ENTRE LOS MUERTOS EN EL BOMBARDEO DEL ALBA HABÍA UN HOMBRE DE CIEN AÑOS |
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XIV CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO Un
Congreso sobre la sexualidad según EN BUENOS AIRES Del 21 al 23 de agosto de 2003 CENTRO CULTURAL GENERAL SAN MARTÍN - SALA D INFORMACIÓN
E INSCRIPCIÓN: c/ DUQUE DE
OSUNA, 4 |
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Cuando ella me dice
casi llorando Tengo que aceptar,
le digo, Hacerme gozar, ya
que está ahí Al otro día
resucita para pedir perdón.
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Yo gozaba Bueno, está bien,
dijo ella, |
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125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA |
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"...
él se acordaba de la manera que tenían de morir esos viejos, allá
lejos en su tierra, tanto los rusos como
los tártaros y los udmurtos. Sin fanfarronadas,
sin aspavientos, sin presumir de que no iban a morir, todos
admitían la muerte apaciblemente. No sólo no retrasaban el momento
de rendir cuentas, sino que se preparaban para ello tranquilamente
y con antelación, designaban quién se
quedaría con la yegua, quién
con el potro... Y se extinguían con una especie de alivio, como si
sólo tuvieran que cambiar de isba.". La muerte no tiene otro lugar, no ocurre en éste u otro sitio, siempre es "en casa". Este poemario sobre la vida se funde con la sin rostro, sin cuerpo, sin voz. Es la muerte fuera de las necesarias imaginerías con que la viste el florilegio popular, las formas más corrientes de antropomorfización o las más difundidas como la extensión y sucesión entre un punto inicial y uno terminal. Muerte con quejido de bebé y vocación de tanatorio. El intento "cuando nada se sabe (ni se podrá saber) de la muerte" es buscarle, con creciente desesperación, una retahíla de representaciones, con manto de negro sacerdotal, con guadaña-bisturí de labriego-médico presto para la siembra y el corte, y, más aún, como una loca calavera despojada de sus sesos, riéndose de toda lógica viviente. Sin embargo esta muerte tramada "en casa" del poema permanece como tal, pero caída, fuera del alcance del morir, del muerto y del cadáver. No participa de ningún sino trágico, dramático, teológico u ontoteológico. Su único "destino" es hacerse y deshacerse, descolocarse a sí misma para que no tenga un fin adecuado, final. De este modo, como Penélope, ya no espera a ningún Odiseo, sino teje y desteje las demoras de la vida, pone a la vida en la espera trabajosa de una llegada inevitable que ya no le importa como tal, pues la muerte tiene su "propia" vida en el poema. Es una muerte que escribe cartas de amor, es decir, que tiene destinatarios, no es la que le toca a todos, ni la estirada de pata de animal, es la que podría tocarle al que pueda destilar los aconteceres de la vida en el cuenco de su grial. Todo lo demás ocurre sin nuestra participación desde el comienzo. El "en casa", que también como "la muerte" da nombre al libro, remite a lo más peculiar de ella. No se trata de la muerte en general o del todos fatalmente tenemos que morir. Los poemas en conjunto y uno por uno se dedican a despejar esa obviedad. Las imágenes más certeras son las que, a un lector desavisado, le hablan oblicuamente de otro asunto. Cuando una de sus imágenes (p. ej. "cuando mi carne reblandecida ceda al beso de la larva" o cualquier otra, salta inmediatamente que "el hombre se equivoca/hasta en la fecha oscura de su muerte") parece designar un determinado estado de cosas, éste se transmuta porque el "estado de cosas" no es más que el mismo giro poético. "En casa" parecería indicar un lugar cercano, familiar, habitable. Sin embargo, a mi entender, nada más alejado de lo conocido y figurable que ese "en casa". Entraña, ante todo, el lar del poeta, la muerte resguardada en la escritura y de trazas que nos vienen de "más allá del principio del placer". Los veinticuatro poemas del libro no ocultan