LAS
2001 NOCHES ÍNDICE NÚMERO 43
|
MARÍA
CHÉVEZ 25 AÑOS EN LA POESÍA |
ELLA,
ÉL Y EL DESEO |
DIOS
ENCONTRADO |
AFROTIKI |
MADRID,
AQUÍ ESTOY VIVIENDO |
PRESENTACIÓN
DE LIBROS |
PÁLIDA
CIUDAD |
SOCIOS
DE HONOR |
25
DE DICIEMBRE |
INICIACIÓN |
DE
LA MANO DEL AMOR |
EPITÁFIO
PARA LA MUJER LOT |
AMO
AL QUE TIENE CONMIGO EN COMÚN LA MIRADA |
ERA
COMO UN GALLO DE PELEA |
EPITÁFIO
PARA UN POETA |
LA
ESCLAVA INFIEL |
MUJER
AMERICANA |
EL
ESPEJO |
EL
FIN DEL AMOR |
ENTREVISTA
A MARÍA CHÉVEZ |
ESTA
LLOVIENDO SOBRE MADRID |
ALTA
TRAICIÓN |
GRUPO CERO
PASEANDO POR MADRID |
EL
MAR |
ELLOS
DOS |
CARMEN
SALMANCA GALLEGO |
NOVEDADES
EN BUENOS AIRES |
POESÍA
COTIDINIA |
NO
SON |
EL
GENOMA HUMANO |
EL
TIEMPO NO HA PASADO |
VIEJOS
FANTASMAS |
LLEGÓ
LA POESÍA Y ME DIJO |
POEMAS
Y LIBERTAD |
CARLOS
MURCIANO |
UTILIZO
TODO POR LA MITAD |
PASIONARIA |
ASOCIACIÓN
PABLO MENASSA DE LUCIA |
LA
NUEVA LEY DE EXTRAJERIA |
NO
HAY DOLOR QUE IMPIDA SOÑAR |
HACIA
LA INFANCIA |
CARTAS
A MI MUJER |
 |
MARÍA
CHÉVEZ
25 AÑOS
EN LA
POESÍA |
AFROTIKI
1976
PÁLIDA CIUDAD
Es
ésta una ciudad donde el invierno
se despide con gestos plumosos del otoño
y los semáforos
confunden puertos y ciénagas, con su luz.
Húmeda
recorro la piel del que duerme destinos ocultos.
Pálida ciudad
hoy no amaré a nadie
vine a morir.
Cuando el sol cae cobarde y lentamente
no deseo verdor
sólo estas notas lentas.
En
la desolada ciudad tuve un amigo
con una piedra en forma de lagarto
latiendo en el centro de su cuerpo.
Vivimos
juntos en medio del asombro.
La guerra, aguas y espejos
y pequeños relámpagos.
Mi
padre espera en la ciudad terrible
cruzó todas las puertas para morir
cavando una zanja o plantando soles
o ardiendo de noche mientras atravesaba a nado alguna
acequia.
Mi
padre es triste las tardes de domingo
cuando miramos del brazo interminables túneles
y vuelve a confesar que me ama
que ama mi ciudad.
Muere
mi padre muerto, tomado de mi brazo.
Nunca
hubo realmente reinos
y el poder era música,
|
olvidaré
al abuelo indio azotado hasta morir
y ése
ciertamente
es mi gesto de tristeza.
INICIACIÓN
Yo,
la que calla
dirá que enmudeció de pronto una mañana
y derrumbó en acacias los sueños del verano.
Que no perdono,
que si resuena el arpegio entre mis sombras
no es mi llanto.
Sigilo de fantasmas entre rocas.
Viene
una raza entre panteras
que arranca los aullidos al silencio.
Estrellas sin otoño
buscando ese gesto de frío entre salvajes.
Yo,
la que calla
dirá que morir es indecente.
AMO
AL QUE TIENE CONMIGO EN COMÚN LA MIRADA
Soy
la caída del hombre que llevo para siempre en mis oídos.
Extranjera y salvaje
que muere en los brazos tardíos del otoño.
Agotadora e impertinente lluvia
donde enlodan los hombres su tristeza.
Soy
amada por el que ama de mí las derrotas.
Devastador
simún el que sopla antes del amanecer
y produce la guerra en cada encuentro.
Tengo
un sólo dolor,
el poeta soporta en sus ojos toda la pobreza.
Tengo un sólo recuerdo
su gesto de locura ante mi muerte. |
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LA
ESCLAVA INFIEL
Déjame
señor del fuego y los ocasos
ser la cobra que huye por el alba a campos de amapolas.
Brotan de mi piel las negras perlas
que enhebro en los collares que colmarán tu sed.
Golpes
de olas violentas traigo en las entrañas.
He
tenido padres que han muerto de hijos.
Hijos que habré de matar,
ahogando sus risas en tardes carmesíes.
Niños de almíbar y de miel.
Dejad
que siembre en las arenas la ira sin fin que nos aflige.
Venganza
señor.
Que se levante el hacha que desgaje los montes
donde crecía el trigo.
Que nazcan de mis manos el trueno y el odio.
Soy señor, la esclava infiel.
Deseo tu muerte
látigos del otoño que rebajen mi piel.
Amo
tu llama que me exterminará.
BUENOS
AIRES
EDITORIAL
GRUPO CERO
EN LA
FERIA
DEL LIBRO
BUENOS AIRES
STAND
203
DEL
17 DE ABRIL AL 7 DE MAYO |
EL
FIN DEL AMOR
1979
ALTA TRAICIÓN
Asciendo
entre humos del recuerdo.
Vanos perfumes
irrumpen bajo el sol.
Ave
mujer,
virgen y mártir.
Muerta entre los muertos
danzante cadáver.
|
Mater
inspiradora
habilidosa reina del desastre
fatal
durmiente
destructora
sin porvenir.
Recuerdo
tus recuerdos.
Alta
traición
tu cuerpo,
telón opaco
donde escondes
la muerte y el futuro.
Ayer navegábamos juntas
sin dolor
aguas bajas.
Retorcimientos.
A cada cual
le toca
lo que le toca
y repartir no es vano.
Es un intento.
Tu cuerpo sobre mi cuerpo
fragmentos
sangre.
Alta traición.
Destructor estallido,
estruendos.
Amábamos
en la
oscuridad
silentes
impunes
a solas.
Todo concluye.
Hoy
entre risas,
los placeres del ocio.
Mi luz.
Encadenada
a tus esfuerzos
soy
mi propia voz.
Te sobrevivo.
ELLOS
DOS
Ella
era
una hembra.
Torpe y cruel
desgajándose en silencios
en palabras vanas.
Él
era un solitario
un hombre sin destino.
Juntos
por la estúpida
costumbre
de prolongar encuentros fortuitos.
Tuvieron
hijos porque toda mujer desea alguno.
Y
vinieron tardes somnolientas
donde
el tedio
era señorío.
Se arrastraban por el mundo
esperando,
algún licor violento
dios ajeno que trastocara el sopor,
oculto dardo del sinsentido.
Y vivieron juntos
furtivos al asombro |
125.001
ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA |
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a los otros.
Ella
despertaba aburrida
entre bostezos
al sol sobre sus hombros.
Él bebía silencioso, su café.
Le sonreía sobrio
y la olvidaba.
Los encontré una noche
él
muerto a martillazos
sobre la inmensa cama destruida
ella ciega,
irremediablemente
loca de horror.
