LAS 2001 NOCHES ÍNDICE DEL NUMERO 33 |
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LEOPOLDO DE LUIS | |
NOVEDADES 2000: | |
UN HOMBRE SOLITARIO
Un
hombre solitario Un
hombre Un
hombre que canta No hay altura que
sobrepase |
Me fuerzo a
comprender Vértigo de luz Abro la boca Hombre, | |
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ESPAÑA POR FIN EL ÚLTIMO VALS Hay un decreto
ley, Oriundo de un
Sur El señor Juez me dio
la mano y me dijo: La secretaria del
Juez bailaba Pensar que estaba
otra vez delirando
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para poder
besar Mis mujeres hembras
de luz Después bajaron
corriendo Saludaron al policía
de la puerta Yo trataba Yo quería ser español
y, ahora, lo soy. ¡Defínase! Menassa. Olvide su pasado. Ahora, usted, es
español |
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Espere, señor
Juez, ¿Vio cómo se prendían
de sus labios, Así voy por la
vida: El Juez
sonriente
Y cada mañana con la
luz Y así voy por la vida |
ambicionando poder Y así voy
por la vida Comprende
señor Juez Porque en
mi alma Comprende
señor Juez Por
eso
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CHARLES
BAUDELAIRE Suelen,
por divertirse, los mozos marineros Apenas los
arrojan allí sobre cubierta, ¡Qué débil
y qué inútil ahora el viajero alado! El poeta
es igual... Allá arriba, en la altura, Esta noche
la luna sueña con más pereza, Sobre su
suave espalda con pálidos nublados, Cuando
sobre este mundo su languidez ociosa en su mano
recoge esta lágrima fría ¡MÍRALOS, alma,
son en verdad espantosos! |
Sus ojos, de que huyó
la centella divina, Él atraviesa así la
negra inmensidad, generoso, aturdida,
de placer embriagada, LA sirvienta tan
buena, tan fiel, tan afanosa, Cuando la tarde muere
y chispea el tizón,
Si hundes tus ojos en
los ojos fijos Si plantas árboles o
engendras hijos, Lo mismo en la acción
que en la espera, |
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VICENTE
HUIDOBRO Inquietas
en los anillos de los labios y de sus sentidos El paisaje
se hincha de riquezas Ella daba
dos pasos hacia delante Ella
llevaba una camisa ardiente Sus
miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina Tenía una
boca de acero Al día
siguiente del día siguiente Al día
siguiente de la paloma siguiente Y hasta
esas hierbas que haces nacer en mi corazón Al día
siguiente del año siguiente Qué clima
es éste de arenas movedizas y fuera de su edad Son los
ríos derrochados |
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I Precedidos
por los ruidos de nuestros antepasados y |
WILLIAM
SHAKESPEARE ¿Por qué no hacéis vos de
más poderosa forma O
viviré para hacer vuestro epitafio, Los que tienen poder
para herir y no lo hacen, |
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RAINER MARÍA
RILKE ¿Quién, si yo gritara, me oiría desde las jerarquías Nosotros somos los
errantes. Todo lo que corre Muchachos, oh, no echéis el
valor a la velocidad Todo ha
descansado: |
BLANCA
VARELA soñé con un perro
el deseo es un
lugar que se abandona es tan
aguda la voz del deseo calor
de fuego ido me
arrodillo y en tu nombre me
aferro a ti y
estos dedos recién contados |
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GRABIEL
CELAYA Es la hora de las raíces y los
perros amarillos. Es la hora de las raíces y los
perros amarillos; Oigo como una ausencia que el
misterio está muy cerca; Es la hora de las raíces y los
perros amarillos; Es la hora del escalofrío en
los cuerpos desnudos, Es la hora de las raíces y los
perros amarillos, Es la hora del misterio que
viene y que no viene,
La quietud de esta hora es un
silencio que escucha,
Es mi momento, el último momento: |
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cuando la luz rompe los cristales
nada más tocarlos con la yema de los dedos; Es el último momento. Es el último
momento. Es el último momento:
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Poemas del libro GENERACIÓN DEL 98
¿Más
bien será una crónica este intento o poema?