sus enigmáticas resonancias. Y, en sus pasadizos, las trabajan bajo una marca de estilo que juega las apuestas de una vida marcada por la muerte. Decía Sartre: "no morimos porque estamos viejos, estamos viejos porque morimos". Podría agregar este poemario que la vida no deja de ser una especie bastante rara de muerte. Y esto nos mete "en casa". ¿Qué es ese estar "en casa" de la muerte? Es lo más cercano a uno, la ley "inmanente" de la vida, aquello por lo que ella deviene. Nombra el oikos (el lugar de lo propio e indelegable) que yace en toda oikonomía, y por ello en la "economía de muerte" que domina todo el libro. En ella, en su morada, nos invitan a pensar sus tres secciones. Es el verdadero convite de todas las pulsiones parciales "destinadas a asegurar el camino hacia la muerte PECULIAR del organismo y a alejar otras posibilidades de regreso a lo inorgánico que no sean las INMANENTES" (subrs míos). Es decir, hay una "pulsión de lo propio", remarcada por Freud, cuya función es realizar un juego de relevos permanentes entre la vida y la muerte, donde las oposiciones comunes de ambos procesos desaparecen, en pos de una transmutación constante de uno en otro, de una gracia a otra. Sólo ahí, en el trabajo incesante de lo propio, la finitud se instala como el viceversa de la vida que canta una "oda a la |
muerte", y de ésta que entona el susurro permanente de la vida misma. "En casa", entonces, apela a lo que Freud dejaba incólume, la singularidad de la propia muerte. Afirmaba, "más acá" de ese "más allá", que "restaba en PIE que el organismo no quiere morir sino a su manera" (subr. mío). Y ese pie, que nos deja de a pie, es el que se deposita en el suelo del poema, como llamado y cansada requisitoria a mí, que intento presentar lo impresentable, a todos ustedes y alguien más que asistirá a este canto a muerte, cuando ella nos interpela, pensativa, en un bello poema, "¿no se darán cuenta de las veces que he salvado sus vidas?" ¿Daremos cuenta alguna vez de ese salvataje? es decir, leeremos de frente este libro, "más allá" de nuestros traspiés de vida. Juan
Carlos De Brasi. Psicoanalista Juan
Carlos De Brasi presentando el libro Alejandra Menassa de Lucia recitando con Miguel Oscar Menassa uno de los poemas de su libro. Público disfrutando de la poesía. Hoy quiero agradecer este premio. Y quiero agradecer especialmente la existencia de la Asociación Pablo Menassa de Lucia, Aula de Poesía y Psicoanálisis, de la que soy socia, y su trabajo por la difusión de la cultura en todas sus manifestaciones. Para mí es un inmenso honor que me haya sido otorgado el mismo galardón que un día recibiera el poeta D. Leopoldo de Luis. Doy especialmente las gracias a la Presidenta de la Asociación, la Dra. Olga Elena de Lucia Vicente y, no sé si esto es políticamente correcto, pero doy las gracias a los miembros del jurado, por todo el trabajo invertido en la elección de los libros premiados. Quiero aprovechar para agradecer al poeta Miguel Oscar Menassa su trabajo como coordinador de grupos de poesía. Que el significante Grupo Cero contenga la palabra grupo no es azaroso. Que el grupo sea concebido como una máquina productora de sujetos es una de las ideas que nos ha permitido a algunos de nosotros, integrantes de los talleres de poesía Grupo Cero, que nunca imaginamos escribir una línea, tener varios textos publicados. Producción en serie de poetas. Es también una alegría inmensa para mí tener cinco compañeros de premio. Un premio que publica seis libros es uno de los mejores premios que se conceden en España, y les aseguro que he estudiado a fondo el terreno. Sinónimos de gracias, por favor, la página me está quedando llena de gracias. Finalmente, un agradecimiento caluroso al poeta Pablo Menassa de Lucia. Porque ustedes se habrán dado cuenta de que existe una pequeña coincidencia en los apellidos. Pero no es al hermano al que quiero recordar ahora, es al poeta. Pablo ponía en boca de la muerte este enunciado: "La palabra escrita siempre me ganó la partida".
