LAS 2001 NOCHES ÍNDICE NÚMERO 49

OLGA OROZCO

LA PASIÓN DESVELADA

SOY MUJER, TUVE MÁS .....

PROFESIÓN ILEGAL

GÉNESIS

GABRIELA MISTRAL

MARÍA CHÉVEZ

CARMEN SALAMANCA 

ROSALÍA DE CASTRO

LA QUE CAMINA

MUNDO DETENIDO

LOS INDIOS

DESDE LOS CUATRO .....

TRINA MERCADER

PORQUE

SANGRE ENAMORADA

ALEJANDRA PIZARNIK

VUELVO HACIA MÍ

ES UN SER HUMANO EL QUE SE DERRUMBA

CUANDO VINIERON

MUCHO MÁS ALLÁ

ALFONSINA STORNI

OLGA DE LUCIA VICENTE

ALEJANDRA MENASSA

CARILDA OLIVIER LABRA

EL HOMBRE

VUELO DE LA MUERTE

SOY UN MENDIGO

AUTO DE FE

SOCIOS DE HONOR

DONDE NUNCA ME ESPERASTE

LOS MONSTRUOS DE LA RAZÓN

RODA CHACEL

NORMA MENASSA

LUCIA SERRANO

VOY COMPRARME UN POETA

ESPÍSTOLA

FUGAR

CONTRA VIENTO Y MAREA

ASOCIACIÓN PABLO MENASSA DE LUCIA

SUSANA MARCH

PORQUE VOS QUERÍAS

EL HOMBRE SE .....

TEATRO ALFIL

MUJERES ESCRITORAS

OLGA OROZCO 
Argentina, 1920


GÉNESIS

No había ningún signo sobre la piel del tiempo.
Nada. Ni ese tapiz de invierno repentino que presagia las
                          [garras del relámpago quizá hasta mañana.
Tampoco esos incendios desde siempre que anuncian una
                          [antorcha entre las aguas de todo el porvenir.
Ni siquiera el temblor de la advertencia bajo un soplo de
                         [abismo que desemboca en nunca o en ayer.
Nada. Ni tierra prometida.
Era sólo un desierto de cal viva tan blanca como negra,
un ávido fantasma nacido de las piedras para roer el sueño
                                                                          [milenario,
la caída hacia afuera que es el sueño con que sueñan las
                                                                           [piedras.
Nadie. Sólo un eco de pasos sin nadie que se alejan
y un lecho ensimismado en marcha hacia el final.

Yo estaba allí tendida;
yo, con los ojos abiertos.
Tenía en cada mano una caverna para mirar a Dios,
y un reguero de hormigas iba desde su sombra hasta mi
                                                         [corazón y mi cabeza.

Y alguien rompió en lo alto esa tinaja gris donde subían a
                                                           [beber los recuerdos;
después rompió el prontuario de ciegos juramentos heridos
                                                                           [a traición
y destrozó las tablas de la ley inscritas con la sangre
                                       [coagulada de las historias muertas.
Alguien hizo una hoguera y arrojó uno por uno los fragmentos.
El cielo estaba ardiendo en la extinción de todos los infiernos
y en la tierra se borraban sus huellas y sus pruebas.
Yo estaba suspendida en algún tiempo de la expiación
sagrada;
yo estaba en algún lado muy lúcido de Dios;
yo, con los ojos cerrados.
Entonces pronunciaron la palabra.

Hubo un clamor de verde paraíso que asciende desgarrando
                                                             [la raíz de la piedra,
y su proa celeste avanzó entre la luz y las tinieblas.
Abrieron las compuertas.
Un oleaje radiante colmó el cuenco de toda la esperanza aún
                                                                      [deshabitada,
y las aguas tenían hacia arriba ese color de espejo
                                    [en el que nadie se ha mirado jamás,
y hacia abajo un fulgor de gruta tormentosa que mira desde
                                                      [siempre por primera vez.
Descorrieron de pronto las mareas.

 

Detrás surgió una tierra para inscribir en fuego cada pisada
                                                                       [del destino,
para envolver en hierba sedienta la caída y el reverso de cada
                                                                         [nacimiento,
para encerrar de nuevo en cada corazón la almendra del
                                                                             [misterio.
Levantaron los sellos.
La jaula del gran día abrió sus puertas al delirio del sol
con tal que todo nuevo cautiverio del tiempo fuera
                                             [deslumbramiento en la mirada,
con tal que toda noche cayera con el velo de la revelación a
                                                              [los pies de la luna.
Sembraron en las aguas y en los vientos.
Y desde ese momento hubo una sola sombra sumergida en
                                                                     [mil sombras,
un solo resplandor innominado en esa luz de escamas que
                           [ilumina hasta el fin la rampa de los sueños.
Y desde ese momento hubo un borde de plumas
                              [encendidas desde la más remota lejanía,
unas alas que vienen y se van en un vuelo de adiós a todos
                                                                        [los adioses.
Infundieron un soplo en las entrañas de toda la extensión.
Fue un roce contra el último fondo de la sangre;
fue un estremecimiento de estambres en el vértigo del aire;
y el alma descendió al barro luminoso para colmar la forma
                                                      [semejante a su imagen,
y la carne se alzó como una cifra exacta,
como la diferencia prometida entre el principio y el final.
Entonces se cumplieron la tarde y la mañana
en el último día de los siglos.
Yo estaba frente a ti;
yo, con los ojos abiertos debajo de tus ojos
en el alba primera del olvido.

125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA


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MUJERES ESCRITORAS

ROSALÍA DE CASTRO 
España, 1837


DESDE LOS CUATRO
PUNTOS CARDINALES

Desde los cuatro puntos cardinales
de nuestro buen planeta
-joven, pese a sus múltiples arrugas-,
         miles de inteligencias
         poderosas y activas,
para ensanchar los campos de la ciencia,
tan vastos ya que la razón se pierde
         en sus frondas inmensas,
acuden a la cita que el Progreso
les da desde su templo de cien puertas.

Obreros incansables, ¡yo os saludo!
llena de asombro y de respeto llena,
viendo como la Fe que siguió un día
hacia el desierto al santo anacoreta,
hoy con la misma venda transparente
hasta el umbral de lo imposible os lleva.
¡Esperad y creed!, crea el que cree,
y ama con doble ardor aquel que espera.

