LAS 2001 NOCHES ÍNDICE NÚMERO 17

LA CASA DE LA MIRANDA

OLIVERIO GIRONDO

COMO QUIERA QUE SEA

75.000 EJEMPLARES POR MES NO SON NADA

HAY QUE BUSCARLO

PARA VIVIR

NOVEDADES

HASTA MORIRLA

EL CASTIGO

VIOLETA PARRA

ELLA

TRANSFORMACIONES

ME GUSTAN LO ESTUDIANTES

ARIDANDANTEMENTE

MANIFIESTO MÍNIMO

¿QUÉ DIRÁ EL SANTO PADRE?

FRIEDRICH NIETZSCHE

NUESTROS POEMAS

MALDIGO DEL ALTO CIELO

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE

SOCIOS DE HONOR

GRACIAS   A LA VIDA

LA SOLEDAD O ELLA

....Y LLEGÓ EL PSICOANÁLISIS

HÖLDERLIN Y LA ESENCIA DE LA POESÍA

YA NO TE GUARDARÉ

¿POR QUÉ ESPAÑA FUE ELIMINADA EN LA PRIMERA RONDA DEL MUNDIAL?

EDITORIAL

LA CASA DE LA MIRADA

Caminas adentro de ti mismo y el tenue reflejo serpeante que te conduce  no es la última mirada de tus ojos al cerrarse ni es el sol tímido golpeando tus párpados:  es un arroyo secreto, no de agua sino de latidos: llamadas, respuestas, llamadas,  hilo de claridades entre las altas yerbas y las bestias agazapadas de la conciencia a obscuras.
Sigues el rumor de tu sangre por el país desconocido que inventan tus ojos  y subes por una escalera de vidrio y agua hasta una terraza. Hecha de la misma materia impalpable de los ecos y los tintineos, la terraza, suspendida en el aire, es un cuadrilátero de luz, un ring magnético que se enrolla en sí mismo, se levanta, anda y se planta en el circo del ojo, géiser lunar, tallo de vapor, follaje de chispas, gran árbol que se enciende y apaga y enciende: de la mirada has cerrado los ojos y entras y sales de ti mismo a ti mismo por un paquete de latidos: EL CORAZÓN ES UN OJO.
Estás en la casa de la mirada, los espejos han escondido todos sus espectros, no hay nadie ni hay nada que ver, las cosas han abandonado sus cuerpos, no son cosas, no son ideas: son disparos verdes, rojos, amarillos, azules, enjambres que giran y giran, espirales de legiones desencarnadas, torbellino de las formas que todavía no alcanzan su forma, tu mirada es la hélice que impulsa y revuelve las muchedumbres incorpóreas, tu mirada es la idea fija que taladra el tiempo, la estatua inmóvil en la plaza del insomnio, tu mirada teje y desteje los hilos de la trama del espacio, tu mirada frota una idea contra otra y enciende una lámpara en la iglesia de tu cráneo, pasaje de la enunciación a la anunciación, de la concepción a la asunción, el ojo es una mano, la mano tiene cinco ojos, la mirada tiene dos manos, estamos en la casa de la mirada y no hay nada que ver, hay que poblar otra vez la casa del ojo, hay que poblar el mundo con ojos, hay que ser fieles a la vista, hay que CREAR PARA VER.
La idea fija taladra cada minuto, el pensamiento teje y desteje la trama, vas y vienes entre el infinito de afuera y tu propio infinito, eres un hilo de la trama y un latido del minuto, el ojo que taladra y el ojo tejedor, al entrar en ti mismo no sales del mundo, hay ríos y volcanes en tu cuerpo, planetas y hormigas, en tu sangre navegan imperios, turbinas, bibliotecas, jardines, también hay animales, plantas, seres de otros mundos, las galaxias circulan en tus neuronas, al entrar en ti mismo entras en este mundo y en los otros mundos,
entras en lo que vio el astrónomo en su telescopio, el matemático en sus ecuaciones: el desorden y la simetría, el accidente y las rimas, las duplicaciones y las mutaciones,  el mal de San Vito del átomo y sus partículas, las células reincidentes, las inscripciones estelares.
 

Afuera es adentro, caminamos por donde nunca hemos estado,  el lugar del encuentro entre esto y aquello está aquí mismo y ahora,  somos la intersección, la X, el aspa maravillosa que nos multiplica y nos interroga, el aspa que al girar dibuja el cero, ideograma del mundo y de cada uno de nosotros.

Como el cuerpo astral de Bruno y Cornelio Agripa, como los grandes transparentes de André Breton, vehículos de material sutil, cables entre éste y aquel lado, los hombres somos la bisagra entre el aquí y el allá, el signo doble y uno, Ú y Ù , pirámides superpuestas unidas en un ángulo para formar la X de la Cruz, cielo y tierra, aire y agua, llanura y monte, lago y volcán, hombre y mujer,  el mapa del cielo se refleja en el espejo de la música, donde el ojo se anula nacen mundos:

LA PINTURA TIENE UN PIE EN LA ARQUITECTURA Y OTRO EN EL SUEÑO.
 
La tierra es un hombre,
dijiste, pero el hombre no es la tierra,
el hombre no es este mundo ni los otros mundos que hay en este mundo y en los otros
el hombre es el momento en que a tierra duda de ser tierra y el mundo de ser mundo,
el hombre es la boca que empaña el espejo de las semejanzas y las analogías,
el animal que sabe decir no y así inventa nuevas semejanzas y dice ,
el equilibrista vendado que baila sobre la cuerda floja de una sonrisa,
el espejo universal que refleja otro mundo al repetir a éste, el que transfigura lo que copia,
el hombre no es el que es, célula o dios, sino el que está siempre más allá.
Nuestras pasiones no son los ayuntamientos de las substancias ciegas
pero los combates y los abrazos de los elementos riman con nuestros deseos y apetitos,
pintar es buscar la rima secreta, dibujar el eco, pintar el eslabón:
El Vértigo de Eros
es el vahído de la rosa al mecerse sobre el osario,
la aparición de la aleta del pez al caer la noche en el mar es el centelleo de la idea,
tú has pintado al amor tras una cortina de agua llameante
PARA CUBRIR LA TIERRA CON UN NUEVO ROCIO.
 
En el espejo de la música las constelaciones se miran antes de disiparse,
el espejo se abisma en sí mismo anegado de claridad hasta anularse en un reflejo,
los espacios fluyen y se despeñan bajo la mirada del tiempo petrificado,
las presencias son llamas, las llamas son tigres, los tigres se han vuelto olas,
cascada de transfiguraciones, cascada de repeticiones, trampas del tiempo:
hay que darle su ración de lumbre a la naturaleza hambrienta,
hay que agitar la sonaja de las rimas para engañar al tiempo y despertar al alma,
hay que plantar ojos en la plaza, hay que regar los parques con risa solar y lunar,
hay que aprender la tonada de Adán, el solo de la flauta del fémur,
hay que construir sobre este espacio inestable la casa de la mirada,
la casa de aire y de agua donde la música duerme, el fuego vela y pinta el poeta.
 

OCTAVIO PAZ


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75,000 EJEMPLARES
POR MES NO SON
NADA

Lo que necesito es un buen administrador. Alguien que haga las cuentas a mi favor.

Alguien que me pueda decir: —Mire Don Menassa, 75.000 ejemplares para una revista mensual de poesía de difusión gratuita, son muy pocos ejemplares.

Teniendo en cuenta que cualquier periodicucho que produzca 300.000 ejemplares diarios estaría produciendo 9.000.000 de ejemplares al mes; podemos decir una riqueza ostentosa frente a nuestra miserable pobreza. Sólo 75.000 ejemplares por mes. Así no iremos a ninguna parte.

Y yo sé que molestar al personal, cuando el personal ha hecho sus esfuerzos, no es cosa buena.

Sin embargo, precisamente, ahora, donde más de 30 sujetos del inconsciente (por su condición de candidatos al psicoanálisis) han decidido apropiarse con su trabajo (tiempo, dinero) de una de las revistas más importantes de fin de siglo «Las 2001 Noches», precisamente, ahora, es cuando arremeto como los vientos huracanados fuera de estación para decirle a esos valientes: -No habéis comprado nada, casi nada.

La verdadera libertad para una revista de poesía acontece cuando se publican 500.000 ejemplares por mes y se distribuyen eficazmente.

Es por eso que en el mismo tiempo donde agradezco vuestra llegada al mundo de los vivos, os pido que comprendáis que aún no hemos realizado nada, casi nada.

75.000 ejemplares por mes de Las 2001 Noches, comparado con el poder de la prensa contra la cual tiene que luchar una revista de poesía, es como un pequeño eructo en una noche de tormentas eléctricas.

VII CONGRESO 

INTERNACIONAL

GRUPO CERO

CLÍNICA PSICOANALÍTICA

-LAS PATOLOGÍAS DE FIN DE SIGLO-

del 20 al 30 de Agosto de 1998

AUSPICIADO POR LA SECRETARÍA DE SALUD DEL GOBIERNO DE BUENOS AIRES

 PASEO LA PLAZA 

Sala Julio Cortázar
Av. Corrientes 1660 - Buenos Aires

Buenos Aires: 328 06 14 / 07 10
Madrid: 91 542 33 49

La verdad, no sé por qué cometo este error, pero tengo muchas ganas de decir: La idea de Las 2001 Noches, es una idea vigorosa, por lo tanto para que progrese como tal, idea vigorosa, es necesaria una infraestructura económica poderosa.

