas y otras muchas,
Medité en mis soledades
-Sepan que no hay falsedades
Ni error en estos consejos-
Es de la boca del viejo
De ande salen las verdades.


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AFORISMOS
sobre la juventud

KHALIL GIBRAN
Actual Líbano, 1883


La juventud es un hermoso sueño sobre cuyo esplendor los libros derraman un polvo enceguecedor. ¿Llegará acaso el día en que el sabio ligue la alegría del conocimiento con el sueño de la juventud? ¿Llegará el día en que la Naturaleza se transforme en maestra del hombre, la humanidad en su libro de texto y la vida en su escuela? El verdadero fin gozoso de la juventud no podrá realizarse hasta que llegue ese día. Nuestra marcha hacia la elevación espiritual es demasiado lenta porque hacemos poco uso del fuego de la juventud.

* * * * *

La belleza pertenece a la juventud, pero la juventud para la que se hizo este mundo es sólo un sueño, cuya dulzura está sometida a la ceguera que entrega su sabiduría cuando es demasiado tarde.
¿Llegará el día en que el sabio pueda amalgamar los dulces sueños de la juventud y el gozo del saber? Ninguna de esas cosas vale nada aisladamente.

* * * * *

La humanidad se divide en dos largas columnas, una formada por hombres viejos y encorvados, que se mantienen en pie gracias a báculos torcidos y que, a medida que caminan por el sendero de la vida, jadean como si treparan una montaña, cuando, en realidad, están descendiendo a los abismos.

La segunda columna está integrada por jóvenes que corren como si tuvieran alas en los pies, cantan como si sus gargantas estuvieran templadas con cuerdas de plata y trepan hasta la cima de la montaña como atraídos por un poder irresistible y mágico.

ENRIQUE JARDIEL PONCELA
España, 1901


- La vejez es un exceso que aumenta por días.

- La juventud es un defecto que se corrige con el tiempo.

- Cada ser posee todo el tiempo que existe.

- La juventud se soporta con mucho mayor trabajo que la vejez.

- El mayor defecto del joven es que separa la idea-sexo de la idea amor; y el mayor defecto del viejo es que separa la idea-amor de la idea-sexo.

- La juventud pesa más que la vejez porque ésta está vacía de deseos, y la otra, rebosante de ansias.

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Comenzamos con un coloquio, sobre La Mujer y la creación, con mucha participación del público, que permitía que el lema del Forum 2005: Otro mundo es posible... se desplegara entre la poesía y el psicoanálisis en una conversación de cientos de personas.

Mediando la tarde, la ciudad estaba entregada al evento más
importante del año. En nuestro espacio comenzamos con la lectura del Poema 39 de La Mujer y yo, de Miguel Oscar Menassa, ambientando la presentación del cortometraje de Carta al Presidente, producido por la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero Madrid.

Sobre el final del día, con acordes de Piazzola, otra vez La carta al Presidente y La Poesía no se enamora nunca, anunciando que la VIDA entre palabras, entre Indios Grises, hace posible otro mundo.

La puesta del sol, la luna llena, un brindis por la producción Grupo Cero, en el marco del Forum Social Mundial 2005, sabiendo que mañana siempre será otro día, un nuevo día, y nos encontrará trabajando.

Carmen Presotto
Taller de poesía de Porto Alegre
coordinado por Marcela Villavella

 


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TALLERES DEL POESÍA

Miércoles 15 hs.
Coordina: Alejandra Madormo
Informes: 4966-1713 /10
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VIVIMOS EN MADRID

¡y vemos cada cosa!


CINCO MUJERES EN EL MUNDO

—«En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar».

GABRIELA MISTRAL
del poema Todas íbamos a ser reinas

Recorrer la poesía de estas cinco mujeres es dar la vuelta al mundo, atravesar sin brújula no sólo la distancia que separa España de América, sino cada una de las islas, golfos, penínsulas y diques de aguas embravecidas que sacuden la geografía poética actual de nuestro planeta.

La vocación universal de estas cinco poetas: María Chévez, Norma Menassa, Lucía Serrano, Carmen Salamanca y Alejandra Menassa, no es tarea fácil, ni placentera. La Casa de América fue testigo de ello el pasado 13 de enero acogiéndolas en las paredes que llevan el nombre de la primera mujer premiada con el Nobel de Literatura. Se necesita trabajo.