Pero yo en el rincón más escondido
y también más hermoso de la tierra,
         sin esperar a Ulises
(que el nuestro ha naufragado en la tormenta),
         semejante a Penélope
tejo y destejo sin cesar mi tela,
pensando que ésta es del destino humano
         la incansable tarea,
y que ahora subiendo, ahora bajando,
unas veces con luz, otras a ciegas,
cumplimos nuestros días y llegamos
más tarde o más temprano a la ribera.

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ALEJANDRA PIZARNIK 
Argentina, 1936


MUCHO MÁS ALLÁ

¿Y qué si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me da a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre.

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?

Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que soy yo? ¿verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?"

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues eso es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.


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MUJERES ESCRITORAS

CARILDA OLIVER LABRA 
Cuba, 1924


AUTO DE FE

Cuenta el pobre los fósforos
y el rico sus palacios;
aquél se ha salvado de las adulaciones
y el dinero.
Sus manos no pueden aplaudir en la Escala de Milán,
pero poseen todos los anticuerpos;
encuentran amor
donde el rey sólo halla su soledad.

¡No rompan el orden!
¡No rieguen el rompecabezas!
Hay quien se preocupa por el verdugo
pero ya es cómplice de la neoplasia,
hay quien huye desesperadamente del incendio
y ya se lo comió la bacteria.

Pierde el tiempo quien sonríe a los inspectores,
quien sube al palo de la escoba,
quien hace una estadística;
pero ignora el súbito guiño de la estrella,
lo que fulgura después del tiro de gracia.

Tal vez sin notarlo
he matado un insecto invisible que volaba.
La zarpa que clavó hoy el gato
no es menos certera que mis uñas.

Todos esperan que me mustie como una tonta,
que me envilezca la primera arruga;
pero yo amo el tiempo y sus transfiguraciones
cómicas.

Creo en las galaxias y en los virus,
soy un animal tremendo.

Debiera estar cansada de la vida;
sólo me canso de morir.

Perdónenme este trajín con la ternura,
este nomeolvides que asfixio de un plumazo,
este dolor
tan duro que coloqué en el ala.

(¿Me habrá hecho daño la lágrima o el semen?)

Perdónenme...
hablaba de los otros y se me fue lo mío.
¡Qué golpe de carótidas
al socorro del alba!
¿Pero no somos todos uno mismo?
Me trepo a la esperanza entonces.
(Si nace el héroe es porque ha muerto un asesino).

Creo en tus partos, tierra.
Por eso juro por el hombre.

Las 2001 Noches
ES UNA REVISTA Y TAMBIÉN UN CICLO POÉTICO–MUSICAL
Todos los martes a las 20,30 h. en el

 Bar Celta

de Buenos Aires (Sarmiento y Rodríguez Peña)
Último martes de cada mes se presenta
LAS 2001 NOCHES

ROSA CHACEL 
España, 1898


ESPÍSTOLA

(A los perros de Atenas)

Un dios extraño acecha, con horrible garganta:
Ladrad, ladrad conmigo porque está oscuro en torno.
Las manos que lamíais serán menos que humo,
los pies se perderán por la cañada negra
donde ¡inútil llevar vuestra nariz por guía!...

Un dios vendrá, increíble como un feto del miedo,
que no tendrá los muslos luminosos de Apolo
ni el costado aterido que transió la lanzada,
que no nos mandará su mensaje en centellas
ni contará en los diez dedos su ley escrita.

Yo os llamo porque sólo vuestra voz extrahumana
debe aullar. ¡Escarbad la tierra sobre el VERBO!
Solamente a vosotros es dada la elegía
que merece el insomnio cuando es la noche oscura,
cuando María pasa, llorando, en las tinieblas...

SUSANA MARCH 
España, 1915


LA PASIÓN
DESVELADA

Dame tu voz antigua en cuyo acento escucho
el rumor de los bosques primitivos,
el canto misterioso de los seres selváticos,
el grito de agonía
de la primera virgen violada.
Dame tu voz antigua donde yo reconozco
mi propia voz extinguida,
aquella que cantaba hace milenios
en las frondosas selvas sin historia,
aquella que sonaba en el murmullo
de las límpidas fuentes intocadas.

Yo fui la gota de agua,
o un pájaro aturdido cruzando el aire nuevo
de la aurora del mundo;
acaso un pez de oro sobre cuyas escamas
probó el sol la dorada destreza de sus rayos.
Mas era ya la misma doliente criatura
que ahora soy, consumida de sueños y tristezas,
en el ardiente caos del Paraíso,
con los ojos abiertos al secreto de Dios.

Es tu voz el puente por donde regreso,
milenios y milenios traspasando,
a mi libre existencia de agua fresca,
de verde candidez. Mi carne gime
escuchando tu voz como si oyera
la llamada lejana y misteriosa
de las tribus sin nombre. Rituales
de sangre y fuego en el brutal nocturno,
aullidos fugitivos y, en la hierba,
mi cuerpo -¿de mujer?, ¿de reptil?, ¿de insecto?-hollado
por la bárbara dulzura
de la pasión del mundo.


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MUJERES ESCRITORAS

GABRIELA MISTRAL 
Chile, 1889


LA QUE CAMINA

Aquel mismo arenal, ella camina
siempre hasta cuando ya duermen los otros;
y aunque para dormir caiga por tierra
ese mismo arenal sueña y camina.
La misma ruta, la que lleva al Este
es la que toma aunque la llama el Norte,
y aunque la luz del sol le da diez rutas
y se las sabe, camina la Única.
Al pie del mismo espino se detiene
y con el ademán mismo lo toma
y lo sujeta porque es su destino.

La misma arruga de la tierra ardiente
la conduce, la abrasa y la obedece
y cuando cae de soles rendida
la vuelve a alzar para seguir con ella.
Sea que ella la viva o que la muera
en el ciego arenal que todo pierde,
de cuanto tuvo dado por la suerte
esa sola palabra ha recogido
y de ella vive y de la misma muere.

