LAS
2001 NOCHES ÍNDICE NÚMERO 23
|
CANTO
A NOSOTROS MISMOS TAMBIÉN SOMOS AMERICANOS . MADRID, 1977 |
MÁS
ALLÁ DEL ÚLTIMO CANTO VOLVER ES IMPOSIBLE |
DEDICATORIA |
LA
FIEBRE DEL ORO |
INTRODUCCIÓN |
TERCER
MANIFIESTO GRUPO CERO |
CANTOS |
LA
POESÍA NOS CUNDE - NOVEDADES 98-99 |
CANTO
FINAL |
SOCIOS
DE HONOR |
PREMIO
PABLO MENASSA DE LUCIA |
....
Y LLEGÓ EL PSICOANÁLISIS |
TORO
SENTADO
EL VISIONARIO |
PSICOANALIZARSE
TAMBIÉN ES UN ACTO POÉTICO |
 |
CANTO A NOSOTROS MISMOS
TAMBIÉN SOMOS AMÉRICA
Madrid, 1977 |
DEDICATORIA
Dedico
este poema,
en general,
A Todos.
A Latino-América,
porque amo,
su futura explosión.
A la famosa américa del norte,
porque mi poesía,
canta también,
a todo lo que muere.
A la vieja europa,
y también,
a la europa segunda,
porque temo,
por el futuro en general,
del Hombre.
A mis amigos,
a mis bellas mujeres,
y a los sobrevivientes de cualquier matanza.
A los mugrientos,
en general
a los extranjeros,
a los que todavía,
no tienen,
lugar para vivir.
A los conquistadores,
a la famosa reina,
cristiana y masculina,
nuestra amada Isabel,
y a su Fernando,
amado,
su gran amor,
su cálculo perfecto,
y a cuanto delincuente,
haya pisado,
—sólo por el afán de la conquista—
nuestra pequeña y grande,
desorbitada américa.
A mis hijos,
y del acorazado potemkim,
a sus marineros.
A las cálidas madres de mis hijos,
a todas las madres,
por haber soportado,
durante 5.000 años,
la misma tarea.
A las mujeres del amor y de la rabia,
y digan lo que digan,
se lo dedico también a la mujer,
que tuvo,
la alegría,
para no morir:
|
La Pasionaria,
para quien,
cuarenta años,
de errores y ráfagas heladas,
no bastaron.
Y a Evita,
porque murió,
de un cáncer inmortal,
quiero decir,
de la ambición suprema,
comerse a sí misma.
A todos los malditos,
por una especie de amor,
por lo inútil,
de sus gritos al aire,
sin destino,
por las tremendas llagas
y los sublimes estallidos,
de sus infernales,
pobres locuras.
A mis amigos,
los únicos poetas de este siglo,
una especial dedicatoria,
Amigos,
NO VA MÁS,
se trata
simplemente de escribir,
un verso más que ellos.
El Último,
que diga,
así debe ser,
todo lo contrario.
Dedico este libro,
para desprenderme de ellos;
a los surrealistas,
y a su pálida sexualidad,
acontecida,
después de la guerra,
y rodeada,
de amados familiares,
porque la cuestión,
era,
no llegar al fondo.
En definitiva,
tocar
y partir.
Partan por los caminos,
idiotas,
nunca protejan,
su propio pan,
y amen,
con una especie de rabia,
mezcla,
de unos pocos demonio
y tontas drogas,
a la increíble puta,
la virgen loca. |
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Y
con un dejo de paternal tristeza,
amen,
a Nadia,
la piojosa,
la sucia pordiosera.
Y vociferen,
por las dudas,
que tan poca mierda entre las flores,
no tenga,
su verdadero olor.
Reservo,
mis últimas dedicatorias,
para hablar de la muerte.
Yo fui Pichón Rivière,
nuestro amado,
el inventor de la locura grupal,
y pido,
al quedarme sin voz,
que no se diga nada.
Sepan,
no puedo responder.
Yo fui mis queridos muchachos,
los de los ojos desmesurados,
abiertos al futuro,
los de los grandes ojos ciegos,
LOS AMETRALLADOS,
y pedimos,
para no morir,
banderas,
millones de banderas,
y de la poesía,
todo su fuego eterno.
Yo fui los célebres muertos,
los que murieron,
sin nada que perder,
los desposeídos;
los del pan,
sólo en algunos y fugaces atardeceres,
y sin embargo,
de pocas palabras,
y por el miedo secular a la muerte,
seremos,
si todo va bien,
los Esclavos Modernos.
Y para nosotros
no pedimos clemencia.
Cadenas contra cadenas,
rozándonos infinitamente,
a causa,
de la gran cercanía entre los hermanos,
lo prometemos:
no detendremos la muerte,
pero el ruido,
será ensordecedor.
Fui la poesía muerta,
y desde entonces,
habitan con nosotros,
los mejores.
Para ellos,
el funeral último,
la cremación definitiva
y a volar,
porque ya escribimos:
que nuestras palabras inunden,
—con el sólo objetivo de inundar—
las poblaciones vecinas.
Que todo sirva,
no nos dejemos convencer,
porque si se trata de ser,
fuimos también,
la muerte de la muerte,
el tenebroso viaje por el submundo de los cementerios,
y entre las tumbas de los próceres,
fuimos, |
el salvaje erotismo.
Las más pesadas lápidas y sus violentas inscripciones:
Aquí yace el cantor
y próxima a su tumba,
yace,
su enamorada,
y todo,
puede ser un ardid,
una negra maniobra.
Era el cantor de los cantores,
vivió,
cinco mil años.
Fui todo lo que murió,
con la gran bomba.
Los enjambres de sueños,
acribillados por las partículas,
—horrores de las metálicas
transformaciones—
y la espléndida y portentosa,
escupidera atómica.
La cagada final.
Soy por último,
y esta vez,
pido perdón por la violencia,
el muerto que habla.
Un milagro de la poesía.
Una feroz combinación,
de todo contra todo,
El Mutante,
el diabólico experimento de la locura,
contra el final atómico del siglo:
en una sola voz,
todas las palabras.
