LAS 2001 NOCHES ÍNDICE NÚMERO 15

EDITORIAL

TAREAS

EN DONDE LA MEMORIA ES UNA TORRE EN LLAMAS

NOTAS DE DIRECCIÓN 

CARTAS

NO HAY PUERTAS

FERIA DEL LIBRO

DEFECTOS

LAS 2001 NOCHES

DAMASCO ALONSO

SUCESOS

MIGUEL OSCAR MENASSA

EL ÚLTIMO CAIN

REUNIONES

AL SIGLO XX

SOCIOS DE HONOR

SONETO

POEMA

ELEGÍA A UN MOSCARDON AZUL

DISTRACCIONES

MENOS UNO

MONSTRUOS

SUERTES

LA CRUDA MARGARITA DESCUBRE ENTRE SUS HOJAS SU PROPIO FIN

LA OBSESIÓN

MEDULAS

EXILIO

JUAN GELMAN

RAFAEL ARBERTI

VIDA COTIDIANA

CONFIANZAS

CARMENES

ARTE POÉTICA

CEREMONIAS

POESÍA ARGENTINA ACTUAL

EL ENIGMA DE LO FEMENINO

CORAJES

OLGA OROZCO

PSICOANALIZARSE ES UN ACTO POÉTICO

NI DONDE VIVIRÉ
POR LARGOS AÑOS

Ni donde viviré por largos años,
ciudad prometida primavera,
ni donde amante amor aguarda.

Atravesando la tierra, la temerosa rueda,
quizá un árbol florecido pueda
sostener la derramada soledad.

Quizá en la sombra aquella se encontrara
sed abundante, sangre, carne, hueso,
en que albergar la voz que ahora huye.

ALVARO CUNQUEIRO

FUNDAMENTOS DE UNA ESTÉTICA DE LA DESTRUCCIÓN

 Más profundas, más extensas que las de la construcción, son las leyes de la destrucción.

Pero destrucción y construcción son mecanismos asociados. Nada se puede construir sin una etapa previa de destrucción.

Una lenta y solapada corriente de destrucción circula por la naturaleza que nos rodea, y toda esta tarea de destrucción confluye en la construcción de la vida.

Y esa misma corriente de destrucción circula por el interior de la vida concediéndole a ésta su fuerza y su fragilidad, y esa magnífica calidad propia de lo efímero.

Todo cambio implica destrucción, y la naturaleza es esencialmente cambio. Este cambio se nos revela como tiempo. Así el tiempo resulta el gran destructor. A la materia que consideramos inmóvil la recorre una lenta ola de destrucción. El tiempo corroe la materia y en el transcurso de esa corrosión surge la belleza. La belleza es el rostro del tiempo, es la luz del cambio que nos hechiza. ¿En qué medida el arte antiguo nos seduce por el hecho de que conservamos de él sólo ruinas? La corrosión del tiempo ha agregado a las estatuas antiguas la imagen del gran cambio. Ellas nos atraen vestidas con la pátina deslumbradora del tiempo.

Y el tiempo se apodera de la obra de los hombres. Entonces actúa como destructor y juez a la par: destruye la obra de los mediocres así como los mediocres tienden a destruir la obra de los verdaderos creadores. El tiempo es el gran crítico: terrible e implacable, aniquila lo que no tiene valor y saca de la oscuridad lo que realmente vale.

Toda destrucción libera una enorme cantidad de energía. Es por este efecto dinámico, por esta acción impulsara, que la destrucción sienta las bases de toda futura creación.

Los objetos se rompen o destruyen siguiendo leyes internas de la materia que los componen: su destrucción revela el secreto de su estructura esencial. Al actuar sobre las cosas el hombre utiliza un material prefabricado, y al destruir, se subordina a las leyes secretas de ese material. En el objeto que se destruye se libera su virtualidad material. Por eso todo acto de destrucción tiene el sentido de un atentado al pudor en cuanto nos ofrece la desnudez total de la materia.

En la destrucción manejada por el hombre aparecen dos elementos que la naturaleza ignora: la destrucción sin sentido, o sea, destruir por destruir, y la destrucción por el odio.

 El odio, sentimiento novísimo y especifico del hombre, mediante el cual él se opone no sólo a la naturaleza exterior sino a su propia naturaleza.

En su afán de destrucción el hombre se convierte en una verdadera enfermedad de la materia; hoy el hombre es para el mundo una fuerza de destrucción más poderosa que todas las fuerzas naturales.

Posee el hombre una verdadera locura de destrucción, aunque aparentemente la idea de destruir es tabú para el común de la gente; y lo es porque siendo el hombre materia destruible, la idea de la propia destrucción condiciona una sensación de horror en torno a la palabra.

Ha llegado el momento de que se signifique el concepto de destrucción, y dignificarlo significa volver, en primer término, a la enseñanza de la naturaleza misma. Destrucción y construcción constituyen para ella dos fases del mismo proceso. Y en efecto, para el hombre, crear es en definitiva transformar, es decir destruir algo para hacer con ese algo una cosa nueva.

El impulso a la destrucción es innato en el hombre. En el niño observamos el instinto de destrucción en su elemental pureza; el niño destruye objetos para afirmarse a sí mismo o para llegar a conocerlos. ¡Oh, sabiduría destructora de los niños!, ellos quieren saber qué son en realidad las cosas. El hombre también destruye para conocer: el anatomista destruye un cuerpo humano para conocer su estructura, el científico destruye la materia para conocer su composición.

Pero es al artista a quien corresponde descubrir el verdadero sentido de la destrucción. Y este sentido está en el fermento creador que contiene todo acto de destrucción. Ya es tiempo de que el artista dé las verdaderas normas de la destrucción, puesto que el acto de destruir es inseparable del hombre. Cuando la destrucción es voluntaria y desinteresada cumple primordialmente una función estética. La destrucción del artista no es el acto brutal y sin sentido que determina el odio, es un acto que tiene sentido, y este sentido lleva la marca indeleble del humor. El humor, fenómeno destructor de la más alta jerarquía, ataca lo estúpido, lo rutinario, lo pretencioso, lo falso. El humor, poder dinámico que mueve la actividad destructora del artista, y a la que presta, junto a su peculiar contenido estético, un contenido profundamente ético.

La misión del artista es, por un lado, revelar la belleza que existe en las obras de destrucción que se producen por azar o por la acción del tiempo. El tiempo, ese gran artífice que utiliza los mecanismos de corrosión, desintegración, incrustación, que se vale de los medios más sutiles de la química y de la física y de los poderosos instrumentos que le ofrece el viento, el agua, el fuego, y la sutilísima vida microscópica que lo envuelve todo. Ante ese artífice impar de recursos infinitos el artista se inclina. Al señalar la belleza de un objeto que ha sufrido la acción del tiempo, el artista desarrolla un verdadero acto de creación, pues crear es hacer que una materia inerte adquiera sentido y vida para el hombre.

Pero lo que realmente importa es cuando el artista pone en marcha su propia voluntad de destrucción. Y esta destrucción lleva la carga de múltiples contenidos. Destruir un objeto feo, monstruoso, sin sentido o falso, significa destruir una civilización carcomida y antihumana, o destruir una religión sin vitalidad y castradora, o una moral maniatada y angustiante, o prejuicios culturales petrificados. La destrucción pertenece para el artista al orden supremo de la libertad.

El impulso que mueve al hombre hacia la destrucción tiene un sentido y toca al artista revelar ese sentido. Cualquiera que sea la motivación del acto destructivo: el furor, el aburrimiento, la repugnancia por el objeto, la protesta, ese acto debe tener un sentido estético y ese sentido evita que la destrucción acto procreador se transforme en aniquilamiento. Destrucción y aniquilamiento desde el punto de vista del artista son términos antagónicos. La destrucción de un objeto no lo aniquila, nos enfrenta con una nueva realidad del objeto, la carga de un sentido que antes no tenía.


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Toca al artista revelar la universalidad del proceso de destrucción, hacer que se le pierda miedo al término, depurarlo de contenidos impuros: el odio, el resentimiento, el egoísmo. La universalidad de la destrucción se revela en que dos objetos que entran en contacto inician inmediatamente un proceso de mutua destrucción, de ahí que el amor sea el fenómeno de destrucción más ardiente que acontezca en la relación de dos seres vivos.