Igual palabra, igual, es la que dice
y es todo lo que tuvo y lo que lleva
y por su sola sílaba de fuego
ella puede vivir hasta que quiera.
Otras palabras aprender no quiso
y la que lleva es su propio sustento
a más sola que va más la repite,
pero no se la entienden sus caminos.

¿Cómo, si es tan pequeña, la alimenta?
¿Y cómo, si es tan breve, la sostiene,
y cómo, si es la misma, no la rinde,
y adonde va con ella hasta la muerte?
No le den soledad porque la mude,
ni palabra le den, que no responde.
Ninguna más le dieron, en naciendo,
y como es su gemela no la deja.

¿Por qué la madre no le dio sino ésta?
¿Y por qué cuando queda silenciosa
muda no está, que sigue balbuceándola?
Se va quedando sola como un árbol
o como arroyo de nadie sabido
así marchando entre un fin y un comienzo
y como sin edad o como en sueño.
Aquellos que la amaron no la encuentran,
el que la vio se la cuenta por fábula
y su lengua olvidó todos los nombres
y sólo en su oración dice el del Único.

Yo que la cuento ignoro su camino
y su semblante de soles quemado,
no sé si la sombrean pino o cedro
ni en qué lengua ella mienta a los extraños.
Tanto quiso olvidar que ya ha olvidado.
Tanto quiso mudar que ya no es ella,
tantos bosques y ríos se ha cruzado
que al mar la llevan ya para perderla,
y cuando me la pienso, yo la tengo,
y le voy sin descanso recitando
la letanía de todos los nombres
que me aprendí, como ella vagabunda;
pero el Ángel oscuro nunca, nunca,
quiso que yo la cruce en los senderos.

Y tanto se la ignoran los caminos
que suelo comprender, con largo llanto,
que ya duerme del sueño fabuloso,
mar sin traición y monte sin repecho,
ni dicha, ni dolor, no más olvido.

TRINA MERCADER 
España 1919


VUELVO HACIA MÍ

Vuelvo hacia mí. Regreso.
Vengo
de donde nunca quisiera ir,
de donde dicen que debiera estar:
donde están todos.

Pero allí nunca hay nadie.
Y entro. Y voy a mí,
donde estoy siempre, aunque me llamen;
aunque quiera salir; aunque me obliguen.
(Oh, no. Quédate. Y sigo.
Y allí están mis paisajes,
mis labios, mis palabras.
Y mi yerba o prodigio).

Pero vuelven.
Inesperados, vuelven.
Y estallan con su voz de estornino.
Y derriban mis labios.
Y abortan mi prodigio de yerba.

Y van cerrando párpados, postigos.
Y vienen.
Interminables vienen.

Y otra vez las palabras adultas
-esas que nunca entiendo-me
atormentan, convergen.
Y me llevan
donde nunca quisiera ir:
donde están todos.
Allí donde no hay nadie.

Por eso
-camino hacia mí misma
no me busquéis- regreso.

ALFONSINA STORNI 
Argentina, 1892


EL HOMBRE

No sabe cómo: un día se aparece en el orbe,
hecho ser; nace ciego; en la sombra revuelve
los acerados ojos. Una mano lo envuelve.
Llora. Lo engaña un pecho. Prende los labios. Sorbe.

Más tarde su pupila la tiniebla deslíe
y alcanza a ver dos ojos, una boca, una frente.
Mira jugar los músculos de la cara a su frente,
y aunque quién es no sabe, copia, imita y sonríe.

Da una larga corrida sobre la tierra luego.
Instinto, sueño y alma trenza en lazos de fuego,
los suelta a sus espaldas, a los vientos. Y canta.

Kilómetros en alto la mirada le crece
y ve el astro; se turba, se exalta, lo apetece:
una Mano le corta la mano que levanta.

 


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MUJERES ESCRITORAS

SOCIOS DE HONOR EUROPA

Miguel Oscar Menassa (Madrid) 50.000 ptas.
Fernando Ámez Miña (Madrid) 40.000 ptas.
Lidia Andino (Madrid) 40.000 ptas.
José María Blasco (Barcelona) 40.000 ptas.
Ana Mª Barletta  (Barcelona) 40.000 ptas.
Stella Cino Nuñez (Madrid) 40.000 ptas.
María Chévez (Madrid) 40.000 ptas.
Norma Cirulli (Ibiza) 40.000 ptas.
Bibiana Degli Esposti (Madrid) 40.000 ptas.
Claire Deloupy  (Madrid) 40.000 ptas.
Amelia Díez Cuesta (Madrid) 40.000 ptas.
Paola Duchên (Madrid) 40.000 ptas.
Carlos Fernández del Ganso (Madrid) 40.000 ptas.
Emilio A. González (Madrid) 40.000 ptas.
Mónica Gorenberg (Zaragoza) 40.000 ptas.
Jaime Icho Kozak (Madrid) 40.000 ptas.
Pilar Iglesias (Madrid) 40.000 ptas.
Fermín Lejarza (Bilbao) 40.000 ptas.
Paula Malugani (Ibiza) 40.000 ptas.
Miguel Martínez Fondón (Madrid) 40.000 ptas.
Alejandra Menassa de Lucia (Madrid) 40.000 ptas.
Concepción Osorio (Madrid) 40.000 ptas.
Pilar Rojas (Madrid) 40.000 ptas.
Montse Rovira (Ibiza) 40.000 ptas.
Helena Trujillo (Málaga) 40.000 ptas.
Carmen Salamanca Gallego (Madrid) 40.000 ptas.
Olga de Lucia (Madrid) 20.000 ptas.
Alberto Garreta (Barcelona) 15.000 ptas.
Magdalena Salamanca (Madrid) 15.000 ptas.
Cruz González  (Madrid) 10.000 ptas.
Ruy Henríquez (Madrid) 10.000 ptas.
Kepa Ríos Alday 5.000 ptas.
Francisco Ruano 5.000 ptas.
Mº Carmen García Mateos (Salamanca) 3.000 ptas.
Pablo J. García Muñoz (Madrid) 3.000 ptas.
Ana Mercedes Albizuri Chévez (Madrid) 2.000 ptas.
Javier Albizuri Chévez (Madrid) 2.000 ptas.
Ramón Chévez (Madrid) 2.000 ptas.
Marina Alonso (Madrid) 2.000 ptas.
Sergio Aparicio (Madrid) 2.000 ptas.
Hernán Kozak (Madrid) 2.000 ptas.
Ichka León Deloupy (Madrid) 2.000 ptas.
Cloe León Deloupy (Madrid) 2.000 ptas.
Clémence Loonis (Madrid) 2.000 ptas.
Fabián Menassa de Lucia (Madrid)

     2.000 ptas.