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Te recitaba a Bécquer... No: a
Unamuno, Sólo hay un cielo donde los
vencejos Mas don Miguel en rimas
becquerianas El sol no es el reloj de la
otra vida Te recito a Unamuno.
Melancólico |
ATRAVESANDO CASTILLA Atravieso Castilla esta mañana
de dulce y diluvial
¿Fuiste así de verdad,
Castilla, amante platónica ¿Fuiste así, tan amada, o sólo
encanto Y pasan con mil gracias
derramando |
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«Poesía y Yo» es un título que anuncia una poesía esencialmente lírica: el yo del poeta volcado en el poema, poesía autobiográfica que, además, el autor quiere dedicar, como «una esquirla» al «siglo». Dedicatoria concisa e incisa, un tanto hermética, mas en todo caso de intención realista. La esquirla es la pequeña astilla de un hueso que forma parte del hombre-autor, del ser vivo, del esqueleto que lo sostiene: del ser real que se halla en el siglo: esto es: en el tiempo. Siglo XX que finaliza o siglo XXI que nace, son el pasado y el futuro. Además, «el siglo» es, para la religión, cuanto concierne a la vida terrenal. De tejas abajo. El cielo —conforme dice un verso— «no tiene contenido», es sólo una palabra bisílaba. Luego lo que tiene valor es la palabra. La palabra, que es calificada de «corporal». Vida, cuerpo, tiempo. ¿Y quién acompaña al poeta en este acontecer temporal? La muerte. Con su muerte, esto es: con su destino, entra en un nuevo giro de su existencia: el exilio. Porque este libro viene a ser una especie de diario de destierro. Hay una simbología muy compleja en la continua exaltación de lo corporal y del amor obsesivamente sexual, con la que el poeta llama Ella (con mayúscula), pronombre personal en el que pueden alojarse la mujer o la muerte o la misma poesía. Es difícil leer un libro de años atrás (el autor lo sitúa en los años ochenta) cuando ya se conocen obras posteriores que nos hacen mirar a otros costados. En este caso, a la poesía surrealista y a los reflejos de una prosa sexualizada, ya que incurrimos, quizá con exceso, en buscar justificaciones en precedentes en rasgos que, de por sí, ya se creaban desde un fondo existencial. Si el poeta dice: «más allá de tu cuerpo nada hay», nos acerca a un concepto del amor en que, bajo sus palabras sensuales, late un fondo dramático de tabla de salvación en el naufragio de la existencia. La vida, por encima de la Literatura, con ansia de libertad. Y la poesía, que se toma como realidad habitable: «donde la poesía construye su residencia». Nada más lejos de la poesía tomada como evasión o fuga de delirios sentimentales. Al mismo tiempo, no se desecha la oportunidad de testimoniar sobre su país de origen y sus situaciones injustas. El libro —pues— se genera por un exilio y sus interpretaciones. Como en todo poeta verdadero, la poesía es un conocerse a sí mismo, por lo que está justificada su alusión táctica a Sócrates, al autoconsiderarse bebedor de cicuta. La otra cara es la muerte —penumbra de fondo— con el recuerdo del padre que le conforta. Tranquilo, pero sin esperanza. Él mismo compara la vida con la carrera de un caballo que va a dividirse en pasado y basura. Hay un toque escéptico y una actitud de dejación: «Fuimos perdiendo en el camino / nuestro deseo de liberarnos». Es un pesimismo que hasta le hace preferir no ser testigo: «Y los que no podían / mantener sus ojos cerrados / se los arrancaban / para no ver». A los lectores de D. Antonio Machado nos tiene que recordar aquellos versos cuando, ante la cabeza que le esculpió el escultor Emiliano Barral, decía preferir los ojos en piedra: «en piedra, para no