Toca al artista revelar que la destrucción oculta un poderoso germen de belleza; así cuando se diga de una mujer, que es bella como la destrucción, se hace de ella el más alto de los elogios y se da a entender que no estamos frente a una belleza pasiva, sino frente a una belleza que tiene las cualidades del fuego y de la explosión.

La destrucción depurada por el artista, llevado éste de la mano por el guía acre, cáustico, irreverente del humor, nos revelará inéditos mecanismos de belleza, oponiendo así su destrucción estética a esa orgía de aniquilamiento en que está sumergido el mundo de hoy.

 

ALDO PELLEGRINI

EN EL RETIRO 
DE MADRID

DEL 29 DE MAYO AL 14 DE JUNIO

FERIA 
DEL 
LIBRO

CASETA 18

Como todos los años, 
te esperamos para un diálogo cordial.

EDITORIAL 
GRUPO CERO

Pedidos: 91 542 33 49

DAMASCO ALONSO


EL ULTIMO CAÍN

Ya asesinaste a tu postrer hermano:
ya estás solo.
 
¡Espacios: plaza, plaza al hombre!
Bajo la comba de plomo de la noche, oprimido
por la unánime acusación de los astros que
mudamente gimen,
¿adónde dirigirás tu planta?
 
Estos desiertos campos
están poblados de fantasmas duros, cuerpo en el
aire, negro en el aire negro,
basalto de las sombras,
sobre otras sombras apiladas.
Y tú aprietas el pecho jadeante
contra un muro de muertos, en pie sobre sus tumbas,
como si aún empujaras el carro de tu odio
a través de un mercado sin fin,
para vender la sangre del hermano,
en aquella mañana de sol, que contra tu amarilla
palidez se obstinaba,
que pujaba contra ti, leal al amor, leal a la vida,
como la savia enorme de la primavera es leal a la
enconada púa del cardo, que la ignora,
como el anhelo de la marea de agosto es leal al más
cruel niño que enfurece en su juego la playa.
Ah, sí, hendías, palpabas, ¡júbilo, júbilo!
era la sangre, eran los tallos duros de la sangre.
Como el avaro besa, palpa el acervo de sus rojas
monedas,
hundías las manos en esa tibieza densísima (hecha
de nuestro sueño, de nuestro amor que incesante
susurra)
para impregnar tu vida sin amor y sin sueño;
y tus belfos mojabas en el charco humeante
cual si sorber quisieras el misterio caliente del
mundo.
 
Pero, ahora, mira, son sombras lo que empujas,
¿no has visto que son sombras?
 
¿O vas quizá doblado como por un camino de sirga,
tirando de una torpe barcaza de granito,
que se enreda una vez y otra vez en todos los
troncos ribereños,
retama que se curva al huracán,
estéril arco donde
no han de silbar ni el grito ni la flecha,
buey en furia que encorva la espalda al rempujón
y ahinca
en las peñas el pie,
con músculos crujientes,
imagen de crispada anatomía?


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Sombras son, hielo y sombras que te atan:
cercado estás de sombras gélidas.
También los espacios odian, también los espacios
son duros,
también Dios odia.
Espacios, plaza, por piedad al hombre!
Ahí tienes la delicia de los nos, tibias aún de paso
están las sendas.
Los senderos, esa tierna costumbre donde aún late
el amor de los días
(la cita, secreta como el recóndito corazón de una
fruta,
el lento mastín blanco de la fidelísima amistad,
el tráfago de signos con que expresamos la absorta
desazón de nuestra intima ternura),
sí, las sendas amantes que no olvidan,
guardan aún la huella delicada, la tierna forma del
pie humano,
ya sin final, sin destino en la tierra,
ya sólo tiempo en extensión, sin ansia,
 
tiempo de Dios, quehacer de Dios,
no de los hombres.
 ¿Adónde huirás, Caín, postrer Caín?
Huyes contra las sombras, huyendo de las sombras,
huyes
cual quisieras huir de tu recuerdo,
pero, ¿cómo asesinar al recuerdo
si es la bestia que ulula a un tiempo mismo
desde toda la redondez del horizonte,
si aquella nebulosa, si aquel astro ya oscuro,
aún recordando están,
si el máximo universo, de un alto amor en vela
también recuerdo es sólo,
si Dios es sólo eterna presencia del recuerdo?

Ves, la luna recuerda
ahora que extiende como el ala tórpida
de un murciélago blanco
su álgida mano de lechosa lluvia.
Esparcidos lingotes de descarnada plata,
los huesos de tus víctimas
son la sola cosecha de este campo tristísimo.

Se erguían, sí, se alzaban, pujando como torres,
como oraciones hacia Dios,
cercados por la niebla rosada y temblorosa de la
carne,
acariciados por el terco fluido maternal que sin rumor
los lamía en un sueño:
muchachas, como navíos tímidos en la boca del puerto
sesgando, hacia el amor sesgando;
atletas como bellos meteoros, que encrespaban el
aire, exactísimos muelles hacia la gloria vertical
de las pértigas,
o flores que se inclinan, o sedas que se pliegan sin
crujido en el descenso elástico;
y niños, duros niños, trepantes, aferrados por las
rocas, afincando la vida, incrustados en vida,
como pepitas áureas.
 
¡Ah, los hombres se alzaban, se erguían los bellos
báculos de Dios,
los florecidos báculos del viejísimo Dios!
 
Nunca más, nunca más,
Nunca más.
Pero, tu, ¿por qué tiemblas?
Los huesos no se yerguen: calladamente acusan.
He ahí las ruinas.
He ahí la historia del hombre (sí, tu historia)
estampada como la maldición de Dios sobre la
piedra.
Son las ciudades donde llamearon
en la aurora sin sueño las alarmas,
cuando la multitud cual otra enloquecida llama
súbita,
rompía el caz de la avenida insuficiente,
rebotaba bramando contra los palacios desiertos
hocicando como un negruzco topo en agonía su
lóbrego camino.
Pero en los patinejos destrozados,
bajo la rota piedad de las bóvedas,
sólo las fieras aullarán el terror del crepúsculo.
 
Algunas tiernas casas aún esperan
en el umbral las voces, la sonrisa creciente
del morador que vuelve fatigado
del bullicio del día,
los juegos infantiles
a la sombra materna de la acacia,
los besos del amante enfurecido
en la profunda alcoba.
Nunca más, nunca más.
 
Y tú pasas y vuelves la cabeza.
Tú vuelves la cabeza como si la volvieses
contra el ala de Dios.
Y huyes buscando
del jabalí la trocha inextricable,
el surco de la hiena asombradiza;
huyes por las barrancas, por las húmedas
cavernas que en sus últimos salones
torpes lagos asordan, donde el monstruo sin ojos
divina voluntad se sueña, mientras blando se
amolda a la hendidura
y el fofo palpitar de sus membranas
le mide el tiempo negro.
Y a ti, Caín, el sordo horror te apalpa,
y huyes de nuevo, huyes.
 
Huyes cruzando súbitas tormentas de primavera,
entre ese vaho que enciende con un torpor de fuego
la sombría conciencia de la alimaña,
entre ese zumo creciente de las tiernísimas células
vegetales,
esa húmeda avidez que en tanto brote estalla, en
tanta delicada superficie se adulza,
mas siempre brama «amor» cual un suspiro oscuro.
Huyes maldiciendo las abrazantes lianas que te
traban como mujeres enardecidas,
odiando la felicidad candorosa de la pareja de
chimpancés que acuna su cría bajo el inmenso cielo
del baobab,
el nupcial vuelo doble de las moscas, torpísimas
gabarras en delicia por el aire inflamado de junio.

Huyes odiando las fieras y los pájaros, las hierbas
y los árboles,
y hasta las mismas rocas calcinadas,
odiándote lo mismo que a Dios,
odiando a Dios.
 
Pero la vida es más fuerte que tú,
pero el amor es más fuerte que tú,
pero Dios es más fuerte que tú.
Y arriba, en astros sacudidos por huracanes de
fuego,
en extinguidos astros que, aún calientes, palpitan
o que, fríos, solejan a otras lumbreras jóvenes,
bullendo está la eterna pasión trémula.
Y, más arriba, Dios.
 
Húndete, pues, con tu torva historia de crímenes,
precipítale contra los vengadores fantasmas,
desvanécete, fantasma entre fantasmas,
gélida sombra las entre sombras,
tú maldición de Dios,
postrer Caín,
el hombre.