Manuel Menassa de Lucia (Madrid) 2.000 ptas.
Eva Méndez Herránz  (Madrid) 2.000 ptas.
Javier Romero Nouvilas (Benidorm) 1.500 ptas.
Pilar Gacía Puerta (Madrid) 1.000 ptas.
Griselda Kozak Cino (Madrid) 1.000 ptas.
Mónica López Bordón  (Madrid) 1.000 ptas.
Ismael Rivera Navas  (Madrid) 1.000 ptas.
Daniel San Martín Duchên (Madrid) 1.000 ptas.
Luis Rodriguez Hernández (Madrid) 1.000 ptas.
Mónica Quintana González (Madrid) 1.000 ptas.
Víctor  Quintana González (Madrid) 1.000 ptas.

SOCIOS DE HONOR AMÉRICA

Miguel Oscar Menassa  (Buenos Aires) 500 us.
Mára Bellini (Brasil) 200 us.
Lucía Serrano (Buenos Aires) 200 us.
Inés Barrio (Buenos Aires) 200 us.
Lúcia Bins Ely  (Brasil) 200 us.
Ángela Cascini (Buenos Aires) 200 us.
Alejandra Madormo (Buenos Aires) 200 us.
Norma Menassa (Buenos Aires) 200 us.
Roberto Molero (Buenos Aires) 200 us.
Marcela Villavella (Buenos Aires) 200 us.
Rosalba Pelle (Buenos Aires) 20 us.
Cesira Cignoni (Buenos Aires) 20 us.
Patricia Bissi (Brasil) 20 us.
Renato Battistel (Brasil) 10 us.
Karina de Filipiss (Buenos Aires) 10 us.
Patricia di Pinto  (Buenos Aires) 10 us.
Augusto Passolini (Buenos Aires) 10 us.
Luciano Passolini (Buenos Aires) 10 us.
Renata Passolini (Buenos Aires) 10 us.
Marisa Wachtel (Buenos Aires) 10 us.
Cristina Müller Diel (Brasil) 10 us.
Carmem Sílvia Presotto (Brasil) 10 us.
Luis Madormo (Buenos Aires) 10 us.
Gerson Medeiros (Brasil) 10 us.
Eloísa Tschoepke (Brasil) 10 us.

LAS 2001 NOCHES

DIRECTOR:
Miguel Oscar Menassa.
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PRINCESA, 17, 3.º Izda. 28008 MADRID (ESPAÑA).
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NORMA MENASSA 
Argentina 1938


FUGAR

Era imposible detener tanta partida
todos huían.
Venían en tropel las madres,
madres descuartizadas por el dolor
madres dormidas,
madres locas, alcohólicas
madres prostituidas, hambrientas, insaciables.
Tropillas encuadradas marcando
un ritmo de herraduras
venían persiguiendo a los que huían.

Yo, puse mi silla frente al mar
y me quedé esperando,
no escuché a mis espaldas
ningún ruido.
Madres muertas soplaban
suavemente las olas que caían
con gestos desmayados
muy cerca de la orilla.

PORQUE VOS 
QUERÍAS

Sin viento, estatua de una vida
la noche se dormía entre mis brazos
se aclaraba en mi piel y en mis cabellos.
Era la fiesta para vos, perfume y vahos
mientras danzaba en todos los idiomas
porque sabía que te gustaba verme enamorada.

Y así las mismas cosas no eran las mismas cosas.

Porque en las madrugadas
las letras se escapaban por la hendija
como el humo debajo de las puertas
y el sol por la ventana
y reían alegres con el viento
separadas de sí
destino al aire.

Y te ibas detrás.
Te veía partir cuando el silencio
acomodaba el tajo,
cada cual a su mundo
extraños a distancia.

Y así pasaban unos días
hasta que vos querías
volver a verme enamorada.

 Poesía -Narrativa -Psicoanálisis

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POETA Y PSICOANALISTA

MIGUEL OSCAR MENASSA

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MUJERES ESCRITORAS

SOY MUJER, 
TUVE MÁS DE UNA 
PALABRA SILENCIOSA

Llega la consagración y empequeñecida la infancia
se abre entre cielos, agua, verde, sol y
corridas en medio de cálidas piernas siempre cerca del
temblor,
siempre cerca de rodillas lastimadas
por el ardor de las caídas incansables,
sobre el cuadriculado de cemento que sabía a sal,
a otoño pasando filoso entre las hojas
y el mástil rugoso, despintado de los árboles.

No había en las veredas más que reinos
que caían en los confines de las luces
cuando el sueño se anunciaba en los llamados a la cena
en los tiernos coloquios que breves se curvaban también sobre
[nosotros
para que la alegría se prolongue en el bisel de la cuchara y de
[la boca.

En torno de los ojos,
motivos se escalonaban,
entre un mar crédulo amenazado por invisibles partidas,
y altos navíos musicales envolvían las horas vespertinas,
donde mi padre esgrimía arpegios sostenidos
de perfumes amables
y cuentos árabes con sentencias de esfinge
entrelazadas en salas de ébano y sueños despeinados de
[cansancio.

Nutridos por la edad crecimos fuertes
aspirando los pólenes tardíos, y olores de ricino
con sudor en las frentes y nocturnos de fiebre
escapando hacia el alba azul
en la que amanecíamos entre todas las voces conocidas.

Aguas desnudas se fueron deslizando sobre el orgullo y la
[ternura
y el cielo se hizo profundo y la cabeza en alto trató de
alcanzar
de nuevo el reino que inventaba otras bóvedas de estrellas no
[nombradas,
de resplandores nutridos por soplos de la tierra,
de horizontes donde el sonido partía de mi voz o no partía,
donde era el signo de mi propio nacimiento.