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Creo que para darle las gracias al poeta, toca por tanto, escribirle un poema. Es
una bella condena de la que me hablas: Transformar
el llanto en un caudaloso río; Quiero
esa cárcel; barrotes de palabras. Carceleros
de torva mirada enamorada; Es
una bella condena de la que me hablas: Alejandra Menassa de Lucia. Médico-Psicoanalista Madrid: 91 758 19 40
Hoy presentamos los libros que obtuvieron el segundo premio de poesía de la Asociación Pablo Menassa de Lucia en su última convocatoria: Sobre papel barato, de Fabián Menassa de Lucia, y Golpes de realidad, de Manuel Menassa de Lucia. Al leer las contraportadas puede chocarnos la juventud de los autores, 23 y 22 años, respectivamente, aunque tenemos que puntualizar. En una sociedad como la nuestra, donde la media de vida es de 65-70 años, ciertamente, ellos recién empiezan a vivir. Pero si nos damos cuenta de que ambos publicaron por primera vez sus poemas en el número 1 de la revista El Indio del Jarama, en enero de 1992, no podemos aplicarles tan a la ligera el calificativo de jóvenes. Es más, debemos decir que son poetas experimentados, puesto que llevan más de la mitad de su vida dedicados a la escritura. No hay que confundir la edad con la experiencia. Pero ¿qué quiere decir dedicarse a la escritura? Según la Escuela de Poesía Grupo Cero, asistir a un taller de escritura y hacer las tareas, que son leer y escribir. La fórmula parece sencilla, pero la manera de someterse a esa ley, la manera de dejarse trabajar por la poesía es diferente en cada sujeto, pues diferentes son las palabras que combinará en los poemas.
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En los libros que hoy presentamos tenemos un claro ejemplo de cómo el mismo tema es dicho de manera diferente que, por tratarse de la poesía, será única y universal al mismo tiempo. Veamos: Qué papel juega la poesía en sus vidas: Fabián: "Soy poeta,/mis manos fueron hechas,/ahora lo sé,/de amor, trabajo, fuerza y precisión,/y esculpen con inusitada agilidad,/ los pilares sustento de mi vida." Manuel: "Ahora sé incorporarme ante cualquier tropiezo,/cuerpo de poeta, viajante en las aristas del tiempo/ruedan las palabras, la vida entre mis dedos." Acerca de la experiencia de escribir: Fabi: "Cada vez escribo,/me dejo escribir por el poeta/y en ese abrazo de letras infinitas/soy el niño asustado que no para de llorar/ y soy también,/los firmes brazos del poeta/secando la última lágrima,/robando el último recuerdo/ para llorarlo en esta página." Manu: "Me asomo por la ventana, ciego/arrojo en el rincón el último cadáver/-a éste que es mi imagen-/lo maté con la misma mano con la cual/dibujé su rostro en todas las edades." El poeta, como sabemos, es un ser sensible y cuanto ocurre a su alrededor, a otros humanos semejantes, le impacta especialmente: Fabián: "El señor de la guerra/le miró a los ojos,/sostuvo firmemente su mirada/y le dijo muy seguro:/Usted no tiene respeto por la vida.../DEBE MORIR." Manuel: "Atarán nuestras manos/y taparán nuestra boca/con alguna droga,/más bien barata./Querrán atemperar nuestros sentidos,/ nada lograrán." Así podríamos continuar con el amor, la muerte, los poetas que los sostienen, el futuro, la libertad, etc., puesto que nada escapa a la mirada del poeta. A punto de terminar, me doy cuenta de que ambos títulos muestran la fuerte relación que, tanto Fabián como Manuel, tienen con la escritura. Fabián sabe que, Sobre papel barato, se escriben los periódicos, también Las 2001 Noches, es decir, nuestro principal medio de difusión de poesía. Manuel dice: "Certeros golpes de realidad/dejaron casi muerto/mi lugar de fantasía." Casi, puesto que sus fantasías, ahora, son poemas. Carmen
Salamanca Gallego Carmen Salamanca Gallego presentando los libros Sobre papel barato y Golpes de realidad. Fabián Menassa de Lucia y Manuel Menassa de Lucia preparados para la presentación de sus libros. Alejandra Menassa de Lucia presentando los libros Estallidos del deseo y Cortina de humo.