Cerraron
la puerta y todo siguió igual.
Ella
deformó su cuerpo y lo cubrió
del paisaje cotidiano
la vida familiar.
Él se fue yendo
nadie se dio cuenta.
Los hijos vivieron del recuerdo.
Fueron
propiedad exclusiva
de
una mujer digna
intachable
una luchadora
madre de familia.
VIEJA
PASIÓN
A
mi patria.
Infinito
dorado vaivén.
Sobrevuelo,
por última vez
tu cuerpo.
Adviene el tiempo de la soledad.
Despido en tu piel
mi propia rabia.
No me consuelo de tus muertos.
No perdono.
Verdad
es este rencor antiguo de emigrado.
Pasión del miedo.
Caigan sobre tus tierras mis últimas lágrimas.
Fui
tu enamorada.
Todos los climas.
Hoy
desconcierto
tímido alarido
extiendo
-luz de
luna-
la esperanza.
Efluvios del silencio para las tumbas.
Mansas
cabras
fuerza de mineral.
Arena entre las manos,
y todo el mar,
sin mí;
incansable alimento de la furia.
Danzo
-desencanto y descubrimiento-sobre
suaves, dulces,
mortales privilegios.
Quiebro
tus piedras.
Hondo
alarido de esfinge
fui,
todas las naves.
|
POESÍA
COTIDIANA
1987
EL
TIEMPO NO HA PASADO
Exquisita
y feroz pereza enamorada,
abruptos latidos de coraje.
Adorar y humillar tu niño sucio abandonado,
diluir en mi mano el quieto cansancio de tu frente,
velar tu oscuro sueño, tu cuerpo tenso,
tu palabra febril temblando de mañana.
Escribo
versos y no hago cuentas.
Descubro ideas y te miento,
hago de tonta en tu presencia
y añoro, entre tus brazos,
ese amor palpitante, mi propio aliento.
Extranjera
en tu mundo -orden menor para nuestro extravagante
delirio geográfico-
a caballo entre las épocas cambiantes,
nunca estuve aquí.
Entregada
al poema, al deseo, a las luchas violentas de la verdad
qué Paul, qué vida Eluard
en mi patria que está lejos
la muerte organiza la vida.
Bandera azul y blanca de mi tierra ardiente
como una mujer espera
como un hombre de rodillas, reza.
Tu prosa viva gimiendo, miguel, amigo, breton, artaud
y el comerciante de abisinia, lejano ocio feroz.
La
patria se confunde, amor, cuando está lejos.
Sabor irrepetible sonido de risa en la piel.
Manos quietas como el viejo mapa de colores.
Te nombro
geografías del sol sobre tus hombros, después,
mi taza de café
en el bar azul sombrío.
Dolor clavado
tus piernas firmes
tu apellido viento
mi rostro de acíbar alojándose en la piedra.
La
patria, vida, es celeste
otoño
caída
herida.
Tiempo habitado
lejos, huída.
Ven, démoslo todo vueltas.
No olvides, no perdones.
Frunce el ceño y espera.
Seamos esta música que nos tiñe el alma
alarido, compás, voz.
No habrá guerra cuando estalle, bestias boqueando de sed en
el desierto
y recova
y retreta
y pampa cubierta de lino, sábana húmeda de rocío.
Patria
cuando estás lejos, eres esta fruta ácida
tronchando mi boca de isla y de río
seda interminable
cáncer
dinero
oferta
demanda
mercado de esclavos
a la usanza europea.
Mujeres comprando hombres
hombres mercando mujeres
niños sucios mendicantes
fosa común donde yacen
los mugrientos mercaderes.
La que compra el prestigio del objeto
el que lo vende
la que sabe
el que calla.
Miseria
y un sol desvaído por la contaminación.
Finales de siglo en ritmos furibundos.
Todos los héroes murieron
violentamente
lo dicen por televisión.
Esconde
rápidamente la lira y aúlla,
no soy la luz. |
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POEMAS
Y LIBERTAD
1990
NO
HAY DOLOR
QUE IMPIDA SOÑAR
(poema
de los cincuenta)
No
hay dolor que impida soñar
canta
baila
embriaguémonos
ha llegado la edad de nuestra libertad.
Han
pasado las generaciones
y nuestra vida
al fin
se dirige a una playa tranquila,
diminuta cala donde los vientos
llegan
tan sólo
cuando están cansados de soplar.
Allí el mar es suave
y con mimo
se esconde entre pequeñas rocas.
Nuestros cuerpos
al sol
ya no esperan.
En paz con el amor
esta pasión no cesa.
Tampoco
olvida
y contra el ácido sabor
de las palabras malditas
pongo en el mundo
además de hijos
versos
instantes dichosos
donde el tiempo se ríe de los climas.
Natural
inclinación soslayante
llevo en mí algún suspiro.
Alguien
trata de tacharme.
Sin embargo insisto y respiro.
Luego, ociosa, sin las edades
alcanzo alguna flor
-quizá un cyclamen-
y no la pongo en un libro.
Tiño con ella, un segundo
un trazo del aire.
MADRID,
AQUÍ ESTOY, VIVIENDO
Casta
doncella encerrada
piernas juntas
manos quietas,
en ti vine a albergarme,
era poeta.
Tratas
desde entonces
que nuestro destino marque
voces milongueras.
No sabes, acaso,
que recostada en una larga ribera
vive una muchedumbre
en cuyos cuerpos,
todas las edades, todas las músicas,
laten un acuerdo.
Serena quietud trastornada de algas
resisto en tu figura,
arcángel subterráneo, algorozo del sonido.
Místico arrebato,
incomprensible amor, vives conmigo.
Huérfana
y ciega fui
entre tus sedas, una malviviente,
goznes de la infancia, oscilación y ardor.
Recuerdo nuestras vidas y siento escalofríos.
Murallas
del hambre sobre tu voz
bruma entre los álamos, desteñidos de silencio.
Celestes lagunas del desierto,
gacela turbia, descuidada
azotada sangre.
Eras
el ruido que hendía una roja mortaja.
Ahora lava ardiente
encuentro en el horizonte
|
vendaval
sonrosada miel.
Brisas
calmantes para los flautistas
dulces, jardines y alas de plata
para este cálido misterio
cuerpo de mi voz.
PASIONARIA
Pasionaria
larga historia dividida
entre una flor
y un libro.
Pasionaria
era una palabra que enraizaba
en los cafés polvorientos,
en la guerra civil española,
en una flor de extraordinaria belleza
crecía en la humedad y exhalaba un recuerdo cruel.
Después fue un libro ardiente y veraz,
una derrota ante la historia.
Y
aquí, en Madrid, la Pasionaria, fue una mujer,
sin vacilaciones, blanco de múltiples polémicas del pasado.
Florecía en el esplendor de una vida militante.
Noventa años detrás de una frase: Yo me revelo, yo lucho.
No implicaba la famosa sillita donde seguir destejiendo
sin mácula de realidad.
Su voz enérgica, sus ojos brillantes: Todo ha cambiado.
Nada ha cambiado.
Ella
viajaba con su destino.
No era vencer.
Era, simplemente: yo me revelo
yo lucho.
Y
no detenerse.
ELLA,
ÉL Y EL DESEO
Él
solía sentarse por las noches
a pronunciar palabras de amor.
Ella tejía sus certezas.
Eran como un hombre y una mujer, bailando.