Fui reina del absurdo
como la muchacha loca meciéndose a sí misma:
Eres dócil a los soplos de la tierra
y me doblaba en cada viento cardinal y en cada terremoto.
Eres dura como la piedra de la estatua
y en vez del mármol amé el cristal de roca.

Eres la pasión de los incendios
y voraz el rojo me tiñó la frente
y me vistió con sedas del espíritu,
el despojado aquél que me habitaba incuestionable,
que se unió a mí para pedirme sólo que estuviese
en esas noches de lunas a medias, en esos días de colores,
y tuve más de una palabra silenciosa.

Grandes claridades se abrieron.

Era largo el camino y siempre tenía algo que hacer en otra
[parte,
pero soñaba aguas misteriosas, grandes sabores en islas de
[frescuras,
frutos oleaginosos que nutriesen mi piel,
ríos de burbujas indeclinables
y ruidos de alas
en un cielo teñido de crepúsculo por el que viajaría hasta
la dulzura de una vejez
amada por la tierra como la tierra ama a las raíces
de los grandes árboles,
con los que pacta de una manera inexorable.
Raíces curvadas que se expanden como bóvedas al revés
y que sin saberlo auguran la partida por caminos de luz
que llevan a un blanco reino de papel
donde tal vez el cuerpo
se desprende de su sombra.

MARÍA CHÉVEZ 
Argentina 1940


MUNDO DETENIDO

¿Era tu tiempo en las tinieblas poesía?
Olga Orozco

Ella habitó en nocturnos infernales
gastando la savia vital que la alentaba.
Vahos errantes la cubrieron en
esas tinieblas sin dicha,
malsanas...
Cayeron con brusquedad las
capas del amor que la cubrían
se quedó muda.
Entonces, maldijo. Se encerró
en vahos tornasolados. La
rabia de la costumbre
trastornada.
Con el odio, arribó a sus
confines la asfixia
la maltrataron y ella no se desdijo.
Se arrebujó en los hedores
más miserables.
Se hartó de fábulas, se
tiñó del revés, se fue a
los últimos extremos de la
propia trampa.
Y se juró una noche
endiablada, nunca volver.

II
Esa mañana el corazón latía
en su mundo detenido
se preguntó -para qué-La
respondió el silencio, la
majestuosidad del día templado
y luego
el temblor de una voz remota.
Se dijo ¿a quién le importa?
Y apostó otra vez,
Al trasluz, sedienta
por una chispa, por un talismán.
Por un minúsculo
y aún por lo herido
y todavía encontró
un recinto palpitante
una esfinge polvorienta
y las respuestas más absurdas
como lagartijas asustadas
en el calor del verano
como bajeles de piratas
en el sobresalto de las galaxias
más errabundas
y un sortilegio
en plena noche,
un recodo de su albergue
-espejos de su sexo y de su voz-,
dios
tránsfuga en su tiempo
concibiendo el milagro.

PORQUE

Nadie
alzará la voz
por tus torpezas
ni mano alguna caerá sobre los recuerdos.
Caricias mudas.
Terco perfume embriagador.
Someterse a ella
-injusticia-


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MUJERES ESCRITORAS

la soberana.
Sobre el mundo aletean sus fúnebres rasgos,
los pájaros
no supieron de tu crueldad. Adelante es la orden
y te veo,
paseando por la tumba
donde salpican los remordimientos.
¿Perversión o Delirio?
Pasión solitaria,
me sumerjo
ausente de tus luces
en el océano de la adversidad.
¿Quién podrá amar un destino que no le pertenezca?
Y extender
su cuerpo
dulcemente,
entre los dientes de las fieras.
El ocio
ese bien común,
no hablará de tu maldad.
Los errores se pagan con la vida
porque no hay manera de fallar estando muerto.

Y
desear amar en pleno siglo veinte,
es sencillamente una exhibición,
bastarda
de la locura.
Por fin las tumbas se han abierto en mis heridas.
Sus vahos nauseabundos nos distraerán
de éste, nuestro cotidiano dolor.
Ya no hay mundo
y las razones son,
querido,
insuficientes.
Te invito,
divino Artaud,
a tener juntos
la docilidad alimentaria de una vaca
y a descansar.
Las tumbas no son siempre incómodas,
y un escritor debería defender en vida,
su epitafio.
Qué otra cosa llevará este hombre que muere consigo,
y
quién puede desear un suicidio cuando la muerte
recién comienza.
Vivamos
entre las excrecencias y los cadáveres.
Amemos
en los cuerpos su propia carroña.
Olvidemos aquel amor
y sepultemos con nosotros
vivos
estos sentimientos propios.
El universo será
esta simpleza
de acariciar a los hijos por la mañana y desear
fervientemente sobre sus cabezas
que algún dios de otro planeta venga
a trastocarlo todo, y les toque una odisea menor.
Vivir no es diferente ni necesario.

Es
imposible.
He albergado en mi vientre todos los reptiles
peligrosas alimañas han sorbido mi sangre
y cualquiera podrá ver en mi piel
las huellas de la inhumanidad.
Y
si toda esta escoria y este sufrimiento aún,
no permiten la paz,
dejad de tocar las nubes con las manos,
porque el cielo no existe.
Peste y enfermedad. Existe el hambre,
países donde mueren los hombres de frío bajo los puentes
y cálidas mazmorras donde los hombres ven derretirse sus
[sesos.
Y entre tanta mierda
esta última pasión:
La Guerra Contra Todo.
Porque sí.

ES UN SER HUMANO
EL QUE SE DERRUMBA

Es un ser humano el que se derrumba.
                                                        Voy a morir.
No hablo de mis asesinos,
sólo digo:
Los cálidos espantos no bastaron.
Ni el hambre
                 ni la miseria
                                  -bastardas corrientes-pulsan
sobre mi cuerpo
                        el desencanto.
Perdida entre ritmos cotidianos
                                         cierro tus ojos.
                                                         Una muerte más,
y otra,
       agrandan el silencio.
Voces agoreras en los lugares del tiempo,
pierden al hombre en el olvido.

Escollos marinos
                      pacíficos atolones
donde la piel viste
                      sales amarillas
                                          caracolas.