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Año 1999, primera convocatoria del Premio Pablo Menassa de Lucia en su modalidad de poesía, un autor premiado: el ilustre poeta Leopoldo de Luis. Segunda convocatoria, año 2000, dos autores premiados. Tercera convocatoria, 2001: cuatro autores premiados, dos primeros premios y dos segundos. Cuarta convocatoria, 2002: seis autores premiados, un primer premio, dos segundos tres terceros. La Asociación Pablo Menassa de Lucia se adapta cada vez más a función de difundir la cultura en todas sus dimensiones. El interés por la escritura, el arte poético, la relación del poeta con historia de la poesía, se alza como estigma indelebile, como marca, en todos los poetas Grupo Cero. Cada autor a su peculiar manera, y un autor no es otra cosa que su obra. Hoy presentamos dos terceros premios de Poesía de la Asociación Pablo Menassa de Lucia 2002: Estallidos del deseo y Cortina de humo, de las poetas Magdalena Salamanca y Cruz González respectivamente. Magdalena despliega esta problemática poética así: A ti, que navegas los colores de la muerte/que desdicen las formas de la pasión/con armas de papel quebrado. En los versos de Magdalena papel escrito puede ser el arma más certera, y si la escritura es producto efecto de haber realizado una lectura, no podemos dejar pasar el corazón de Celaya palpitando, aún caliente, en los versos la autora. No en vano su anterior libro, compartido, se llamó Armas de mujer. Continúa: El poeta es rastreador de palabras, dibuja historias en sus pequeñas manos, es panadero de versos: la poesía está aquí concebida como un trabajo tan prosaico como cualquier otro, Maiakovsky nos diría: como la extracción del radio, año de trabajo para extraer un gramo. Pero Magdalena no es una observadora imparcial, está implicada radicalmente en su función de poeta, y nos lo dice así: Quiero confesarme herida/como una víscera sangrante./Herida por la palabra/ por el sol y sus fulgentes rayos acústicos/por el aire y el esfuerzo de respirar cada segundo/por la tierra y su tenaz manera morir./Quiero confesarme herida/muerta por los versos clavados como puñales/en el centro justo de mi verdad. Estallidos del deseo, pequeños resplandores que ciegan antiguas quimeras. Sólo así es posible la escritura: el deseo del poeta se diluye en la función poética, y en su estallido, combustión última, versos como restos de metralla, inundan la escena. Cruz toma su posición poética reconociendo su deuda simbólica la poesía, deuda paradojal, imposible de pagar y que sólo se paga escribiendo y publicando: Fiel habitante de la bruma/despierto instalada entre tus letras/juego de luces y sombras. El poeta es un brazo, las piernas, los ojos de la poesía. Es ella, la poesía en sus sacádicos movimientos espirales la que va escupiendo al mundo poetas, como lenguas de fuego. Cruz construye a lo largo de toda la geografía temporal de Cortina de humo, una nueva anatomía, un cuerpo pulsional, más de la anatomía imaginaria, más allá de los márgenes del cuerpo biológico: Escribo, nos dice, y ese será mi cuerpo. En sus versos se construye esa nueva piel, ese nuevo rostro, esas nuevas manos que serán el cuerpo del poeta: Palabras
escondidas en los pliegues de una piel/Un rostro repartido entre
millones de rostros/Manos entelazadas a otras Eres el que escribe el miedo con sangre, arterias, huesos. Cada libro es un ladrillo más: hueso o músculo del cuerpo de ese poeta. Cruz tiene un cuerpo de tres libros: Letras de fuego, A golpe lluvia, libro en colaboración, y ésta, su última producción: |
Cortina de humo. Como vemos, la lluvia no apagó el fuego de su primer libro, aún queda un resto: Cortina de humo, un resto que supera a los libros anteriores. Un resto sublime, como el cuerpo del poeta es resto de la Poesía. En estas páginas ambas autoras se adscriben a una concepción de la escritura, a una manera de amar que es todas las maneras posibles del amor, a una idea de verdad como producción. Les recomiendo su lectura. Alejandra