Cuando tendría que ser feliz, soy feliz; pero en el mismo momento de ser feliz, me doy cuenta que mi felicidad no es la felicidad del mundo.
Entonces, gozo mi felicidad. Me digo: 75.000 ejemplares por mes, qué barbaridad, qué maravilla. Todo ocurre como soñé toda mi vida y veo a mis amigos contentos, felices, por lo que hemos conseguido y sin dejar de gozar por mi pequeña felicidad me pongo a trabajar en una felicidad más grande, para más gente y me imagino grandes cartelones por televisión que digan: HACIA LOS 500.000 EJEMPLARES DE LIBERTAD y miraré a mis amantes y todos sonreiremos y algún periodista despistado dirá entre amigos: «Ahí va Oscar Menassa, el magnate de la poesía» y hará alardes de haberme conocido cuando leímos a viva voz nuestros poemas en los barrios populares de Madrid y nosotros, pobres criaturas embelesadas por la belleza, por los terremotos y las borrascas y el olor a pan quemado, en las mañanas. Criaturas, absolutamente atadas por el amor a las palabras.

Toda nuestra vida será esa grandeza, volando de un confín a otro confín de la lengua castellana.

Antes de comenzar el próximo siglo, algo habremos hecho con el amor y estará escrito.

Antes de comenzar el próximo siglo, algo habremos hecho con la escritura y estará todo publicado.

Lo único que sé es que el bien que tenia que hacer con el psicoanálisis ya lo he hecho o lo estoy haciendo con los candidatos que, actualmente, están en formación, en la Escuela de Psicoanálisis que dirijo.

Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.

Un violín imparable. La música en el fondo de un corazón cayéndose en el lago del amor.

Atolondrado, eso quiero ser, un atolondrado, alguien que algunas cosas se lleva por delante y que otras cosas lo llevan por delante a él.

Un juguete roto, en las manos ansiosas por jugar.
Escaparate vacío, ancho como el mar.
Ya fui el médico que mi padre deseaba para mi, ya fui el poeta que mi madre ambicionaba a su lado.
Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.
Humo de viento alcanzando el paroxismo de un amor.
Zarpa dolorida, herida dulce, alegre, caprichosa herida recordándote.
Poeta sin aviso previo. Poeta de golpe.
Poeta que, rabiosamente habla del amor
Poeta buen equilibrista, poeta volador.
Poeta del pueblo para todos los pueblos.
Poeta dulce, agazapado, tigre del alma.
Hambriento por los verbos desorbitados.
Poeta contestador automático. Poeta sin rumbo.
Poeta encantador de serpientes perfumadas.
Abridor de caminos. Poeta del tiempo.
Poeta humanizado, viento de luz, yo fui toda la grandilocuencia del amor.

Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.
Yo fui su amante cruel. El tipo de dinero que mantenía su locura.

Su dama de compañía a la hora del té, la tierna amiga de las largas conversaciones y fui su macho,
tantas veces fui su macho,
todo cuerpo, baba sin fin, bujía esperpéntica
y la amaba y hacíamos el amor como los animales.


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Después, también, están esos días como muertos, como sin nada.
Esos días donde a uno le dan ganas de comenzar todo de nuevo.
La poesía de nuevo, el amor de nuevo, la vida misma comenzar de nuevo. Aunque no se pueda o no se deba, cambiar todo de lugar, de tiempo.
Yo también fui un amante infernal y cuando ella reía yo me la comía a besos y cuando ella lloraba yo me la comía a besos y nos poníamos a jugar y yo la chupaba con frenesí y ella gritaba: Diablo, diablo; somos esta locura extraterrestre, este amor sin fin y yo la chupaba y, después, me la comía y hablábamos de mi potencia viril mientras la chupaba y me la comía y ella se ponía triste, muy triste, cuando yo dejaba de escribir.
Amor amante amor, también conozco a quien por hacer el amor contrajo enfermedad y, también, conozco a los amantes crueles que dale que dale todo el día haciendo el amor y no enferman nunca.
Alto albaricoque inalcanzable por la lujuria del recuerdo, estoy como la vida misma está, desordenado.
Tengo que sostener dos grandes amores: Madrid, Buenos Aires, y el alma se me encoge en lugar de expandirse.
Loas, entonces, para el hombre que se levanta en mi y grita, otra vez, empecinado, LIBERTAD.
Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.
España se equivoca siempre en política internacional.
Cuando el asunto de la pesca nos cagaron, con el asunto del aceite nos están cagando, cuanto todo el mundo estaba bueno con Cuba, hasta el Sumo Pontífice, Aznar se peleaba con Castro y, encima, perdía y ahora para seguir mostrando que en política internacional no entendemos un carajo le dimos el premio Cervantes a Cabrera Infante y, después, y también, es política internacional, las primarias del PSOE, están amañadas. Los jefes de Partido quieren a Almunia, pero las bases pueden rebelarse.
En definitiva, de política internacional, los españoles entendemos poco.
Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.
Vender frutas o flores o nostalgias,
ser del tiempo la bruma, del verano la noche.
Yo también tengo cosas para contar y fui el que soporté toda la pregunta. ¿Dónde vivir, fuera de los brazos de mi madre? ¿dónde poder dibujar una boca fuera de sus labios?
Entrecortado espíritu del aire. Estoy aquí, poniendo en mis alforjas, leve esperanza.
Noctámbulo ruiseñor perdido. Estoy aquí, bordando en mis alforjas, los vientos huracanados del poema.

Soy el cantor le dije sonriente,
no tengo nada que perder, sólo mi canto.
Así que usted y yo, podemos besarnos,
pisar fuerte la tierra, volar más alto.

Ya sé que no es decente, amar la vida tanto,
que no es honesto, sincero, quererla para mí.
Que el infinito fuego debe ser apagado.
Que el inquietante deseo, debe morir.

Sin embargo, usted y yo podríamos
hundimos levemente en el abismo
llenar todo el abismo con mi canto.

Aunque en verdad nadie lo quiera
vivir, vivir, podríamos mil años.
Yo sería el cantor y usted mi canto.

MIGUEL OSCAR MENASSA

LAS 2001 NOCHES

DIRECTOR:
Miguel Oscar Menassa.

SECRETARIA DE REDACCIÓN PARA EUROPA:
Carmen Salamanca Gallego.
PRINCESA, 17 - 3º Izda. 28008 MADRID (ESPAÑA).
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BUENOS AIRES: grupocero@arnet.com.ar

 

NOVEDADES 
EDITORIAL GRUPO CERO

LA EXPLOSIÓN DEL SUJETO

AUTOR:
Juan Carlos De Brasi 
PTS. 2.000; 16 US.

Este libro es una vía regia que pone en relación la indagación freudiana con la producción de subjetividad actual. Así se muestra en el índice: Acto y actualidad de "Psicología de las Masas". 
Devenires I: Complejidad, movimiento y diseminación, donde la complejidad anuda movimiento y diseminación, y II: El laberinto de las identificaciones, texto que puntúa y articula el pensamiento que atraviesa a De Brasi desde hace más de 30 años y que se materializa en diferentes artículos publicados en revistas y libros. Podríamos decir que son condiciones de posibilidad del pensamiento que se despliega en un movimiento propio y singular en cada autor.
  La Explosión del Sujeto parte de la siguiente convicción: lo conocido por demasiado bien conocido se toma ignorado. Y, desde ese impensado, se propone otros devenires, nuevas imprevisiones.
   Así se produce un giro inédito en el acontecer de las masas, la grupalidad y el campo de producción de subjetividades. Y, en el mismo movimiento, reubica la exploración de la perspectiva psicoanalítica y sus dimensiones identificatorias en un plano de sorprendente actualidad.


EL ENIGMA DE LO FEMENINO

AUTORA:
Bibiana Degli Esposti 
PTS. 2.000; 16 US.

El enigma de lo femenino apunta no sólo a que las 
protagonistas a estudiar se debaten frente al enigma de su propia femineidad, sino también al enigma que lo femenino plantea al sujeto hablante. Ante eso que no se sabe, los mitos intentan responder y lo hacen signando siempre a la mujer como peligrosa, desestabilizante. Al respecto dice Lacan que los hombres se enfrentan más fácilmente a la rivalidad con otro hombre, que a la verdad que la mujer les arroja a la cara.
  Algunas de las mujeres protagonistas, Madame Bovary o Nora, se han constituido metáforas para nombrar modos de enfrentar el amor y la libertad sexual. Emma nos propone y denuncia un modo de amar por el que se deba morir. Frases que fueron y son banderas de los movimientos de liberación femenina. Emma Zunz, está escrita en un bellísimo cuento de Borges. Una muchacha que organiza toda su vida con el fantasma de vengar a su padre. Matar al hombre que lo humilló será para ella el organizador de sus pasos. Vacilando entre dos hombres muertos, surge su propio deseo: ¿ lo hizo por él, o lo hizo por ella?

 


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VIOLETA PARRA


ME GUSTAN LOS
ESTUDIANTES

¡Que vivan los estudiantes,
jardín de las alegrías!
Son aves que no se asustan
de animal ni policía,
y no se asustan de las balas
ni ladrar de las jaurías.
Caramba y zamba la cosa,
¡que viva la astronomía!