 

SOCIOS DE HONOR EUROPA

Miguel Oscar Menassa (Madrid) 50.000 ptas.
Fernando Ámez Miña (Madrid) 40.000 ptas.
Lidia Andino (Madrid) 40.000 ptas.
Cristina Barandiarán (Madrid) 40.000 ptas.
José María Blasco (Barcelona) 40.000 ptas.
Stella Cino Nuñez (Madrid) 40.000 ptas.
María Chévez (Madrid) 40.000 ptas.
Bibiana Degli Esposti (Madrid) 40.000 ptas.
Claire Deloupy  (Madrid) 40.000 ptas.
Amelia Díez Cuesta (Madrid) 40.000 ptas.
Paola Duchên (Madrid) 40.000 ptas.
Carlos Fernández del Ganso (Madrid) 40.000 ptas.
Emilio A. González (Madrid) 40.000 ptas.
Jaime Icho Kozak (Madrid) 40.000 ptas.
Pilar Iglesias (Madrid) 40.000 ptas.
Fermín Lejarza (Bilbao) 40.000 ptas.
Joaquín Luzón (Ibiza) 40.000 ptas.
Paola Maugani (Ibiza) 40.000 ptas.
Miguel Martínez Fondón (Madrid) 40.000 ptas.
Concepción Osorio (Madrid) 40.000 ptas.
Pilar Nouvillas (Valencia) 40.000 ptas.
Rosa Puchol (Madrid) 40.000 ptas.
Montse Rovira (Ibiza) 40.000 ptas.
Carmen Salamanca Gallego (Madrid) 20.000 ptas.
Olga de Lucia (Madrid) 20.000 ptas.
Cruz González (Madrid) 10.000 ptas.
Alejandra Menassa de Lucia (Madrid) 10.000 ptas.
 Helene  Barnier (Madrid) 5.000 ptas.
Rosa Alonso (Madrid) 2.000 ptas.
Ricardo Artíguez Iglesias (Madrid) 2.000 ptas.
Iván Avena (Francia) 2.000 ptas.
María angela (Madrid) 2.000 ptas.
Gloria Carrocera (Madrid) 2.000 ptas.
Gema Crespo (Madrid) 2.000 ptas.
Pablo J. García Muñoz (Madrid) 2.000 ptas.
Francisco García Palancar (Madrid) 2.000 ptas.
Enrique Iglesias (Madrid) 2.000 ptas.
Hernán Kozak (Madrid) 2.000 ptas.
Fabián Menassa de Lucia (Madrid)

2.000 ptas.

Manuel Menassa de Lucia (Madrid) 2.000 ptas.
Helena Trujillo (Málaga) 2.000 ptas.
Magdalena Salamanca (Madrid) 2.000 ptas.
Ichka León Deloupy (Madrid) 1.500 ptas.
Cloe León Deloupy (Madrid) 1.500 ptas.
Marylene Bodin (Madrid) 1.000 ptas.
María Pereda Velasco y Perello (Mallorca) 1.000 ptas.
 Isabel Escudero (Madrid) 1.000 ptas.
Clemence Loonis (Madrid) 1.000 ptas.
Esther Gallego Navarro (Madrid) 1.000 ptas.
Ruy Henríquez (Madrid) 1.000 ptas.
Griselda Kozak Cino (Madrid) 1.000 ptas.
Leopoldo J. Reaño (Madrid) 1.000 ptas.
Mercedes Millán Esteban (Madrid) 1.000 ptas.
Javier Romero Nouvilas (Benidorm) 1.000 ptas.
Pilar García Puerta (Madrid) 500 ptas.
Elisabet González (Alemania) 500 ptas.
Daniel San Martín Duchên (Madrid) 500 ptas.

SOCIOS DE HONOR AMÉRICA

Miguel Oscar Menassa  (Buenos Aires) 500 us.
Inés Barrio (Buenos Aires) 200 us.
Alejandra Madormo (Buenos Aires) 200 us.
Norma Menassa (Buenos Aires) 200 us.
Roberto Molero (Buenos Aires) 200 us.
Karina Pueyo (Buenos Aires) 200 us.
Lucia Serrano (Buenos Aires) 200 us.
Marcela Villavella (Buenos Aires) 200 us.
Jorge Dini (Buenos Aires) 100 us.
Angela Cascini (Buenos Aires) 50 us.
Roberto Rossi (Buenos Aires) 50 us.
Juana Koslo (Buenos Aires) 30 us.
Alejandro Baigorri (Buenos Aires) 20 us.
Liliana Capello (Buenos Aires) 20 us.
Jose Gonzalez (Buenos Aires) 20 us.
Dante Bustos (Azul Buenos Aires) 10 us.
Leonor Elvira Peralta (Buenos Aires) 10 us.
Luciano Passolini (Buenos Aires) 10 us.
Renata Passolini (Buenos Aires) 10 us.
Augusto Passolini (Buenos Aires) 10 us.
Lidia Vidale (Buenos Aires) 10 us.

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ELEGÍA A UN
MOSCARDÓN AZUL

Sí, yo te asesiné estúpidamente. Me molestaba tu zumbido
mientras escribía un hermoso, un dulce soneto de amor. Y era
un consonante en -úcar; para rimar con azúcar, lo que me faltaba.
Mais qui dira les torts de la rime?

 
Luego sentí congoja
y me acerqué hasta ti: eras muy bello.
Grandes ojos oblicuos
te coronan la frente,
como un turbante de oriental monarca.
Ojos inmensos, bellos ojos pardos,
por donde entró la lanza del deseo,
el bullir, los meneos de la hembra,
su gran proximidad abrasadora,
bajo la luz del mundo.
Tan grandes son tus ojos, que tu alma
era quizá como un enorme incendio,
cual una lumbrarada de colores,
como un fanal de faro. Así, en la siesta,
el alto miradero de cristales,
diáfano y desnudo, sobre el mar,
en mi casa de niño.
 
Cuando yo te maté,
mirabas hacia fuera,
a mi jardín. Este diciembre claro
me empuja los colores y la luz,
como bloques de mármol, brutalmente,
cual si el cristal del aire se me hundiera,
astillándome el alma sus aristas.
 
Eso que viste desde mi ventana,
eso es el mundo.
Siempre se agolpa igual: luces y formas,
árbol, arbusto, flor, colina, cielo
con nubes o sin nubes,
y, ya rojos, ya grises, los tejados
de hombre. Nada más: siempre es lo mismo.
Es una granazón, una abundancia,
es un tierno pujar de jugos hondos,
que levanta el amor y Dios ordena
en nódulos y en haces,
un dulce hervir no más.
 
Oh sí, me alegro
de que fuera lo último
que vieras tú, la imagen del color
que sordamente bullirá en tu nada.
 
Este paisaje, esas
rosas, esas moreras ya desnudas,
ese tímido almendro que aún ofrece
sus tiernas hojas vivas al invierno,
ese verde cerrillo
que en lenta curva corta mi ventana,
y esa ciudad al fondo,
serán también una presencia oscura
en mi nada, en mi noche.
¡Oh pobre ser, igual, igual tú y yo!

En tu noble cabeza
que ahora un hilo blancuzco
apenas une al tronco,
tu enorme trompa
se ha quedado extendida.
¿Qué zumos o qué azúcares
voluptuosamente
aspirabas, qué aroma tentador
te estaba dando
esos tirones sordos
que hacen que el caminante siga y siga
(aun a pesar del frío del crepúsculo,
aun a pesar del sueño),
esos dulces clamores,
esa necesidad de ser futuros
que llamamos la vida,
en aquel mismo instante
en que súbitamente el mundo se te hundió
como un gran trasatlántico
que lleno de delicias y colores
choca contra los hielos y se esfuma
en la sombra, en la nada?
 
¿Viste quizá por último
mis tres rosas postreras?
Un zarpazo
brutal, una terrible llama roja,
brasa que en un relámpago violeta

se condensaba. Y frío. ¡Frío!: un hielo
como al fin del otoño
cuando la nube del granizo
con brusco alón de sombra nos emplomiza el aire.
No viste ya. Y cesaron
los delicados vientos
de enhebrar los estigmas de tu elegante abdomen
(como una góndola,
como una guzla del azul más puro)
y el corazón elemental cesó
de latir. De costado
caíste. Dos, tres veces
un obstinado artejo
tembló en el aire, cual si condensara
en cifra los latidos
del mundo, su mensaje
final.
Y fuiste cosa: un muerto.
Sólo ya cosa, sólo ya materia
orgánica, que en un torrente oscuro
volverá al mundo mineral. ¡Oh Dios,
oh misterioso Dios,
para empezar de nuevo por enésima vez
tu enorme rueda!
 