Menassa de Lucia. Médico-Psicoanalista Magdalena Salamanca Gallego y Cruz González Cardeñosa recitando los poemas de sus libros. La Asociación Pablo Menassa de Lucia, Aula de Poesía y Psicoanálisis, presenta los premios de Poesía Pablo Menassa de Lucia, en su cuarta convocatoria, que son: Primer Premio: La muerte en casa, de Alejandra Menassa de Lucia. Segundo Premio (ex aequo): Golpes de realidad, de Manuel Menassa de Lucia y Sobre papel barato, de Jorge Fabián Menassa de Lucia. Tercer Premio (ex aequo): Claveles españoles, de Inés Barrio; Estallidos del deseo, de Magdalena Salamanca Gallego y Cortina de humo, de Cruz González Cardeñosa. Los seis autores pertenecen a la Escuela de Poesía Grupo Cero, Escuela que se fundó en 1969, y que de manera ininterrumpida dirigida por Miguel Oscar Menassa, construye poetas, allí donde exista el deseo en el candidato. La Asociación Pablo Menassa de Lucia, se fundó en 1998, es una Institución sin fines de lucro y su objetivo prioritario es difundir la cultura en todas sus manifestaciones. Se mantiene gracias a la cuota mensual de sus asociados. ¿Usted nunca pensó en asociarse? Les invitamos a que se asocien: por 6 euros al mes, como asociado general; por 60 euros mensuales como socio colaborador; o por 300 euros al mes como socio fundador. La Asociación organiza, colabora, promueve y subvenciona: recitales de poesía, conferencias de psicoanálisis, cortos cinematográficos, exposiciones de pintura, charlas coloquio de medicina; tiene instituidos premios que convoca anualmente, como el premio a la mujer trabajadora, los premios de poesía y de psicoanálisis; contamos con una página WEB donde pueden obtener más información de nuestras actividades, así como el modo de asociarse para aquellos interesados (www.aulapablomenassa.com). La Asociación, en éste su quinto año de funcionamiento y siguiendo sus objetivos, presenta los libros premiados. En total son 15 los libros publicados. Es un momento para felicitarnos y seguir trabajando para el Aula de Poesía y Psicoanálisis. Después de la presentación de los poemarios, comenzará el recital poético musical, donde los autores leerán poemas de sus libros acompañados por la guitarra de: Alejandro Chévez, Sergio García, Kepa Ríos. Al finalizar les ofreceremos el vídeo Leyendo en casa, un día antes del recital, con pormenores de la preparación del evento de los recitales. Terminaremos con un cóctel, buen momento para pedir las firmas de ejemplares a nuestros poetas. Y en algún instante sorpresa, sortearemos un cuadro de cada autor, guarden las papeletas que les dieron a la entrada hasta el final. Preparamos las presentaciones con todo nuestro cariño, es decir, con trabajo y deseo, aprovechando el marco incomparable de la exposición de pintura "MENASSA 2003". Como Secretario de la Asociación agradezco vuestra presencia en nuestros actos. Aprovecho para recordar a los asociados que el plazo de entrega de originales para participar en la quinta convocatoria de los premios de la Asociación, tanto en poesía como en psicoanálisis, termina el 31 de julio. Carlos
Fernández del Ganso. Psicoanalista
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50 AÑOS DE SU MUERTE DYLAN
THOMAS CEREMONIA
DESPUÉS I Mis yoes Comencemos Perdona Llorando II Yo no sé quién, si |
III En los tubos del
órgano y las agujas ENTRE
LOS MUERTOS Al despertar el día
sobre la guerra |
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Hubo un salvador Dice la voz de los
niños Hubo gloria que oír Dos hermanos altivos
y oscurecidos lloran, por el marchitar de
hogares ROMPE
LA LUZ DONDE Rompe la luz donde
ningún sol brilla; Una vela en los
muslos Rompe el alba tras
los ojos; La noche en las
cuencas ronda, Rompe la luz en
solares secretos, |
Oh, hazme una
máscara y un muro para resguardar de tus
[espías
A ESTE LADO DE LA VERDAD (Para Llewelyn) A este lado de la
verdad, El bien y el mal,
dos formas
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Hoy, este insecto, y
el mundo que respiro El insecto certero es la plaga de las fábulas. El monstruo de este
cuento, con membrana de sierpe La fábula del insecto es la promesa certera. Muerte: la muerte de
Hamlet y los locos de pesadilla, La mano que firmó
el papel derribó una ciudad; La mano poderosa se
conduce al declive del hombro, La mano que firmó
el tratado engendró fiebres, Los cinco reyes
cuentan los muertos pero no ablandan |
Sin trabajo de
palabras desde hace ya tres meses flacos en la tomar para luego dar
lo es todo, devolver lo que con hambre ha Recoger para luego
desprenderse de los tesoros del hombre es [una muerte dulce Rendirse ahora es
pagar dos veces el alto precio del ogro. Y la muerte no
tendrá poder. Y la muerte no
tendrá poder. Y la muerte no
tendrá poder.