Y ahora puedo decir,
que a la bomba feroz,
y a sus consecuencias,
soy inmune.
Una especie de salvaje indomable,
bárbaro del estilo.
El imbatible,
bólido parlante.
INTRODUCCIÓN
Vivo,
—desde hace un año—
en un lejano país,
al sur de europa.
Vivo,
por costumbre,
en su propio centro.
Al sur de la ciudad,
donde la ciudad,
es ella y su fin.
El vacío,
donde
aterrizan los desagües,
el propio límite
entre la libertad y la locura.
Quiero decir,
que buenos aires,
no ha muerto,
porque vivir
vivo en sus suburbios.
Y sin embargo,
—por el viejo vicio del misterio—
nadie sospecha.
Parado en la vereda de mi casa,
ladeado,
con las
piernas cruzadas
y la derecha para atrás,
contra el novedoso semáforo,
apoyada,
y el cigarrillo,
colgado, |
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de la boca como si fuera un guapo,
y sin embargo,
piensan que soy,
un malentendido,
un pasto salvaje,
crecido inesperadamente,
fuera de estación.
Crezco con dificultades,
bajo la mirada atenta,
de los sorprendidos agricultores.
Tanta belleza,
para el final del siglo,
no había sido calculada.
Y por eso,
por haber violado la ley,
de las apariciones,
se cierne sobre mí,
el opaco murmullo de la calumnia,
el peligro,
de un destino de locos.
La desaparición.
CANTOS
I
Y
si quieren buscar
busquen en el tango.
Cantando y bailando,
descansando su cuerpo en las quebradas,
encontré,
todo lo necesario.
Escenarios dantescos donde la sangre,
era el alimento de los desposeídos,
una mancha de rubor
entre los ojos de la puta,
las manos del ladrón,
los versos del que dice,
amores extraviados
crímenes perfectos.
¡Oh las locuras juveniles y los versos de Carriego!
toda la calle Florida lo vio,
con sus polainas,
galera
y bastón.
Nuestro tango aconseja,
dejarse caer,
morir alguna vez,
y la vida
sin titubear,
jugarla.
La mujer,
ni se toma, ni se cede,
ella en el tango hace lo que quiere,
es la madre.
Si quiere puta,
puta,
si quiere virgen,
virgen.
El cantor,
cantará,
el cantor no dejará de cantar.
Y si ella no acepta,
todavía,
toda su libertad,
se la mata
y si es necesario,
se mata a sus amantes,
a la policía
y
al ejército mismo,
si es necesario.
El tango,
os digo,
es,
verdaderamente subversivo.
II
Y
ahora,
conocerán lo que se dice,
la verdadera historia de dios.
De cómo, de una delicada agonía,
se salta,
|
para
caer,
en los estruendos de la gloria.
La poesía hecha carne.
¡Viva el Poeta!
Yo vi
con qué desesperación hacía los versos.
Yo vi
cómo el poeta comía,
mierda para saber,
y de su sexo,
chupaba el pus,
los últimos escándalos,
para que ella,
viviera un día más.
III
Amar,
amábamos a Evita.
Le pusimos
en medio del pecho
un sol de guerra,
cálido,
pájaro del atlántico,
entretejiendo
las palabras de la liberación.
Volveré,
seré millones.
IV
Estúpida
alondra,
morir en nuestros brazos
y como final,
para la pantalla,
para el gran mundo,
un corazón pintado entre tus nalgas,
y a viva voz,
para los grandes canales,
l
as palabras del fin:
muero por amor.
V
La
ciudad sigue gris
cuando escribo lentamente mis versos.
La época del sol,
era en antaño
recuerdo sus fulgores,
ácidos amarillos contra los ojos ciegos
Ahora en la ciudad,
del gris intenso,
escribir lentamente mis versos,
ya no alcanza.
El escritor,
altera sus sentidos,
el escritor,
sabe que fueron necesarios,
un siglo entero de mujeres,
cinco siglos de dios,
para que el poeta se deje llevar,
para que vuele.
VI
La ideología, siempre trata de la vida.
Cuando todo parece a mi favor,
todo crece,
mentira.
Poco a poco,
me iré rindiendo a la evidencia,
haré:
todo lo necesario para ser.
Soy
una familia numerosa,
un médico maduro y todavía,
a la espera,
de un brillante,
estúpido futuro.
Poeta porque soy,
un médico moderno.
Escribo versos fundamentales, |
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soy un decidor.
Obrero del verbo.
De la guerra me preocupa,
su relatividad,
del tango,
su cadencia.
No me dejes morir,
Gardel,
canta.
Soy,
lo que se dice, un pura
sangre,
y quiero ser,
el hombre de los mil rostros,
titiritero de los bajos fondos,
el médico del alma en general
y quiero ser,
una especie de padre fin de siglo
y sin embargo,
la libertad,
no existe.
VII
Y
ahora,
luchar por el
poder
y hacer de eso,
un entretenimiento.
El primer paso tendrá que ver,
con la recolección,
de basura.
Será preciso juntar,
toda la mugre.
Con nosotros,
la antigua fragancia de la mugre vieja
y el cálido y juvenil aroma,
de la pequeña mugre,
la mugre de los niños.
Iremos todos juntos,
siempre,
y viviremos cada vez,
de mal,
en peor.
Lentamente dominaremos el mundo.
Lo sabemos,
ninguno de nosotros,
tomará
la buena senda.
El hombre morirá de rodillas o no morirá.
Esclavo,
de su
propia locura,
de su rápida,
mortal estupidez.
El poeta,
quiere gobernar,
toda esa tontería
y puede.
Releyendo mis escritos,
se notará que soy,
un gran conductor,
un alma sin destino,
un pobre hombre.
Tener,
lo tuve todo,
el pálido saber de los idiotas,
la ronca alegría de los moribundos,
mis pobres muchachos,
mis pobres angelitos negros,
mis célebres mugrientos,
mis mártires.
VIII
Reducir,
todo tiempo
a un solo tiempo.
El de los estallidos.
El resto,
hacerse el estúpido,
el problematizado.
La neurosis,
está bien vista.