¡Que vivan los estudiantes
que rugen como los vientos
cuando les meten al oído
sotanas o regimientos!
Pajarillos libertarios
igual que los elementos.
Caramba y zamba la cosa
¡vivan los experimentos!

Me gustan los estudiantes
porque son la levadura
del pan que saldrá del horno
con toda su sabrosura
para la boca del pobre
que come con amargura.
Caramba y zamba la cosa
¡viva la literatura!

Me gustan los estudiantes
porque levantan el pecho
cuando les dicen harina
sabiéndose que es afrecho
y no hacen el sordomudo
cuando se presenta el hecho.
Caramba y zamba la cosa
¡el código del derecho!

Me gustan los estudiantes
que marchan sobre las ruinas.
Con las banderas en alto
va toda la estudiantina:
son químicos y doctores,
cirujanos y dentistas.
Caramba y zamba la cosa
¡vivan los especialistas!

Me gustan los estudiantes
que van al laboratorio,
descubren lo que se esconde,
adentro del confesorio.
Ya tienen un gran carrito
que llegó hasta el Purgatorio.
Caramba y zamba la cosa
¡los libros explicatorios!

Me gustan los estudiantes
que con muy clara elocuencia
a la bolsa negra sacra
le bajan las indulgencias.
Porque ¿hasta cuándo nos dura,
señores, la penitencia?
Caramba y zamba la cosa
¡que viva toda la ciencia!

¿QUÉ DIRÁ EL SANTO
PADRE?

Miren cómo nos hablan
de libertad
cuando de ella nos privan
en realidad.
Miren cómo pregonan
tranquilidad
cuando nos atormenta
la autoridad.

Miren cómo nos hablan
del Paraíso
cuando nos llueven penas
como granizo.
Miren el entusiasmo
con la sentencia
sabiendo que mataban
a la inocencia.
El que ofició la muerte
como un verdugo
tranquilo está tomando
su desayuno.
Con esto se pusieron
la soga al cuello:
el quinto mandamiento
no tiene sello.
Mientras más injusticias,
señor fiscal,
más fuerzas tiene mi alma
para cantar.
Lindo sembrar el trigo
en el sembrado
regado con tu sangre,
Julián Grimau.
¿Qué dirá el santo Padre
que vive en Roma,
que le están degollando
a sus palomas?

MALDIGO DEL ALTO
CIELO

Maldigo del alto cielo
la estrella con su reflejo,
maldigo los azulejos
destellos del arroyuelo.
Maldigo del bajo suelo
la piedra con su contorno,
maldigo el fuego del horno
porque mi alma está de luto:
maldigo los estatutos
del tiempo con sus bochornos:

¡cuánto será mi dolor!

Maldigo la cordillera
de los Andes y La Costa,
maldigo, señor, la angosta
y larga faja de tierra,
también la paz y la guerra,
lo franco y lo veleidoso,
maldigo lo perfumoso,
porque mi anhelo está muerto,
maldigo todo lo cierto
y lo falso con lo dudoso:

¡cuánto será mi dolor!

Maldigo la primavera
con sus jardines en flor
y del otoño el color
yo lo maldigo de veras;
a la nube pasajera
la maldigo tanto y tanto
porque me asiste un quebranto.
Maldigo el invierno entero,
con el verano embustero,
maldigo profano y santo:

¡cuanto será mi dolor!

Maldigo la solitaria
figura de la bandera,
maldigo cualquier emblema:
la Venus y la Araucaria,
el trino de la canaria,
el cosmos y sus planetas,
la tierra y todas sus grietas,


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porque me aqueja un pesar.
Maldigo del ancho mar
sus puertos y sus caletas:

¡cuánto será mi dolor!

Maldigo la luna y paisaje,
los valles y los desiertos;
maldigo muerto por muerto,
y al vivo, de rey a paje;
al ave con su plumaje
yo la maldigo a porfía,
las aulas, las sacristías,
porque me aflije un dolor.
Maldigo el vocablo amor
con toda su porquería:

¡cuánto será mi dolor!

Maldigo por fin lo blanco,
lo negro con lo amarillo,
obispos y monaguillos,
ministros y predicandos.
Yo los maldigo llorando,
lo libre y lo prisionero,
lo dulce y lo pendenciero:
les pongo mi maldición
en griego y en español
por culpa de un traicionero:

¡cuánto será mi dolor!

GRACIAS A LA VIDA

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros, que cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que en todo su ancho
graba noche y día, grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario;
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro al bueno tan lejos del malo,
cuando miro al fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es mi mismo canto,
y el canto de todos que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Selección Poni Micharvegas

PABLO MENASSA DE LUCIA

Homenaje en el número de noviembre
30 de septiembre de 1998

Fecha límite para contribuir con tu nombre y/o dinero
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TEL.91542 33 49              FAX: 91 548 3301 

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HÖLDERLIN Y LA ESENCIA DE LA POESÍA

por MARTÍN HEIDEGGER

LAS CINCO PALABRAS-GUÍA

—Poetizar: la más inocente de todas las ocupaciones.
—Y se le ha dado al hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje
... para que muestre lo que es...
—El hombre ha experimentado mucho.
Nombrado a muchos celestes,
desde que somos un diálogo
y podemos oír unos de otros.
—Pero lo que queda, lo instauran los poetas.
—Pleno de méritos, pero es poéticamente como el hombre habita esta tierra.

¿POR QUÉ se ha escogido la obra de Hölderlin con el propósito de mostrar la esencia de la poesía? ¿Por qué no Homero o Sófocles, por qué no Virgilio o Dante, por qué no Shakespeare o Goethe? En las obras de estos poetas se ha realizado la esencia de la poesía tan ricamente o aún más que en la creación de Hölderlin, tan prematura y bruscamente interrumpida. Puede ser. Sin embargo, sólo es Hölderlin, el escogido. Pero ¿es posible deducir de la obra de un único poeta, la esencia general de la poesía? Lo general, es decir, lo que vale para muchos sólo podemos alcanzarlo por medio de una reflexión comparativa. Para esto es necesario la muestra del mayor número posible de la multiplicidad de poesías y géneros poéticos. La poesía de Hölderlin es sólo una entre muchas. De ninguna manera basta ella sola como modelo para la determinación de la esencia de la poesía. Por eso nuestro propósito ha fracasado en principio, si entendemos por «esencia de la poesía» lo que se contrae en el concepto general y que vale igualmente para toda poesía. Pero esto general que vale igualmente para todo particular es siempre lo indiferente, aquella «esencia» que nunca puede ser esencial. Buscamos precisamente lo esencial de la esencia que nos fuerza a decidir si en lo venidero tomamos en serio la poesía y cómo; si junto obtenemos los supuestos para mantenernos en el dominio de la poesía y cómo.

Hölderlin no se ha escogido porque su obra, como una entre otras, realice la esencia general de la poesía, sino únicamente porque está cargada con la determinación poética de poetizar la propia esencia de la poesía. Hölderlin es para nosotros en sentido extraordinario el poeta del poeta. Por eso está en el punto decisivo.

Sólo que poetizar sobre el poeta ¿no es la señal de un narcisismo extraviado y a la vez la confesión de una carencia de plenitud del mundo? ¿Poetizar sobre el poeta no es un exceso desconcertante, algo tardío, un final?

La respuesta es la siguiente: es indudable que el camino por el que logramos la respuesta es una salida. No podemos aquí como sería necesario, exhibir cada una de las poesías de Hölderlin en un recorrido completo. En vez de esto, sólo reflexionaremos en cinco palabras-guía del poeta sobre la poesía. El orden determinado de estos motivos y su conexión interna deben poner ante los ojos la esencia esencial de la poesía.

1

En una carta a su madre, de enero de 1799, Hölderlin llama a la poesía «la más inocente de todas las ocupaciones». ¿Hasta dónde es «la más inocente»? La poesía se muestra en la forma modesta del juego. Sin trabas, inventa su mundo de imágenes y queda ensimismada en el reino de lo imaginario. Este juego se escapa de lo serio de la decisión que siempre de un modo o de otro compromete (schuldig macht). Poetizar es por ello enteramente inofensivo. E igualmente es ineficaz, puesto que queda como un hablar y decir. No tiene nada de la acción que inmediatamente se inserta en la realidad y la transforma. La poesía es como un sueño, pero sin ninguna realidad, un juego de palabras sin lo serio de la acción. La poesía es inofensiva e ineficaz. ¿Qué puede ser menos peligroso que el mero lenguaje? Al llamar a la poesía «la más inocente de las ocupaciones», todavía no hemos concebido su esencia. Pero al menos indicamos por dónde debemos buscarla. La poesía crea su obra en el dominio y con la «materia» del lenguaje. ¿Qué dice Hölderlin sobre el lenguaje? Oigamos una segunda palabra del poeta.

2

En un bosquejo fragmentario que data del mismo tiempo (1800) que el citado pasaje de la carta, dice el poeta:

«Pero el hombre vive en cabañas, recubriéndose con un vestido recatado, pues mientras es más íntimo, es más solícito y guarda su espíritu, como la sacerdotisa la flama


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 celeste, que es su entendimiento. Y por eso se le ha dado el albedrío y un poder superior para ordenar y realizar lo semejante a los dioses y se le ha dado al hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje, para que con él cree y destruya, se hunda y regrese a la eternamente viva, a la maestra y madre, para que muestre lo que es, que ha heredado y aprendido de ella lo que tiene de más divino, el amor que todo lo alcanza».