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FRIEDRICH
HEBBEL - El hombre imaginó el absoluto contrario, y tuvo a su Dios. - La religión es la fantasía de la humanidad: poder, no resolver las contradicciones, sino negarlas. - Sin duda, el ensueño es para el espíritu lo que el sueño para el cuerpo. - La naturaleza está ordenada para el goce de sí misma, y todas las criaturas no son otra cosa que lenguas con que se saborea. - El mal es una barrera entre Dios y el hombre; pero una barrera que da existencia individual al hombre. Si no la hubiese, el hombre sería uno con Dios. - El hombre es una cosa entre dos labios que se quieren juntar y no pueden. - Los grandes hombres son el índice de la humanidad. - Lo que en el genio es la intuición, es el instinto en la masa. - La filosofía es una patología superior. - Si el idioma fuese un producto del espíritu lógico, y no del poético, sólo tendríamos uno. - Las enfermedades que señalan el crecimiento de la humanidad se llaman revoluciones. - No sabiendo Dios qué hacer con una porción de hombres que no saben hacer nada de sí mismos, creó la felicidad. - La envidia apunta siempre a lo que se tiene, no a lo que se es. - El momento sostiene siempre a su individuo; el siglo rara vez al suyo. - La humanidad tiene siempre un jefe supremo, pero ¡qué pocas veces conoce a su rey! - Es una vieja observación que la decencia aumenta cuando la moralidad disminuye. - Si al mármol le fuese dado sentir, seguramente se quejaría de los martillazos que... lo convierten en dios. - Un prisionero es un predicador de la libertad. - La justicia criminal debería ocuparse de descubrir la inocencia en lugar de la culpa. - Cuando fracasa una revolución, fracasa un siglo entero; pues entonces el filisteo tiene una baza más. - El pauperismo es un problema terrible. ¿Y si la gente que hace ajusticiar al pobre que se apropia sus riquezas fuese, un día u otro, ajusticiada por los pobres, por el hecho de poseer riquezas? El derecho de la propiedad tiene espantables consecuencias. ¿Y si los soldados recordasen de pronto que también ellos pertenecen al pueblo, y cuando les mandasen hacer fuego, tirasen, sí, pero contra quien les dio la orden? - El que un malvado no se contente con pequeños delitos, sino que proceda cada vez hacia delitos mayores, ¿quiere decir realmente algo contra el malvado? - Hasta el hombre pésimo se debería, si es posible, evitar la convicción de que es malo. Más de uno se ha vuelto ya malo por creerse malo demasiado pronto. - Actualmente se vive del arte de gastar el dinero que el vecino lleva en el bolsillo. - Hay gente que sólo se lava cuando ve a los demás sucios. - A más de uno que dice que la vida es breve, le parece el día demasiado largo. - Hay personas que se consolarían hasta del fin del mundo, con tal de que ellas lo hubiesen anunciado. - La mayoría de los hombres son buenos sólo mientras tienen por buenos a los demás. No quieren dar, sino únicamente saldar una deuda. - La vida de la mayoría de los hombres es una fuga de sí mismos. - A menudo se echa en cara a la juventud el creer que el mundo empieza con ella. Cierto. Pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿Qué es peor? - Hay gentes que están más a gusto en la mentira ajena que en la propia verdad. - Cuando reza y cuando lo afeitan, el hombre pone un rostro extático. - ¡Cuántos hombres podrían ver, si se quitasen los anteojos! - Que el hombre, tan poco amigo de la verdad, haya inventado el espejo, es el hecho más sorprendente de la historia. - El que quiera conocer a los hombres, estudie los fundamentos de sus excusas. - "Al que tiene, le será dado". La fortuna es como la gallina: pone el segundo huevo donde puso ya el primero. |