Cuerpo y palabra
flotando libremente,
temprano o tarde
ocurrirá
la fisión atómica.
No hay humanidad sin estallidos.
Esperar,
el tiempo,
siempre sobra.
|
IX
Preocupado
sigo preocupado,
por el bienestar general.
El cielo,
una atmósfera de litio enrarecida,ç
un canto de mal agüeroç
sobre la tibia llanura del pasado.
Ella y su rostro,
ahora,
contra el cielo.
Empobreciendo el sentido del universo,
acortando las distancias,
para saltar,
la muralla infranqueable.
Ella,
quiere cometer su pecado,
tener,
su crimen propio.
El nombre de su padre,
no le alcanza,
desea para ella,
junto a nosotros,
un porvenir,
ardiente,
ardiente y
loco
y mortal porvenir.
Se trata,
de la historia de
siempre,
una historia de hambre.
Un,
quiero más
infinito.
Un permanente y rebuscado dolor.
Me dejó de querer
por una tontería,
a causa,
de un arrebato de mi inteligencia,
una mordaz inspiración.
X
Antes
de morir,
es preciso,
enfermar del todo.
Conocer el último mal.
Tener hijos,
trabajo,
ideales,
algo por qué luchar.
Una fiebre intensa en el estómago,
contra todo.
Después
morir
tranquilamente.
Conocer el mal a fondo,
dejarnos sorprender por el amanecer,
por una rabia,
de los sentidos,
contra la pulcritud.
Conocer,
bien amada,
quiero conocer,
la virtud del mal.
La furibunda corona de rosas embalsamadas
y la pálida,
nostálgica puta,
imperdonable,
loca de amor.
No temas,
los asesinos,
siempre
que hablamos,
hablamos del pasado.
Ocurrir,
ocurrió,
fue
en tu propia mirada.
Ella y él
agonizaron en mis brazos,
y vos,
eras feliz.
CANTO
FINAL
Esclavos,
y sin embargo,
soy un escritor. |
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Sólo
quiero,
sus hambrientas miradas sobre mí.
Sólo quiero,
—para el último poeta de occidente—
un verdadero lujo:
Testigos,
billones de testigos,
para el canto final.
Y el atrevimiento,
es insospechable
porque ahora,
debo escribir,
nuestro canto final.
Famosos rugidos,
quiero,
salvajes voces,
para que el poeta,
pueda lo imposible:
cagar en el baño,
comer en el comedor,
morir en una cama,
y un diploma de algo,
no le vendría mal.
La impunidad es necesaria.
La bestia,
que descanse tranquila,
que muera en paz.
El circo,
sólo necesita
su pasado.
Ya lo sé, señores,
la libertad
no existe.
Lo dije yo mismo,
pero el poeta,
ama la libertad.
La lujuria,
un beso
en las sombras,
y entre las sombras,
el arcoiris,
y en medio del arcoiris,
Picasso,
tu paloma,
tu blanca paloma de la paz
y su tierna mierdita,
sus celestiales cagaditas,
exactamente,
sobre nuestros ojos.
Y para que se entienda,
lo digo claramente:
Amo la libertad.
Basta de muertes.
Tampoco por la patria.
De mirarnos largamente en los espejos,
y del amor,
y de la muerte,
ya estamos podridos.
Sabemos,
que el aire libre,
el sol,
también tienen sus víctimas.
Sus locos amantes,
sus ampollados místicos,
los dispuestos a todo por el sol,
la rica gente.
Los que debajo de las llagas,
gozan,
buena salud,
una salud profunda,
individual
a solas.
Las llagas y el olor a podrido,
dicen,
sólo una moda,
simplemente una crisis del sistema,
un amor de verano,
una rápida y finita fulguración.
Pero el otoño volverá
y caerá
quien tenga que caer.
Lo único perenne,
nos dicen,
la frondosa telaraña,
las mallas imperceptibles,
oblicuas,
donde el hombre, |
pierde,
sus sentidos.
Tienen razón señores,
el poder es vuestro,
pero al poeta,
nada le importa,
el poeta,
ama la libertad.
La belleza de nuestro viejo trigo americano,
creciendo por doquier,
el pan amable de los incas.
Los sexos multicolores de nuestras tierras vírgenes
y nuestros famosos indios sin dios,
los tercos guaraníes,
los que entregaron todo mansamente,
para seguir,
hablando de la libertad,
Reyes del verbo.
Y se arrodillaron frente a la cruz,
porque bajo ese cielo,
daba lo mismo
hablar del hombre o de los dioses.
Después,
murieron todos.
Cristo crecía,
—entre las duras piedras de los andes—
sellando el increíble
destino americano.
Oscuros cañones,
armas sofisticadas,
las más feroces radiaciones atómicas
y todo,
contra el preciso órgano de la verdad,
contra nuestras propias
y amadas,
cuerdas vocales.
Era necesario,
acallar,
lo estrictamente humano.
Murieron todos.
La sangre,
dio sus frutos
y fue,
el viscoso alimento
de las pequeñas criaturas,
y de los campos.
Crecieron,
salvajes plantas,
una tercera fuerza incontenible.
Una raza de fieras.
Sin ningún territorio para vivir
y por eso,
amantes de la libertad,
de la palabra inalcanzable,
de la terca
y violenta creencia,
que todo cambiará
El odio
fue necesario para vivir,
la vida alegre,
una esperanza.
Nos obligaron a tener pudor,
nos inventaron extravagantes ropajes,
para ocultar nuestra belleza.
Ella,
se dice,
era insoportable,
una belleza humana,
un ansia por vivir,
una pasión irremediable.
Opusieron
al canto de nuestros sexos al aire libre,
las marchas nupciales,
el bautismo,
el sórdido ruido de metralla,
y sin
embargo,
el poeta,
ama la libertad.
Quiere volar,
quiere,
decirlo todo.
Inventaron para la libertad del poeta,
los espacios reducidos,
las cárceles, |
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un lugar en la cultura.
Lo destruyeron todo
y sin embargo,
el poeta,
ama la libertad.
El ronco murmullo de las palabras hasta el paroxismo.