Con un lenguaje desbordante, riquísimo en recursos expresivos
–donde cada palabra parece haber sido pulida hasta alcanzar una nueva categoría–, es maravilloso ver cómo cinco poetas tan distintas en su forma de recitar, de escribir, profundizan admirablemente en el alma humana hasta su médula más desnuda.

Su poesía ulula, gime ante las desnudas miradas de asombro del público que llenaba la sala Gabriela Mistral. Da la impresión de que la sala «arde»: y cabe preguntarse cómo volver al fuego de la emoción primera cuando todo es presa de las llamas.

No basta con arquear las cejas o abrir las ventanas de la nariz al escuchar la versión de lo sucedido en Bagdad o en Madrid el 11-M por María Chévez. Ella parece que aspira y suspira en cada verso como queriendo decirte muérete “muérete un poco, dulce, lentamente, muérete.” Pero Norma Menassa no le da bola, pues de todos es sabido que le acosa una pasión.

Recoge el testigo recitando sus versos como lo hace la caracola con el oído. Sin embargo, le llega el fin a la calma cuando, ¡Oh, bestia!, le toca el turno a Lucía Serrano, cuya poesía alza los poros de nuestra piel formando diminutas montañas de resistencia. Inútil intentar barricadas, Carmen Salamanca las traspasa con la marea del corazón de las letras de ojo de cristal susurrándonos su voz. Nos desciende al mar para que emerja Alejandra Menassa con la rama de olivo entre sus versos, anunciándonos “haya paz, la muerte ha entrado en casa.”

Para ellas es fácil, encontraron la gruta del agua, remando, tras la estela del poeta Miguel Oscar Menassa, que un día dobló el mástil e hinchó las velas rumbo hacia El verdadero viaje.

Rosa García
Taller de poesía de los sábados a las 15 h,
coordinado por Carmen Salamanca Gallego

VIVIMOS EN MADRID

¡y vemos cada cosa!

Era un bello domingo. Un sol radiante conducía al Corazón de la Ciudad, junto a la entrada del Puerto, entre el Memorial Histórico y el Museo de Arte de Río Grande do Sur, en plena Plaza da Alfândega.

De lejos se veían las carpas que se habían levantado para desarrollar el Forum Social mundial de Porto Alegre.

"Sí é posible o Poema, é posible a vida"

Escrito en blancas letras sobre el rosa, anunciaba nuestro trabajo Grupo Cero en el Forum.

Esta vez el río Guaíba, que contorna la ciudad, se convirtió en una ola, en una costa oceánica.

La poesía no se enamora nunca, abrió el espacio entre pintura y poesía. Murales poéticos, nos acompañaban y poco a poco los participantes que iban entrando a nuestro espacio Grupo Cero, fueron tomando color y sus presencias se hicieron palabras.


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BUENOS AIRES
ESCUELA DE PSICOANÁLISIS
GRUPO CERO

ABIERTA LA INSCRIPCIÓN- AÑO 2005 -

SEMINARIO SIGMUND FREUD:
NIVEL I
“LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS”
Dictante: Dra. Norma Menassa
Lic. Alejandra Madormo
Jueves a las 20,30 hrs.
SEMINARIO JACQUES LACAN:
NIVEL I
“CUERPO, YO Y SUJETO”
Dictante: Dra. Norma Menassa
Lic. Alejandra Madormo
Jueves a las 19,00 hrs.
MAESTRÍA
MEDICINA PSICOSOMÁTICA:
NIVEL I
Dictante: Dra. Norma Menassa
Docentes: Dra. Inés Barrio,
Dr. Roberto Molero,
Lic. Alejandra Madormo
Miércoles a las 20,00 hrs.


Inscripción e informes: Mansilla 2686 PB 2 - Buenos Aires 4966-1710/13
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EDITORIAL GRUPO CERO
EN LA
31º FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO
EL LIBRO -DEL AUTOR AL LECTORDel

18 de abril al 9 de mayo d e 2005

PREDIO LA RURAL
Standn º 2929
Pabellón Verde

Informes: Mansilla 2686 PB 2 - Buenos Aires 4966-1710/13
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MADRID
EXPOSICIÓN DE LOS TALLERES DE PINTURA
GRUPO CERO
“ COLORES DEL TIEMPO ”
Jorge Fabián Menassa de Lucia y Manuel Menassa de Lucia

INAUGURACIÓN

9 de marzo a las 20h

CASA DE GRUPO CERO -  c/Duque de Osuna, 4 - Telf.: 91 758 19 40 - www.momgallery.com
 


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