Estabas en mi casa,
mirabas mi jardín, eras muy bello.
Yo te maté.
¡Oh si pudiera ahora
darte otra vez la vida,
yo que te di la muerte!

MONSTRUOS

Todos los días rezo esta oración
al levantarme:
 
Oh Dios,
no me atormentes más.
Dime qué significan
estos espantos que me rodean.
Cercado estoy de monstruos
que mudamente me preguntan,
igual, igual que yo les interrogo a ellos.
Que tal vez te preguntan,
lo mismo que yo en vano perturbo
el silencio de tu invariable noche
con mi desgarradora interrogación.
Bajo la penumbra de las estrellas
y bajo la terrible tiniebla de la luz solar,
me acechan ojos enemigos,
formas grotescas me vigilan,
colores hirientes lazos me están tendiendo:
¡son monstruos
estoy cercado de monstruos!
 
No me devoran.
Devoran mi reposo anhelado,
me hacen ser una angustia que se desarrolla a sí
misma,
me hacen hombre,
monstruo entre monstruos.
 
No, ninguno tan horrible
como este Dámaso frenético,
como este amarillo ciempiés que hacia ti clama con
todos sus tentáculos enloquecidos,
como esta bestia inmediata
transfundida en una angustia fluyente;
no, ninguno tan monstruoso
como esta alimaña que brama hacia ti,
como esta desgarrada incógnita
que ahora te increpa con gemidos articulados,
que ahora te dice:
«Oh Dios,
no me atormentes más,
dime qué significan
estos monstruos que me rodean
y ese espanto íntimo que hacia ti gime en la noche»

LA OBSESION

Tú. Siempre tú.
Ahí estás,
moscardón verde,
hocicándome testarudo


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batiendo con zumbido interminable
tus obstinadas alas, tus poderosas alas velludas,
arrinconando esta conciencia, este trozo de conciencia
empavorecida,
izándola a empellones tenaces
sobre las crestas últimas, ávidas ya de abismo.
 
Alguna vez te alejas,
y el alma, súbita, como oprimido muelle que una
mano en el juego un instante relaja,
salta y se aferra al gozo, a la esperanza trémula,
a luz de Dios, a campo del estío,
a estos amores próximos que, mudos, en torno de
mi angustia, me interrogan
con grandes ojos ignorantes.
Pero ya estás ahí, de nuevo,
sordo picón, ariete de la pena,
agrio berbiquí mío, carcoma de mi raíz de hombre.
¿Qué piedras, qué murallas
quieres batir en mí,
oh torpe catapulta?
 
Sí, ahí estás,
peludo abejarrón.
Azorado en el aire,
sacudes como dudosos diedros de penumbra,
alas de pardo luto,
oscilantes, urgentes, implacables al cerco.
Rebotado de ti, por el zigzag
de la avidez te enviscas
en tu presa,
hocicándome, entrechocándome siempre.
 
No me sirven mis manos ni mis pies,
que afincaban la tierra, que arredraban el aire,
no me sirven mis ojos, que aprisionaron la
hermosura,
no me sirven mis pensamientos, que coronaron
mundos a la caza de Dios.
 
Heme aquí, hoy, inválido ante ti,
ante ti,
infame criatura, en tiniebla nacida,
pequeña lanzadera
que tejes ese ondulante paño de la angustia,
que me ahoga
y ya me va a extinguir como se apaga el eco
de un ser con vida en una tumba negra.
 
Duro, hiriente, me golpeas una y otra vez,
extremo diamantino
de vengador venablo, de poderosa lanza.
¿Quién te arroja o te blande?
¿Qué inmensa voluntad de sombra así se obstina
contra un solo y pequeño (¡y tierno!) punto vivo de
los espacios cósmicos?
No, ya no más, no más, acaba, acaba.
atizonador de mi delirio,
hurgón de esto que queda de mi rescoldo humano,
menea, menea bien los últimos encendidos carbones,
y salten las altas llamas purísimas, las altas llamas
cantoras,
proclamando a los cielos
la gloria, la victoria final
de una razón humana que se extingue.

75.000 EJEMPLARES

45.000 EUROPA • 30.000 AMÉRICA

¡¡¡SOMOS GENIALES!!!

Necesitamos

+HONOR

+HONOR

+HONOR

Todo lo que usted quiso saber sobre la mujer y no se atrevió a preguntar

"EL ENIGMA DE LO FEMENINO"

EDITORIAL GRUPO CERO

JUAN GELMAN


CONFIANZAS

se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
 
y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
 
no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
 
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos
 
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe.

CEREMONIAS

están en el poder
están en el poder y se lamentan pontifican
señalan con el dedo al justo al réprobo
señalan con el dedo
 
¿no viven acaso en medio de la Revolución humilde justa?
¿o cómo viven la Revolución?
¿la Revolución es para ellos lamentarse pontificar?
¿es para ellos señalar con el dedo?
 
no estamos en el poder acá/el enemigo
tortura mata muerde los pies lentos del futuro
ellos están en el poder
ellos están en el poder y se lamentan
 
pontifican señalan con el dedo al justo al réprobo
reparten diplomas
¿no viven acaso en medio de la Revolución humilde justa?
¿o cómo viven la Revolución?
 
hablando de estas ceremonias:
el pueblo hace la Revolución
con pies lentos el pueblo
ángel de tierra ángel de luz

CORAJES

es enorme la tristeza que un hombre y una mujer pueden
hacerse entre sí
como enormes son esos dos pajaritos parados en la rama
picoteándose
y enorme es el mismo árbol con lluvias bajo el sol
que se le ven en la cara
 
¿lloverá? ¿no lloverá? ¿cantarán
los pajaritos esos mismos? ¿seguirá la enorme
tristeza manando creciendo como un lago o mar
entre un hombre y una mujer?
 
¿volará la tristeza entre árbol y árbol?
¿como pasos solitarios en una habitación?
¿como madréporas por aire?
¿como tablones como puentes pero desolados desamados?
 
una ramita ha caído en el lago y navega
es enorme la tristeza que un hombre y una mujer pueden
hacerse entre sí
como enorme es la navegación de la ramita en el lago
mojada de su propio coraje.

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TAREAS

la tarea más laboriosa de los amantes no
consiste en hacer el amor sino
en deshacerlo a la luz
incierta de la madrugada o alba o casi mundo ya
 
¿los reconocen cuando van por la calle como
desamparándose a medida que dejan
lecho y hora donde se juntaron
o como rotos desgarrados van?
 
no los reconocen cuando van por la calle como
desamparándose a medida que dejan
lecho y hora donde se juntaron
o como rotos desgarrados van
 
¿sintiendo el rápido frío de
tanta presencia otra y una
sola ausencia y tanta
presencia otra y una sola ausencia?
 
tanta presencia otra y una sola
ausencia y tanta
presencia otra y una sola ausencia
en el día de fierro

CARTAS

entre tus brazos y mis brazos ¿es como si hubiese una
tela de fuerzas contrarias perros célebres vientos una tela
de amor donde
alguien avisa que las bestias estaban en algún lugar de la
oscuridad
coceando sombras coceando impacientes o como ciegas
 
o ciegas de verdad o sin ojos? ¿o una tela
donde la camarada escribe «el dÍa 20 de abril a las 20,05
nació
el chiquito que esperé cuidé defendí tanto tiempo contra»
escribe
contra la oscuridad que está en algún lugar de las bestias
contra
 
la oscura bestia la picana los golpes al vientre donde él
«que defendí tanto tiempo» escribe «con la colaboración
de todas
ustedes mis compañeras y amigas» escribe y cuando el
día 24 (lunes)
lo acostó por la noche y lo pasó a su cunita
 
«sus ojitos no se abrían ni lo hallan jamás» escribe
actalectasia pulmonar hemorragias dijeron los médicos «los
golpes la picana la violación la cárcel de su madre» escribe
el niño «fue testigo y mártir de la causa y héroe» escribe?
¿o una tela de amor
 
donde tanto dolor ya durmió bastante y quiere
saber dónde están los caballos? ¿o demasiado
hemos hecho esperar a los ángeles? ¿hay
una lamparita que hizo esperar demasiado a los ángeles
una lamparita humana suave?
 