El lenguaje, el campo del «más inocente de los bienes», «el más peligroso de los bienes»: ¿cómo se concilian ambas frases? Dejemos estas primeras preguntas y reflexionemos en tres cuestiones previas:

1) ¿De quién es el lenguaje un bien? 2) ¿Hasta dónde es el más peligroso de los bienes? 3) ¿En qué sentido es en general un bien?

Fijémonos desde luego en qué lugar está la palabra sobre el lenguaje: en el bosquejo de una poesía que debe decir quién es el hombre a diferencia de otros seres de la naturaleza; se nombran la rosa, el cisne, el ciervo en el bosque. En el contraste de la planta frente al animal empieza el citado pasaje: «Pero el hombre vive en cabañas».

¿Quién es el hombre? Aquel que debe mostrar lo que es. Mostrar significa por una parte patentizar y por otra que lo patentizado queda en lo patente. El hombre es lo que es aun en la manifestación de su propia existencia. Esta manifestación no quiere decir la expresión del ser del hombre suplementaria y marginal, sino que constituye la existencia del hombre. Pero ¿qué debe mostrar el hombre? Su pertenencia a la tierra. Esta pertenencia consiste en que el hombre es el heredero y aprendiz en todas las cosas. Pero éstas están en conflicto. A lo que mantiene las cosas separadas en conflicto, pero que igualmente las reúne, Hölderlin llama «intimidad». La manifestación de la pertenencia a esta intimidad acontece mediante la creación de un mundo, as¡ como por su nacimiento, su destrucción y su decadencia. La manifestación del ser del hombre y con ello su auténtica realización acontece por la libertad de la decisión. Ésta aprehende lo necesario y se mantiene vinculada a una aspiración más alta. El ser testimonio de la pertenencia al ente en totalidad acontece como historia. Pero para que sea posible esta historia se ha dado el habla al hombre. Es un bien del hombre.

Pero, ¿hasta dónde es el habla «el más peligroso de los bienes»? Es el peligro de los peligros, porque empieza a crear la posibilidad de un peligro. El peligro es la amenaza del ser por el ente. Pero el hombre expresado en virtud del habla es un Revelado a cuya existencia como ente asedia e inflama, y como no-ente engaña y desengaña. El habla es lo que primero crea el lugar abierto de la amenaza y del error del ser y la posibilidad de perder el ser, es decir, el peligro. Pero el habla no es sólo el peligro de los peligros, sino que encierra en si misma, para ella misma necesario, un peligro continuo. El habla es dada para hacer patente, en la obra, al ente como tal y custodiarlo. En ella puede llegar a la palabra lo más puro y lo más oculto, así como lo indeciso y común. La palabra esencial, para entender y hacerse posesión más común de todos, debe hacerse común. Respecto a esto se dice en otro fragmento de Hölderlin: «Tú hablas a la divinidad, pero todos han olvidado que siempre las primicias no son de los mortales, sino que pertenecen a los dioses. Los frutos deben primero hacerse más cotidianos, más comunes para que se hagan propios de los mortales». Lo puro y lo común son de igual manera un dicho. La palabra como palabra no ofrece nunca inmediatamente la garantía de que es una palabra esencial o una ilusión. Al contrario una palabra esencial, a menudo toma, en su sencillez, el aspecto de inesencial. Y lo que, por otra parte, da la apariencia de esencial por su atavío es sólo una redundancia o repetición. Así, el habla debe mantenerse siempre en una apariencia creada por ella misma, y arriesgar lo que tiene de más propio, el decir auténtico.

Pero ¿en qué sentido es un «bien» para el hombre éste que es el más peligroso? El habla es su propiedad. Dispone de ella con el fin de comunicar experiencias, decisiones, estados de ánimo. El habla sirve para entender. Como instrumento eficaz para ello es un «bien». Sólo que la ausencia del habla no se agota en eso de ser un medio de entenderse. Con esta determinación no tocamos su propia esencia, sino que indicamos nada más una consecuencia de su esencia. El habla no es sólo un instrumento que el hombre posee entre otros muchos, sino que es lo primero en garantizar la posibilidad de estar en medio de la publicidad de los entes. Sólo hay mundo donde hay habla, es decir, el circulo siempre cambiante de decisión y obra, de acción y responsabilidad, pero también de capricho y alboroto, de caída y extravió. Sólo donde rige el mundo hay historia. El habla es un bien en un sentido más original. Esto quiere decir que es bueno para garantizar que el hombre puede ser histórico. El habla no es un instrumento disponible, sino aquel acontecimiento que dispone la más alta posibilidad de ser hombre. Debemos primero asegurarnos de esa esencia del habla, para concebir verdaderamente el campo de acción de la poesía y a ella misma. ¿Cómo acontece el habla? Para encontrar la respuesta a esta pregunta, reflexionemos sobre una tercera palabra de Hölderlin.

3

Tropezamos con esta palabra en un proyecto grande y desarrollado para el poema incompleto que comienza: «Reconciliador en que tú nunca has creído ... »

El hombre ha experimentado mucho.
Nombrado a muchos celestes,
desde que somos un diálogo
y podemos oír
unos de otros.

Hagamos resaltar luego, en estos versos, lo de inmediato referido en el contexto hasta aquí discutido: «Desde que somos un diálogo»... Nosotros los hombres somos un diálogo. El ser del hombre se funda en el habla; pero ésta acontece primero en el diálogo. Sin embargo, esto no es sólo una manera como se realiza el habla, sino que el habla sólo es esencial como diálogo. Lo que de otro modo entendemos por «habla», a saber, un repertorio de palabras y de reglas de sintaxis, es sólo el primer plano del habla. Pero ¿qué se llama ahora un «diálogo»? Evidentemente el hablar unos con otros de algo. Así entonces el habla es el medio para llegar uno al otro. Sólo que Hölderlin dice: «Desde que somos un diálogo y podemos oír unos de otros.» El poder oír no es una consecuencia del hablar mutuamente, sino antes al contrario el supuesto de ello. Sólo que también el poder oír, en sí, está arreglado sobre la posibilidad de la palabra y necesita de ésta. Poder hablar y poder oír son igualmente originarios. Somos un diálogo quiere decir que podemos oírnos mutuamente. Somos un diálogo significa siempre igualmente que somos un diálogo. Pero la unidad de este diálogo consiste en que cada vez está manifiesto en la palabra esencial el uno y el mismo por el que nos reunimos, en razón de lo cual somos uno y propiamente nosotros mismos. El diálogo y su unidad es portador de nuestra existencia (Dasein).

Pero Hölderlin no nos dice simplemente que somos un diálogo, sino: «Desde que somos un diálogo ... »

Cuando la capacidad de hablar del hombre está presente y se ejercita, no está ahí sin más el acontecimiento esencial del habla: el diálogo. ¿Desde cuándo somos un diálogo? Donde debe haber un diálogo es preciso que la palabra esencial quede relacionada con el uno y el mismo. Sin esta relación es también justamente imposible disputar. Pero el uno y el mismo sólo pueden ser patentes a la luz de algo permanente y constante. Sin embargo, la constancia y la permanencia sólo aparecen cuando lucen la persistencia y la actualidad. Pero esto sucede en el momento en que se abre el tiempo en su extensión. Hasta que el hombre se sitúa en la actualidad de una permanencia, puede por primera vez exponerse a lo mudable, a lo que viene y a lo que va; porque sólo lo persistente es mudable. Hasta que por primera vez «el tiempo que se desgarra» irrumpe en presente, pasado y futuro, hay la posibilidad de unificarse en algo permanente. Somos un diálogo desde el tiempo en que «el tiempo es». Desde que el tiempo surgió y se hizo estable, somos históricos. Ser un diálogo y ser histórico son ambos igualmente antiguos, se pertenecen uno al otro y son lo mismo.

Desde que somos un diálogo, el hombre ha experimentado mucho, y nombrado muchos dioses. Hasta que el habla aconteció propiamente como diálogo, vinieron los dioses a la palabra y apareció un mundo. Pero, una vez más, importa ver que la actualidad de los dioses y la aparición del mundo no son una consecuencia del acontecimiento del habla, sino que son contemporáneos. Y tanto más cuanto que el diálogo, que somos nosotros mismos, consiste en el nombrar los dioses y llegar a ser el mundo en la palabra.

Pero los dioses sólo pueden venir a la palabra cuando ellos mismos nos invocan, y estamos bajo su invocación. La palabra que nombra a los dioses es siempre una respuesta a tal invocación. Esta respuesta brota, cada vez, de la responsabilidad de un destino. Cuando los dioses traen al habla nuestra existencia, entramos al dominio donde se decide si nos prometemos a los dioses o nos negamos a ellos.

Con esto podemos estimar plenamente lo que significa: «Desde que somos un diálogo ... » Desde que los dioses nos llevan al diálogo, desde que el tiempo es tiempo, el fundamento de nuestra existencia es un diálogo. La proposición de que el habla es el acontecimiento más alto de la existencia humana ha obtenido así su explicación y fundamentación.