El poeta,
sólo quiere cantar
y América,
canta en el poeta.
Pedimos,
un sitio para vivir,
un espacio para nuestros gritos,
mansamente,
pedimos el poder.
Somos,
los desposeídos,
los que fuimos privados,
despojados,
de nuestra historia y de los frutos.
Invento de la modernidad,
fuimos,
el nuevo mundo,
el manantial ardiente
y los misteriosos
y salvajes néctares,
para que los señores gocen eternamente.
Y todavía,
el poeta, ama la libertad.
Un acuerdo definitivo entre nosotros:
cortar los flujos,
para que el enemigo,
muera de vejez.
PREMIO
PABLO MENASSA DE LUCIA
1.ª
CONVOCATORIA
Modalidades:
a) Poesía y b) Psicoanálisis
BASES
POESÍA:
1.–
Podrán optar a este Premio, obras originales e
inéditas, con libertad de tema y rima, escritas en
lengua castellana.
2.–
Deberán presentarse 3 copias de libro, con un
máximo de 80 páginas mecanografiadas a doble
espacio, en hojas tamaño Din A4. Cada poema
debe ser presentado en hoja separada.
3.–
Junto con las copias del libro, que irán firmadas
con seudónimo, deberá presentarse un sobre
cerrado en cuyo exterior figure el título de la obra
y el seudónimo. En el interior deberán figurar los
datos del autor: nombre y apellidos, dirección
completa y teléfono.
4.–
El premio consistirá en la suma de 150.000 pts. y
la publicación de 1.000 ejemplares en Madrid y
1.000 ejemplares en Buenos Aires.
5.–
El plazo de presentación de originales termina a
las 19 horas del día 31 de julio de 1999. La entre-ga
del premio será el día 3 de noviembre de 1999.
6.–
Los originales se deberán remitir a:
1.º PREMIO DE POESÍA PABLO MENASSA DE
LUCIA
BASES
PSICOANÁLISIS:
1.–
Podrán optar a este Premio, obras originales e
inéditas, escritas en lengua castellana.
2.–
Deberán presentarse 3 copias del libro, con un
máximo de 80 páginas mecanografiadas a doble
espacio, en hojas tamaño Din A4.
3.–
Junto con las copias del libro deberán figurar los
datos del autor: nombre y apellidos, dirección
completa y teléfono.
4.–
El premio consistirá en la suma de 150.000 pts. y
la publicación de 1.000 ejemplares en Madrid y
1.000 ejemplares en Buenos Aires.
5.–
El plazo de presentación de originales termina a
las 19 horas del día 31 de julio de 1999. La entrega
del premio será el día 3 de noviembre de 1999.
6.–
Los originales se deberán remitir a:
1.º PREMIO DE PSICOANÁLISIS PABLO MENASSA
DE LUCIA
c/
Princesa, 17, 3.º Izda.
28008 MADRID - Tel. 91 542 33 49 |
|
TORO
SENTADO
EL VISIONARIO
I
Aquí,
toro sentado,
amante del silencio.
Miro el sol,
es el atardecer,
y sé,
que todo es efímero.
Vendrán eras atómicas,
y arrancarán de cuajo nuestro reino,
del centro de la tierra.
El sol caerá,
como un fruto podrido,
como un pájaro herido,
en pleno vuelo.
Detrás de las colinas
veo para el hombre,
sangre y basura,
un silbido helado y nocturno.
Aquí,
sentado,
amante,
toro del silencio,
veo para el hombre,
detrás de las colinas.
La muerte.
II
Pequeño
árbol de la colina,
estalla en la señal.
Desde sus raíces,
fuegos artificiales
se encienden
entre el aromático perfume.
Quiero decir,
que nuestro pequeño águila de trueno,
también,
ha muerto.
Dulzura,
la dulzura de sus labios,
su vuelo etéreo.
Su franca risa,
cuando se burlaba de la guerra.
Conocer,
conocía —murió por eso— en la propia colina,
el estallido sangriento,
del árbol del amor.
III
Anochece,
ahora, en nosotros,
y la blanca espuma de la rabia,
lo envuelve todo.
La vida se entretiene en los olores.
Todo procede,
desde más allá de la colina,
también,
nuestro final.
Envejecí sentado,
aconsejando a mis muchachos,
detenerse,
frente a cualquier maravilla de la tierra,
frente a cualquier tontería de la naturaleza
contra los sentidos.
Y sin embargo,
me decido,
quiero morir de pie.
Y si es necesario,
atado a mi caballo.
IV
Esta
noche,
la última,
quiero fiesta.
Una agonía lenta,
hasta el amanecer,
con fuego de licores,
con nuestras drogas de la visión perenne
y la famosa,
|
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brillante
pinturita para indios,
en nuestro rostro,
en nuestro pecho moldeado por la vida,
en el arquitectónico culo,
de las bellas mujeres.
Rojos tambores,
artistas del ruido,
para la danza.
Cada hora,
danzando,
es un milagro de la vida.
Cada hora,
danzando,
se transforma en milenios.
Ser,
con este ritmo,
os lo aseguro,
seremos históricos.
V
Y
la noche de la ardiente locura,
de la locura colectiva,
pasó lentamente.
Y todo el ritmo
y toda la algarabía del tam-tam,
—violento y rojo de ira por el
amanecer—
fueron,
nuestras historias.
Todo fue,
grandeza
tras grandeza.
Ninguno de nosotros lloró,
porque llorar,
no conocía el corazón del indio.
La marca,
la verdadera marca de la historia,
para nosotros,
fue la altanería,
la soberbia.
Nunca fuimos humildes,
más bien,
sórdidos.
Sabíamos,
que más allá de la colina,
al hombre,
lo esperaba la muerte.
VI
Y
sin embargo,
ese día,
la guerra,
no fue dura,
para mis muchachos.
Se trataba de un duelo,
—una fina competición entre
valientes—
yo
tuve que matar
y en ese gesto,
donde todo era nuestro,
—donde con la violencia de la verdad,
quedaba claro,
que el poder,
que el bendito todo poder,
era nuestro cuerpo—
perdimos,
la última batalla.