¿hay caballos para derrotar al enemigo? el que vivió 5 días
¿no es
un caballo para derrotar al enemigo? ¿no convirtió sus
manitas en un caballo para derrotar al enemigo? ¿no está
galopando o corriendo ahora entre tus brazos y mis brazos
amada?
 
¿no está acaso corriendo o galopando entre tus brazos y mis
brazos ahora?
¿así tiemblan nuestros amores nuestras dichas?
¡oh noche que todo lo cubrís!
¿así chirrían los goznes oxidados de nuestra gracia?

DEFECTOS

Lobo Amarillo se sentó y dijo:
«los blancos contaron un solo lado de las cosas»
«contaron para su placer»
«contaron mucho que no es la verdad»
«solamente lo mejor que hicieron y solamente lo peor
que los indios hicieron el hombre blanco contó»
 
Lobo Amarillo sentado dijo:
«¿fue así porque nosotros no juntamos palabras mudas
y quietas?»
«¿fue así porque escribimos con humo y con tambores?»
«¿fue así porque hablamos prestando mucha atención
a la antítesis al paralelismo a la repetición a la hipérbole
al soliloquio a las preguntas retóricas a las expresiones
simbólicas a los caminos que las palabras buscan para
salir?»
«¿fue así porque no ponemos corazón en papelitos?»
 
Lobo Amarillo sentado dijo:
«el hombre blanco nos quitó la tierra que pisaban nuestros
pies»
«el hombre blanco mató niños indios en la masacre de
Wounded Knee South Dakota en 1890 y en otras
masacres otros lugares otros años»
«el hombre blanco dijo que los piojos chicos se convierten
en piojos grandes y mató niños indios»
«el hombre blanco mató niños»
 
Lobo Amarillo sentado dijo:
«después contaron un solo lado de las cosas»
«contaron para su placer»
«contaron mucho que no es la verdad»
«solamente lo mejor que hicieron y solamente lo peor que
los indios hicieron el hombre blanco contó»
 
Lobo Amarillo sentado dijo:
«¿fue así porque nosotros no juntamos palabras mudas y
quietas?»
«¿fue así porque escribimos con humo y con tambores?»
«¿fue así porque hablamos prestando mucha atención a la
síntesis al paralelismo a la repetición a la hipérbole
al soliloquio a las preguntas retóricas a las expresiones
simbólicas a los caminos que las palabras buscan para
salir?»
«¿fue así porque no ponemos corazón en papelitos?»

SUCESOS

la sociedad de clases divide al hombre en grupos que se
combaten entre sí
separa al uno del otro levanta
paredes entre uno y otro achica

 Crisol
Las tertulias del Crisol
Presentación del libro

EL ENIGMA DE LOS FEMENINO
Autora: Bibiana Degli Esposti
Editorial Grupo Cero

Participarán:
Joaquín leguina, Carmen Salamanca y la autora
Jueves, 28 de Mayo de 1998,  a las 19,30 horas

SALA CRISOL. C/ Galileo, 110 
Información: 91 542 33 49
-ENTRADA LIBRE-


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la vida espiritual el sentimiento el pensamiento
no perfecciona al individuo sino
el egoísmo de cada individuo
le corta un ala al corazón enferma
el corazón

esto pasa todos los días
 
así que algunos sueñan con la justicia
con tirar abajo las paredes que separan al uno del otro
achican
la vida espiritual el sentimiento el pensamiento/no
perfeccionan al individuo sino el egoísmo de cada
individuo le cortan
un ala al corazón enferman el corazón
con la victoria sobre el dolor y la amargura sueñan
combaten caen vuelven a combatir
por una valerosa verdad
 
esto pasa todos los días

así trabaja la esperanza:
la torturan y no habla
no habla con la policía
no habla con el juez
no habla con almirantes
no habla con la muerte señora
con nada que chupe seque vuelva pobre o triste habla
con ellos no habla
 
esto pasa todos los días

REUNIONES

la mujer sentada en la plaza no tiene techo
tiene un chico de cinco años que se pone a gritar en la plaza
grita bajo el cielo abierto en la plaza
hace 20 días que el chico de pronto se pone a gritar bajo
el cielo
 
esos gritos cuelgan del aire un rato y caen sin
que nadie los vea guarde o moje para apagar/el frío
los arruga y crujen como padecimientos como hojas
como secos en la plaza mientras
 
algunos preparan una reunión para defender a la poesía
citan poetas por teléfono algo
cruje ahora o padece apenas cubierto
por el otoño o la mano
 
de la mujer contra la boca del chico o
la boca del chico gritando contra el cielo o mano la
reunión de la boca y la mano
para defender a la poesía /de
 
la boca a la mano ¿cómo es el viaje? el
grito ¿echa raíces quieto por fin? la
mano ¿vuelve a ser tierra para abrigar
los gritos desolados del pobrecito en el día? ¿y qué
 
germinará de boca a mano? ¿planta? ¿monstruo? ¿belleza
que andará por el mundo después? el dolor
¿dará belleza después? tanto dolor acá
¿dará belleza algún día? esta
 
reunión bajo los astros que callan o brillan
¿calla brilla en la tarde como astro reunido?
¿callará brillará como astro después?
¿tiembla cielo de la boca a la mano
 
como techo para astros germinaciones
padecimientos que caen del chico la mujer? oh astros
¿crujen como hojas en la plaza? ¿para defender a la poesía?

HECHOS

mientras el dictador o burócrata de turno hablaba
en defensa del desorden constituido del régimen
él tomó un endecasílabo o verso nacido del encuentro
entre una piedra y un fulgor de otoño
 
afuera seguía la lucha de clases/el
capitalismo brutal/el duro trabajo/la estupidez/
la represión/la muerte/las sirenas policiales cortando
la noche/él tomó el endecasílabo y
 
con mano hábil lo abrió en dos cargando
de un lado más belleza y más
belleza del otro/cerró el endecasílabo/puso
el dedo en la palabra inicial/apretó
 
la palabra inicial apuntando al dictador o burócrata
salió el endecasílabo/siguió el discurso/siguió
la lucha de clases/el
capitalismo brutal/el duro trabajo/la estupidez/la represión/
/la muerte/las sirenas policiales cortando la noche
 
este hecho explica que ningún endecasílabo derribó hasta
ahora
a ningún dictador o burócrata aunque
sea un pequeño dictador o un pequeño burócrata/y también
explica que
un verso puede nacer del encuentro entre una piedra y un
fulgor de otoño o
 
del encuentro entre la lluvia y un barco y de
otros encuentros que nadie sabría predecirlo sea
los nacimientos/casamientos/los
disparos de la belleza incesante

IGNORANCIAS

tiempos oscuros/luminosos/el sol
cubre de sol la ciudad partida
por súbitas sirenas/la policía busca/cae la noche y nosotros
haremos el amor bajo este techo/el octavo
 
en un mes/conocen casi todo de nosotros/menos
este techo de yeso bajo el cual
haremos el amor/y tampoco conocen
los viejos muebles de pino bajo el techo anterior/ni
 
la ventana que la noche golpeaba mientras brillabas como
el sol/ni
las camas o el suelo donde
hicimos el amor este mes/rodeados de rostros como el sol que
cubre de sol la ciudad

SONETO

así dulzura de la vida es
tu vientre de calor/batalla/puro
árboles corno piedra/ojo del cielo
así dulzura de la vida es
 
contra el desastre/vientre de dulzura
así dulzura de la vida es
carbón ardiente en manos de ya niño
altura de la voz/dos animales
 
fulgor o triste/sombra de la voz
doble cantor si trata al enemigo
fulgor o triste/voces de la sombra
 
cielo del ojo/sombra de la voz
y cinturón de paz o brillo/clara
cantorita de luz/dulzura/vos

DISTRACCIONES

admirando el vuelo del pájaro
la distracción es tal que se olvidan las
dudas debilidades miserias de los
intentos cuando intentó volar/es claro que