Ella
y Él eran un momento de amor,
un sueño que se repite, siempre
interrumpido.
Ella,
triste de recursos, era una forzada acompañante,
detenida
al borde del camino, intentaba obstaculizarlo de reproches.
Él, le daba a veces algo de su espalda,
para que ella intentara continuar su muerte-vida.
Él,
como los hombres, temía la soledad.
Ella, como las mujeres, envidiaba la indiferencia,
amaba la pereza.
Ella
esperaba de él, que él teniendo, ella tendría.
Él sólo tenía lo que aparentaba.
Él aparentaba lo que ella le permitía.
Ella
era hierática, muda. Esperaba su premio de amor,
Él era capaz de morir de espanto
ante aquellos ojos apremiantes.
Muerto no estaba obligado a nada.
Él
era triste las tardes de otoño.
Ella era la dueña de su cama.
Ella,
pobre, ambigua, se aferraba a los barrotes de la cárcel.
Él, aburrido, atónito, lustrábalos.
Ella
estaba más allá del bien y del mal.
Él, estaba más acá.
Ella
lo quería sin esperanzas.
Él, centauro inoxidable, la amaba sin temor.
Ella
era como un hombre.
Él era su mujer.
Ella
era como un hombre sin mujer.
Él era como una mujer sin hombre.
Ella
era como una mujer, mujer.
Él era como un hombre.
Él
era como un hombre muy hombre.
Ella era como una mujer a solas. |
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SOCIOS DE
HONOR EUROPA
|
Miguel
Oscar Menassa (Madrid) |
50.000
ptas. |
Fernando
Ámez Miña (Madrid) |
40.000
ptas. |
Jorge
Armas (Tenerife) |
40.000
ptas. |
Lidia
Andino (Madrid) |
40.000
ptas. |
José
María Blasco (Barcelona) |
40.000
ptas. |
Stella
Cino Nuñez (Madrid) |
40.000
ptas. |
María
Chévez (Madrid) |
40.000
ptas. |
Bibiana
Degli Esposti (Madrid) |
40.000
ptas. |
Claire
Deloupy (Madrid) |
40.000
ptas. |
Amelia
Díez Cuesta (Madrid) |
40.000
ptas. |
Paola
Duchên (Madrid) |
40.000
ptas. |
Carlos
Fernández del Ganso (Madrid) |
40.000
ptas. |
Emilio
A. González (Madrid) |
40.000
ptas. |
Mónica
Gorenberg (Zaragoza) |
40.000
ptas. |
Jaime
Icho Kozak (Madrid) |
40.000
ptas. |
Pilar
Iglesias (Madrid) |
40.000
ptas. |
Fermín
Lejarza (Bilbao) |
40.000
ptas. |
Miguel
Martínez Fondón (Madrid) |
40.000
ptas. |
Alejandra
Menassa de Lucia (Madrid) |
40.000
ptas. |
Concepción
Osorio (Madrid) |
40.000
ptas. |
Pilar
Rojas (Madrid) |
40.000
ptas. |
Montse
Rovira (Ibiza) |
40.000
ptas. |
Helena
Trujillo (Málaga) |
40.000
ptas. |
Carmen
Salamanca Gallego (Madrid) |
40.000
ptas. |
Olga
de Lucia (Madrid) |
20.000
ptas. |
Alberto
Garreta (Barcelona) |
15.000
ptas. |
Cruz
González (Madrid) |
10.000
ptas. |
Ruy
Henríquez (Madrid) |
10.000
ptas. |
Pablo
J. García Muñoz (Madrid) |
3.000
ptas. |
Ana
Mercedes Albizuri Chévez (Madrid) |
2.000
ptas. |
Javier
Albizuri Chévez (Madrid) |
2.000
ptas. |
Ramón
Chévez (Madrid) |
2.000
ptas. |
Marina
Alonso (Madrid) |
2.000
ptas. |
Sergio
Aparicio (Madrid) |
2.000
ptas. |
Hernán
Kozak (Madrid) |
2.000
ptas. |
Ichka
León Deloupy (Madrid) |
2.000
ptas. |
Cloe
León Deloupy (Madrid) |
2.000
ptas. |
Clémence
Loonis (Madrid) |
2.000
ptas. |
Fabián
Menassa de Lucia (Madrid) |
2.000
ptas.
|
Manuel
Menassa de Lucia (Madrid) |
2.000
ptas. |
Magdalena
Salamanca (Madrid) |
2.000
ptas. |
Javier
Romero Nouvilas (Benidorm) |
1.500
ptas. |
Griselda
Kozak Cino (Madrid) |
1.000
ptas. |
Eva
Méndez (Madrid) |
1.000
ptas. |
Kepa
Ríos (Madrid) |
1.000
ptas. |
Ismael
Rivera (Madrid) |
1.000
ptas. |
Daniel
San Martín Duchên (Madrid) |
1.000
ptas. |
Mónica
Quintana González (Madrid) |
1.000
ptas. |
Víctor
Quintana González (Madrid) |
1.000
ptas. |
SOCIOS DE HONOR AMÉRICA |
Miguel
Oscar Menassa (Buenos Aires) |
500
us. |
Mára
Bellini (Brasil) |
200
us. |
Lucía
Serrano (Buenos Aires) |
200
us. |
Inés
Barrio (Buenos Aires) |
200
us. |
Lúcia
Bins Ely (Brasil) |
200
us. |
Ángela
Cascini (Buenos Aires) |
200
us. |
Alejandra
Madormo (Buenos Aires) |
200
us. |
Norma
Menassa (Buenos Aires) |
200
us. |
Roberto
Molero (Buenos Aires) |
200
us. |
Marcela
Villavella (Buenos Aires) |
200
us. |
Rosalba
Pelle (Buenos Aires) |
20
us. |
Cesira
Cignoni (Buenos Aires) |
20
us. |
Renato
Battistel (Brasil) |
10
us. |
Karina
de Filipiss (Buenos Aires) |
10
us. |
Patricia
di Pinto (Buenos Aires) |
10
us. |
Augusto
Passolini (Buenos Aires) |
10
us. |
Luciano
Passolini (Buenos Aires) |
10
us. |
Renata
Passolini (Buenos Aires) |
10
us. |
Marisa
Wachtel (Buenos Aires) |
10
us. |
Cristina
Müller Diel (Brasil) |
10
us. |
Carmem
Sílvia Presotto (Brasil) |
10
us. |
Luis
Madormo (Buenos Aires) |
10
us. |
Gerson
Medeiros (Brasil) |
10
us. |
Eloísa
Tschoepke (Brasil) |
10
us. |
LAS 2001 NOCHES
DIRECTOR:
Miguel Oscar Menassa.
SECRETARIA DE REDACCIÓN PARA EUROPA:
Carmen Salamanca Gallego.
PRINCESA, 17, 3.º Izda. 28008 MADRID (ESPAÑA).
Teléfono: 91 542 33 49 – Fax. 91 548 33 01
SECRETARIA DE REDACCIÓN PARA
AMÉRICA:
Alejandra Madormo.
MAIPÚ, 459 - 1. er piso.
1006 BUENOS AIRES (ARGENTINA).
Teléfono y Fax: 4 328 06 14/07 10.
LAS 2001 NOCHES DIGITAL:
http://www.grupocero.org
MADRID: grupocero@grupocero.org
BUENOS AIRES: grupocero@arnet.com.ar |
|
DE
LA MANO
DEL AMOR
1998
ERA
COMO UN GALLO
DE PELEA
Era
como un gallo de pelea
que había dejado la cuesta.