VII
Y
vi,
—mi alma sumergida en el mortal
veneno,
de la supremacía—
la visión transcósmica,
una visión,
más allá de la vida.
Los abismos, las piedras,
—que embrutecían y alegraban a la
vez,
nuestro horizonte—
las más altas cumbres,
los pájaros de fuego,
—la cálida metralla y el alcohol—
y nuestra propia manera de vivir,
todo,
contra nosotros.
Inmerso,
en semejante y juvenil locura,
inventé la vejez y propuse,
para los más ancianos,
la muerte súbita.
Tanta fuerza,
quise imaginar,
sería suficiente,
|
para
echar a volar,
algunos hijos,
algunas palabras.
VIII
Después
de la masacre se dieron cuenta,
que nuestras mujeres,
también tenían,
el don del amor,
la gracia de saberse inmortales.
Y si digo que ultrajaron sus cuerpos,
o las sometieron a las más duras pruebas,
lo digo por decir,
porque nuestras bellas amantes,
vivas durante cinco siglos,
lo soportaron todo
y tuvieron entre tanto,
hasta el último hijo necesario
y transportaron,
entre las mutilaciones de sus cuerpos,
ocultas,
nuestras pocas palabras.
Nunca fueron tristes,
en hijos y palabras fue todo porvenir.
Crecieron como crecen,
famosas sudestadas,
volcánicos murmullos.
Crecieron,
sin saber,
amantes,
del armonioso jugo de los vegetales,
y de sus propios excrementos,
fueron millones.
MÁS
ALLÁ
DEL ÚLTIMO CANTO
VOLVER ES IMPOSIBLE
yo
es otro
A.
Rimbaud
yo,
el poeta,
el Otro
M.
O Menassa
Pasaron
cinco siglos
y todo,
fue verdad.
Los vaciadores de entrañas,
los violadores de sarcófagos,
llegaron con sus bombas,
al centro de la tierra.
Querían conquistarlo todo
y tenían,
una desmedida pasión,
—perversa—
por los encuentros virginales.
Amar,
aman por sobre
todo,
la blancura,
la asepsia,
una especie de sordo capricho,
en construir,
murallas infranqueables,
en organizar nuestros sentidos,
y además,
claras argucias,
modelos encantados,
rutilantes titulares en los periódicos,
para ver,
si es posible,
que desviemos la mirada.
No nos dejan vivir.
Sólo precisan,
que no tengamos hambre,
¡tanta!
y para nuestro deseo
las reliquias,
|
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|
las
torpes fieras entontecidas por la vejez,
los desperdicios,
en fin,
para nosotros,
PAN y CIRCO.
La tibia
y la melancólica,
costumbre de los pueblos bárbaros.
Para sobrevivir,
para que no me matara,
el tenaz e imperceptible aburrimiento,
fui el enano,
y fui también,
gigante entre la niebla.
Un hombre marcado por la viruela boba,
—quiero decir,
tocado,
por una enfermedad sin importancia—
Útil
para un destino grande,
o bien,
uno pequeño.
Un gajo de humanidad,
hecho carne.
Violenta insinuación.
Huyo,
ahora,
tranquilamente
de la biblia.
Y sin embargo,
temo como final,
que nos inventen,
el HAMBRE,
contra nosotros mismos.
Vale decir,
que estoy desesperado
y sé
que moriré de bronca un día
y nadie,
sabrá nada.
Ni mis muchachos,
ni las locas serpientes.
Y moriré de bronca un día,
porque tengo en mi pecho,
el odio contra todo:
contra las bellas mujeres y los amigos,
contra el estúpido indio americano
y su soberbia,
y un odio inmemorial
contra los impotentes blancos,
de américa del norte,
contra los que nunca,
hicieron el amor.
Odio en mi pecho,
contra la vieja europa,
la inventora del hambre y de la guerra,
la inventora,
de la más alta esclavitud,
la propiedad privada.
Y bien,
digan lo que digan,
soy,
el único poeta de este siglo.
La gran máscara.
Yo también,
tengo en mi pecho,
a mi Neruda,
quiero,
mi isla negra,
y no crean,
que digo tonterías,
busquen en mi poesía
y encontrarán,
que mis uvas maduras,
son,
las más profundas,
las uvas del festín final,
las más negras.
Y ahora,
si quieren,
|
para
perdonarme,
pueden pedirme que rece,
que me ponga a llorar,
que con mi poesía,
la verdadera,
destruya los demonios,
como hice con dios.
Y si soy,
el claro manantial,
que horada la piedra,
puedo llorar,
por todos los pecados
y amar a dios,
y a su diáfano y enloquecido,
séquito de leprosos.
Temo,
entonces el infierno,
temo,
morir envenenado.
Y si el poeta se burla,
es,
un idiota profundo,
no tiene en cuenta el porvenir,
l
o dice todo.
No entiende,
—ni siquiera para vivir—
de política.
Y si lo encierran,
el poeta,
ruge de tristeza,
y su rugido
se expande,
hasta el confín del universo.
Esta vez,
el poeta,
no correrá,
tras los diamantes,
de ninguna playa armoricana,
ni del áfrica negra.
Esta vez,
el poeta,
sin oro en su cintura,
sin cruz en sus espaldas,
se dedicará
ni a la políttica,
ni al ocio.
Esta vez,
para acallar,
el canto del poeta,
habrá que matarlo.
Y si alguien intenta,
la inmensa porquería de matarlo,
el Poeta,
parece ahora,
una bandera,
pero,
asesino inmortal de toda la blancura,
amante empecinado de la destrucción,
de toda la pureza,
no deja de cantar.
EN BUENOS AIRES
Seminario
Sigmund Freud
Temporada 1999
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LA
FIEBRE DEL ORO
Transfórmenos
de vanguardia en élite,
revolucione su vida.
No soporte más,
el peso,
de nuestras palabras.
HABLE.
Lo
fin de siglo,
para mi nada, es poco.
Soy,
un valiente, es decir,
un decepcionado crónico.
Un muerto de hambre.