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difícilmente el pájaro hablará
de todo eso/no por orgullo o mudez sino
porque el vuelo es así/se critica
todo el tiempo a si mismo/se para
 
a cada rato/vuelve
sobre lo que voló para volarlo otra vez/aparta
dudas debilidades miserias con impiedad
increíble en un pájaro/es decir
 
la revolución es así/se critica
todo el tiempo a sí misma/se para
a cada rato/vuelve
sobre lo que empezó para empezarlo otra vez/aparta
 
dudas debilidades miserias con
impiedad increíble en un pájaro/vuela
como rostros del mundo o
pobres del mundo o sol

SUERTES

probando pistolas acomodando cargadores/los compañeros
parecen brillar inmortales o lejos de la muerte/vivos
en el esfuerzo de acomodar probar/sin
pensar en la suerte adversa favorable/o
 
pensando en la suerte adversa favorable/ ¿un elefante
azul sería la suerte? ¿un hálito/que cae o sube/rodea
y viste inexpugnable? ¿una certeza exterior? ¿interior?/ los
compañeros no hablan de la suerte/apenas
 
se despiden diciendo «suerte» no a modo
de hálito elefante o certeza/sino
para decir «que sigas vivo» o sea
«seguí viviendo vos»

MEDULAS

el sol brilla sobre la patria
el sol ilumina la patria
el sol calienta la patria
los compañeros mueren por la patria
 
así es/astro o rey
astro rey que calienta la patria
los compañeros mueren por la patria
los compañeros mueren por el sol
 
 

Selección Carmen Salamanca Gallego

PABLO MENASSA DE LUCIA

Homenaje en el número de noviembre
30 de septiembre de 1998

Fecha límite para contribuir con tu nombre y/o dinero

C/ Ferraz, 22 ,2izq              28008 Madrid
TEL.91542 33 49         FAX: 91 548 3301      

C/ Maipú, 459, 1º             Buenos Aires
TEL Y FAX: 328 06 14/07 10

Digital:
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RAFAEL ALBERTI


CARMENES

1

POETA, por ser claro no se es mejor poeta.
Por oscuro, poeta -no lo olvides- , tampoco.

2

PRECISIÓN de lo claro o de lo oscuro:
poeta dueño, a caballo, dominante.

3

Tú FABRICAS misterios. ¡Mal poeta!
Peor, porque fabricas fáciles claridades.

4

A coger los aires
al fresco del mar..
LOPE DE VEGA

5

¡OH POESÍA del juego, del capricho, del aire,
de lo más leve y casi imperceptible:
no te olvides que siempre espero tu visita!

6

QUIERO ser cazador, pero tan invisible
y a plena luz del alba,
que ni el alba ni el mar ni los aires lo sepan.

7

LIGERO a veces, si, ligero a veces...

8

MIL pies esta mañana -¡pronto!- para el poema.

9

¡YA!, dijo. Y fue tan ágil,
que no mil pies, sino mil brisas fueron
las que me lo quitaron de las manos.

10

CREYERON que con armas,
unos tristes disparos una aurora,
iban -ioh Poesia, oh Gracia!- a asesinarte.

11

NADIE podrá quitarnos
a la gente de España,
Garcilaso, aquel tuyo
«dolorido sentir».

12

LA GRACIA, como pájaro de rápida salida
de tan confusas brozas y malezas.


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13

LA GRACIA, la graciosa
Gracia alada, desnuda, imperceptible,
fugaz, tan dable a pocos.

14

VI LA Gracia riendo a las orillas
del mar. (Era la mar: la gaditana.)

15

LA GRACIA vino a mí' vestida de torero
con las últimas olas de la tarde.

16

Dijo la Gracia: —Visteme de luces
y déjame jugar tranquila al toro.

17

PENSABA en ella. Y me la vi venir,
Gracia a caballo, sola,
bajo las alamedas trasmarinas.

18

QUE la Gracia te libre
una vez más del verso
que con libre apariencia
sólo encadena y mata lentamente.

19

NO DIGO que la Gracia
rehuya el barrizal, los basureros,
las escorias y nieblas necesarios...
—Si, pero para verla
surgir más Gracia pura todavia.

20

Dijo la Gracia al plomo: —Eres poeta...
Pero ven y persígueme, volando.

21

EL Plomo se sintió más ágil aquel día...
y a medio verso se cayó, rendido.

22

PLEGARIA. Dale céfiros
a mis pies y a mi voz cada mañana.

 

23

YACE la Gracia... ¡No!
La Gracia nunca yace.

24

DUERME la Gracia. Sólo la despierte
el rumor silencioso de su sueño.

25

A VECES, el poeta
armado de rebenque y cólera apretada,
separando tinieblas, largas, inacabables,
feroz, corre a la caza de su Musa: —¡Oh ramera!
¿En dónde estabas, di? ¿Qué hacias, que no acudes
cuando te necesito?

26

VI A MI Musa llorando sobre un traje vacío,
puesto a secar de sangre en un ribazo
(El traje
era de un pobre río,
difunto ya para el abrazo
de la que lo lloraba y el paisaje.)

27

Hoy mi Musa volvía
antigua de murallas
y meandros de río.

28

SIEMPRE que me abandono,
me la encuentro perdida en las almenas,
mirando, lejos, si la mar querría,
condescendiente al fin, abrir la boca.

29

¡POBRE Musa, intentando,
entre tanta sordera y tanto estruendo
ponerle al mar tu voz más aflautada!

30

¡MUSA de los castillos, de las plantas
lentas, rastreadoras,
de las enamoradas silenciosas del muro
que con sigilo buscan aplastarse
contra el secreto en sombra de las piedras!

¡Musa de las lagunas y los bosques,
de los más ateridos
ecos sin voz, tan sólo desvelados
por los presentimientos de unas huellas perdidas,
de un sonido distante,
de una luz que no tiene su llegada!

¡Musa del mar, Musa del aire, siempre
en medio de este fuego real o imaginado,
espero tu visita!

31

VINISTE a mi encubierta,
con máscara fingida de albayalde,
de estopa los cabellos,
la sonrisa sujeta a las mejillas
de cartón; la palabra
falaz, bailando en la emborazada lengua.
Te acercaste diciéndome: ¡Yo soy!
... Mas olí en ti la Musa de la muerte.

32

MUSA verde, perdida, de mis primeros años,
llorando en las cocheras, en los hondos
graneros, perseguida por las ratas,
envuelto el sueño por los largos hilos
de las arañas mudas, que lo iban
prendiendo al techo de la noche...

33

EL ÁRBOL tiene memoria,
que le anda lejos y cerca.
—¿Qué recuerda?

Recuerda cómo a sus aires
se acordaban voces frescas.

—¿Qué recuerda?

Recuerda que las perdió,
cuando era triste perderlas.

34

PENSABA el árbol pleno,
viéndose las raices
de fuera, doloridas,
pensaba en lo imposible
de enterrarlas de nuevo
en nueva tierra...
Y se quedó suspenso,
con su mudo dolor por todo canto.

35

ME IMAGINABA con un niño a cuestas,
entre oscuros temblores y relámpagos,
cuando escuché una música, un creciente
hilo sonoro que me puso a salvo
en un claro confín de suavidades

 

POESÍA ARGENTINA ACTUAL

CUANDO ESTA POR LLOVER

BELLA DE SIESTA

DE TANTOS VUELOS

HUELLAS DEL AMOR

EN LAS MEJORES LIBRERÍAS 
EDITORIAL GRUPO CERO

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CUANDO EST Á POR LLOVER
LOS PÁJAROS NO VUELAN

Autora: Norma Menassa
PTS. 1.000; 10 US.
Nos introduce en un cielo de nubes cargadas de palabras, aluviones, hasta hacerlas precipitar en su querido Buenos Aires, ciudad de puertos, de tangos, de barrios arrabaleros.
La nubes nos van presagiando tiempos, nos introducen en una escritura profunda, su estilo: «Ponía en aire mis caderas para poder trotar y congraciarme con la estirpe animal...»
«No vendrás y me quedé desangelada flotando en la burbuja soplada por tu viento.»
La autora se abre en este libro a lo múltiple para abismarse en el universo de los símbolos, hecho luz en el poema, atravesada por el amor, la muerte, la tristeza, esperanza y vida.
Son 80 páginas de exquisita poesía, NUBES como hojas de vida dividen la primera parte del libro en tres para caer precipitándose  en el hechizo final. Final que nos sorprende y nos atrapa en una vorágine de sucesos donde la tarde es siempre protagonista.
Norma Menassa, una poeta de nuestro tiempo que se somete a las leyes de la escritura para ser portavoz de lo por venir. Mujer de fuerte voz, pluma certera que traza sobre la última cuartilla la línea de una belleza imaginable, escuchando sentidos de lo que no pasó.