Un animal de estirpe.
Rancios desafíos, su pasado.
Iba con aire digno, sin pausas,
ahuecando el ala, mostraba una plenitud, una gallardía
un estímulo eficaz con cierta gracia.
Me gustaba.
Nos encontrábamos siempre,
en un bar antiguo del viejo Madrid.
Siestas halagadas, tenían el vago perfume de la eternidad.
Hoy he pasado por el bar que ya no está.
Miré la mariposa que soñaba que era yo.
En medio de la angosta plaza
me sentí abandonada;
eché una mirada furtiva
hacia la esquina cercana.
Allí estaba él.
Con su modo pomposo y leve
hacía su gesto de bienvenida,
con toda el ala.
MUJER
AMERICANA
Te
miraba
mujer americana
al galope del caballo y el tronar del fusil,
haciendo
con tus hombres
la lucha.
Algo que perdura
entre jazmines, hilillos de agua
y la roca.
Otras
veces
te veía
mujer
americana
con un niño en brazos
removiendo alguna comida miserable
tarareando entre dientes
antiguas canciones de violencia y amor.
Nacida en un continente,
a pesar del quinquenio,
ubicado más allá.
Música
guitarra y violines
también trompetas
añorantes
-como si conocieran-el
tiempo de la paz.
Te
tiemblan las manos
lo sé
es la ternura
ante tus propios pasos
en praderas sin fin.
Como
tus tierras
mujer ilusionada
eco
tañido
motín
infieles de pies sobre el polvo
matanza
exterminio
al calor de tus soles
protegiendo
al verde de su propia luz.
Hoy
gritaban los periodistas
y se agitaban las cámaras de televisión
impulsados los acontecimientos
por guerras arcaicas
por intereses del poder sin nombre,
en búsqueda desconsolada, no hallaban la paz.
Pensaba
mujer americana
de ojos verdes
de ojos pardos
de ojos negros
y muchas veces de labios sellados
en nuestras tierras donde todo crece.
En
el saber del emigrado,
la raíz es lo de menos.
Tierra
del sol sin costumbres
sólo lo habitual
lo cotidiano
lo cosmopolita, lo contemporáneo
y lo de todos los días
-americana- esa lucha inconmovible.
También
sabemos que el futuro existe.
Y no es cuestión de sapiencia
tener los pies en una tierra
donde todo depende del cielo.
Climas
agrios y también
climas dulces
y el devenir
de nuestros ríos suaves
amamantando océanos. |
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Mujer
tú sí.
En
ese bordado
donde permanece
nuestro amor
por las historias
alegres y tristes
es el límite. Ignorado.
Lo
que habla.
Lo que existe.
Lo que late, pulsa, rueda.
Lo que vibra aún sin contraste.
Lo que ríe, trabaja y sueña.
La
que teje en hilos de futuro
un latido inmenso
continental
ardiente
una unidad infranqueable.
Entre los trozos
y los escombros.
Al
rescoldo
de palacios indígenas
buscando
el alba
fulminante
áurea
inigualable.
ENTREVISTA
MARÍA CHÉVEZ: 25 AÑOS EN
LA POESÍA

María
Chévez nació en 1940. Publicó por primera vez en 1976
en la EDITORIAL GRUPO CERO. Desde entonces ha
continuado su práctica de poeta y
psicoanalista, publicando los siguientes libros:
Poesía
1976
- Afrotiki
1979 - El fin del Amor
1987 - Poesía Cotidiana
1990 - Poemas y Libertad
1998 - De la mano del Amor
Psicoanálisis
1989
- Psicoanálisis de la Sexualidad
1994 - La Histeria y los Sueños
Ha
participado en varios libros colectivos:
1994
- Neurosis, Perversión y Grupalidad en Psicoanálisis.
1995 - Vigencia de Sigmund Freud. La Transferencia
1995 - Talleres de Poesía I
1988-2000 - Actas de Congresos Internacionales Grupo Cero.
Todos
ellos de la Editorial Grupo Cero.
En
la actualidad es psicoanalista y coordinadora de un taller de poesía
en Madrid.
P.:
Tengo entendido que usted cumplirá 25 años con la poesía a contar
desde la fecha de su primer libro de poemas. ¿Cómo comenzó
a publicar?
M.Ch.:
Comencé a escribir poesía en uno de los primeros talleres del
Grupo Cero que coordinaba Miguel Oscar Menassa. |
Después
de un tiempo y teniendo en cuenta el crecimiento productivo, la
Editorial, que en esos momentos tenía pocos años de andadura,
me dio la posibilidad de publicar mi primer libro de poemas:
Afrotiki, que vio la luz un 10 de agosto de 1976.
Luego
continué escribiendo poemas y coordinando a mi vez talleres
de escritura. En los talleres en que me formé, como poeta, siempre
con Miguel Menassa como coordinador, fui comprendiendo que
la Poesía es el más alto nivel de lo humano y que esa posibilidad
de ejercerla es marca para toda su historia.
P:
¿Cualquiera puede ser poeta? ¿Qué piensa usted?
M.Ch.:
Escribir poesía, repito, es una posibilidad del lenguaje, donde
habitamos los individuos de esta especie tan especial capaz de
articularse en la palabra y de reproducirse en cualquier época sin
período de celo como le pasa a otros mamíferos. El poema sólo es
en el Lenguaje.
Por
eso el poema y el poeta sólo se encuentran en el tiempo de escritura
del poema. Apenas un instante, luego del cual se separarán para
caminar hacia destinos diferentes después de haber compartido un
hálito de eternidad...
P.:
¿Qué es la poesía para usted después de veinticinco años?
M.Ch.:
Por ser una función del lenguaje que el escritor ejerce, te diría
que esa función si no la reprimen producirá lo que cada poeta se
permita en esa función, en esa posición privilegiada. Del idioma utilizaremos
palabras y leyes de funcionamiento, y sobre todo debo
decir que para mí, formada como poeta en los talleres de Poesía
Grupo Cero, es una práctica incesante. No creo en la inspiración y
como ya hemos dicho muchas veces es mejor que el poema,
al llegar, nos encuentre trabajando.
Como
decía Concepción Silva Belinzón, varias veces candidata al
Nobel, "escribimos con palabras no con ideas. Las buenas ideas
como el poema son fruto de combinaciones
afortunadas".
P.:
¿Cómo conjugaría usted mujer y poesía?
M.Ch.:
En esta época en que vivimos se nos reclama a las mujeres una
igualdad en campos como el trabajo, el sexo o la guerra.
Gracias
al psicoanálisis sabemos que la famosa diferencia es inexistente
y que las relaciones sexuales proporcionan momentos de
fusión donde Ella es él o ella y Él es ella o él. Donde el empuje
del deseo encuentra destino y desvíos, la
Poesía se me presenta más allá de
los versos, como función creadora en un ser parlante.
Mujer
y Poesía se parecen, se encuentran y se enlazan en un lugar de
lo humano donde el exilio es lo permanente. Descentrada de lo "vigente",
la mujer como el poeta busca a tientas un territorio novedoso
donde la imaginación reproductiva que nos caracteriza se
transforme en productiva. Un más allá donde la Poesía como la más
eficaz función del lenguaje y Mujer como ausente de él, se acercan
y asemejan en un descentramiento, un fuera de, capaz de la
producción y de la creación. Y ese más allá de la poesía, también
es poesía; arrancada al silencio, a lo
desconocido, testimonio de lo que
perdura, en el lenguaje. Como dice el Grupo Cero, cuando la poesía
es escritura, cuando más que el trazo es el tiempo del trazo.