Ayer resucité,
porque igual, da lo mismo,
abrir la boca que cerrarla.
Soy,
por lo tanto,
el resucitado,
el robusto que careció de pan.
Un descuartizado por el hambre,
el pequeño,
trozo de carne y su palabra, el hedor.
No me busquéis
fuera de vosotros,
soy invisible,
una especie de mierda intestinal atascada,
un pedo memorable a boca de jarro,
quiero decir,
los rotundos tambores de la taquicardia fatal.
Una puntada inesperada,
en pleno corazón.
Devenir,
devengo de un país,
donde morir,
no era suficiente.
Soy, el profundo,
el que creyó en la libertad, el ambicioso,
el atacado ferozmente por la fiebre,
el que costaba más.
Tengo, para mis modales
en la conquista del universo,
La Estupidez iluminada:
abrir la boca, y cerrar la boca,
sesenta veces por minuto,
y cada vez, emitir un sonido,
y cada vez, producir,
el silencio perfecto,
la desviación
el nuevo sentido.
Un poco más allá de la verdad,
el poder,
no existe.
Sería conveniente,
entonces,
racionar el odio
prevenir, las enfermedades al corazón.
Odiar,
odiar,
odio el pan,
por una especie,
de rabia a lo biológico
y a sus drogados eternos,
—enfermos sin saber—
los comedores de pan.
Estaba dispuesto,
lo recuerdo,
a dar mi vida entera.
Vivía,
os lo aseguro,
entre caníbales.
Era su rey,
el
más grande devorador de pan,
y me llamaban,
mandíbula batiente.
Obreros del cansancio,
basta de pan,
vayamos tras el oro.
Opongamos,
a la moral de sus fábricas,
de sus colegios nacionales,
nuestra propia moral:
No creemos en el hambre,
somos sobrevivientes,
y oponemos
a los vapores de su alcohol mohoso,
el humo,
envenenado,
de mis versos.
|
TERCER
MANIFIESTO
DEL GRUPO CERO
De
la guerra,
lo supimos todo,
estamos asqueados.
Las carnes maceradas,
los pechos ensangrentados,
las almas,
arrancadas de su lugar y lanzadas,
para siempre al vacío.
Desde entonces aconsejamos,
nunca más raíces
nunca más para nosotros,
la ilusión de tener.
Llevamos con nosotros la muerte,
somos humanos.
La caricatura de lo indecible.
Una guerra de las palabras,
contra la biología,
contra la física moderna.
Somos,
la gran alternativa,
el sexo contra atómico.
La verdad,
el síntoma perfecto.
Soy,
el único que no cambia,
pasa la muerte,
y sin embargo,
me mantengo joven.
Pasa la mierda,
y aún,
mantengo mis perfumes,
mi culo virgen,
mi mujer indemne,
los pasaportes y el amor,
en regla.
Poeta desde siempre,
no necesité,
de mi cuerpo para vivir.
A los voraces reclamos de la justicia,
le fui dando palabras,
soy por eso,
la única pieza del sistema,
completa.
Mi cuerpo,
no existe.
Esta vez,
venir,
hemos venido por el prestigio.
Somos,
los
destapadores de cloacas,
los roñosos,
los últimos buscadores de piojos,
el hazme reír,
los que emigramos sin saber,
los extranjeros.
Somos,
mi amor,
la marejada de mierda,
contra la antigüedad.
Los encargados de tocarle el culo,
al enfant terrible,
a las bellas y pequeñas tacitas de porcelana,
y a tu gesto de reina,
entre las más altas copas de los árboles.
Somos,
los bárbaros,
venimos,
para decirlo de alguna manera,
a pinchar los globos.
95.000
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LA
POESÍA NOS CUNDE
Novedades 98–99
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HUELLAS
DEL AMOR
AUTORA:
Karina Pueyo
PTS. 1.000; 8 US.
La
lectura de este poemario resulta una exquisita
aventura guiada por sutiles y precisas Huellas.
Huellas
en el cuerpo, Huellas del amor, Huellas en el mar, encontrando
Palabras como huellas para rozar el particular arama de la poesía.
Buscadora de enigmas, la autora va dibujando señales en todas las páginas,
pues los sentidos no alcanzan para ver el mundo.
Amante de la intemperie busca desesperadamente un verso que alcance algún
rastro de amor, para caer rendida sobre la tinta
y dejarse, enamorada, tocar por el poema,
«soy en este verso el corte preciso
sobre el cuello de la noche, un tajo rasante
y todas las preguntas».
DE LA
MANO DEL AMOR
AUTORA:
MARÍA CHÉVEZ
PTS. 1.000; 8 US.
Recorrer
las páginas del nuevo poemario de esta
autora, una lectura indispensable en este final de siglo
que es presencia constante en el pensamiento que nos
brinda a través de sus versos. Si la poesía es el mejor testimonio de la
existencia humana, el vehículo es el
amor; esta afirmación se nos propone cada vez que leemos sus
libros, aunque es en éste donde el enigma se despliega. Páginas habitadas
por hombres, mujeres, niños, donde el universo
intenta introducirse y palpitar en el
amor a la palabra
LETRAS
DE FUEGO
AUTORA:
Cruz González
Cardeñosa
PTS. 1.000; 8 US.
Acercarse
a los poemas de Cruz González puede ser
un recorrido atrevido y gozoso por los torrentes del lenguaje.
Un viaje estético por los primeros poemas de una
autora que al nacer como tal nos promete habitar y permanecer en el universo
poético.
"Para ti estos versos que se quiebran estas
manos que temblorosas escriben letra a letra el reconocimiento de
los hombres futuros, de las mujeres que algún día escribirán el
mundo"
POESÍA
CALLEJERA
AUTORA:
Stella Cino Núñez
PTS. 1.000; 8 US.
Las
calles de la poesía, las esquinas del tiempo se
entrecruzan en este libro donde Stella Cino, en su primer
poemario, abre su casa, su vida poética, para todos.
|
TIERRA
DE AMANTES
AUTORA:
Claire Deloupy
PTS. 1.000; 8 US.
Perlas
ágiles, livianas.