Soy la que fui
                   en Nosotros.
Océano profundo
                     voz partiéndose en las piedras.
me esperas
y no es necesario que te nombre.
Llevo luto en el cuerpo
llevo luto en el alma
                      y es inútil.
Historias del asco
                        flores ausentes ardiendo en la matanza.
Monumental carcajada del siglo.
Soy
     la que fui en nosotros
                             canción y cántaro. Lágrima amordazada.
La mierda más compacta.
                                   La MEJOR, secular monumento.
Colores pardos.
                    Ríos siniestros.
Todo es oscuridad
                       -lugar común-
                                             llanto.
Forma y color de una retórica
                                         evanescente.

OLGA DE LUCIA VICENTE
Argentina 1947


VUELVO DE LA MUERTE

Yo perseguía una meta
y la meta terminaba
persiguiéndome a mí.
Transfondo de clarines
piú lento sus notas al ocaso,
quiebran el quebranto.
Humanidad partida por el viento.
Tenue, torpe, insensato
piú forte, ensordecedor
este recital, fin de milenio.
Caen casas como maldición


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MUJERES ESCRITORAS

que sacudiera el vientre mismo de la tierra.
Hociquea el hombre chapoteando
en oro negro su flaqueza.
No lloro por la que en el ocaso de mis días
vendrá a buscarme.
Lloro porque los titiriteros,
los que mueven los frágiles hilos de la vida
están jugando al juego duro
de la guerra.
¡Quién se declara amo absoluto
de la soledad!

Lloro porque también soy ese hombre
esa mezquindad que asfixia.
Destellos dorados cegando la visión,
la horda clama sacrificio,
carne asada de humano,
zócalo animal,
fuego fatuo de romanos.

Vuelvo de la muerte,
junto todos los trozos de rotas cadenas,
me encadeno a vivir.
No soy el "Primer Mundo",
soy el ganadero que le mataron la ilusión
y el trabajo.
Soy el inmigrante que casi perdió su identidad.
Me balanceo en una realidad alucinante:
como en otros siglos,
la guerra, la peste,
las catástrofes naturales azotan la región.
Como en otro siglo,
caníbales hambrientos
fagocitan restos calcinados de semejantes,
lujuriosamente.
Viene el jefe mayor, vestido de Dios y dice:
A ellos escarmiento y sin más
bombardea dos horas seguidas
la sorprendida ciudad.

DONDE NUNCA ME ESPERASTE

El alma no se arruga.
El Indio Gris

Estoy donde nunca me esperaste,
cosas tontas las que me sobrecogen.
Cuerpo que pulsa al son de soles abismales,
centelleo de luz,
constelación que siempre muta.
Mi piel de cordero desgarro
y pugnan por salir miles de agujas,
el tiempo, sobre los ojos ciegos.
Con Tiresias de la mano caminamos
hacia esa luz,
transferible del lenguaje.

Su mirada detiene el tiempo.
Todos los momentos se anudan ante ti,
bailarinas de cartón huyen de la escena,
humanos asidos del testuz como los gatos
o colgados de ganchos como reses,
amos absolutos de la muerte.
Pasea por la ciudad su amplio dominio.
Enlaza extensos collares de esperanza,
cuando me acoge el páramo desierto
de tus ojos nublados al ocaso.
Quiero verte renacer de las cenizas,
que tires tu cabello hacia atrás con decisión
humano gesto.
Que sacudas la lenta monotonía
de tus vicios,
que vengas a rodear este vacío
que siento aquí, entre mis pechos secos.

Que forme su aura un sol
para resquebrajar la nieve de mi alma.
Que cuajen las fiebres de veinte primaveras,
que me aten al misterio
de tu voz, viva.

LUCÍA SERRANO
 Argentina 1948


CONTRA VIENTO Y MAREA

Inventé nuevos mundos donde no era necesario tener alma y el
corazón se alojaba en la cabeza.
¡Cantad pequeño hombre!
Háblale al silencio, hasta que alguna vez tu voz, no mate lo que
vuela.
Era un poeta el que sostuvo la indagación.
Dinamismo esencial para los grandes hombres deseosos de las grandes alturas terrenas.
No nos coronarán por ser huérfanos.
Hablan de nosotros hasta los planetas.
¡Que nadie más me cuente historias, donde no son felices los
poetas!
El frío nocturno arrastra al caer la ciega oscuridad.
Sin suficiente abrigo, todos los instintos dudaron alcanzar
aventuras propuestas.
La sombra que me seguía era una presencia pálida.
Antes de destruir todos los cementerios que amenazan mis
ansias, me haré aprendiz de fantasma.
Estático silencio adormecido en gargantas vírgenes.
Contra viento y marea, distorsionaré el rumbo de los rostros
bárbaros que aún nos guían.
Las caídas marcan a un cuerpo tocado por la magia.
No acepté ser un condenado más.
Miserable satisfecho, eludió las pequeñas condenas que hubiese
merecido.
Buscaba lo perdido, mi espejo, mi espada.
Tuve por destino las apariencias, las casualidades.
Los demonios siempre se reencarnaban, volviendo a cometer
delitos inapropiados para un hombre sabio.
La paranoia de ser capturado por no vivir en sus tierras, me volvía
al laberinto.
Como era un salvaje, fracasó en todos los intentos de matar cuando
no lo necesitaba.
Escribí a los dioses y sus pandillas la brutalidad del chiste.
Todos eran amigos o enemigos, dependía del film que estábamos
filmando.
Los ladrones robaban para mí.
Los músicos componían malditas melodías para que yo escribiera
cuentos, donde el malo era un hombre culto,
silencioso y lejano, al que no le apasionaban los mitos vulgares
y mucho menos los tristes demonios conocidos.
Cuando descubrí que Dios no había muerto, lo busqué en el
intento de que me perdonara los errores de las valentías.
Fui perdonada.
Después, todo se hizo fácil buscando sin esperanzas.
Contra viento y marea, vivía en mí un lirismo inapropiado.
Sólo amé el sonido de las grandes palabras.