Marzo
de 2001
Las
2001 Noches
ES UNA
REVISTA Y TAMBIÉN UN CICLO POÉTICO–MUSICAL
Martes a
las 20,30 h. en el
Bar
Celta
de Buenos Aires (Sarmiento y
Rodríguez Peña)
Último
martes de cada mes se presenta
Las 2001 Noches |
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GRUPO
CERO
PASEANDO POR MADRID
ASOCIACIÓN
DE ESCRITORES Y ARTISTAS ESPAÑOLES
SECCIÓN
DE LITERATURA
Los
Lunes de NUEVA GENTE
Coordinador: CARLOS MURCIANO
CARMEN
SALAMANCA
ofrecerá una muestra de sus poemas
Lunes,
19 de Febrero de 2001 a las 19,30 h.
c/Leganitos,
10 - 1º dcha. - 28013 Madrid
Buenas
tardes. Bien venidos a Los Lunes de NUEVA GENTE.
Iniciamos
esta sección quizás un poco tarde porque solemos hacerlo como
máximo en Enero, pero por diversas razones hemos tenido que
empezar en Febrero.
Tenemos
con nosotros a Carmen Salamanca, madrileña del 62, Gerente
de la Editorial Grupo Cero, Secretaria de Redacción de la revista
Las 2001 Noches, Directora de la revista Poesía
Grupo Cero y
Coordinadora de uno de los Talleres de Poesía de la Escuela
de Poesía Grupo Cero. Estamos, pues, ante una "activista"
de la poesía, una activadora de la poesía,
porque Carmen Salamanca, naturalmente,
es poeta, autora de dos libros: Entre
palabras,
aparecido en 1995 y Noches de piel fechado en 1999.
Adentrarse
en la poesía de esta madrileña es percibir inmediatamente su
vigor, su rebeldía. En el primer poema de su primer libro ya
escribe: ·"Reniego / de mi mortal, humana condición"; y en
otro momento: "Maldigo mi nombre
una vez más". Pero nada de ello pone
trabas a la terneza, al menos a una visión más esperanzada del
mundo y su entorno.
Leopoldo
de Luis, prologuista de su segundo libro, hablaba de evasión
y de desafío; y añadía: "La poesía de Carmen Salamanca es
una verdad rodeada de palabras".
Esas
pocas palabras verdaderas de las que hablara Antonio Machado,
están poblando, impregnando, el hacer de nuestra poeta, desde
el título de su primer libro, dicho queda, Entre palabras, dividido
en varias partes tituladas: "Palabras sin tiempo", "Palabras
en la noche", "Palabras compartidas", "Palabras con
poetas".
En Noches
de piel, su otro libro, leemos: "Aprendí tarde la ley: del
surco, algunos recuerdos; del futuro, sólo palabras" y del
presente... su verbo encendido, su
verbo apasionado, y esa dualidad que
ella misma sin proponérselo ha definido como rabia y piedad y
que se advierte en estrofas como ésta: "Amarga victoria la de los
desterrados / sacudir la arena del corazón /
amasar el barro del olvido".
Vamos
a dejar pues ahora la voz y el verso, y le damos muy cordialmente nuestra
bienvenida.
CARLOS
MURCIANO

Carlos
Murciano |
Carmen
Salamanca, recitando |

Jose
Javier Aleixandre, Carlos Murciano y Carmen Salamanca |
La
sala de Leganitos estaba llena |
|
CARMEN
SALAMANCA GALLEGO
España,
1962
NO
SON
"...todas,
todas las cosas mienten
a excepción de tus manos..."
NAZIM HIKMET
No
son pequeñas cadenas agolpadas en sintonía,
ni absurdas marejadas sin contrario.
No
son, tampoco, marionetas tatuadas
en el reverso indestructible del adiós,
adormecidas ubres abandonadas
o mezquinas alquimias de anónima usura.
Difieren,
con mucho, del atroz silencio establecido,
impuesto, grabado obligatoriamente sobre la piel del hombre,
del pobre hombre que habita en cada uno de nosotros.
No
son, a pesar de todo, ese NO que se alza firme,
inquietante, marcando desde el principio,
el ritmo preciso de la revolución.
Y,
sin embargo, son tus manos el blanco perseguido,
la razón exacta de sus argucias infernales.
Ellos, reductores de cabezas uniformadas,
expertos mutiladores de amor y sueños,
ellos, desean el poder de tus manos,
la magia insobornable de su verdad desnuda.
Tus
manos no cederán a la mentira,
son nuestro argumento.
VIEJOS
FANTASMAS
Viejos
fantasmas de brillantes disfraces
atraviesan la precaria quietud de esta noche.
Con
el rumbo desviado para siempre,
extraigo, de mi corazón, imperceptibles,
los últimos restos de la condena:
"Vagarás, indemne, por desiertos páramos
de soledad, sin retorno a las estrellas".
Imaginé
noches de lúcida trasparencia,
ecos de tu voz como rayos partiendo el universo.
Agité las manos en inútil danza milenaria,
borré de mi rostro las últimas vergüenzas.
Disimulé mi cuerpo entre murmullos y quejas,
arrojé a las llamas todo resto de dignidad
me entregué, sumisa, al vértigo del camino.
¿Dónde
estás cuando las úlceras y el horror
arrojan sobre mis días vaguedades inermes,
huellas de un dolor que insiste,
tenaz, como la lluvia sobre el recuerdo?
Me
duele el pensamiento,
hiere mi carne con sordas preguntas,
idas y vueltas siempre al mismo punto,
muerto, de mi destino.
A
contrapelo,
con el rostro herido por siglos de ignorancia,
aplastada entre ruinas de esqueletos compartidos,
arranco, de esta muerte prematura,
frágiles destellos de humana presencia,
palabras de otros sobre mi piel sedienta
cosiéndome a la vida sin piedad,
cada vez que el silencio nubla mi mirada.

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CONCURSO
DE
POESÍA Y PSICOANÁLISIS
3ª
CONVOCATORIA
BASES
1.
Podrán optar a estos premios obras originales e inéditas, escritas
en lengua castellana. (Para la modalidad Poesía: con libertad
de tema y rima).
2.
Deberán presentarse tres copias del libro, mecanografiadas a
doble espacio y encuadernadas, en hojas de tamaño DIN-A4.
Para la modalidad Poesía entre 500 y 800 versos y cada
poema debe ser presentado en hoja separada. Para la modalidad
Psicoanálisis, los originales tendrán un máximo de 80
páginas.
3.
Junto con las copias del libro, que irán firmadas con seudónimo, deberá
presentarse un sobre cerrado o plica, en cuyo exterior
figure el título de la obra y el seudónimo. En el interior deberán
figurar los datos del autor: nombre, apellidos, dirección
completa y teléfono.
4.
Los premios, tanto para la modalidad de Poesía como para
la modalidad de Psicoanálisis, consistirán en la suma de 150.000
pts. y la publicación de 1.000 ejemplares en Madrid y
1.000 ejemplares en Buenos Aires.
5.
El plazo de presentación de originales termina a las 19:00
horas del día 31 de julio de 2001.
6.