Perlas para acompañar momentos breves y profundos.
Perlas bellas, cuidadas, Claire Deloupy en su primer poemario, nos
recuerda el
mar.
SURCOS
AUTOR:
Ruy Henríquez
PTS. 1.000; 8 US.
Un
libro que se nos ofrece para ser devorado:
"Soy la pulpa de una fruta aún intacta, que se derrama
toda agua sobre tu mano temblorosa". Un poeta que se
nos presenta como nuevo habitante del lenguaje.
"Dejad que os muestre, la instantánea, la fugaz, transformación en
hombre".
Una propuesta: "reunir bajo una palabra lo roto y lo distante".
ATRAVESANDO
SOMBRAS
AUTOR:
Carlos Fernández
del Ganso
PTS. 1.000; 8 US.
Fernández
se afianza en este segundo libro de poemas.
Una mirada surrealista en el tratamiento de la metáfora,
en esta joven apuesta indagando poéticamente en
la vida de un hombre de su época.
POETA ASESINADO
AUTOR:
Pablo Menassa de Lucia
PTS. 1.000; 8 US.
Del
amor, de la vida, de la poesía, de la muerte, un
cuerpo de palabras avanza desde el tiempo.
Sus amores participan de un vuelo infinito, el sexo y
su canción de madrugada.
El libro de Pablo Menassa de Lucia como una piel que se quema antes que el
sol rompa la magia.
SI
ME VIERAS...
AUTOR:
Jaime Icho Kozakç
PTS. 1.000; 8 US.
Un
libro donde todo es posible. "Cercanas quimeras se
realizan, antiguas premoniciones se cumplen" Certero
como un disparo de cerbatana dorada, sonido y
luz volando la selva virgen.
Este nuevo poemario de Jaime Zozak poeta y psicoanalista nos introduce en
cuestiones fundamentales que nos llevan a
límites que cifran la muerte, la vida, las transformaciones
del hombre. |
EN TU LIBRERÍA, POR TELÉFONO O PERSONALMENTE
MADRID: 91 542 33 49 – BUENOS AIRES: 328 06 14/07 10
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Menassa de Lucia (Madrid) |
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Menassa de Lucia (Madrid) |
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León Deloupy (Madrid) |
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Paul
George (Italia) |
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Juan
José Grande (Madrid) |
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Muñoz (El Mago) (Madrid) |
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200
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Serrano (Buenos Aires) |
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Marcela
Villavella (Buenos Aires) |
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Dini (Buenos Aires) |
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...y
llegó el psicoanálisis
¿PERVERSIÓN? O
¿LA MUERTE DE LA PALABRA? Buenos Aires, 1976 |
1.–PROBLEMÁTICA
INCIERTA O ALICIA EN EL PAÍS DE
LAS MARAVILLAS
La
predisposición a la perversión no es algo raro y especial, sino
una parte de la constitución llamada normal.
Sigmund
Freud
I.
Pienso, es decir, espero, madre serena, que los pájaros comiencen
a volar en el momento preciso. Si espero, pasivo ser, me
será dada el habla.
Si
mi cuerpo recibe el mandato, seré sin más el canto de los pájaros.
II.
¿Perversión es las dos cachetadas que le pego a mi amada de las
siete y treinta de la mañana para que desee mi muerte o perversión
es las 7 y 30 de la mañana?
III.
¿Perversión será mi pene perforando los ojos de mi amada, o
en el color de los ojos de mi amada está todo el secreto?
IV.
Tengo todavía infinitos ejemplos para todo. ¿Retener
o expulsar? ¿Cuál de estas dos perversiones será aceptada en
este caso?
V.
Sé que mis ojos tienen ese brillo especial que te recuerda a tu hermano
muerto.
¿Perversión
o caridad? Que yo me sienta un poco Él cuando estoy
en tus brazos.
VI.
Que tu vagina fuese de un color azul durante todo un año, nos
divirtió mucho el verano pasado y sin embargo eran azules los ojos
de mi amigo muerto. Donde mi amigo amaba de mí la inteligencia era
en un mar azul, inmensamente azul.
Estuvo
todo el año viviendo entre tus piernas, todo el año encontrándose
conmigo en las profundidades de tu vagina
azul.
2.–¿PERVERSIÓN?
O ¿CULTURA?
La
vida humana no se toca en un solo registro: hay ecos, intercambios,
y hay quien afronta la historia sin haber
afrontado nunca las pasiones,
hay quien es libre con las costumbres y piensa
de manera corriente, y quien vive como todo el mundo y
cuyos pensamientos sacan de raíz todas las cosas...
Maurice
Merleau Ponty
La
vida humana se toca en un solo registro: El hombre habla.
La
escritura lo ha conformado como historia. Somos, entonces,inevitablemente,
el todo unitario donde pasión e historia transcurren,
en nuestro ser, como deseo.
Miguel
Oscar Menassa
¿Perversión?
o ¿Cultura? ¿Endemoniada telaraña o práctica red? o
¿Acaso el neurótico, el psicótico, el místico, el poeta o el
empecinado científico, se salvan de
tener inevitablemente que desviar la mirada?
El
concepto de perversión necesita ser subvertido y esto será posible
por la voluntad deliberada que sólo puede poseer un grupo, donde
el sublime narciso pierde los estribos, donde el miserable narciso
pierde los límites de sus determinaciones familiares. Legislar
el narcisismo no quiere decir, de ninguna manera, abolir sus
efectos. Ni quiere decir tampoco, arrastrarnos todo el día sin fe
por los lugares de nuestro ser donde todo está destruido. El narcisismo
no es un simple y tonto agregado al
virtuosismo de los grandes hombres.
Legislar el narcisismo, será producir el estallido grupal
donde todo sea posible para todos. Transformar aquella energía
donde morir no era posible en nuestra propia muerte, es decir:
crear una máquina que no nos pertenezca y que nos someta hasta
el límite de la creación.
Por
favor no decapitemos a nuestros poetas, ellos necesitan de la
soledad.