EL HOMBRE SE ACOSTUMBRA

Ya no hay nadie en la calle a estas horas.
¿Quién beberá las noches?
¿Quién hará de los árboles más altos, querubines?
No me extraña el viento y el frío se hace soportable.
El eco insiste en que vuelva a escribir ese poema.
Incandescentes sílabas sobre el espacio de papel en blanco.
Nuestros cuerpos amor, ya no nos guardan.
El hombre se acostumbra a perderlo todo, sin darse cuenta
siquiera, que en vez de navegar las aguas como un ser
intrépido, aún no salió de la playa.
No goza, no escucha, no ve las grandes posibilidades que le
aguardan.
Cuerda floja tendida en las alturas.
El hombre se acostumbra también, a vivir muerto.

 


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MUJERES ESCRITORAS

PROFESIÓN ILEGAL

Una estética maldita acompañó las horas del criminal.
Resolvió todas las contradicciones matando.
Vivió sin aceptar justicia alguna.
El encierro no le pertenecía.
Intocable, invencible e imposible frente a las fuerzas naturales,
se sometió al arte conocido, profundizó el abismo.
Riquezas de una imagen polisémica renaciendo después de cada
crimen.
Ámbito sensible construyendo desconocidas verdades múltiples.
Profesión nebulosa que no necesitó incandescentes caricias.
Deseó robarle a la muerte lo insobornable de su existencia,
engañarla con su astucia, quitarle sus poderes.
Las tristezas armaron a su alrededor un mundo vengativo y se
fue
haciendo inmortal en los peligros.
Fue necesario acudir a la mentira para alcanzar victorias que la
ley contradecía.
Conquistó la mirada de los más grandes delincuentes.
Delicada tibieza quieta, para un profesional avergonzado por no
tener medida.
Con el tiempo declaró a su profesión ilegal, el sustento vital de
sus días.
De cambiar sus pasos, la muerte lo esperaría.

CARMEN SALAMANCA GALLEGO 
España 1962


LOS INDIOS

Con las manos atadas al destino,
encadenados ecos del ayer,
treparon siglos y cadencias
hasta fundir su sangre con la tierra.

Arrojaron mutilaciones al abismo,
estigmas de escarcha entre los huesos,
cadenas de silencio ensangrentado.

Ebrios, evanescentes en la danza,
azules de mar y envoltura,
crearon fronteras impalpables
como séquitos de un dios convencido.

Rota estrechez sin miramientos,
cadenas ceñidas al corazón
y entre las raíces, niebla,
pedazos de alma arrebatada
a la terquedad de su búsqueda.

Amenazados de muerte visceral
calculan, a sabiendas del error,
y nunca olvidan.

Hoy, taladrados de miedo y ausencia,
entierran la fe con parsimonia
y ensayan, con profunda humanidad,
gritos de guerra en las pupilas.

Amos de ingenuas constelaciones,
hijos perdidos de la historia
interpondrán su veredicto
al límite estelar de nuestra voz.

Pantomimas de ululante escucha
serán la violencia de sus manos
en el estruendo final de la locura.

SANGRE ENAMORADA

De sangre están manchadas nuestras manos
por dentro.
Leopoldo de Luis

Entre las cóncavas llanuras de tus ojos
arden, imperiosas, sencillas muescas
de un poder rendido en cicatrices.

Tercos aprendices de lo eterno,
horadamos con preguntas la agonía y el espanto,
rota permanencia en el vacío sideral
donde la bestia reniega de su sombra.

Rompo composturas, hago trizas mi tamaño
y en mudo estrépito,
hilvano razones en la noche,
útiles coartadas para los dedos.

Raída faz ante el espejo de la muerte,
quemada por vientos de penumbra,
ensartada en raíces del miedo,
cúmulos de dolor acechando en cada esquina.

Aplasto consideraciones inauditas,
química espectral sobre muecas de hambre,
ágiles pergaminos y la ley escupiendo quimeras.

En la carcoma esencial de su estructura
habitan oscuros contornos inaudibles,
bicéfalas esperanzas estancadas
entre sueños y esbozos de poder.

Hiende el camino atravesando huecos,
vacíos desenlaces de una raza imprevista:
Hielo en la piel y cáscaras endemoniadas,
desposeídas de color, aliento secuestrado
retorciéndose en tu pecho.

Extiendo el dedo que juzga
banales encuentros con la vida,
desmedida pasión impregnada de escarcha
sobre la rutilante esfera de los sueños.

Gritos en el fondo de tus ojos,
sonidos de jungla en el reverso de la noche
rondan la materia exacta,
mínimo soporte bajo la piel:
Palabras de sangre enamorada.

CUANDO VINIERON

Vinieron de lugares olvidados,
recónditos escondrijos de ultratumba, sedientos,
voraces como alimañas en luna llena.

Alimentaron su odio a escondidas,
en secreto minaron las raíces,
secaron con mentiras la memoria.

No habrá futuro -decían-para
los rebeldes no habrá futuro.

Cuando vinieron
nosotros ya sabíamos del amor,
de la soledad intachable en el alma,
                                              cada atardecer.
Habíamos reducido nuestros cuerpos
al tamaño exacto de cada momento,
la longitud precisa de una mirada.

Vinieron por nosotros, de noche,
masticando pesadamente miserias adheridas,
vacíos cráneos con la muerte tatuada.
Cuando vinieron, nosotros
                                     ya éramos historia.


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MUJERES ESCRITORAS

ALEJANDRA 
MENASSA 

Argentina 1972


SOY UN MENDIGO

Esta mañana me corté
el último dedo que tenía,
y me lo comí,
diez muñones como diez tallos
de rosa cercenados.
Diez cicatrices de marfil.

Quiero saber dónde está mi corazón,
no recuerdo si con aquel hacha
que pende ahora sobre mi cabeza
practiqué sobre el esternón un surco

y por la herida aún sangrante
lo extraje y lo miré
tiernamente latir.

Ni siquiera recuerdo si tenía sabor,
ya hace años de esto.
El corazón de un mendigo es indigesto.
Está cargado de rabia contra todo.

Es seguro: si lo hubiera comido,
lo habría vomitado.
Es seguro, ahora estaría muerto.

No por vivir sin corazón,
de esos seres acardios está
poblado, casi lleno, el mundo.

Me hubiera muerto de un ataque al hígado.
Todo rabia enquistada, mi corazón,
me hubiera muerto
de un cólico de bilis negra,
negra como la noche
en que mataron mi razón.