Los originales se deberán remitir a:
Asociación
Pablo Menassa de Lucia.
Premio de Poesía o Psicoanálisis.
c/Princesa, 17 - 3º izda. - 28008 Madrid
7.
Caso de no presentarse a concurso un mínimo de diez trabajos
para cualquiera de las dos modalidades, los premios quedarán
desiertos.
8.
El incumplimiento de alguna de las bases, elimina automáticamente del
concurso.
9.
El plazo para retirar los ejemplares no premiados es hasta
el 31 de enero de 2002.
ASOCIACIÓN PABLO MENASSA DE
LUCIA
AULA DE POESÍA Y
PSICOANÁLISIS
PRESENTACIÓN
DE LOS LIBROS
CLAROSCURO
d e L u i s d e
B l a s
INTERLUNIO
de M.
Rosa Puchol
PRIMER
PREMIO
DE POESÍA
PABLO
MENASSA
DE LUCIA
Segunda
Convocatoria
18
de Mayo a las 20 hs.
CÍRCULO
DE BELLAS ARTES
c/Marqués de Casa Riera, 2
Información:
91 542 33 49 |
|
CARLOS
MURCIANO
España,
1931
HACIA
LA INFANCIA
"...me
he desandado hacia la infancia."
ANTONIO MURCIANO
LE crecen dedos a la tarde; labios,
ojos, caderas, puros
senos de nieve;
rubio,
resbala el cielo por sus hombros malvas.
Hace poniente y humo.
Humo de soledad sobre mis párpados,
sobre los pinos en susurro,
sobre la acequia con gorriones...
Hundo
mis manos en el pozo del recuerdo,
mis manos claras en lo turbio,
mis manos turbias en lo claro
de la niñez. Escucho
voces distintas, brazos, besos
distintos a llorar; pregunto
por la muchacha ruborosa,
por la carreta entre los surcos,
por todo aquello que era fácil
y ahora no encuentro si lo busco.
Hemos cruzado sobre el alto puente
de la verdad. Desnudos,
hemos bajado la ladera,
hemos abierto paso entre los juncos
y hemos llegado hasta la orilla
del corazón. Un súbito
dolor, temblor, terror de ver las cosas
color cierto de mundo,
nos ha puesto de frente con la vida.
Por eso ahora que hace humo
y hace poniente y soledad y tiene
la tarde un cinturón de musgo,
me he desandado hacia la infancia,
me he regresado hasta ese único
prado celeste donde juega
todavía, pálido y mudo,
aquel muchacho que yo fui
cuando yo era. Y le pregunto
por la muchacha destrozada,
por la carreta rota entre los surcos
y no responde. (Yo sabía
que no iba a responder.) Por esto, os juro
que es terrible llevar un viento así
sobre la carne.
Y pongo punto.
DIOS
ENCONTRADO
DIOS
está aquí, sobre esta mesa mía
tan revuelta de sueños y papeles;
en esta vieja, azul fotografía
de Grindelwald cuajada de claveles.
Dios
está aquí. O allí: sobre la alfombra,
en el hueco sencillo de la almohada;
y lo grande es que apenas si me asombra
mirarlo compartir mi madrugada.
Doy
a la luz y Dios se enciende; toco
la silla y toco a Dios; mi diccionario
se abre de golpe en Dios; si callo un poco
oigo jugar a Dios en el armario.
Abro
la puerta y entra Dios -¡si estaba
ya dentro...!-; cierro, y sale, mas se queda;
voy a lavar mi cara y Dios se lava
también y el agua vuélvese de seda.
Dios
está aquí; lo palpo en mi bolsillo,
lo siento en mi reloj y, aunque me empeño,
ni me sorprendo ni me maravillo
de verlo tan enorme y tan pequeño.
Me
lo dobla el cristal, me lo devuelve
hecho yo mismo -Dios, perdón- su frío
y no acierto a explicarme por qué envuelve
su cuerpo en este pobre traje mío.
Hoy
he encontrado a Dios en esta estancia
alta y antigua en donde vivo. Hacía
por salvar, escribiendo, la distancia
y se me desbordó en lo que escribía.
Y
aquí sigue: tan cerca, que me quemo,
que me mojo las manos con su espuma;
tan cerca, que termino, porque temo
estarle haciendo daño con la pluma.
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25
DE DICIEMBRE
DUERMEN. Ahora el silencio es su almohada,
la sombra, mano acariciante. Duermen
como han vivido: porque el sueño es dulce
y bueno, y a sus párpados se acoge
tal el rocío al pétalo, temblando.
Sangre que yo les di, venas adentro,
al compás de la mía late, enlaza
su inocencia a mi barro y mi fatiga.
Sueñan, respiran a mi lado, toco
su piel suave, sus sonrisas, pero
los siento ajenos, otros, alejados
de mi desvelo, por las mil colinas
de su soñar, que son las mil tristezas
de mi mañana. Pálido de angustia,
si tan distintos y distantes, míos,
los contemplo. La casa está callada.
Sólo un rumor de madre en la cocina,
todavía afanándose, recuerda
que todo sigue igual, que continúa
la vida, que es preciso endurecerse,
sacudirse del alma los desmayos,
de los ojos las penas, y del filo
de los labios los besos, y seguir
adelante. De pronto, blandamente,
desde el parque con niebla se levanta
una voz, un murmullo de canciones.
Hace unas horas. Alguien ha nacido.
No le recordarán cuando amanezca,
pero, entretanto, cantan. Bienvenida
su música a los ojos del cansado,
su palabra de amor a los que sueñan,
su paz a los que luchan y confían.
Aunque mañana, mudos, la destierren
hasta sus soledades y la olviden.
EPITAFIO
PARA LA MUJER
DE LOT
"...y
una estatua de sal quedó cual monumento
de un alma..."
Sab.,
10, 7
DETRÁS quedaba el llanto, el gran aullido
de Dios, la santa furia, el huracán
de sangre, azufre y fuego, la ceniza
inaugurando su reinado. Sombras
gemían, se extinguían lentamente,
se confundían con los cuerpos, dábanles
su oscuro corazón, su muerte larga.
Detrás quedaba el beso todavía
encendido, los labios por los vientres,
|
los
brazos enredando las cinturas,
la nieve de los senos sueltos, libres,
desafiando el crepitar, la llama
justiciera. Detrás, aún el amor
parecía vivir sus estertores
de gozo, no de muerte. El gran silencio
que desde lo más alto descendía,
aún vacilaba en poseer la tierra.
Un
hombre andaba, una mujer andaba,
dos muchachas andaban y sentían
la lágrima correr garganta abajo,
venas adentro y para siempre, la
lágrima universal, amarga y sola,
hurgando las entrañas con su punta
de duro vidrio. Allá Segor temblaba
al pie del monte, hincando sus palmeras,
regando el oro viejo de sus dátiles
sobre la hierba verde. La palabra
olvidada moría entre los dientes
y los ojos miraban tercos, firmes,
hacia la plenitud del horizonte.
Detrás quedaba el alto resplandor,
la gigantesca pira, el humo denso,
el polvo, el polvo, el polvo, el polvo, el polvo.
Y, de repente, el seco tironazo,
el deseo implacable, la mirada
que quiere regresar a lo que un día
fuera su vida toda, su razón
de existir: el hogar que mantuviera
lejos la garra del invierno, el gallo
que destrozaba el alba con su grito,
la piedra junto al muro donde el padre
reclinaba el cansancio, la frescura
del ánfora enemiga de la sed.