Pero inmediatamente surge la cuestión: ¿cómo empieza este diálogo que nosotros somos? ¿Quién realiza aquel nombrar de los dioses? ¿Quién capta en el tiempo que se desgarra algo permanente y lo detiene en una palabra? Hölderlin nos lo dice con la segura ingenuidad del poeta. Oigamos una cuarta palabra.


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4

Esta palabra forma la conclusión de la poesía En memoria (Andenken) y dice: «Mas lo permanente lo instauran los poetas». Esta palabra proyecta una luz sobre nuestra pregunta acerca del origen de la poesía. La poesía es instauración por la palabra y en la palabra. ¿Qué es lo que se instaura? Lo permanente. Pero ¿puede ser instaurado lo permanente? ¿No es ya lo siempre existente? ¡No! Precisamente lo que permanece debe ser detenido contra la corriente, lo sencillo debe arrancarse de lo complicado, la medida debe anteponerse a lo desmedido. Debe ser hecho patente lo que soporta y rige al ente en totalidad. El ser debe ponerse al descubierto para que aparezca el ente. Pero aun lo permanente es fugaz. «Es raudamente pasajero todo lo celestial, pero no en vano». Pero que eso permanezca, eso está «confiado al cuidado y servicio de los poetas». El poeta nombra a los dioses y a todas las cosas en lo que son. Este nombrar no consiste en que sólo se prevé de un nombre a lo que ya es de antemano conocido, sino que el poeta, al decir la palabra esencial, nombra con esta denominación, por primera vez, al ente por lo que es y así es conocido como ente. La poesía es la instauración del ser con la palabra. Lo permanente nunca es creado por lo pasajero; lo sencillo no permite que se lo extraiga inmediatamente de lo complicado; la medida no radica en lo desmesurado. La razón de ser no la encontramos en el abismo. El ser nunca es un ente. Pero puesto que el ser y la esencia de las cosas no pueden ser calculados ni derivados de lo existente, deben ser libremente creados, puestos y donados. Esta libre donación es instauración.

Pero al ser nombrados los dioses originalmente y llegar a la palabra la esencia de las cosas, para que por primera vez brillen, al acontecer esto, la existencia del hombre adquiere una relación firme y se establece en una razón de ser. Lo que dicen los poetas es instauración, no sólo en sentido de donación libre, sino a la vez en sentido de firme fundamentación de la existencia humana en su razón de ser. Si comprendemos esa esencia de la poesía como instauración del ser con la palabra, entonces podemos presentir algo de la verdad de las palabras que pronunció Hölderlin, cuando hacia mucho tiempo la noche de la locura lo había arrebatado bajo su protección.

5

Esta quinta palabra-guía la encontramos en el gran poema, poema inmenso que principia:

En azul amable florece
el techo metálico del campanario

Aquí dice Hölderlin

Pleno de méritos, pero es poéticamente
como el hombre habita esta tierra.

Lo que el hombre hace y persigue lo adquiere y merece por su propio esfuerzo. «Sin embargo -dice Hölderlin en duro contraste-, todo esto no toca la esencia de su morada en esta tierra, todo esto no llega a la razón de ser de la existencia humana». Ésta es «poética» en su fundamento. Pero nosotros entendemos ahora a la poesía como el nombrar que instaura los dioses y la esencia de las cosas. «Habitar poéticamente» significa estar en la presencia de los dioses y ser tocado por la esencia cercana de las cosas. Que la existencia es «poética» en su fundamento quiere decir, igualmente, que el estar instaurada (fundamentada) no es un mérito, sino una donación.

La poesía no es un adorno que acompaña la existencia humana, ni sólo una pasajera exaltación ni un acaloramiento y diversión. La poesía es el fundamento que soporta la historia, y por ello no es tampoco una manifestación de la cultura, y menos aún la mera «expresión» del «alma de la cultura».

Que nuestra existencia sea en el fondo poética no puede, en fin, significar que sea propiamente sólo un juego inofensivo. Pero ¿no llama Hölderlin mismo a la poesía, en la primera palabra-guía citada, «la más inocente de las ocupaciones»? ¿Cómo se compagina esto con la esencia de la poesía que ahora explicamos? Con esto retrocedemos a la pregunta que de pronto hablamos puesto a un lado. Y al contestar esa pregunta tratemos a la vez de resumir ante la mirada interna la esencia de la poesía y del poeta.

El primer resultado fue que el reino de acción de la poesía es el lenguaje. Por lo tanto, la esencia de la poesía debe ser concebida por la esencia del lenguaje. Pero en segundo lugar se puso en claro que la poesía, el nombrar que instaura el ser y la esencia de las cosas, no es un decir caprichoso, sino aquel por el que se hace público todo cuanto después hablamos y tratamos en el lenguaje cotidiano. Por lo tanto, la poesía no toma el lenguaje como un material ya existente, sino que la poesía misma hace posible el lenguaje. La poesía es el lenguaje primitivo de un pueblo histórico. Al contrario, entonces es preciso entender la esencia del lenguaje por la esencia de la poesía.

El fundamento de la existencia humana es el diálogo como el propio acontecer del lenguaje. Pero el lenguaje primitivo es la poesía como instauración del ser. Sin embargo, el lenguaje es «el más peligroso de los bienes». Entonces la poesía es la obra más peligrosa y a la vez «la más inocente de las ocupaciones».

En efecto, cuando podamos concebir ambas determinaciones en un solo pensamiento, concebiremos la plena esencia de la poesía.

Pero entonces: ¿es la poesía la obra más peligrosa? En la carta a un amigo, antes de su partida para el último viaje a Francia, escribe Hölderlin: «¡Oh amigo! El mundo está ante mí más claro que otra vez y más serio. Me gusta como va, me gusta, como cuando en verano el viejo padre sagrado, con mano tranquila, sacude la nube rojiza con relámpagos de bendición. Pues entre todo lo que puedo ver de Dios es esta señal la que se ha hecho predilecta. Antes saltaba de júbilo por una nueva verdad, una visión mejor de lo que está sobre nosotros y a nuestro alrededor, ahora temo que me suceda al final lo que al viejo Tántalo, que recibió de los dioses más de lo que podría digerir».

El poeta está expuesto a los relámpagos de Dios. De eso habla aquella poesía que nosotros reconocemos como la más pura poesía de la esencia de la poesía y que comienza:

Como cuando en día de fiesta, para ver el
campo,
sale el labrador en la mañana
...

Y se dice en la última estrofa:

Es derecho de nosotros, los poetas,
estar en pie ante las tormentas de Dios,
con la cabeza desnuda.
Para apresar con nuestras propias manos el
rayo de luz del Padre, a él mismo.
Y hacer llegar al pueblo envuelto en cantos
el don celeste.

Y un año más tarde, después de que Hölderlin tocado por la locura regresa a la casa de su madre, escribe al mismo amigo, recordando su estancia en Francia:

«El poderoso elemento, el fuego de los cielos, la tranquilidad de los hombres, su vida en la naturaleza, su limitación y contentamiento, me han impresionado siempre y, como se repite de los héroes, bien puede decir que Apolo me ha herido». La excesiva claridad lanza al poeta en las tinieblas. ¿Se necesita todavía otro testimonio del máximo peligro de su «ocupación»? Lo dice todo el propio destino del poeta. Suena como un presagio esta palabra en el Empédocles de Hölderlin:

Debe partir a tiempo,
aquel por el que habla el espíritu

Y, sin embargo, la poesía es «la más inocente de las ocupaciones». Hölderlin escribe así en su carta no sólo para no lastimar a su madre, sino porque sabe que este inofensivo aspecto externo pertenece a la esencia de la poesía de igual modo que el valle a la montaña. Pero ¿cómo se elaboraría y conservaría esta obra peligrosa, si el poeta no estuviera «proyectado fuera» de lo cotidiano, y protegido por la apariencia de inocuidad de su ocupación?

La poesía parece un juego y, sin embargo, no lo es. El juego reúne a los hombres, pero olvidándose cada uno de sí mismo. Al contrario, en la poesía los hombres se reúnen sobre la base de su existencia. Por ella llegan al reposo, no evidentemente al falso reposo de la inactividad y vacío del pensamiento, sino al reposo infinito en que están en actividad todas las energías y todas las relaciones.

La poesía despierta la apariencia de lo irreal y del ensueño, frente a la realidad palpable y ruidosa en la que nos creemos en casa. Y, sin embargo, es al contrario, pues lo que el poeta dice y toma por ser es la realidad. Así lo confiesa la Panthea de Empédocles en su clarividencia de amiga.

... ser uno mismo.
Eso es la vida, y nosotros, los otros, somos ensueños de aquella.

Así parece vacilar la esencia de la poesía en su apariencia exterior, pero, sin embargo, está firme. Es, pues, ella misma instauración en su esencia, es decir, fundamento firme.

Ciertamente toda instauración queda como una donación libre, y Hölderlin oye decir: «Sean libres los poetas como las golondrinas». Pero esta libertad no es una arbitrariedad sin ataduras y deseo caprichoso, sino suprema necesidad.

La poesía como instauración del ser tiene una doble vinculación. En vista de esta ley intima, aprehendemos por primera vez de un modo total su esencia.

Poetizar es el dar nombre original a los dioses. Pero a la palabra poética no le tocaría su fuerza nominativa, si los dioses mismos no nos dieran el habla. ¿Cómo hablan los dioses?