BELLA DE SIESTA

Autora: Marcela Villavella
PTS. 1.000; 10 US.
Una poeta puesta en relación con su primer libro me remite al sueño maravilloso del contacto inicial entre su mano y el deseo de escribir, de trascender. Conversación con sus poetas mediando las páginas, mitad en sueños, mitad...
EL ANGEL AZUL, palabras azules que se le escapan a pesar de un intento de apresarlas en un verso. Frente a esta relación con el alfabeto la medida de su ser es la escritura.
Una y otra mujer se abre delante de sus ojos, a veces no habla, a veces cruza una mirada de deseo, un color Gauguin sobre grises siluetas. BELLA DE SIESTA, todo cuanto se despliega huele, tiene perfume propio, porta un balanceo de amor secreto, de viajes pisando piedras, cristales, pétalos.

DE TANTOS VUELOS

Autor: Inés Barrio
PTS. 1.000; 10 US.
Una vez más la mujer poeta es protagonista, y se deja, se escurre deseosa, se alimenta de palabras, deja al trasluz un cuerpo que se anima al decir y su vuelo. Al publicar su primer libro toma la decisión de quedarse entre las hojas hilando los quehaceres del poeta y su tinta. Escribir es el reto, aunque más no sea por escribir.
DE LAS LLEGADAS, nada puede decir fuera de una piel donde se enquistan hombres y mujeres, llegadas y también ausencias latiendo en un macizo territorio, sábanas como hojas en blanco. y son tantos los viajes, tantos los vuelos para poder escribirlo todo...
Es cierto, un pájaro en pleno vuelo puede llegar a un estremecimiento de alas cuando por todas partes lo rodea la lejanía. Mas, también es cierto que aquel pájaro que se atreve a volar a pesar de ello, sosteniéndola con la mirada podrá llegar y también podrá partir y hacer de eso su 
destino y entonces, amor, ¿Qué ocurre con los pájaros? Frente a la lejanía no retroceden jamás.

HUELLAS DEL AMOR

Autora: Karina Pueyo
PTS. 1.000; 10 US.
La lectura de este poemario resulta una exquisita aventura guiada por sutiles y precisas Huellas. Huellas en el cuerpo, Huellas del amol; Huellas en el mal; encontrando Palabras como huellas para rozar el particular aroma de la poesía.
Buscadora de enigmas, la autora va dibujando señales en todas las páginas, pues los sentidos no alcanzan para ver el mundo.
Amante de la intemperie busca desesperadamente un verso que alcance algún rastro de amor, para caer rendida sobre la tinta y dejarse, enamorada, tocar por el poema, «soy en este verso el corte preciso sobre el cuello de la noche, un tajo rasante y todas las preguntas».


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OLGA OROZCO


EN DONDE LA MEMORIA
ES UNA TORRE EN LLAMAS

No, ninguna caída logró trocarse en ruinas
porque yo alcé la torre con ascuas arrancadas de cada
infierno del corazón.
Tampoco ningún tiempo pronunció ningún nombre con su
boca de arena
porque de grada en grada un lenguaje de fuego los levantó
hasta el cielo.
 
Nadie se muere aquÍ.
Una criatura vela
envuelta entre sus plumas de ángel invulnerable
jugando con ayer convertido en mañana.
Vuelve a escarbar con un trozo de espejo los terrenos
prohibidos,
la oscuridad sin nombre todavía,
para entregar a cada huésped la llave al rojo vivo que abrirá
cualquier puerta hacia este lado,
una consigna de sobreviviente
y las semillas de su eternidad
-un áspero alimento con un sabor a sed que nunca cesa-.
 
Nadie se pierde aquí.
A la entrada de cada laberinto
la adolescente aguarda con un ovillo sin fin entre las manos.
Otra vez del costado donde perdura el eco,
una vez más del lado que se abre como un faro hacia la
soledad,
hay un hilo que corre solamente desde siempre hasta nunca,
que ata con unos nudos invencibles las ligaduras de la
separación.
Con ese mismo hilo tejía sus disfraces de araña la impostura
y el estrangulador, noche tras noche, preparaba su lazo mejor
para mañana.
Pero ella sonríe aún detrás de su cristal de azul melancolía
escribiendo sobre el vaho de las nuevas traiciones las más
viejas promesas
con un tizón ardiendo,
para que nadie pierda la señal,
para que a nadie borre ni siquiera el perdón.
 
Nadie sale de aquí.
Yo convierto los muros en ansiosas hogueras que alimento
con sal de la nostalgia,
con raíces roídas hasta el frío del alma por la intemperie
y el destierro.
Yo cierro con mis ojos todas las cerraduras.
No hay grieta que se entreabra como en una sonrisa para
burlar la ley,
ni tierra que se parta en la vergüenza,
ni un portal de cenizas labrado por la cólera, el sueño o el
desdén.
Nada más que este asilo de paso hacia el final,
donde siempre es ahora en todas partes al sol de la vigilia,
donde los corredores guardan bajo sus alas de ladrones de
adiós a todo mensajero del destino,
donde las cámaras de las torturas se abren en una escena de
dicha o infortunio que ninguna distancia consigue
restañar,
y por cada escalera se asciende una vez más hasta el fondo
de la misma condena.
 
Ésta es la torre en llamas en medio de las torres fantasmas
del invierno
que huelen a guarida de una sola estación,
a sótano cerrado sobre unas aguas quietas que nadie quiere
abrir.
A veces sus emisarios vienen para trocar cada cautivo
ardiente por una sombra en vuelo.
Entonces oigo el coro de las apariciones.
Llaman áridamente igual que una campana sepultada.
 
Zumban como un enjambre elaborando para mi memoria
un ataúd de reina helada en el exilio.
 
Mis días en los otros ya no son nada más que una semilla
seca,
un hilo roto,
la irrevocable momia del olvido.

NO HAY PUERTAS

Con arenas ardientes que labran una cifra de fuego sobre el
tiempo,
con una ley salvaje de animales que acechan el peligro desde
su madriguera,
con el vértigo de mirar hacia arriba,
con tu amor que se enciende de pronto como una lámpara
en medio de la noche,
con pequeños fragmentos de un mundo consagrado para la
idolatría,
con la dulzura de dormir con toda tu piel cubriendo el
costado de] miedo,
a la sombra del ocio que abría tiernamente un abanico de
praderas celestes,
hiciste día a día la soledad que tengo.
 
Mi soledad está hecha de ti.
Lleva tu nombre en su versión de piedra,
en un silencio tenso donde pueden sonar todas las melodías
del infierno;
camina junto a mi con tu paso vacío,
y tiene, como tú, esa mirada de mirar que me voy más lejos
cada vez,
hasta un fulgor de ayer que se disuelve en lágrimas, en
nunca.
 
La dejaste a mis puertas como quien abandona la heredera
de un reino del que nadie sale y al que jamás se vuelve.
Y creció por sí sola,
alimentándose con esas hierbas que crecen en los bordes del
recuerdo
y que en las noches de tormenta producen espejismos
misteriosos,
escenas con que las fiebres alimentan sus mejores hogueras.
 
La he visto así poblar las alamedas con los enmascarados que
inmolan el amor
-personajes de un mármol invencible, ciego y absorto como
la distancia-,
o desplegar en medio de una sala esa lluvia que cae junto
al mar,
lejos, en otra parte,
donde estarás llenando el cuenco de unos años con un agua
de olvido.
Algunas veces sopla sobre mi con el viento del sur
un canto huracanado que se quiebra de pronto en un gemido
en la garganta rota de la dicha,
o trata de borrar con un trozo de esperanza raída
ese adiós que escribiste con sangre de mis sueños en todos
los cristales
para que hiera todo cuanto miro.
 
Mi soledad es todo cuanto tengo de ti.
Aúlla con tu voz en todos los rincones.
Cuando la nombro con tu nombre
crece como una llaga en las tinieblas.
 