O fue el amante acaso, el cuerpo joven
y hermoso que lanzaba su lamento
final, lo que tiró de sus cabellos
salvajemente y la obligó a volver
la cabeza.
Aquí yace todavía,
se yergue todavía, aquí resiste,
lucha, defiende el último reducto
de su memoria, desafía el vuelo
de los buitres, la zarpa del relámpago,
el blandor de la lluvia, aquí sostiene
rebelde y fiel su condición, mujer
que, al cabo, mucho amó y aquí perdura,
bloque de sal en medio de los siglos.
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EPITAFIO
PARA UN POETA
LA piedra dice Juan.
O Miguel -es lo mismo-.
Debajo, una palabra
limpia y sola: poeta.
Al otro lado yace
un gran dolor, un hombre,
una voz compartida,
una canción quebrada,
una llama, una pena.
Vivió deprisa, fue
muriendo verso a verso,
al par de cada día.
Ahora reposa en una
palabra iluminada:
poeta,
solamente.
No
volverá la piedra a ser tan rica.
ESTÁ
LLOVIENDO
SOBRE MADRID
(31
de diciembre)
ESTÁ lloviendo sobre Madrid.
Está lloviendo mucho y para siempre.
Está lloviendo sobre el silencio y el bullicio y el largo pálpito
de la ciudad. Está
lloviendo y hace olvido.
Está lloviendo sobre la lluvia de otros días,
sobre la gubia de otros días
que va labrando la madera
de vivir. Y hace recuerdo.
Está lloviendo sobre
diciembre, que se marcha sin odio y sin posible
remedio, dejando en cada mano polvo y podre,
musgo y ceniza.
Está lloviendo sobre las torres y las tejas,
sobre las fuentes y las plazas,
sobre los brazos ya desnudos
de los castaños.
Está lloviendo sin piedad sobre un adolescente
que desciende de un tren y no conoce
a nadie,
y, temeroso más que deslumbrado,
Atocha arriba, anda hacia su nueva
soledad. Y está lloviendo.
Es el amanecer y está lloviendo.
Sobre un niño que pasa está lloviendo,
sobre una ausencia está lloviendo,
sobre un hombre que ha alzado llanto a llanto
un puñado de vidas, una casa,
una memoria
quizás, está lloviendo.
Y no hay cobijo, ropa, nada
que lo mantenga a salvo
de esta lluvia que, lentamente,
va conformando su perfil
más verdadero. Digo
que está lloviendo desde entonces
sobre Madrid,
que no ha parado nunca
de llover desde ahora.
Y está lloviendo. Y está el agua implacable golpeando una
puerta
que nadie puede abrir, pero se abre
y deja ver un cuarto
de siglo, unas monedas,
unos hilos de plata y unas sombras
en los ojos cansados.
Está lloviendo, sí, sobre unos hombros
que jamás se vencieron a la lluvia,
pero que ya difícilmente pueden
sostenerla. Y aguantan.
Empapados, resisten sus mordiscos,
porque saben que un hombre
es sólo su tesón. Y está lloviendo.
Sobre Madrid está lloviendo,
sobre estos versos lastimados está lloviendo,
sobre este libro está lloviendo
y hay que cerrarlo ya, porque la lluvia
puede calar la sangre y las raíces
y hacer que caiga a tierra, como un fruto
podrido, el corazón.
|
EL
ESPEJO
ACÉRCATE al espejo. Pon
tu solitaria mano sobre su hombro y pregúntale.
Entra en la estancia familiar con paso
decidido y acércate a su hielo,
a su semiventana hacia el trasmundo.
Verás, mejor, oirás una voz turbia
con mil voces debajo de su son
hablándote. Mil voces
que alguien, un día, en su cristal dejara
caer, hundirse luego sin un gesto,
sin ese círculo feliz que acoge
cada rama que cae, cada piedra
que busca el hondo corazón del agua.
Asómate
al espejo. Oirás, mejor, verás
cómo cruzan su mágico paisaje
miles de sombras que alguien puso, un día,
por un instante allí y allí quedaron
hechas carne de siglos, cuerpo de horas,
alma de soledades, para siempre.
Confíate al espejo. Cuando nada
te quede por decir, cuando te empujen
las olas del silencio y te acobarden
y no encuentres caricia o tibia mano
donde apoyarte, anda
hasta la estancia familiar y acércate,
asómate, confíate al espejo.
Puede ser el del grito vertical,
el que salpica un misterioso fango
o ese redondo que abre su pupila
como un grito implacable en la penumbra.
Es
igual. No vaciles. Anda, extiende
tu mano solitaria y tan vacía
hacia donde respira su quietud
y verás cómo luego, al devolverla
a su lugar junto al costado,
la ha llenado el espejo de ese polen,
de ese polvillo de oro que desprenden
los años y las sombras.
EL
MAR
ENTONCES era el tiempo una palabra
desconocida; entonces,
de tanto como había que olvidar, el olvido
tenía un diferente y dulce nombre.
Vivir: eso era todo.
Eso era todo lo que el hombre
de ahora, niño alegre, repetía
en cada rosa y cada roce.
(Rozaba el aire su cabello. Iban
por su celeste edad los ruiseñores.)
Pero tú, mar, no eras. Todavía
no eras conmigo, mar. Conmigo eran los bosques,
las palomas, el río, las nevadas
casas arracimadas contra el borde
del abismo, las huertas olorosas
a naranjas y a paz, los horizontes
desvaídos, los mansos olivares,
las piedras altas de las torres.
Pero tú no eras nada todavía,
mar. O quizás un niño pobre
rodando a conocer lo que no estaba
a sus alcances. Mar, ¿me reconoces?
¿Reconoces ahora al pobre niño
que no tenía tuyo más que el nombre
y alargaba la mano mendicante
hacia la indiferencia?
Mar, responde.
Callas.
Mejor así. Mejor que calles,
mar de mis sueños, claro mar insomne.
Ayer también callabas y mi sangre
repetía el silencio de tus voces.
Ayer. Sí, ayer. Porque hubo un tiempo puro,
un tiempo luminoso -¿dónde
su cargazón de lluvia y melodía,
su moneda de cobre?-en
el que se vivía y se olvidaba
y se olvidaba y se vivía. Entonces
el mar era tan sólo una palabra.
Una palabra. Nada.
Mar, perdóname.
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NOVEDADES
EN LA
FERIA DEL LIBRO
DE BUENOS AIRES |
LA INEPTITUD
DE LOS VAMPIROS
Autora:
Lucía Serrano
136 PÁGS.
600 PTS., 6 US. |
DIÁLOGO
ENTRE EL LOCO
Y EL POETA
Autora:
Lucía Serrano
48 PÁGS.
600 PTS., 6 US. |
DISCURSO
Y TRANSFERENCIA
EN PSICOANÁLISIS
Autora:
Paola Duchên
88 PÁGS.
900 PTS., 9 US. |
CARTAS A MI MUJER
Autor:
Miguel Oscar Menassa
88 PÁGS.
900 PTS., 9 US. |
MONÓLOGO
ENTRE LA VACA
Y EL MORIBUNDO
Autor:
Miguel Oscar Menassa
112 PÁGS.
900 PTS., 9 US. |
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A
MÍ LOS COJONES, NO ME LOS TOCARÁN |
EL
GENOMA
HUMANO
Hoy
te escribo un poema y te lo digo,
a mí, los cojones, no me los tocarán.