... Y los signos son,
desde tiempos remotos, el lenguaje de los dioses

El dicho de los poetas consiste en sorprender estos signos para luego transmitirlos a su pueblo. Este sorprender los signos es una recepción y, sin embargo, a la vez, una nueva donación; pues el poeta vislumbra en el «primer signo» ya también lo acabado y pone audazmente lo que ha visto en su palabra para predecir lo todavía no cumplido.


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... vuela el espíritu audaz
como el águila en la tormenta,
prediciendo sus dioses venideros

La instauración del ser está vinculada a los signos de los dioses. La palabra poética sólo es igualmente la interpretación de la «voz del pueblo». Así llama Hölderlin a las leyendas en las que un pueblo hace memoria de su pertenencia a los entes en totalidad. Pero a menudo esta voz enmudece y se extenúa en sí misma. No es capaz de decir por si lo que es propio, sino que necesita de los que la interpretan. El poema que lleva por titulo La voz del pueblo se nos ha trasmitido en dos versiones. Ante todo, las estrofas finales son diferentes, aun cuando se complementan. En la primera versión dice la conclusión:

Por eso, porque es piadosa y ama a los celestes,
venero la voz del pueblo, voz reposada.
Pero, por los Dioses y los Hombres,
que no se complazca demasiado en su reposo.

Y he aquí la segunda versión:

... En verdad
son buenas las leyendas, si son en memoria
del Altisimo, sin embargo, es preciso
uno que interprete lo sagrado

Así, la esencia de la poesía está encajada en el esfuerzo convergente y divergente de la ley de los signos de los dioses y la voz del pueblo. El poeta mismo está entre aquellos, los dioses, y éste, el pueblo. Es un «proyectado fuera», fuera en aquel entre, entre los dioses y los hombres. Pero sólo en este entre y por primera vez se decide quién es el hombre y dónde se asienta su existencia. «Poéticamente el hombre habita esta tierra.»

Ininterrumpidamente, y cada vez más seguro en medio de la plenitud desbordante de imágenes, Hölderlin ha consagrado su vocabulario poético, con la mayor sencillez, a este reino intermedio. Esto nos fuerza a decir que es el poeta de los poetas.

¿Pensaríamos ahora que Hölderlin se haya engolfado en un vacío y exagerado narcisismo por la falta de plenitud del mundo? o ¿reconoceremos que este poeta ha penetrado poéticamente el fondo y el corazón del ser con un excesivo impulso? Para Hölderlin mismo valen las palabras que dice Edipo, en aquel tardío poema, «En amable azul florece ... »:

Quizá el rey Edipo
tiene un ojo de más

Hölderlin poematiza la esencia de la poesía, pero no en el sentido de un concepto de valor intemporal. Esta esencia de la poesía pertenece a un tiempo determinado. Pero no conformándose a este tiempo como algo ya existente. Cuando Hölderlin instaura de nuevo la esencia de la poesía, determina por primera vez un tiempo nuevo. Es el tiempo de los dioses que han huido y del dios que vendrá. Es el tiempo de indigencia, porque está en una doble carencia y negación: en él ya no más de los dioses que han huido, y en él todavía no del que viene.

La esencia de la poesía que instaura Hölderlin es histórica en grado supremo, porque anticipa un tiempo histórico. Pero como esencia histórica es la única esencia esencial.

El tiempo es de indigencia y por eso muy rico su poeta, tan rico que, con frecuencia, al pensar el pasado y esperar lo venidero, se entumece y sólo podría dormir en este aparente vacío. Pero se mantiene en pie, en la nada de esta noche. Cuando el poeta queda consigo mismo en la suprema soledad de su destino, entonces elabora la verdad como representante verdadero de su pueblo. Esto anuncia la séptima estrofa de la elegía Pan y vino. En ella se dice poéticamente lo que sólo se ha podido pensar analíticamente

Pero ¡amigo! venimos demasiado tarde.
En verdad viven los dioses
pero sobre nuestra cabeza, arriba en otro mundo
trabajan eternamente y parecen preocuparse poco
de si vivimos. Tanto se cuidan los celestes de no herirnos.
Pues nunca pudiera contenerlos una débil vasija,
sólo a veces soporta el hombre la plenitud divina.
La vida es un sueño de ellos.
Pero el error nos ayuda como un adormecimiento.
Y nos hacen fuertes la necesidad y la noche.
Hasta que los héroes crecidos en cuna de bronce,
como en otro tiempo sus corazones son parecidos en
fuerza a los celestes.
Ellos vienen entre truenos.
Me parece a veces mejor dormir, que estar sin
compañero
Al esperar así, qué hacer o decir no lo sé.
Y ¿para qué poetas en tiempos aciagos?
Pero, son, dices tú, como los sacerdotes sagrados del
Dios del vino,
que erraban de tierra en tierra, en la noche sagrada.

OLIVERIO GIRONDO


HAY QUE BUSCARLO

EN LA eropsiquis plena de huéspedes entonces meandros
de espera ausencia
enlunadados muslos de estival epicentro
tumultos extradérmicos
excoriaciones fiebre de noche que burmua
y aola aola aola
al abrirse las venas
con un pezlampo inmerso en la nuca del sueño hay que
buscarlo

al poema

Hay que buscarlo dentro de los plesorbos de ocio
desnudo
desquejido
sin raíces de amnesia
en los lunihemisferios de reflujos de coágulos de espuma
de medusas de arena de los senos o tal vez en
andenes con aliento a zorrino
y a rumiante distancia de santas madres vacas
hincadas
sin aureola
ante charcos de lágrimas que cantan
con un pezvelo en trance de la lengua hay que buscarlo

al poema

Hay que buscarlo ignífero superimpuro leso
lúcido beodo
inobvio
entre epitelios de alba o resacas insomnes de soledad en
creciente
antes que se dilate la pupila del cero
mientras lo endoinefable encandece los labios de subvoces
que brotan del intrafondo eufónico
con un pezgrifo arco iris en la mínima plaza de la frente
hay que buscarlo

al poema.

HASTA MORIRLA

Lo palpable lo mórbido
el conco fondo ardido los tanturbios
las tensas sondas hondas los reflujos las ondas de la carne
y sus pistilos núbiles contráctiles
y sus anexos nidos
los languiformes férvidos subsobornos innúmeros del
tacto
su mosto azul desnudo
cada veta
cada vena del sueño del eco de la sangre
las somnilocuas noches del alto croar celeste que nos
animabisman el soliloquio vértigo
cuanto adhiere sin costas al fluir el pulso al rojo
cosmogozo
y sus vaciados rostros
y sus cauces
hasta morder la tierra
lo ignoto noto combo el ver del ser lo ososo los impactos
del pasmo de más cuerda
cualquier estar en llaga
los dones dados donde se intemieblan las órbitas los
sorbos de la euforia
cualquier velar velado con atento esqueleto que se piensa
la estéril lela estela.
el microazar del germen del móvil del encuentro
los entonces ya prófugos
la busca en sí gratuita
los mititos
hasta ingerir la tierra
todo modo poroso
el pozo lato solo del foso inmerso adentro
la sed de sed sectaria los finitos abrazos
toda boca
lo tanto
el amor terco a todo
el amormor pleamante en colmo brote tótem de amor de
amor
la lacra
amor gorgóneo médium olavecabracobra deliquio erecto
entero
que ulululululula y arpegialibaraña el ego sopló centro
hasta exhalar la tierra
con sus astroides trinos sus especies y multillamas lenguas
y excrecreencias
sus buzos lazos lares de complejos incestos entre huesos
corrientes sin desagües
sus convecinos muertos de memoria
su luz de mies desnuda
sus axilas de siesta
y su giro hondo lodo no menos menos que otros afines
cogirantes
hasta el destete enteco
hasta el destente neutro
hasta morirla.


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ELLA

Es una intensísima corriente
un relámpago ser de lecho
una dona mórbida ola
un reflujo zumbo de anestesia
una rompiente ente florescente
una voraz contráctil prensil corola entreabierta
y su rocío afrodisiaco
y su carnalesencia
natal
letal
alveolo beodo de violo
es la sed de ella ella y sus vertientes lentas entremuertes
que estrellan y disgregan
aunque Dios sea su vientre
pero también es la crisálida de una inalada larva de la
nada
una libélula de médula
una oruga lúbrica desnuda sólo nutrida de frotes
un chupochupo súcubo molusco
que gota a gota agota boca a boca
la mucho mucho gozo
la muy total sofoco
la toda "shock" tras "shock"
la íntegra colapso
es un hermoso sincope con foso
un "cross" de amor pantera al plexo trópico
un "knock out" técnico dichoso
si no un compuesto terrestre de líbido edén infierno
el sedimento aglutinante de un precipitado de labios
el obsesivo residuo de una solución insoluble
o un mecanismo radioanímico
un temo bipedo bullente
un "robot" hembra electroerótico con su emisora de
delirio y espasmos lírico-dramáticos
aunque tal vez sea un espejismo
un paradigma
un eromito
una apariencia de la ausencia
una entelequia inexistente
las trenzas náyades de Ofelia
o sólo un trozo ultraporoso de realidad indubitable
una despótica materia
el paraíso hecho carne
una perdiz a la crema.