Y un atardecer levantó frente a mí
esa copa del cielo que tenia un color de álamos mojados
y en la que hemos bebido el vino de eternidad de cada
día,
y la rompió sin saber, para abrirse las venas,
para que tú nacieras como un dios de su espléndido duelo.
Y no pudo morir
y su mirada era la de una loca.
 
Entonces se abrió un muro
y entraste en este cuarto con una habitación que no tiene
salidas
y en la que estás sentado, contemplándome, en otra soledad
semejante a mi vida.


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LAS 2001 NOCHES

POESÍA, AFORISMOS, FRESCORES

1976-1997
Es un libro de Miguel Oscar Menassa:
500 páginas , 350 dibujos, y 393 noches de repuesto

"En este libro, hace el amor un 
hombre como yo"

En Las 2001 noches también está lo que te interesa: Poesía, Locuras, Tardes apacibles, Psicoanálisis, Sexo, Traición, Hortalizas, Exilio, Grupos, Huecos insondables, Garche sencillo y complicados poemas de amor.

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LAS 2001 NOCHES

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POESÍA 
TRAICIÓN
SEXO
LOCURA
PSICOANÁLISIS
EXILIO

Un libro que leerlo duele y no leerlo es imperdonable
una obra de Miguel Oscar Menassa

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MIGUEL OSCAR MENASA


AL SIGLO XX
in memoriam

Fin de siglo, te muerdo las entrañas
arranco, una a una, tus vísceras.
Pongo a tus filósofos en formol
para que tu estupidez tenga su museo.
 
Inyecto en tu garganta reventada
venenos de luces y palabras rotas.
Acreciento el castigo sobre tus ojos ciegos.
No te veo morir, te abandono.

POEMA

Ojos de azúcar, miel, eterno dolor,
tus ojos militantes, tus tetas,
enloquecidas banderas de alegría,
giros de luz, caliente magnitud celeste,
tu sexo, abierto a los vendavales,
a las borrascas milenarias,
de mi famoso sexo americano.
 
Serás, fuera de nosotros,
pálida luna abierta,
infinita y abierta, vacía y loca.
 
Soy lo que del Inca queda para el amor.
 
Un incendio entre las cataratas,
una piedra grabada con los dientes,
una escritura descomunal entre las piedras.
 
Soy el que inventó el amor, la muerte del Inca,
un pedazo de cielo triturado por gigantescas olas,
contra los acantilados y el silbido del tiempo.
 
Miseria y soledad y ¿quién puede más?
Un hambre inmemorial, un vicio:
haber nacido antes, origen del origen,
escritura sobre escritura entre las piedras.
 
Y, también, tengo en mi tierra:
olivos
y azúcares
y malva
y rojas manchas de sangre entre las letras.
 
Apasionado cantor, obrero del verbo,
soy el que se mueve por encima de todo.
Más allá de los Cristos y de los Himalayas,
vuelo más alto que los jinetes de la muerte,
porque vuelo en todas direcciones.
Soy el que se bambolea de un lado para otro.
Un verdadero juego de azar,
sin principios, sin fin, sin ilusiones.
 
Ni siquiera un camino más corto para llegar.
 
Buscad, entre las perlas del profundo mar,
entre las caracolas, las huellas de mi paso.
Olímpica llama de amor,
en el fondo del mar

MENOS UNO

A mi padre.

Cuando morías, aún, vivía encadenado
y casi muero contigo entre cadenas.
Después fui levantando la cabeza
y un lazo de tristeza nos unía:

ser extranjero como vos,
sin padre como vos,
esperando,
en la próxima muerte,
mi muerte.

Recuerdo tus ojos a mi edad, llenos de fe,
con el brillo de quien espera de la vida,
todo,
el mundo, tu familia, tus hijos por doquier.

Te veo cavilando, solo como una roca, mi destino.

En medio de tus cavilaciones, alto y fragante,
con aquellos aromas del humo y del jazmín,
breves relatos de tu infancia.


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Galopando ciego en tus ambiciones descubrí el universo.

Busqué entre las estrellas un trozo de tu cuerpo
y todo era luz.

Palabras de tus palabras
sigo soñando el cuento aquel donde todo era amor.

Aferrado a tu manera de decir las cosas
guardo silencio.

LA CRUDA MARGARITA
DESCUBRE ENTRE SUS HOJAS
SU PROPIO FIN

Escribir, ciertas noches,
 
es como jugar al ajedrez,
entre jugada y jugada, entre letra y letra,
siempre hay tiempo para los sueños.
 
Mortaja y cruz,
pequeñas sandalias descuartizadas,
pequeño pescador ahogado por el peso de la pesca.
 
Mi cuerpo es débil y deforme,
en el fondo del mar entre los peces.
Mi rostro helado,
violento azul contra las tenues escarchas marinas,
mi rostro,
piedra endurecida por el ir y el venir de las mareas,
mi rostro,
acerado límite donde la verdad se desvanece.
 
Brújula definitivamente desviada,
toco fondo,
y entre los corales,
abejas y mieles hambrientas devoran mi mirada.
 
El musgo bajo los pies descalzos tiene un olor a viejo,
a recuerdo infantil en el cordón de la vereda,
esperando crecer,
esperando encontrar algún tesoro en los desagües.
 
Viviendo cerca de la nada,
nos decían,
cualquier futuro es promisorio.
Viviendo mal,
se tienen esperanzas.

EXILIO

Fui lo que quise ser,
loco de mí, ciego,
hambriento por mis cosas.
 
Era un hombre pequeño,
altivo sí, pero pequeño:
envuelto en mis pies,
mi piel,
era el sortilegio del camino.
 
Dragón marino,
línea de perfección divina,
donde el fuego y el agua,
piensan vertiginosamente,
un encuentro imposible.
 
Catapultado
junto al billón de hambrientos,
echados de la tierra,
niño prodigio,
embalsamado entre palabras,
como pesadas paredes de cemento,
amurallando mi pequeño corazón
contra la vida
y no pude morir.
 
Vivía agradecido:
Fui capaz,
Estreché las manos del viento,
Cada mujer era mi amor,
Todo el mundo, mi mundo.

VIDA COTIDIANA

Cuando el coloso aullante de la duda
abandone mi extraño corazón,
seré el amante, que ambicionan tus ojos.
El cruel amante negro,
el que te mata y muere cada vez,
la más remota capa de la tierra
y el silbido ululante del corazón del tiempo.

Soy el futuro, amante, que te espera,
el tiempo envuelto en luces,
la maraña espectral de las horas que pasan, rota,
parcialmente dañada la cara de la muerte,
por el feroz encuentro,
donde mi corazón late al compás,
de los latidos negros del corazón del sol.
 
Seré, cuando el gigante malherido muera,
misterioso sacerdote en tu vientre abierto
oficiando el milagro de la carne.
Conteniendo la ira del negro vacío
cuyo compás marca nuestro compás -
arrojo en él, pedazos de mi carne transformada
-para que fuera posible la ceremonia-
en palabras.
 
Engarzo,
dirigido por los dioses inmensos de la duda,
en cada palabra una gota de sangre, leve sudor,
lágrima pequeña y enamorada, gota de semen.
Hago estallar en pleno vientre,
del sol que no nos pertenece -su vacío negro-
esa luz.
 
Venid, danzad conmigo,
danza de los violines que nunca morirán.
Venid, quemad la noche,
hogueras del amor despedazad el alba.
Luz, palabras como luz.
Luz, amores como luz.
Negrura como luz.
Ceguera como luz.
Luces, como locuras iluminadas

ARTE POETICA

Poesía, lo se, mientras te escribo,
dejo de vivir.
 
Entrego, mansamente, mis ilusiones,
mis pobres pecados proletarios,
mis vicios burgueses y, aún,
antes de penetrar tu cuerpo,
—tapiz enamorado—
abandono mi forma de vivir,
miserias,
locuras,
hondas pasiones negras,
mi manera de ser.
 
Vacío de mis cosas,
abanderado de la nada,
transparente de tanta soledad,
invisible y abierto,
permeable a los misterios de su voz,
intento,
rasgo sonoro sobre la piel del mundo
la piel de la muerte
la piel de todas las cosas.
 
Poesía, sobre tu piel, rasgos sonoros,
esquirlas apasionadas,
imborrables astillas de mi nombre.

PSICOANALIZARTE TAMBIÉN 
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