Ni el amor, ni la brisa,
ni las ciencias, ni el arte,
ni el humano genoma que todo lo sabrá.
A
mí, los cojones, no me los tocarán.
Ni el amor con su furia que te toca y te mata.
Ni la brisa o el aire de la rancia ciudad.
Ni las ciencias ligeras, exactas y arrogantes.
Ni las artes profundas de alguna humanidad.
Y el genoma sapiente, del hombre nos dirá:
De los seis mil millones que habitamos la tierra
humanos, debería saberse, todos por igual,
tres mil millones ya están muriéndose
por la "maldita" falta de pan.
Mas al pedir explicaciones
porque yo creo que sobra el pan,
el mundo entero de poderosos,
me respondieron con amabilidad;
que algunos mueren de sarampión,
la droga mata dijo el ministro
y otros se mueren por diversión.
Los que no comen no es para tanto
un error muy pequeño en la distribución.
Y
en cuanto al resto, los tres mil millones,
viviendo y muriendo siempre la mitad,
el genoma supersapiente, del hombre nos dirá:
Ese
medio cerebro que no podéis usar,
es la mitad del hombre que se muere por pan.
Esa doble vida: la realidad, los sueños,
es del hambre de la tierra sólo la mitad.
Si
sólo muriera la mitad, dice el poeta,
el hombre llegaría a cierta claridad,
mas lo que pasa, genoma amado,
es que la culpa nos matará.
El
hombre actual
el que se muere de su mitad
odia a los seres queridos
y ama la paz.
Maltrata hasta la muerte o el dolor
sea mujer, amante o concubina,
educa tan mal lo que produce
que envenena a los jóvenes
para que nadie le robe
su puesto de trabajo,
su único trabajo:
seguir matando a su mitad. |
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El
genoma infinitamente sapiente,
al llegar a este punto, del hombre nos dirá:
El hombre vive enfermo y no se curará
para poder curarlo no alcanza la mitad.
LLEGÓ
LA POESÍA
Y ME DIJO
Un
sí o, bien, un no, me hicieron
abrir nuevos caminos, abandonar caminos.
Hasta
que topé, una noche, con la Poesía
me la pasaba volando de un lado para otro
según el capricho de mis tiernas amadas
que del amor, sólo sabían hacer el amor.
La
Poesía me dijo con solvencia:
para vivir, un hombre, no necesita volar
menos aún de un lado para otro tras su amada.
Un hombre debe tener los pies a la altura de los pies.
El
alma al alcance de una breve caricia,
el sol sobre la tierra a la hora del sol,
el cuerpo y la palabra cual ríos disponibles
y a la noche algún sueño, una historia de amor.
Un
hombre tiene todas sus esperanzas en el hombre
Un hombre tiene como bandera la libertad.
Le da agua al sediento y lucha por un trozo de pan
y ama, hace como que ama pero no sabe amar.
Un
hombre, dijo la Poesía, con severidad.
Un hombre sabe que morirá y no le importa.
Sabe que muere cuando escribe y, sin embargo, escribe.
Sabe que cada amor le mata y, sin embargo, se enamora.
Un
hombre, le dije, ambiciona volar
y aunque no pueda no le importa.
Ambiciona volar, ama la ilusión de volar.
Sentir en ese instante que algún día...
Un hombre, Poesía, es capaz de matar,
es capaz de comerse el corazón amado,
quitarse de la boca con asco un beso de amor
y amar, de sus cautivos amantes, el dinero.
También
una tarde cualquiera un hombre
se deja acariciar por una brisa, un aire,
un sentimiento lo golpea en el pecho
y el pobre hombre cayendo se enamora.
Y
hace como si tuviera sangre en las venas
y salta y corre y se acaricia con frenesí
y quiere entregarse, totalmente, por amor
y, ahí, viene la policía y lo encarcelan.
Me
sigues, poesía, del hombre hablamos.
Es capaz de morir por ideales falsos
capaz de hacer la guerra por casi nada
dejar morir su otra mitad, en silencio.
Se
mete en el centro del volcán y lo desafía.
Quiere atravesar los océanos con su cuerpo,
tocar la inmensidad, el cielo con sus versos
agujerear el vientre de la montaña, la piedra.
El
hombre quiere llegar con sus latidos
al centro desconocido de la tierra,
a la vida íntima de todos sus amantes,
quiere llegar, al corazón de las cosas.
Y se enamora, Poesía
y se pudre como una flor al sol
cuando alguien se muere o le abandona.
LA
NUEVA LEY
DE EXTRANJERÍA
Una
vez llegué a decirle a una mujer,
que mi bolígrafo no tenía ganas de escribir.
Después estando a solas escribí un poema,
pero a máquina.
Estoy
atado a las consignas del amor,
decía el condenado,
pero estoy en la fábrica.
Y
esa no es la única vez que me equivoco,
a veces, estoy atado a las consignas de la pobreza
y quiero hacer el amor. |
Vivo
atado a las consignas de la esclavitud
y sólo amo la libertad.
Me
parto en dos de risa y, después,
vivo partido para siempre.
Fui
ese soldado que le tocó
hacer la guerra todo el tiempo
y sólo tenía la ilusión de la paz.
Y
vi caer palomas de la paz
atraídas por el fragor de las batallas
y
yo mismo disparé contra palomas falsas
que te hacían creer que la comida era la libertad
o bien, que la libertad y la paz eran posibles sin comida.
Y hubo días negros, tenebrosos, catástrofes incontables,
donde las palomas de la paz se mataban entre ellas.
La
paloma, en definitiva, era un pájaro cruel
y por eso fue elegida como símbolo de la paz.
Es capaz de matar por casi nada
a un hermano herido que se declara perdedor.
Vivo
atado a las consignas de las palomas
y voy por el mundo buscando un ser humano,
alguien que amando la libertad no quiera volar
alguien que al declararse vencido no piense en morir,
un
hombre, una mujer que amen por amar,
una mujer, un hombre que construyan las sombras
que atraviesen el sol con una lágrima
y rompan las cadenas, del amor, al partir.
UTILIZO
TODO
POR LA MITAD
Utilizo
todo por la mitad.
No conozco ninguna máquina, totalmente.
No conozco ninguna obra, totalmente.
No conozco ninguna vida, totalmente.
Yo,
también, me he dejado llevar, muchas veces,
por intuiciones, por grandes titulares de noticias.
Hubo
cosas que me tocaba vivir,
que nunca quise saber de qué trataban
y hubo comidas exquisitas que nunca probé
y comidas que comía casi todos los días,
que nunca quise saber cómo se hacían
y hubo veces que me la pasaba,
todo el día cocinando para otros.
Cuando
me tocaba triunfar, triunfaba a medias
y nunca llegué hasta el fondo de ningún abismo.
Nunca
dejé amarme hasta el final
y, en cuanto a mí,
yo la amaba localmente pero a ratos.
Y hubo círculos que rompían sus límites
y cuadrados que se abrían al mar.
Y, a mí, me parecía todo natural pero a medias,
también, dudaba de que pudiera haber:
Un amor sin barreras, un alma sin palabras.
UN AMOR APASIONADO
UN DESEO SIN LÍMITES
UNA TERNURA INCUESTIONABLE

Un libro de Miguel
Oscar Menassa.
Para llevarse mejor con su pareja en las fiestas
y algún
que otro día de trabajo |
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