- Sólo por el poeta cobra Dios los intereses de la creación, pues sólo el poeta se la devuelve más hermosa. - La burla es la prueba de la solidez de lo serio. Lo que no puede soportar la burla tiene pies endebles. Esto sirve para la vida y para el arte. - La mayor parte de nuestros críticos se han convertido en jueces sólo porque no podían erigirse en reyes. - Hay personas que se encuentran un pelo en todos los platos sólo porque al sentarse a la mesa sacuden tanto la cabeza que siempre acaba por caer alguno. - Nútrete de arte y de ciencia, y todo lo que respira sobre la tierra será aliento en tu pecho. - Envolverse en el universo como en una capa, y de tal modo que igual lo muy cercano que lo lejanísimo nos calienten por igual: esto significa hacer poesía, crear. - Así como la sangre vertida no es el hombre, así el contenido espiritual reducido a sentencias no es la poesía. - Hay muchos que introducen la lógica en su poesía, y se figuran que eso es motivar. - En presencia de un gran poeta se tiene la sensación de que viniesen a luz cosas que habían permanecido hasta entonces escondidas en el caos. - Un poeta que no desecha ningún pensamiento es como un escultor que, por amor al bloque de mármol, no talla lo superfluo. - ¿Habría dejado acaso de pintar Rafael si todo el mundo, menos él, hubiese estado ciego? Así, el verdadero poeta haría poesía hasta en una isla desierta y escribiría sus versos sobre la arena, aunque viese ya al rinoceronte dispuesto a reducirlos a cieno. ANAÏS
NIN Mi primer visión de la tierra fue de agua secreta. Pertenezco a esa raza de hombres y de mujeres que ven todas las cosas a través de esa cortina de mar y mis ojos son del color del agua. Tenía una mirada de camaleón sobre la cara movediza del mundo, una mirada anónima sobre mí misma, la inacabada. Recuerdo mi primer nacimiento en la intimidad del agua. Transparencia sulfurosa en torno de mí donde mis huesos se mueven como objetos de goma. Me balanceo y floto y me yergo sobre mis pulgares inconsistentes, atenta a sonidos lejanos, más allá de los límites del oído humano, percibo cosas fuera del alcance de la mirada humana. Nacida plenamente del recuerdo de las campanas de la Atlántida. Atenta a los sonidos perdidos, en busca de los colores desaparecidos, de pie, para siempre, sobre el umbral, como presa por los recuerdos, camino a nado. Corto el aire con el filo de mis aletas y floto a través de las habitaciones sin muros. Expulsadas de un paraíso de silencio, las catedrales se ondulan cuando un cuerpo pasa, como una música insonora. Esa Atlántida sólo podía ser redescubierta en la noche, a través del sueño. A partir de que el sueño cubría la ciudad firme y nueva, firmeza del mundo nuevo, las puertas más pesadas se abrían en el deslizamiento perfectamente aceitado de sus bisagras y se entraba en el mutismo del sueño. Terror y alegría de las muertes perpetradas en silencio, en el silencio de lo que se desliza y roza. Cobertura de agua lanzada sobre todas las cosas, ahogando la voz. Pero, por azar, un monstruo me llevó a la superficie. Perdida en los colores de la Atlántida, en esos colores interpenetrados que nada delimita. Peces de terciopelo, de organza, con colmillos de encaje, peces de tafetas lentejuelas, peces de seda y de pluma y peces con bigotes, con los flancos laqueados y los ojos de cristal de roca, peces con la piel ajada y los ojos de grosella, ojos como la clara del huevo. Las flores palpitan sobre sus tallos como corazones de mar. Nada prueba su peso, el caballo de mar se mueve como una pluma. Era como un bostezo. Me gustaba el bienestar, los ojos cerrados y los viajes suaves sobre el agua que barría los obstáculos, el agua que nos llevaba como un pecho colosal, el agua siempre allí para nuestro reposo, transmitiendo vidas y amores, palabras y pensamientos. Muy por debajo del nivel de las tempestades, yo dormía. Me movía en el interior de los sonidos y de las tinturas como en un diamante de mar. Ninguna corriente de pensamiento en aquel lugar, sólo la caricia de la onda y del deseo mezclándose, tocándose, fluyendo y volviendo a fluir, errando -infinita profundidad de la paz. No recuerdo haber tenido frío ni calor. Ninguna frialdad, ninguna quemazón. Sueño climatizado, sin fiebre, sin FRESCORES