ver». Hay en este libro también un sentimiento de continuidad biológica que dicta poemas al padre y al hijo. El poeta siente que él mismo asciende a la paternidad precisamente cuando ve morir al suyo. A veces los poemas se suscitan al socaire de sucesos cotidianos, con lo que devienen más entrañables. Quizá como consecuencia de nacer con cierto designio de diario, algunas páginas recogen poemas breves y sentenciosos, como de poesía gnómica: «Un paso al frente / también / es una orden del sistema». O: «Desde hace millones de años / el hombre vive de rodillas». La poesía de Menassa da importancia al sueño, aunque, a pesar de ello, sabe adaptarse a las cosas, a las costumbres, a la vida. Es vida, vivida por él mismo y todo se transforma en una creación lírica, todo da cuerpo al poema. La acción se torna substancia misma de la poesía que es como una segunda piel y una segunda conciencia. No hay artificios ni elucubraciones, hay el fluir mismo e inevitable del vivir. Y al fondo la muerte. Naturalidad, espontaneidad. Una poesía hecha hombre. Leopoldo de Luis |
SOCORRO NO PUEDO Llegué
una tarde a Madrid y me dije: Pude
sentir Nací
en Buenos Aires. En
Buenos Aires al amparo Nuestra tierra más bella decía Luego
se perdía en divagaciones A la
mañana siguiente madre A ella
le brillaban los ojos siempre Llegué
a España huyendo de mí mismo Después fue todo mucho más difícil. Al
principio Después la calle se fue poblando A nadie le gustaba lo que pasaba. Habían
matado. La
calle se pobló En
Madrid huyendo de la calle Toda
página en blanco es el pasado. |
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—FRAGMENTOS— N.º 1 Enero–Febrero 92 Escribo
desde las secretas entrañas de un negro vibrante. Me N.º
10 Esta vez, intentaré decir algo de la verdad, entre Elecciones Generales, en España, que ya han terminado como todo el mundo esperaba, la Feria del Libro de Madrid, en el Retiro y Pintango, en el Centro Cultural Galileo, el personal me ha dejado un poco solo. |
El editorialista del número 9 desapareció, a los poetas los tuve que llamar por teléfono y alguno de ellos me dijo que en estos momentos la poesía no era lo más importante, los psicoanalistas del grupo trabajando a destajo con los líderes políticos y otras hierbas, no han podido del todo hacer los deberes, así que este número 10 deberé en parte, realizarlo en soledad. Y no es, precisamente, que a mí me moleste la soledad, ya que a lo largo de mi vida he vivido, infinitas, experiencias de soledad. Recuerdo una vez, en la Selva Amazónica, el encuentro
fortuito con una bella francesa que me juró amor eterno y luego
me abandonó, tal vez, por un poco de dinero, tal vez, por una
cierta tranquilidad espiritual. N.º 16, 17, 18 Releyendo toda la editorial me doy cuenta que no
soy Luego, haber tomado la decisión, sin consultar a nadie, ni siquiera a Menassa, de que a partir de ahora iríamos a salir cada cuatro meses, me da como una culpa infinita y no sé, por otra parte, cómo reaccionarán los mecenas de El Indio frente a tamaña toma de posición. Me doy cuenta que con poetas y gente grande siempre me llevo bien, pero debo reconocer que nunca pude llevarme bien del todo, con gente nerviosa o maricas o putas baratas o comerciantes inescrupulosos o políticos sucios o estudiantes desconcertados o, o, o... En realidad llevarme bien no me llevo bien con nadie, me lo imagino a Menassa esperando que terminara el Mundial para dar tal cual los resultados como resultaran y, yo aquí, tratando de acertar como si fuera un mago y diciendo mis cosas, quién sabe si quedo bien con alguien. |
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