ARIDANDANTEMENTE

SIGO
solo
me sigo
y en otro absorto otro beodo lodo baldío
por neuroyertos rumbos horasopio desfondes
me persigo
junto a tan tantas otras bellas concas corolas erolocas
entre fugaces muertes sin memoria
y a tantos otros otros grasos ceros costrudos que me opan
mientras sigo y me sigo
y me recontrasigo
de un extremo a otro estero
aridandantemente
sin estar ya conmigo ni ser un otro otro.

AFORISMOS

FRIEDRICH NIETZSCHE


 Las personas virtuosas quieren hacemos creer a nosotros (y a veces también a si mismas) que fueron ellas las que inventaron la felicidad. La verdad es que la virtud fue inventada por las personas felices.

 -Soportar la pobreza. -La gran ventaja de proceder de la nobleza es que permite soportar mejor la pobreza.

 -Hablar mucho de sí mismo es también un medio de ocultarse.

 -No quedar adherido a nadie: aunque sea la persona más amada -toda persona es una cárcel y, también, un rincón.

 -Es extraordinario el peligro que hay en los grandes hombres y en las grandes épocas: van seguidos muy de cerca por el agotamiento de todo tipo, por la esterilidad. El gran hombre es un final; la gran época, el Renacimiento por ejemplo, es un final.

 -Ley draconiana contra escritores. -A un escritor debería vérselo como un malhechor que sólo en casos rarísimos merece absolución o indulto: sería un medio contra la proliferación de libros.

 -Las promesas de la ciencia. -La ciencia moderna tiene como meta: el menor dolor posible, la vida más larga posible, es decir, una especie de eterna bienaventuranza, ciertamente muy modesta en comparación con la prometida por las religiones.

 -El dogal de la gratitud. -Hay almas esclavas que llevan tan lejos el reconocimiento por los beneficios recibidos que se estrangulan a sí mismas con el dogal de la gratitud.

 -El pensamiento libre, los cuentos de hadas y la lascivia hacen que el ser humano se alce de puntillas.

 -El intelecto y la moral. -Para poder mantener las promesas hechas es preciso tener buena memoria. Para poder sentir compasión es preciso tener gran capacidad de imaginación. Tan estrechamente ligada está la moral a la bondad del intelecto.

 -Mi concepto del genio. -Tanto los grandes hombres como las grandes épocas son sustancias explosivas en las cuales está acumulada una fuerza enorme; su presupuesto es siempre, histórica y fisiológicamente, que durante largo tiempo se haya estado juntando, amontonando, ahorrando y guardando con vistas a ellos -que durante largo tiempo no haya habido ninguna explosión. Si la tensión en la masa se ha vuelto demasiado grande, hasta el estimulo más casual puede hacer surgir el «genio», la «la acción», el gran destino.

 -Cuando la mujer tiene virtudes masculinas es para salir corriendo; y cuando no tiene virtudes masculinas es ella misma la que sale corriendo.

 -En el elogio hay más entrometimiento que en la censura.

 -El arte es el gran estimulante para vivir: ¿cómo podría concebírselo como algo carente de finalidad, desprovisto de meta, como l'art pour l'art?

 -El espíritu colectivo. -Un buen escritor no tiene sólo su propio espíritu, sino, además, el de sus amigos.

 -Del trato con celebridades. -A: ¿Pero por qué evitas a ese gran hombre? -B: ¡No quisiera conocerlo mal! Nuestros defectos no se compadecen; yo soy miope y desconfiado y él lleva sus diamantes falsos tan a gusto como los auténticos.

 -No la ausencia de amor, sino la ausencia de amistad, eso es lo que hace los matrimonios desgraciados.

 Por lo que más se nos castiga es por nuestras virtudes.

 Ironía frente a quienes creen superado el cristianismo por las modernas ciencias naturales. Los juicios cristianos de valor no están en absoluto superados por ellas. «Cristo en la cruz» es el símbolo más sublime -todavía.

 -El diablo mira con envidia a quien sufre mucho y lo expulsa al cielo.

 -El secreto del amigo. -Pocas personas habrá que, sin estar apuradas por falta de materia de conversación, no revelen los asuntos más secretos de sus amigos.

 -Palabras presentes en nosotros. -Siempre expresamos nuestros pensamientos con las palabras que tenemos a mano. O para expresar toda mi sospecha: en cada momento tenemos tan sólo el pensamiento para el que disponemos de palabras capaces de expresarle aproximadamente.


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RAÚL GUSTAVO AGUIRRE


LA SOLEDAD O ELLA

Ella abre sus brazos al horizonte
pero el mar es tan grande
que sólo una gaviota la atraviesa

ella abre sus brazos al mundo
abre sus brazos pero es tan grande el dolor
que sólo se acercan los niños

ella abre los brazos a la oscuridad
abre los brazos pero no viene nadie
y entonces el hombre que la habita fuma
y la hace toser.

YA NO TE GUARDARÉ

Ya no te guardaré, se deshizo la música
donde me pareció que estabas.
Eran cristales rotos, o arena, no sé bien:
yo pisé y comprendí.

Comprendí con asombro que el tiempo se estiraba
desesperado y sin sentido
y que yo no era nadie
excepto el que te amó.

Eran cristales rotos, piedras o desventuras,
eran cuerpos enormes o cenizas, no sé.
Yo pisé y comprendí.

COMO QUIERA QUE SEA

Sobre esta tierra cruel, helada,
miserables sin voz,
engañados, cansados,
duros por fin de corazón.

Malditos, viejos, solos
sobre esta tierra ruin,
aún habrá una manera
de vivir para ti.

PARA VIVIR

Para vivir,
yo busqué un sitio oscuro.
Para vivir.

Para vivir,
practiqué el mimetismo.
Para vivir.

Me compuse mil caras,
mil caras inocentes,
mil caras complacientes.
Para vivir.

Mil caras diferentes,
mi amor, mi buen amor,
mi amor que sólo tienes
la cara del amor.

Yo cavaba la tierra,
callaba, me escondía,
borré todas mis huellas,
me deshice de todo,
mi amor, para vivir.

Para vivir,
yo busqué un sitio puro.
Para vivir.

Para vivir,
sólo había este abismo,
mi amor, para vivir.

EL CASTIGO

Y vinieron entonces los demonios
y abusaron de mí.
"Vinimos —me dijeron— a quitarte
toda pureza y arrogancia,
a enseñarte a reptar, a implorar, a plañir".

Yo esperé como pude
que se cansaran y se fueran.

En verdad se llevaron casi todo.
De mí quedó un guiñapo,
un hueco horrible, una mentira,
una dura lección al borde de la tumba.

Pero no consiguieron arrancarme
los ojos donde estás.

TRANSFORMACIONES

Desde niño sufrí
la tiranía de los otros.
Fui dócil, aprendí,
y como un mono o un bufón
entretuve a los nobles con mis prodigios en el piano.

Compuse con talento
según el gusto de mi época
y fui aplaudido. Pero
cierta vez un acorde
me trastornó con su misterio:
supe que el alma es infinita,
que la orfandad es infinita
y me interné por los caminos
que las arduas tinieblas
abrían ante mí.

Los míos no entendieron.
Me encontraron oscuro,
rebelde, sospechoso.
Mi padre se alarmó.
Mi mujer se ofendió.
Los archiduques me olvidaron.

Pero yo seguí solo
y me di la razón.
Fui venturoso, fui desventurado.
Canté mis melodías con los ángeles
y con los comediantes de la legua.

Después, una mañana
frígida de diciembre
me morí.
Y ahora soy
la música de Mozart.

MANIFIESTO MÍNIMO

Exceptuada del poema, toda noción es sospechosa
y sangrienta su posterioridad.

NUESTROS POEMAS

Nuestros poemas avanzan con nosotros,
nuestros poemas son urracas a las que extravía la niebla,
a las que confunde el cazador.

Nuestros poemas son rosas de cal viva
arrancadas demasiado pronto por amantes inquietos.

Los aprensivos las dejan estar. Los más resueltos
las arrojan al agua y
las malezas se cierran detrás de nosotros.


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POESÍA 
TRAICIÓN
SEXO
LOCURA
PSICOANÁLISIS
EXILIO

Un libro que leerlo duele y no leerlo es imperdonable
una obra de Miguel Oscar Menassa

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EDITORIAL GRUPO CERO
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...Y LLEGÓ EL PSICOANÁLISIS

Los hechos sólo existen después de ser interpretados.
Si es posible el poema es posible la vida.

Ser nada es una tontería frente al juego que propongo:
Diluirse en otros sin tener ninguna filosofía de la dilución.
Pero, todavía, no es eso, tampoco es algo más.
No es un suspiro ni el viento que lo traza.
Tal vez, la nostalgia de un suspiro que no fue trazado.
No hubo viento, pero algo se movió en el mundo.
Fue el no de lo que es. Ni vivo, ni muerto. Un abismo entre ambos. Un no tocado por la vida. Un es rajado de lado a lado por la muerte.
Pero no es exactamente así sino de sesgo, o bien, envuelto en torbellinos, donde la fuerza, la brutalidad del viento impide toda marca.
Soy ese registro imposible.
Un rayo de luz que no se registra como luz.
Un velo que se cruza definitivamente antes que ocurra nada.
Después alguien imagina lo ocurrido que nunca ocurrirá y nadie considera verdadero ningún momento, sino aquél que nunca ocurrió.