LOS MONSTRUOS DE LA RAZÓN

Tantas veces quise matarte
o morir.
Hoy estoy apocalíptica,
huelo el final como una presa
y eso me enloquece.
El hedor de la sangre
poblando las arterias.
Esta noche la luna
ha puesto el fulgor
de los lobos en mi mirada,
un abismo rojo como
los precipicios de la carne
y dientes como garras,
encías habitadas por el odio.
Esta noche es un camposanto
donde enterrar la soledad.
No habrá otra erección
que la de los ahorcados,
ni más banquete
que el de las larvas.
Cuando el gusano besa
el vientre de los muertos
lo hace con pasión
indescriptible.
Me ha abandonado el corazón,
su frenético ritmo
de bandada.

Y voy por los rincones

pidiendo, voz en grito
un alma para echarme
a los hombros del olvido.
Ese olor a final, ese olor
me enloquece,
me impele a cometer
atroz asesinato.
Esta página, esta página
en blanco ha muerto
entre mis manos.
Princesa de la noche,
mi manzana perdida,
habita en sus tinieblas.

VOY A COMPRARME UN POETA

No, un hombre sólo no me basta.
Unos se han construido
una inteligencia contemporánea,
y se alcanzarán con ellos
las más altas cimas de la conversación.
Otros hacen el amor como si fueran
todo un cuerpo de manos y de labios.
Algunos lo darían todo por amor,
y otros saben bien que el amor solo,
se pudre como una manzana mordida
a media tarde.
Pero un poeta,
un poeta
cuando te dice que te ama,
lo dice con palabras
que hacen del amor una bandera,
de los besos estrellas
reventando en los labios,
de la piel un país habitado
por caricias tumultuosas,
por un ejército de hormigas
como bocas hambrientas de pasión,
y de la noche el tiempo
donde los cuerpos se diluyen;
se confunden los nombres,
y todo se trastoca en aras del amor.
Voy a comprarme un poeta,
de esos que te mandan
mensajes en botellas,
que ahora se llaman libros,
y que encierran, no un barco, sino un hombre,
que nadie sabe por dónde entró.

ASOCIACIÓN PABLO MENASSA DE LUCIA AULA DE POESÍA Y PSICOANÁLISIS

Soy lo que vuela
encadenadme y seré lo encadenado que vuela
matadme y seré lo encadenado, muerto, que

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LA ASOCIACIÓN 
PABLO MENASSA DE LUCIA
TAMBIÉN TIENE SU COLUMNA

Premio de Poesía Pablo Menassa de Lucia

El 31 de Julio de 2001 se cierra el plazo para la entrega de originales para el Premio de Poesía Pablo Menassa de Lucia en su 3ª Convocatoria.

Reunido el jurado bajo la presidencia de Olga de Lucia Vicente, el 3 de agosto, comienza la lectura de originales.

Se acuerda continuar la lectura durante el mes de agosto y los primeros días de septiembre.

El día 7 de septiembre se reúne de nuevo el jurado para hacer la primera selección. De ella salen elegidos 50 poemarios.

El 17 de septiembre el jurado se reúne para una segunda selección. De los cincuenta poemarios quedan 15 originales que optan al premio.

El día 24 de septiembre se reúne de nuevo el jurado para seleccionar cuatro finalistas:

- Me acosa una pasión... (Marion Star 2001); Sueños de la prisión (Denise Luk); Patria de pájaros (Nocturno); Desde el umbral (El fulgor)

A fecha 25 de octubre el jurado decide otorgar un primer premio (ex aequo) para:

- ME ACOSA UNA PASIÓN..., autora Norma Menassa. Por la fuerza expresiva de sus poemas y su estructuración verbal. En sus poemas hay un juego de imágenes y metáforas que van construyendo un tiempo para la escritura de lo que no fue.

- SUEÑOS DE LA PRISIÓN, autora Lucía Serrano. Por la madurez de sus poemas, que son como aforismos que tocan la verdad de lo humano. Poemas de una sencillez que sólo es posible con un gran trabajo, con la complejidad que eso implica.

Y un segundo premio (ex aequo) para:

- PATRIA DE PÁJAROS, autora Pilar García Puerta, por el juego combinatorio de palabras, y los giros idiomáticos, que rompen cualquier cotidianeidad creando un nuevo mundo para el lector.

- DESDE EL UMBRAL, autor Andrés González Andino. Por su sorprendente armazón que en algunos momentos pareciera ser una máquina que trabaja para su construcción y funcionamiento como máquina.

Premio de Psicoanálisis Pablo Menassa de Lucia

El 31 de Julio de 2001 se cierra el plazo para la entrega de originales para el Premio de Psicoanálisis Pablo Menassa de Lucia en su 3ª Convocatoria.

Reunido el jurado el 3 de agosto, bajo la presidencia de Olga de Lucia, comienza la lectura de originales. Se acuerda continuar la lectura durante el mes de agosto y los primeros días de septiembre.

El día 7 de septiembre se hace la primera selección de originales, y el 24 del mismo mes, se reúne de nuevo el jurado para seleccionar dos finalistas.

El 25 de octubre reunido el jurado para dar el fallo del premio deciden:

1 er Premio: PSICOANÁLISIS Y MEDICINA, autoras: Alejandra Menassa de Lucia, Pilar Rojas Martínez, Inés Barrio. Por sus novedosas aportaciones al campo.

2º Premio: HISTERIA -HISTORIA DE UN AMOR-, autor Carlos Fernández del Ganso.

Ambos libros son considerados merecedores del premio, por lo correcto de su estructuración como libro y por la interesante propuesta que hacen: El psicoanálisis, un tratamiento efectivo.

La entrega de los Premios se realizará en febrero de 2002. En el mismo acto serán presentados los libros ganadores, de Poesía y de Psicoanálisis.

LA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES
Y ARTISTAS ESPAÑOLES

HIZO ENTREGA EL PASADO
MIÉRCOLES 17 DE OCTUBRE
DEL PREMIO DE POESÍA
"NUEVA GENTE"
A LA POETA

ALEJANDRA MENASSA

AMPLIA INFORMACIÓN Y FOTOGRAFÍAS
EN EL PRÓXIMO NÚMERO


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