Averigüemos
si hay un poeta entre nosotros, él nos enseñará a morir
todos los días, él nos enseñará que el poder debe ser un poder
sobre nosotros mismos, sobre nuestros nervios, nuestras células,
nuestros líquidos orgánicos, en fin, sobre nuestra palabra.
La
sorpresa de los otros (la relación alucinante de los otros con nosotros)
no será por el brillo de nuestros ojos, ni siquiera por las horribles
palabras pronunciadas acerca del sexo y de la muerte, sino
por el milagro de estas maravillosas flores siemprevivas creciendo en
pleno desierto. Y habrá narcisismo, es decir fuerza creadora, donde
haya soporte material que soporte semejante pasión.
Y
cuando digo soporte material, no digo tamaño de genitales, ni siquiera
digo, presencia o ausencia de tamaño. Digo, un grupo capaz
de soportar los deseos de todos sus integrantes. Una máquina que
pueda superarse hasta el paroxismo.
Nuestra
riqueza, la riqueza de nuestras relaciones sociales.
Y
sin embargo no soy sólo el producto de un grupo, es decir, no sólo
soy una voluntad desafortunada, sino el espacio abierto donde las
combinaciones no tienen fin.
Estoy
solo.
Los
que me rodean tienen sus propios planes.
Es
decir, tengo mi propio plan.
Andar
a la deriva es mi orden interior. Dejarse deslizar entre cuerpo y
cuerpo, entre palabra y palabra. |
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Ser
el aire y el fuego.
No
dejarse matar bajo ningún concepto, ni aun por aquél que nos anuncia
la inmortalidad.
Llevar
hasta el paroxismo el amor por la verdad es genuino, tal vez lo
más, pero debemos decirlo, absolutamente inútil.
Estoy
detenido en mi escritura.
¿A
quién estaré cuidando ahora?
¿Qué verdad se detiene en este torpe y juvenil silencio?
¿A quién tengo miedo de modificar esta vez?
¿Puede ser que mi alma se resista a mi propia alma?
¿Por qué impudicia estoy pasando ahora, que no puedo ni siquiera escribir?
¿Rencillas de palacio, intercambios de emblemas o juegos estúpidos entre
señoritas preguntándole al galán si nos ama o simplemente nos
desea?
El
galán sabe que hay un hombre entre nosotras.
Este
saber llena de desesperación al galán y comienza a circular la palabra
traición. Palabra ciega. Palabra sin palabras.
Se
me ocurre que debería ser como soy. Caer de todas las alturas, desmoronarme,
bajar hacia los abismos que nadie baja.
Tener
en mi pecho la rueda loca de mi infancia girando sin parar.
Estar
triste.
Nadie
podrá detener mi caída. Esta vez me tocará saber:
"Soy
el que repite la pasión en todo el sinsentido..."
Jorge
Alemán
"Que
todo esté permitido no quiere decir que todo sea obligatorio".
Horacio
Valla
"...Impiedad,
pura impiedad, para quien confunda nuestra
carne con los ensangrentados bofes, que resucitarán, se
cree, con la fornicación".
Segundo
Manifiesto
Escribir
siempre es un vértigo, siempre una transgresión, un movimiento exagerado,
un encuentro fatal.
Solo,
extraviado en un mundo donde los sinsentidos son sus desviaciones, atentando
contra mi propia manera de vivir, escribo.
No
me beses en los ojos amor mío, que quiero imaginar perdonen
la palabra del poeta, él tampoco nos pertenece.
Su
voz es la tormenta de nuestra voz.
Su
canto es el estallido de nuestro canto.
El
cuerpo del poeta yace a mil kilómetros de profundidad, es inalcanzable.
Antes
era el olvido jazmines sin perfume.
Antes
era sólo la persistencia de su piel.
Fragancia
de la nada.
Nada
me espera en esta solemne tarde de fin de verano.
Nadie
acoge en su lecho a quien sabe que estamos condenados a vivir.
Aspiro
el humo de un cáncer mortal, y veo, es un decir poético, nuestra
sangre fortaleciendo pequeñas palabras producidas por el azar
de las combinaciones.
Reconozco:
morir no quiero aunque esa sea la combinación perfecta.
Reconozco:
quiero vivir mejor, en ese mundo prometido de hermanos donde
mis brazos y mis palabras pertenezcan a un mismo cuerpo.
Reconozco
el dolor, reconozco los sobresaltos.
Reconozco
la impiedad de la justicia. Sé que alguno de nosotros está
muriendo cada día.
Reconozco
vivir en un mundo donde habrá mierda para todos.
Reconozco
no saber claramente quienes son mis hermanos.
La
nada atraviesa mi corazón.
Reconozco
que mi paz es efímera, soy violentado permanentemente por
un vicio imperdonable: quiero ser escritor. Una combinación de
habladurías y desencantos, pero por favor no me maten,
tratemos
de averiguar si sirvo para algo.
Lo
escribiré todo porque lo vi todo.
Reconozco
que tengo una esperanza de perdón.
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Piedad
para quien indefenso frente a la catástrofe, sólo
atinó a no cerrar los ojos.
Reconozco
que tengo una esperanza de gloria.
Gloria
para quien obnubilado por los olores del hongo atómico, sobrevivió
a la matanza.
Reconozco
haber sumergido mi alma en ciertas drogas del olvido.
Reconozco
no haber sido alterado jamás. Mi
represión es sublime.
Soy
un profesional del alma. Intacto y frío paseo mi mirada por el horror.
Soy
el desperdicio de una sociedad en crecimiento.
Sabio
de la nada.
Reconozco
no saber nada acerca de lo que escribo.
La
violencia a la cual soy sometido debe ser investigada.
Debe
investigarse de qué maldita perversión del hombre
me quieren hacer responsable.
Apago
la luz para que una triste luciérnaga
sobre mi piel me anuncie el universo de
la locura.
Deseo
en mis jardines las perfumadas rosas de
la pasión.
Continuará
PSICOANALIZARSE
TAMBIÉN
ES UN ACTO POÉTICO
ANOREXIA Y
DEPRESIÓN
Las enfermedades del siglo XXI
SE CURAN Y PREVIENEN
CON PSICOANÁLISIS
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