Buscamos el sonido impenetrable del tiempo,
nuestro destino: la palabra.
Antropófago de las horas libres, en mi vive el horror.

Espejismos sin limites esta materia gris que me acoge.
Grandes hombres, grandes pensadores, me estarán esperando cuando ya no estaré.
Sonidos de claves inexistentes arranco de mi voz.
Belleza que sólo se produce, artificial, en mi canto.

Fue bello, ves, no lo niego, fue sublime.
Yo también estuve enamorado de todas tus mentiras. De todas tus deformidades. Era bello ver, cómo reíamos de la muerte. Un día, lo recuerdo perfectamente bien, me dijiste, tengo lepra en el alma, tengo todos los sentimientos picados por la sarna, me rasco de piojosa no de aburrida. Y cerraste los ojos para decirme, ya ves querido, soy una puta fina, no tengo precio. Mi precio es el amor.
Busqué entre los escombros
y encontré escombros.
Genios partidos en mil pedazos.
Verdades aniquiladas por su fragmentación.
Tanto culto a la poesía, también haremos de Ella un tirano.

Cuando alguien me pregunte cómo lo hice, contestaré y no contestaré: no tuve dioses. No tuve almas. No tuve amores. No tuve encrucijadas.
No fue necesario hacer nada.
Contestaré y no contestaré: el mal y la pureza se inclinan frente a mi respuesta que no responde nada.
Es siempre un viento helado lo que define la situación como frágil. Es una fragilidad del viento lo que precisamente, permite que la poesía sea antes que la fragilidad y es una interpretación que la fragilidad soporte el ansia de tres sujetos.
Cuando ya nadie se pregunte nada, estaremos todos muertos, las palabras también.
Una pequeña verdad queriendo ser la expresión de una polémica contemporánea y futura.
Si lo real verdaderamente psíquico es lo inconsciente, la verdad es el sesgo donde se constata dicha imposibilidad. Y su mostración habrá sido patente en cada signo de puntuación de cualquier escritura.
El método de interpretación psicoanalítico, al darnos las características del objeto que lo produce, nos dice: algo que no está en ningún lugar como tal eso, sino entredicho. Entre palabras. Entre nervios.
En esta inexistencia todo es imposible. Desde un vacío a una plenitud.
En esa invisibilidad cualquier movimiento es silencioso. En semejante silencio cualquier palabra (aún una palabra tonta) produce una interrupción. Un punto, una desilusión. El saber suponía saber y ese fracaso, esa sombra rota, es verdad.
Un timbre abierto a la ignorancia, un sentido, entre sujetos del inconsciente, lanzado hacia la nada.
Hacia lo que no se podrá, hacia lo que no estuvo. No es una pieza clave lo que se busca, la pieza que se busca no existe, principalmente porque todavía no fue. La causa en psicoanálisis viene del futuro.
Es decir que la transferencia no es sólo (si acaso lo fuera) la repetición ciega de estructuras pasadas, sino que la trasferencia es, sobre todo, el desarrollo de su futura dilución. Allí donde Ello estuvo (la Muerte) yo he de advenir.
Allí donde yo he de advenir estuvo, desde siempre, esperándome la Muerte.

MIGUEL OSCAR MENASSA

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¿POR QUÉ ESPAÑA FUE ELIMINADA EN LA PRIMERA RONDA DEL MUNDIAL?

Esta vez, seríamos campeones o algo parecido, por eso nadie podía entender por qué nos descalificaron en la primera ronda.

Esta pregunta ¿por qué perdimos? se la hace todo el mundo: el paciente principal y cada uno de los acompañantes, los periodistas y alguno que otro intelectual.

Tal vez esto que sigue sea una respuesta.

El día 8 de junio en el diario el País aparecen estas frases: «Con la historia en contra, pero con el presente a su lado, la Selección Española acude al Mundial entre grandes expectativas», «España gana fama de equipo rocoso. Marcar un gol a la selección es complicado, marcarle dos casi imposible», «El entrenador, rodeado de centuriones (cuando debería estar rodeado de jugadores de fútbol) impone su criterio sin fisuras, más como un dictador que como un entrenador de fútbol», «La historia de la Copa del Mundo dice que es difícil pensar en una gran selección sin un líder dentro del campo», «Cambiar la percepción perdedora del equipo español será fundamental para medirse con las grandes potencias del fútbol», «En España la selección de fútbol no suscita pasiones arrebatadas», y ya, el escritor Javier Marías, nos dice que la Selección Española, pese a los encomiables esfuerzos de locutores afónicos, jamás ha levantado aquí grandes pasiones. «En la Selección Española no hay recuerdos imborrables ni enemigos acérrimos, no hay grandes gestas ni remontadas extraordinarias, ni injusticias descomunales ... »

La prensa, a pesar de querer mostrar a la Selección como una de las favoritas del Mundial, ya en los prolegómenos mostraba sus dudas de que esto tuviera algún viso de realidad.

Dos días antes de dar comienzo el Mundial, el seleccionador del equipo español, peleándose con un periodista que le preguntó algo sobre el aspecto psíquico de los jugadores, reunió a sus jugadores y les dijo:

«Los jugadores de fútbol no tienen mente, sólo tienen piernas».

Esto ya se podría discutir y mucho, como lo están haciendo los medios y muchos comentaristas de fútbol que, desde la frase de cle-MENTE, están muy preocupados por el aspecto psíquico de los jugadores.

Esta estúpida frase pronunciada en una de las tantas peleas que el entrenador tiene con la prensa, selló, por así decirlo, el destino perdedor de España en este Mundial. No tanto, insisto, por lo equivocado de la frase (que hacia que la Selección Española no tuviera alma y algunos de sus jugadores no tuvieran manos) sino porque, en la frase, la Selección Española se quedaba sin entrenador, es decir, sin cle-MENTE.

Como quedó demostrado en el partido contra Nigeria (dicho sea de paso, un mal equipo que sólo le ganó a España, ya que después ganó de un gol a los búlgaros que España ganó por 6, y perdió contra Paraguay, que España empató a cero, y después perdió con Dinamarca, que, tal vez, España hubiera podido ganarle) donde dos medios que son habituales defensores (Hierro y Nadal) y tres medios de ataque que son delanteros de origen (Luis Enrique, Kiko y Raúl), mostraron la desorganización.

El mal juego no pasó por la actitud, que fue buena, sino por la ausencia en el centro del campo de exploradores (Guardiola) que conozcan los caminos que acceden a los delanteros. Un equipo donde los medios hacían de creadores y los creadores no estaban en el campo, los defensores de organizadores y los organizadores estaban tristes, sin ideas y, por último, para demostrar que esa selección no tenia entrenador, Zubi, uno de los mejores porteros de todos los tiempos, termina poniendo una mano débil, como un niño abandonado por su mamá, su entrenador.

Para avalar mi postura, os remito a los periódicos deportivos y de los otros, radios, televisiones, etc. de los dos días después del partido contra Nigeria. Todos estaban de acuerdo en una cosa: la selección se debía mentalizar, palabra
ésta que fue repetida más de 30 veces en dos días. Es decir, que todo el mundo estaba de acuerdo que la MENTE debía volver al equipo.

Julián Ruiz, de Marca, escribe «Clemente no fue Clemente, se engañó a si mismo, Kiko está gordo y lento, Ferrer le ha dada la razón a Van Gaal, Iván Campo no es lateral y Alfonso no es ariete.

Demasiada carnaza para las fieras de la selva nigeriana. Clemente renunció al amor, renunció a un ariete, renunció a jugar por las bandas. La soberbia es mala compañera del fútbol».

A lo que Raúl contesta «Ya veremos al final quién llega más lejos». Van Gaal, por su parte, apuesta por España «Los españoles tienen mucha calidad, pero yo voy a comprar dos holandeses más».

Podemos decir que, cuando ele-MENTE pronuncia la frase «Los jugadores no tienen mente» , el ya sabia que la selección no iría a ninguna parte porque él ya no estaba al frente de la selección y, por lo tanto, no iría a llevarla a ningún sitio.
Y si no están convencidos que hay pacientes que no tienen cura, fíjense lo que hizo
cle-MENTE contra Paraguay, apoyado por todos los jugadores: A la mejor defensa por alto del mundial, le jugó por alto; el resultado ya se veia de antemano, empate a cero.

El mismo día del partido contra Paraguay, los diarios se preguntan «Adivine quién juega esta noche ¿España o el Javi Team?» y Julián Ruiz decía «Somos un toro bravo, valiente, fuerte, imparable, no se ha conocido nunca un torero paraguayo; España debe ganar con facilidad». Llevado por los periodistas, antes del partido, Chilavert declara: «No estoy preocupado por el partido, España nunca hace nada en los mundiales».

El día después del partido con Paraguay, Marca pone en su portada «VENIOS YA», en parte porque estaban decepcionados y en parte porque después del partido estaba claro que Paraguay no perdería frente a Nigeria. Julián Ruiz con-
MENTE y que, a veces, puede estar enferma, como en el caso de la Selección Española, y lo dice con esta palabras: «La Selección Española es un barco a la deriva en el océano del Mundial. Un toro histérico en St. Etienne. Manso de cara al gol. Esquizofrénico en su superioridad.

La selección fue un toro sin cerebro».