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estremecimientos. No recuerdo haber tenido hambre. El alimento se incorporaba por poros invisibles. No recuerdo haber llorado. Sólo sentía la caricia del movimiento -movimiento en el cuerpo de otra- absorbida, sumergida en la carne de otra, mecida por el ritmo del agua, la lenta palpitación de los sentidos, el zumbido de la seda. Amor sin conciencia, movimiento sin esfuerzo en el curso suave del agua y del deseo, aliento en el éxtasis de la disolución. Me desperté al alba, arqueada sobre una roca, esqueleto de un barco ahogado por sus propias velas. La noche me cercó, fotografía desplegada de su marco. Parte del forro del saco se rasgó como las dos conchas de una ostra. Separados, el día y la noche y yo caía en su hendidura sin saber en qué lecho reposaba, si en la hoja más alta del alba, la gris y la fría, o sobre la cama sombría de la noche. El rostro de Sabina permanecía suspendido en la oscuridad del jardín. Del fondo de sus ojos un viento de arena encogía las hojas y abrasaba la tierra; todo lo que se había precipitado en la vertical giraba ahora en torno al rostro, en torno a su rostro. La mirada que ella fijaba estaba hasta tal punto fuera del tiempo -pesadas profusiones de siglos precipitándose en procesiones profundas. Su piel nacarada exhalaba espirales de perfumes como el incienso. Cada uno de sus gestos aceleraba el ritmo de su sangre y despertaba un canto que latía como el pulso cardíaco del desierto, un canto que era el tañido de sus pies imprimiendo en la sangre la huella de su rostro. Una voz había atravesado los siglos, tan pesada que lo que tocaba lo quebraba, y de un peso tal que temía que vibrara en mí con eterna resonancia; una de esas voces roncas, ultrajantes, semejantes a los gritos herrumbrados que surgen en el último paroxismo del orgasmo. Negra como su cabellera negra, su capa pendía de su espalda, a medias drapeada, a medias flotando alrededor de su cuerpo. Como consciente de los impulsos de Sabina, ese ropaje membranoso comenzaba a moverse antes de que ella misma se moviera y, como hacen las olas que fluyen en el mar, seguía activándose poco después de que ella se había quedado inmóvil. Sus mangas sonaban como un suspiro y el borde de su vestido danzaba alrededor de sus pies. El collar de acero en su garganta lanzaba un destello de verano y el ruido del metal era como un crujido de sables... El paso de acero... Acero del esqueleto de Nueva York enterrado en el granito, enterrado de pie. El paso de acero... Notas a golpe de martillo sobre las guitarras gitanas con cuerdas de acero, sobre los brazos de acero de las sillas apaciguando su aliento y cortinas de acero cayendo, granizado, como mallas y barras de acero, barreras de acero que se desmoronan. Incorruptible, su collar, que ella había enroscado en la garganta del mundo. Lo llevaba como el trofeo torturado de una gemebunda mecánica, acompañando el ritmo inhumano de su paso. Caída deshojada de sus palabras, vidrio sucio tiñendo sus humores, herrumbre en su voz, humo en su boca, su respiración en mi mirada como un aliento de hombre cegando un espejo. Palabra -palabra a media voz, frases que no tenían necesidad de ser acabadas, abstracciones, campanas de China golpeadas con varas acolchadas, seudo-flores de naranjos pintadas sobre la porcelana. Encerrada, velada, palabra a media voz de mujeres de carne dulce. Los hombres que ella había abrazado -y las mujeres- todos se purificaban en las vibraciones de mi memoria. Sonido interior al sonido, espectáculo interior al espectáculo y mujer dentro de la mujer -como una escritura invisible revelada por un ácido. Mujer en el interior de otra mujer, eternamente, procesión en marcha pulverizando mi espíritu, fragmentándolo en cuartos de tono que ninguna vara de orquesta tuvo jamás el poder de reunir.
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